1. Tras la pista turca
Salida 14-09-2013
El día amaneció soleado y perfecto para pasarse toda la mañana en moto.
Como siempre, una vez disfrazado de motero, fui al parking y cogí la moto para ir
al primer punto de encuentro frente al GV2. Cinco minutos antes de la hora apareció
Jordi y después de un breve saludo, y sin mariconadas, nos pusimos en marcha. Poco a
poco y respetando siempre la más absoluta legalidad, (por los putos radares, sino no hay
Dios que vaya tan despacio) fuimos alejándonos de la gran urbe camino de la Ap7 por el
Baix Llobregat.
Estaba tan aburrido siguiendo a Jordi, o dormido, que me dediqué a observar a los
automóviles que nos adelantaban. Me fijé especialmente en un enorme mercedes con
matrícula alemana especialmente porque nos adelantó un par de veces en muy poco
tiempo. El turisten estaba bastante perdiden y no se aclaraba con el GPS. Nos
adelantaba y luego aminoraba hasta que nosotros lo adelantábamos para volver a repetir
la maniobra. En esto que de repente nos adelantó y saludó una moto que iba más rápido
que nosotros, y que tampoco era muy difícil dicho logro, y por el retrovisor vi que otra
moto se situaba tras de mi. Dos segundos después dicha moto se situó a mi altura por el
carril de la derecha y al verlo me llevé un gran susto.
“¡Mierda!” Pensé...
La POLIZEI alemana... BMW, casco blanco, chaleco amarillo sobre cazadora
gris, todo encajaba, pero no el decorado pues acabábamos de pasar la zona del
Baricentro... A esas horas de la mañana y con el estómago vacío mi cerebro no da para
más. Y me descolocó mucho más cuando en lugar de indicarme que me detuviese por
infringir alguna norma del código de circulación. Comenzó a saludarme... Devolví el
saludo por educación pero no acerté a saber de quien se trataba... Alguien del foro,
seguro...
Poco antes de coger el desvío hacia la autovía de Vic el "supuesto POLIZEI" me
adelantó y se puso entre Jordi y yo. Así llegamos hasta el segundo punto de encuentro,
en donde nos esperaban el resto del grupo. Aparqué al lado de Jordi y al bajar de la
moto se desveló el misterio que me traía mosca desde hacía buen rato. El misterioso
POLIZEI no era otro que Vilarenc. Menuda sorpresa. Todo el duro invierno montando
en moto juntos y no lo reconocí, en mi favor hay que mencionar que él llevaba casco y
chaqueta de verano... Nos saludamos alegremente y lo mismo hicimos con el resto, con
Frederic, José Antonio, Alberto y Oixu, con quien iba a ser la primera vez en la que
íbamos a circular juntos.
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2. Mientras charlabamos tranquilamente vimos pasar varios grupos de moteros en
nuestra misma dirección; lo dicho anteriormente, un día ideal para montar en moto.
Esperamos cinco minutos de cortesía por si se apuntaba alguno más del foro
mientras se consultaba el móvil por si habia algún mensaje de última hora y una vez
terminado el fin de la espera nos pusimos en marcha.
Jordi pasó a comandar la comitiva, seguidos de Primario y Rethane. Luego
Vilarenc, Oixu y yo les seguiamos a continuación, mientras. Frederic cerraba el grupo.
Nuestro ritmo era bastante tranquilo y mientras serpenteábamos las distintas curvas de
la autovía con dirección hasta Vic fuimos adelantados por más grupos de motos y otros
vehículos. Nosotros también adelantamos a algunos vehículos más lentos que nosotros.
Poco antes de llegar a la plana de Vic, y para no faltar a la costumbre, nos
encontramos con una espesa niebla. Como nuestra velocidad de marcha era bastante
prudente continuamos en perfecta formación. No así con los que, inconsciente e
imprudentemente, nos adelantaban sin mayor miramiento. Sobrepasado Vic la niebla se
disipó y cogimos la salida hacia Manlleu, para luego coger la revirada y angosta
carretera que nos llevaría hasta Tavertet. El grupo se deshizo por culpa de vehículos
más lentos y algunos esforzados ciclistas. Mención especial de dos féminas que subían
con la única preocupación de seguir charlando mientras pedaleaban y sudaban
copiosamente...
A mitad de la ascensión nos fuimos deteniendo en un estrecho mirador para
realizar la primera foto de grupo y admirar unas impresionantes vistas tapadas por la
espesa niebla, así que los que no conocíamos la zona nos imaginamos el bello
espectáculo.
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5. Justo cuando llegó otro grupo de moteros al mirador aprovechamos para ponernos
en marcha y acercarnos hasta nuestro destino en busca del Santo Grial en forma de la
auténtica y genuina Butifarra catalana.
Entramos en el tranquilo y apacible pueblo de Tavertet y al encontrar la primera
masía cerrada tuvimos que esperar unos segundos mientras Rethane buscaba otra buena
morada en donde poder charlar y reír despreocupadamente.
Una vez dentro del local comenzaron las risas, anécdotas y un mejor almuerzo.
Absolutamente todo en dicho orden. Las risas comenzaron cuando Rethane pidió un
bocata de atún en lugar de la tan deseada buti ya que estaba de régimen y la amable y
simpática camarera le aconsejó que pidiese otra cosa que fuera mejor con su dieta y
hasta se permitió el lujo de aconsejarle al respecto. A cada ocurrencia de cualquiera le
seguía unas sonoras carcajadas y finalmente Rethane se decantó por una tortilla. Como
anécdota remarcable, el gran silencio que reinó en la mesa cuando Primario y Oixu
entablaron una conversación sobre alta y bala tensión y demás términos técnicos que al
resto nos dejó con la boca abierta por nuestra ignorancia sobre la materia.
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6. Y después de un idílico almuerzo para todos menos para Rethane nos dispusimos
a admirar unas vistas espectaculares desde una parte del pueblo. Aunque el día no era
nítido pues aún quedaban restos de niebla podíamos admirar la cima del majestuoso
Montseny y parte del pantano de Sau. Espectacular.
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10. Después de emborracharnos con tan admirables imágenes volvimos a nuestras
monturas y nos dispusimos a sufrir una auténtica tortura. Fuimos en busca de la genuina
y que tardaremos en olvidar, La PISTA TURCA, pesadilla peor que una prisión turca.
Mi moto es la más ligera de todas y entre tanto bache y mal firme no quería imaginarme
los pesados monstruos que llevaban mis compañeros. Por suerte y por gran destreza de
todos la ruta se convirtió en mera anécdota que mis riñones tardarán en olvidar. Había
baches ciertamente peligrosos, mejor hubiese sido circular por una pista de tierra, y a la
derecha un acantilado nada agradable, y si a eso lo unimos a un flagrante vértigo que
padece el abajo firmante ya tenemos la combinación perfecta...
Volvimos a detenernos en medio del camino para poder admirar el acantilado. A
la izquierda Rupit a lo lejos y a la derecha valles entrecortados. Un paisaje muy pero
que muy bonito, pero mis temblorosas rodillas no me permitían disfrutar como al resto.
Y cuando vi como Vilarenc, muy prudentemente él, miraba hacia el cortado del
precipicio asomándose peligrosamente al borde del mismo mi índice de vértigo se
disparó al rojo y puse pies en polvorosa... Hago yo la maniobra que hizo Vilarenc de la
forma más natural del mundo y me voy de cabeza abajo del precipicio... DIOS, QUÉ
MIEDO...
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11. Para disimular hice otra foto de grupo y cuando Primario me dijo que me uniese al
grupo para salir en la foto salté y me puse a buen recaudo lo más lejos posible de aquel
bonito y hermoso precipicio.
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12. Volvimos a las motos justo en el momento en que un par de vehículos intentaban
pasar por tan estrecho camino, maniobra que realizaron sin el más mínimo problema no
exento de improperios de pensamientos que seguro que nos lanzaron a esos moteros que
ocupaban tan angosto camino.
En la foto siguiente alguien se dirige hacia su moto olvidándose su casco,
elemento imprescindible y obligatorio para ir en moto, nos guste o no, teniendo que
volver sobre sus pasos y recoger el abandonado casco sobre una roca.
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14. Ya en las respectivas motos comenzamos a bajar por un tupido bosque y sin dejar
por ello de sufrir las inexistentes cualidades de la pista turca para seis de las siete motos
que allí íbamos. Uno de nosotros disfrutó un montón, pero no diré quién es aunque todo
el mundo sabe quien es... y que todos nos alegramos por él.
Y por fin llegamos a una auténtica carretera bien asfaltada, carente de baches y
socavones y con sus rayas tan bien pintadas y sus claras y bien definidas señales de
tráfico que tan bien nos guiaban por aquella alfombra de asfalto que nada tenía que ver
con la horrible, peligrosa y tercer mundista pista que acabábamos de dejar. Qué
suavidad, qué dulzura, qué bien suena el motor... esto sí que era vida.
Y así llegamos a las cercanías de la bella Rupit, pero me quedé con las ganas de
verla. Nos detuvimos en un parquing vacío y los primeros de cabeza decidieron seguir
la ruta en dirección contraria, esta vez por asfalto. Habíamos perdido demasiado tiempo
almorzando, pisteando y parándonos a ver tan majestusos paisajes que el tiempo se nos
había echado encima.
Volvimos sobre nuestros pasos pero cambiamos de dirección y nos fuimos camino
de Olot por otra serpenteante y ancha carretera en la que comenzamos a imprimir un
ritmo bastante alto. Está visto que todos queríamos comprobar si nuestras motos se
habían adormecido con tanto bache y tanto caminito de cabras. El grupo se separó entre
tanta curva y algún adelantamiento a vehículos más lentos y nos reagrupamos en una
rotonda, cruce de caminos, que está en las puertas de Olot. Bajamos de nuestras motos
para concretar en grupo ya que para algunos el tiempo se nos había agotado y decidimos
volver y detenernos en Figaró para despedirnos todos allí.
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15. Volvimos a las motos y comenzamos a atravesar algunos túneles, unos pequeños
y otros bastantes largos como el de Bracons. En esto que perdimos a Jordi y a Oixu,
quienes iban un poco más rápidos que el resto, pero poco después de los túneles
volvimos a juntarnos todos y a seguir la monótona carretera junto a un más abundante
flujo de circulación. Recuerdo que nos precedían a casi un kilometro de distancia un
grupo de unas ocho o nueve motos RR y cuya postura incomoda sobre la moto y el
reflejo del sol sobre sus espaldas les daban el aire de tortugas más que de moteros. A la
que pudieron desaparecieron de nuestra vista.
Sin más pena que gloria llegamos a Figaró y descendimos de nuestras motos para
despedirnos. Oixu, Jordi y yo continuaríamos ruta mientras el resto se refrescaban en
una terraza que ocupaba la acera frente a sus motos. Mientras cogíamos las motos una
pareja de transeúntes cogieron por banda a Jordi y comenzaron a preguntarle por cómo
vender una BMW que el amigo tenía parada. Jordi amablemente lo atendió mientras
Oixu se marchaba y nosotros tras él.
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16. La vuelta la realizamos sin prisas pero sin pausas. Y como hechos destacados o
mencionables quisiera remarcar que a la altura de La Garriga se incorporó un padre con
una trail, mejor dicho, un auténtico descerebrado, que llevaba a su pequeña hija con
unas bermuditas y todas las piernas al aire. Nosotros íbamos a unos 120 km/h y dicho
energúmeno nos adelantó como una bala para luego salir por Granollers. Yo le quitaba
el carné no por el exceso de velocidad sino por la imprudencia de llevar a alguien en
esas condiciones. Impresentable.
Después, cerca de Mollet adelantamos a una dormida BMW cuyo conductor debía
de estar despistado porque en un momento dado él y Jordi, cada uno en su carril iban en
paralelo y cuando el amigo tuvo que adelantar a un vehículo que tenía en su carril casi
embiste en paralelo a Jordi. Por suerte se dio cuenta y un buen susto y abortó la
maniobra. Está visto que nunca, absolutamente nunca te puedes fiar cuando vas en
moto.
Y así termina la salida del catorce de septiembre del año dos mil trece de nuestra
era en la que disfrutamos mucho montando en moto, con unos Paisajes preciosos, un
Almuerzo genial y unas Risas y en una compañía inmejorable y... y... una Pista
turca... sin comentarios...
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