Don Quijote defiende la idea de que la verdadera belleza proviene del alma y no del cuerpo, y que un hombre bueno no necesita ser físicamente atractivo para ser querido. También argumenta que los caballeros andantes deben ayudar a los necesitados sin juzgarlos, enfocándose en aliviar su sufrimiento. Don Quijote se distingue por su extrema generosidad que le lleva a olvidar su propio interés para socorrer a los demás dondequiera que los encuentre.