El primer documento presenta un diálogo en el que se discute la palabra "compasión" y por qué es la mejor palabra. Aunque hay otras palabras hermosas como amor, libertad y justicia, todas ellas pueden ser manipuladas y usadas para causar daño. Solo la compasión evita este daño porque obliga a acercarse a los demás y entenderlos. El segundo documento es un poema que habla sobre el paso del tiempo y cómo a pesar de los contrastes y cambios, lo que queda al final son los aromas y presencias de los silencios
1. CONTRASTES EN EL TIEMPO: LOS AROMAS DEL SILENCIO
“¿Sigues escribiendo tu libro de palabras? Sí. ¿Por qué? Porque quería
regalarte una palabra. La mejor de todas. ¿Ah, sí? ¿Cuál es? Compasión. Que
como sabes es la capacidad de meterse en el pellejo del prójimo y de sentir con
el otro lo que él siente. Sí, me gusta. Pero ¿por qué dices que es la mejor?
Porque es la única de las grandes palabras por la que no se hiere, no se tortura,
no se apresa y no se mata….Antes al contrario, evita todo esto. Hay otras
palabras más bellas: amor, libertad, honor, justicia…..Pero todas ellas,
absolutamente todas, pueden ser manipuladas, pueden ser utilizadas como
arma arrojadiza y causar víctimas. Por amor a su Dios encienden los cruzados
las piras, y por aberrante amor matan los amantes celosos a sus amadas. Los
nobles maltratan y abusan bárbaramente de sus siervos en nombre de su
supuesto honor; la libertad de unos puede suponer prisión y muerte para otros
y, en cuanto a la justicia, todos creen tenerla de su parte, incluso los tiranos
más atroces. Sólo la compasión impide estos excesos; es una idea que no
puede imponerse a sangre y fuego sobre los otros, porque te obliga a hacer
justamente lo contrario, te obliga a acercarte a los demás, a sentirlos y
entenderlos. La compasión es el núcleo de lo mejor que somos…Acuérdate de
esta palabra mi Leola. Y, cuando te acuerde, piensa también un poco en mí.”
(Rosa Montero: Historia del Rey Transparente)
Aquí estamos:
surcando el tiempo,
gastándolo,
consumiéndolo para aprovecharlo.
Instantes o siglos
según el cabalgar
de nuestros ánimos.
Se sufre, ríe,
llora, se palpa
en la caricia de aquellos
que nos acompañan.
2. Entre lo eterno y acompasado
discurre por nuestras venas:
en el tedioso invierno de la desgana,
en la tierna rama de la pasión
enardecida,
en el cotidiano aroma de los sentidos,
en la estepa diversa de los argumentos.
Imperceptible o angustioso
pero siempre avanza
en los juncos flexible que se contornean
o en el rígido juicio
que sin compasión
y sin sentido desgarra.
Memoria inadvertida
de las horas y los días:
segundos de respiración
colmados poco a poco,
vacíos de palabras.
Contraste que nos teje
en la armonía
de estar vivos,
náufragos de la inocencia
flotando en esos maderos
frágiles de la esperanza
aguantados a la deriva
si hacemos sitio compartido.
¿Qué queda al final?:
no muchas palabras,
sí el aroma de los silencios:
las presencias
que en los sudores del verano
o en los fríos del invierno
nos alientan;
son invisibles,
ese murmullo paralelo,
silencio del rumor
que se pronuncia.
3. Calma, pausa, tregua.
Lo innombrable es mudo
Para expresarse con gestos
para decirse al estremecernos
con la brisa.
(Antonio Martínez. Para pronunciar silencios y esperas)