Tema 8.- PROTECCION DE LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN.pdf
Tema 1 (1).pptx
1.
2.
3. Genesis 3:15
“Y pondré enemistad entre ti y la
mujer, y entre tu simiente y la
simiente suya; esta te herirá en la
cabeza, y tú le herirás en el
calcañar”.
4. ¿Qué podía hacer Dios? ¿Qué hizo?
El pecado es un
intruso
•Dios podía junto con el
pecado eliminar al ser
humano
Dios es
misericordioso y
amoroso
•Dios crea un plan para
redimir al pecador.
5. Mirando la promesa
1.Satanás logró engañar a nuestros primeros padres y
los convirtió en sus esclavos.
2.Dios intervino a favor del ser humano y creo una
enemistad entre ellos y Satanás, impidiendo así el plan
del enemigo de establecer una alianza indisoluble con
los humanos en contra de Dios.
6. Dos realidades
1) Es una promesa de salvación, porque esa es la más grande y más
urgente necesidad de los seres humanos, y es lo más
importante que Dios quiere darnos y que debemos procurar recibir de él.
2)La salvación de cada alma es una iniciativa de Dios,
pues como vemos, tan pronto Adán y Eva pecaron en el Jardín del Edén, se
escuchó la voz del Pastor preguntando por su oveja perdida,” Adán, ¿dónde
estás tú? Era la voz del Padre buscando su hijo prodigo (Génesis 3:8-13).
7. La mayordomia de la promesa
1.La provisión de Dios es perfecta. “El plan de salvación
había sido concebido antes de la fundación del mundo”. (Patriarcas
y Profetas, Pág. 44). Dios proveyó para sus necesidades físicas
inmediatas (Gén. 3:21).
La palabra de Dios nos dice a través del apóstol Pablo lo siguiente: “Mi
Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en
gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).
8. La mayordomia de la promesa
La Biblia dice que Él es:
• Nuestro albergue, refugio y escondite (Salmo 91) • El que nos conforta (2
Corintios 1:3)
• Nuestro sanador (Salmo 103:3)
• La fuente de la sabiduría (Santiago 1:5)
• ¡En fin él es todo lo que necesitamos porque es nuestro gran Proveedor!
9. Dios nunca abandona a sus hijos . Dios no abandonó a sus
hijos rebeldes. Después de la caída él vino al huerto, y los llamó para
encontrarse con ellos como de costumbre (Gen. 3:9); él les ayudó a
cubrir su vergüenza con un vestido de piel adecuado a su necesidad.
Dios te dice:
» Israelitas, ¡yo no puedo abandonarlos! ¡No sería capaz de hacerlo!
¡No podría destruirlos, como destruí a la gente malvada de Admá y
Seboím! ¡Mi gran amor por ustedes no me lo permite! (Oseas 11:8
TLA)
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu
Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con
la diestra de mi justicia. (Isaías 41:10 RV 95)
10. Elena de White dice en la siguiente
declaración:
“Se les aseguró a Adán y a su compañera que, a
pesar de su gran pecad o, no se les
abandonó a merced de Satanás. El
hijo de Dios había ofrecido expiar, con su propia
vida, la transgresión de ellos. Se les otorgaría un
tiempo de gracia y, mediante el arrepen-timiento
y la fe en Cristo, podrían llegar a ser de
nuevos hijos de Dios.”—Historia de los
Patriarcas y Profetas, 51, 52.
11. Conclusión
• La primera promesa bíblica, no solo fue una hermosa
promesa de salvación, sino que también nos reveló
importantes aspectos del carácter santo y amoroso de
nuestro Dios.
• Podemos confiar en que, como ha dicho, estará con
nosotros todos los días hasta el final de este mundo.
• Sabemos con seguridad que no solo está con nosotros, sino
que está trabajando cada día para nuestra salvación
¿Cómo responderemos al gran amor
de Dios?
Notas del editor
Así que ahora el ser humano caído tiene una oportunidad de salvarse si acepta el plan de salvación divino, y esto implica entre otras cosas, confiar en el amor de Dios demostrando fe en los planes y propósitos divinos, y albergar la esperanza de un futuro bueno y de paz, cuando el plan de Dios sea finalmente consumado.
En otras palabras, el ser humano necesitaría, paratener una relación salvadora con Dios: amor, fe y paciencia.Precisamente las promesas divinas están diseñadas para desarrollar estas características en nosotros. Por ello, creer y esperar en las promesas de Dios, es creer en su amor y constante disposición a tratarnos con bondad, es aprender a estar conven- cidos de que todos los planes de Dios son perfectos y son seguros para alinear nues- tras vidas con ellos, y por supuesto, también es desarrollar la capacidad de esperar en el Señor sin desmayar en el proceso. Lo que acabo de decir, es el meollo del plan de salvación y también es el centro del mensaje de la mayordomía cristiana
Aquí vemos a Dios el Señor maldiciendo la serpiente en presencia de Adán y Eva. Así que no es una promesa directa a Adán y Eva sino un juicio contra Satanás que incluía esa promesa.
Aunque para Satanás estas fueron palabras de sentencia y condenación, para ellos sin duda fue un mensaje de esperanza que evidentemente ellos trasladaron a las mentes de sus hijos y sus hijos lo pasaron de generación a generación, y de esta manera se preservó para nosotros en la Palabra Inspirada.
Hasta el día de hoy Dios sigue buscándonos porque todos seguimos necesitando la salvación que solo él puede darnos. Y hasta el día de hoy, así como la Salvación viene de Dios, nuestras vidas también deben estar centrada en Cristo, quien debe tener el primer lugar en todas las cosas de nuestra existencia para que podamos tener la victoria en el gran conflicto que está ocurriendo en este mundo y en cada uno de nosotros en forma particular.
Cuando usted analiza las palabras que Dios le dijo a la serpiente puede ver clara- mente que el problema del pecado no tomó a Dios por sorpresa, sino que él tenía un plan para resolver esta situación desde antes que ocurriera, incluso antes de la creación del mundo y de los seres humanos (Efesios 1:4; 1 Pedro 1:19-20; Apoc. 13:8). A tono con esto Elena de White escribió: “El plan de salvación había sido concebido antes de la fundación del mundo”. (Patriarcas y Profetas, Pág. 44).
Tal como dice el comentario bíblico adventista: “En cuanto existió el pecado, hubo un Salvador. Cristo sabía que tendría que sufrir y, sin embargo, se ofreció como sustituto del hombre. En cuanto Adán pecó, el Hijo de Dios se ofreció como garantía de la raza humana, con tanto poder para evitar la sentencia pronunciada sobre el culpable, como cuando murió en la cruz del Calvario (Tomo 1, pág. 1084).
Cuando usted analiza las palabras que Dios le dijo a la serpiente puede ver clara- mente que el problema del pecado no tomó a Dios por sorpresa, sino que él tenía un plan para resolver esta situación desde antes que ocurriera, incluso antes de la creación del mundo y de los seres humanos (Efesios 1:4; 1 Pedro 1:19-20; Apoc. 13:8). A tono con esto Elena de White escribió: “El plan de salvación había sido concebido antes de la fundación del mundo”. (Patriarcas y Profetas, Pág. 44).
Tal como dice el comentario bíblico adventista: “En cuanto existió el pecado, hubo un Salvador. Cristo sabía que tendría que sufrir y, sin embargo, se ofreció como sustituto del hombre. En cuanto Adán pecó, el Hijo de Dios se ofreció como garantía de la raza humana, con tanto poder para evitar la sentencia pronunciada sobre el culpable, como cuando murió en la cruz del Calvario (Tomo 1, pág. 1084).
El comentario bíblico adventista contiene estas acertadas palabras: “Aunque so- bre el futuro se agudizó la tristeza y la oscuridad como un paño mortuorio, sin embargo, en la promesa del Redentor, la Estrella de esperanza iluminó el oscuro futuro. El Evangelio fue primeramente anunciado a Adán por Cristo...” (Comen- tario Bíblico Adventista 1:1084).
La mayordomía también proclama que nuestro Dios es amor. Esa información, se nos da no para que sepamos como Dios se siente hoy con nosotros, sino para que sepamos como él es ayer, hoy, y por los siglos de los siglos. Si Dios es amor, tiene sentido que creamos que nunca nos abandonará porque el verdadero amor nunca deja de ser (1 Cor. 13:) Y si Dios es amor, tiene sentido también entregarle el control absoluto de nuestra vida y alinear nuestro día a día con su santa voluntad, confiar en todo lo que nos diga, nos pida, nos prohíba o nos mande. Si él es amor entonces en sus manos es el mejor lugar donde podemos estar y sin temor podemos creer en sus promesas.