Este poema explora el tema del destino y la casualidad en las relaciones amorosas. Aunque los amantes creen que estaban destinados a encontrarse, la verdad es que su encuentro fue producto del azar y la fortuna. Por lo tanto, es hora de agradecer al azar por haberlos hecho conocerse y entregarse el uno al otro. El poema también contrasta las tristezas que vienen del mar, las cuales no curan, con las que vienen de tierra, las cuales tampoco sanan.