2. La vida de un hombre en tacones
Es hombre y usa zapatos de tacón. Dos términos
contrapuestos en un lugar tan conservador como México
y, sobre todo, en la jesuita Universidad Iberoamericana a
donde Alonso Murillo, de 23 años, llega con unos stilettos
de hasta 18 centímetros de altura.
3. Con un tono casi pedagógico, Alonso explica que su
propuesta consiste en jugar con ambos géneros y
combinar lo que se ponen los hombres con lo que
utilizan las mujeres.
“He usado bolsos, aretes… pero el poder que tienen los
zapatos de tacón es mucho más fuerte que cualquier
otro objeto. Los zapatos tienen mucho background de
erotismo, lujo y poder. Si estudié diseño textil es para
saber las historias de los objetos y yo poder crear una
nueva historia con ellos”.
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5. Un año más tarde, en 2010, llegó el momento de empezar su
propia colección de zapatos. Alonso, entonces de 19 años, acudió
al centro comercial Plaza Satélite acompañado de sus dos hermanos
mayores con un objetivo firme: comprar sus primeros tacones. Los
Murillo entraron a Zara. Alonso llevaba la barba larga, como es su
costumbre, así que cuando las dependientas y las clientas lo vieron
en la sección de mujeres buscando calzado de su número sus rostros
comenzaron a cambiar. Una vez que el joven Murillo se subió a los
tacones y caminó de un lado a otro para probárselos, la concurrencia
terminó boquiabierta.
Los hermanos mayores de Murillo también se escandalizaron, pero
por otra razón: el precio. Los zapatos costaban mil 500 pesos. Ellos
habían acudido a apoyar a su hermano y de eso no tenían la menor
duda. Vamos, no estaba a discusión, pero dejarlo que pagara esa
cantidad por unos zapatos fue lo que realmente les hizo levantar las
cejas. “¡Me los llevo!”, les dijo Alonso con una de las sonrisas más
satisfactorias de su vida. El público que se esperó a ver que se los
llevara se colapsó.
“Hay veces que la gente no tolera algo porque no tiene un contacto
directo con eso. Entonces el hecho de que yo salga al mundo de esta
manera hace visible una realidad”.
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7. La vida desde las alturas
“El momento que más disfruto de los
tacones es cuando me apropio de
ellos. Cuando los tengo puestos y
puedo ver que esto es lo que soy.
Aunque no lo creas la vida se ve de
otra manera”, expresa Murillo, quien
está consciente que no todo mundo
simpatiza con sus ideales.
“Como la gente ve que soy hombre
esperan que me comporte de
determinada manera, pero no todos
tenemos que comportarnos igual.
Uno tiene que aprender a descubrir lo
que le hace feliz y yo ya lo encontré.
Quizás lo más complicado es romper
los esquemas de la sociedad, pero
será complicado para quienes lo ven
así, no para mí”.