Este documento contiene varios poemas y extractos que describen el cuerpo humano de diferentes maneras. Algunos resaltan la generosidad y protección que ofrece el cuerpo, mientras que otros exploran la comunicación no verbal entre cuerpos y la complejidad de definir lo que es el cuerpo más allá de lo físico. Un extracto discute la distinción entre el cuerpo y la carne, señalando que el cuerpo puede estar presente sin carne. Los poemas capturan la belleza, la pasión y la intimidad del cuerpo humano.
2. GENEROSIDAD DEL CUERPO
El cuerpo es el más generoso
de los seres. Nos acoge
a diario entre sus pliegues
cálidos. Nos protege de las lluvias
en mayo y de los ventarrones
en enero. No cede cuando
la sequía arremete contra
vegas y cañaverales.
3. Al regreso del sueño, el cuerpo
está siempre allí, a nuestro
lado. Sentimos que nos cubre,
como el cielo cubre la tarde.
Es una carreta nuestro
cuerpo. Cada mañana nos lleva
al trabajo y, con paciencia,
espera para el retorno. Nada
exige nuestro cuerpo. Acaso
una taza de humeante sopa
y un mendrugo de pan en la mañana.
4. CUANDO EL CUERPO HABLA
He observado cuerpos en las
posturas
más extremas. Desde el decúbito
desnudo
del paisaje esplendoroso, largo y
adormecido,
hasta la contorsión hueca y
dolorosa.
5. A unos los he tenido en mis
manos,
a otros, al alcance de un
suspiro.
Los he acariciado con mis
manos
y los he compadecido con los
ojos.
6. De tanto observar y tocar, puedo
decir
que no se comunican con
facilidad los cuerpos.
Les resulta arduo ponerse de
acuerdo.
De pronto, parecen haber
perdido
7. la capacidad de hablar. Y
cuando hablan
no se entienden. Se dicen cosas,
es cierto,
pero son palabras que no
aparecen
en los diccionarios. Entonces,
8. Los cuerpos sufren y se ocultan.
Pueden pasar años el uno junto
al otro,
sin cruzar verbos ni adjetivos,
limitados al roce en penumbras
y la fatiga sudorosa.
9. Cuando el cuerpo habla es
necesario
hacer silencio, suspender la
vanidad
y cubrirse de miel para que los
sonidos
sean más claros. Para que la piel
aprenda
10. La vainilla de las vocales, sienta
la canela de los pronombres
y el monosílabo se extienda por
los pliegues
y llanuras del cuerpo
esplendoroso.
11. Cuando el cuerpo habla, en las
posturas
más extremas, en Pompeya, en
una sala
de operaciones o en la
habitación del hotel
más simple, hay que acercarse y
escuchar.
12. CUERPO Y CARNE
No siempre el cuerpo es carne,
reconoció una vez
Isidoro de Sevilla. Es normal
ver
cuerpos con vida, pero ausentes
de carne,
tales la hierba o los árboles.
13. Es algo más que tejidos y
humores
la extensión de tibiezas y
humedades
que descansa a mi lado. ¿Cómo
limitar
a huesos y cartílagos sus
abrazos?
14. El cuerpo puede ser tanto la
carne
como lo que no es. El espacio
que llena
y mantiene. La imagen que
permanece
en la memoria, con sus
traiciones
15. Isidoro de Sevilla habla de
presencia,
de lo que está antes de los
sentidos
y lo sentido. Un cuerpo es,
también,
lo que no hemos imaginado. Lo
que no conocemos.
16. Ni en el sueño ni en la visión
privilegiada. Salimos a la vida
en pos de ese cuerpo que es sólo
reflejo.
Y nos entregamos, como
Narciso, a lo que vemos
17. En la superficie del espejo. Ojos
verdes
o castaños que nos miran desde
el anhelo.
Labios que nos hablan en
silencio
y enseñan los perfumes de la
aurora.
18. No siempre el cuerpo es carne,
sigue Isidoro,
pero la carne siempre es cuerpo.
Es
lo que recorro con las manos. La
carne
amada y temblorosa, su lisura y
sus honduras.
19. No es posible el cuerpo sin esta
duración
turgente. El aire de sus ojos, el
fuego
de sus párpados, las tierras de su
vientre
y las líquidas vocales de sus
labios.
20. Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te tocava
y hace saltar al hijo del fondo de la tierra.
Fui sólo como un túnel. De mí huían los pájaros,
y en mí la noche entraba en su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en
mi honda.
Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
¡Ah los vasos del pecho! ¡Ah los ojos de ausencia!
¡Ah las rosas del pubis! ¡ Ah tu voz lenta y triste!
Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue y el dolor infinito.
Autor: Pablo Neruda
21. LO QUE QUIERO CONTIGO
Si tu pudieras sentir lo que en mi mente observo
quizás te asombrarías de saber lo que yo quiero
sentir tu piel, rozar tu aliento
mientras mis manos descubren tu cuerpo
siempre susurrando palabras en tu oído
diciéndote, te quiero y te necesito!
me encanta tu cuerpo, te amo amor mío...
Mis manos despacio recorren tus pechos,
dibujando despacio tu esbelto cuerpo
y nuestros labios se encuentran en un beso
candente existo sin sentir el tiempo
como despertando apasionados sentimientos
para hacernos el amor y
fundirnos en un solo cuerpo hasta
sentir el amor en lo más ¡excelso!
Magali Sauceda (México
22. Como me rima tu cuerpo,
mujer
como me rima...
Cuando tu boca me toca
y hasta tus ojos me
enfocan.
Y la dulzura de tu voz
sonríe dientes blancoarroz.
23. La exquisitez de tus
labios
emite gemidos sabios.
A tu brazo me abrazo
y me acuno en tu regazo.
24. Y además tu pelo huelo
y me remonta hasta el
cielo.
Tus curvas me perturban.
Tu silueta me inquieta.
25. El roce suave de tus
manos,
es como olas y playa del
verano.
En tu espalda yo me
pierdo
navegando a tu pié
izquierdo.
26. Están bien hechos tus
pechos,
y es Edén tu vientre
estrecho.
Mejor ni hablo de tu
trasero...
prendes fuego a mi
brasero.
27. Un paraíso tus dos
piernas,
y miel tus orejitas
tiernas.
No me digas que no es
bello
morder despacio tu
cuello.
¿Porqué tu cuerpo me
rima?
Porque tu corazón me
mima.