MOVIMIENTO DE PRESOS POLÍTICOS CAMILO TORRES RESTREPO
Desde la antigüedad, los sistemas penitenciarios se han ido acoplando a las necesidades políticas y económicas de cada momento. A lo largo de su sombría historia, siempre han existido revueltas, hacinamiento y masacres, y siempre las cárceles han sido un instrumento para castigar y deshacerse de la oposición. A pesar de que son innumerables los informes y estudios que explican que las prisiones no sirven para prevenir los delitos ni transformar a las y los transgresores, en todos los puntos del planeta hay cárceles abiertas, y en muchas ocasiones incluso podemos decir que éstas han sufrido pocos cambios en los últimos siglos. Las cárceles colombianas, desde la década de los veinte del siglo pasado, han ido sufriendo cambios para servir principalmente al objetivo de lucha contra la insurgencia.
Cárceles colombianas: un instrumento para la dominación y el control social
1. Cárceles colombianas: un instrumento para la dominación y el
control social
MOVIMIENTO DE PRESOS POLÍTICOS CAMILO TORRES RESTREPO,
01 DE DICIEMBRE DE 2015
Desde la antigüedad, los sistemas penitenciarios se han ido
acoplando a las necesidades políticas y económicas de cada
momento. A lo largo de su sombría historia, siempre han existido
revueltas, hacinamiento y masacres, y siempre las cárceles han sido
un instrumento para castigar y deshacerse de la oposición. A pesar
de que son innumerables los informes y estudios que explican que las
prisiones no sirven para prevenir los delitos ni transformar a las y los
transgresores, en todos los puntos del planeta hay cárceles abiertas,
y en muchas ocasiones incluso podemos decir que éstas han sufrido
pocos cambios en los últimos siglos. Las cárceles colombianas, desde
la década de los veinte del siglo pasado, han ido sufriendo cambios
para servir principalmente al objetivo de lucha contra la insurgencia.
Fotografía de Oscar Paciencia, Colombia.
Los Estados, de manera terca, atacan los efectos y no las causas que
generan la violencia. No abordan de manera integral ni contemplan la
exclusión, la inequidad social o la falta de educación y de
oportunidades, es decir, problemas estrechamente vinculados al
2. capitalismo. Nunca ha habido crisis carcelaria ni penitenciaria: lo que
sucede en las prisiones es propio de los objetivos de las mismas,
porque se pretende el control social, el silenciamiento de la oposición.
Es de gran importancia, para abordar en su magnitud el tema
penitenciario, reconocer a grandes rasgos de la historia de las
prisiones y las diferentes formas utilizadas para castigar conductas
“anormales penales” en las esferas sociales. Recordamos los métodos
dirigidos a generar el mayor malestar en el reo, descritos de forma
detallada por Michael Foucault en su obra Vigilar y castigar.
Nacimiento de la prisión (1975). El maltrato físico y psicológico juega
un papel fundamental en el control social desde un punto de vista
histórico y, de la mano con la tecnología de cada siglo, logra distintos
objetivos, como consolidar fuertemente el arte de castigar a la
persona privada de su libertad.
Evolución de las prisiones en Colombia
La población aborigen de América Latina contaba con sus propias
reglas de castigo, como la pena capital para las faltas graves, como el
homicidio, o los trabajos comunitarios para la delincuencia. Con la
colonización europea llegaron el perverso sistema penitenciario y la
Inquisición, empleadas ambas como herramientas de sometimiento y
control social. Éste es el sistema que ha continuado vigente en
Colombia, tanto durante la colonización como durante la vida
republicana.
En los años veinte, coincidiendo con el auge de los movimientos
sociales, se usaron técnicas penitenciarias tan escabrosas como el
cepo y los calabozos de aislamiento construidos con sal, para que se
mantuvieran húmedos y fríos todo el tiempo causando el deterioro
mortal de las personas encarceladas.
La situación de las cárceles de cualquier país del mundo refleja la
sociedad en su conjunto, plasma la intensidad de la lucha de clases.
En Colombia hay 155 cárceles adscritas al Instituto Nacional
Penitenciario y Carcelario (INPEC), dependiente del Ministerio de
Justicia. Quizás no haya muchos más países en el mundo en los que
existen más cárceles que universidades públicas.
3. En los años sesenta, al diseño de la política criminal y penitenciaria
en Colombia se le da otro enfoque aún más sombrío, construido bajo
los parámetros de la guerra contrainsurgente, es decir para controlar
al enemigo interno según los postulados e imposiciones del Gobierno
de los Estados Unidos.
A los sectores populares, sociales, sindicales y de oposición al
régimen nos tocó enfrentar desaciertos jurídicos y penitenciarios
como el Decreto 1923 o Estatuto de Seguridad de Turbay Ayala
(1978- 1982), cuyo fin era enfrentar el “terrorismo”, el “enemigo
interno”. El gobierno buscaba frenar la creciente protesta social y
paros de los sectores sindicales.
Posteriormente se instaura la “Justicia sin Rostro” mediante la Ley
40/93, que endureció las penas. Las personas detenidas eran
juzgadas impunemente, con informantes pagados por la fuerza
pública. Las y los detenidos sólo llegaban a conocer la sentencia (por
ejemplo, 60 años en prisión), pero nunca el rostro del juez ni del
informante que lo hubiese acusado.
Esta grave situación provocó que a finales de los años 90 los presos
se amotinaran en unas acciones sin precedentes en el país. Después
de muchas muertes y de incontables personas gaseadas y apaleadas,
se logró una mesa de concertación y se derogó la ley de “Justicia sin
Rostro”.
En esas fechas, la Corte Constitucional, mediante una acción de
tutela presentada por los internos la T-153/98, declaró la existencia
de un estado de cosas inconstitucional al interior de los penales.
Uribe, vuelta de tuerca
Con la llegada del siglo XXI y la presidencia de Álvaro Uribe Vélez
aparecen las ejecuciones extrajudiciales, que junto a las cárceles se
convirtieron en “principal destino” de la oposición política y social al
régimen colombiano. Capturas masivas y sentencias con testigos
falsos, pagados con dinero de los contribuyentes, acusaciones viles
de “terroristas o auxiliadores del terrorismo”.
4. En materia penal y penitenciaria, Colombia se convierte en
laboratorio de EEUU para experimentar acerca del control del
“enemigo interno”. A partir de 1998, bajo la presidencia de Andrés
Pastrana y con el acuerdo entre EEUU y Colombia del Plan Colombia,
se empiezan a construir los nuevos campos de concentración,
llamadas cárceles de alta seguridad, Establecimientos Reclusorios de
Orden Nacional (ERONES).
La “nueva cultura penitenciaria” tiene como propósito despojar a los
seres humanos prisioneros de todas las acciones vitales: controlan los
movimientos, el dormir, el despertar, prohíben la luna, controlan el
sol, la luz, el agua, el aseo…
Desde dentro, nuestros sueños
Las y los presos políticos hemos tenido que afrontar durante años las
consecuencias del conflicto y las de nuestro compromiso político e
ideológico. Buena parte de los códigos penal y penitenciario son
resultado de una política criminal contrainsurgente, de legislación que
imprime el sello de un régimen de dominación claramente
antipopular, cuyo propósito ha sido castigar a las y los disidentes u
opositores políticos y a las personas excluidos por su modelo.
Las penas para los delitos de rebelión y cuestiones vinculadas han
venido aumentando progresivamente en cada reforma. Se realizan
esfuerzos desesperados, además, por negar el carácter político de la
lucha. A las y los presos políticos se nos disemina por todas las
cárceles del país, impidiendo nuestra dinámica colectiva y la
reafirmación de nuestros valores revolucionarios. Se nos impide la
comunicación y se nos niega el derecho a la información.
Como las más de 120 mil personas presas del país, padecemos unas
condiciones indignas y que en ocasiones atentan contra la vida; se
nos somete al hacinamiento, a falta de atención en salud. En algunas
prisiones se han comprobado prácticas de tortura. Se prohíbe,
restringe o dificulta el ingreso de defensores y defensoras de
derechos humanos, organismos humanitarios y comisiones de
verificación.
5. Pese a todo, estas condiciones no han logrado menoscabar nuestra
dignidad. Nuestros sueños de revolución y emancipación siguen en
pie; buscamos el reconocimiento de nuestra condición de rebeldes,
continuamos luchando por la libertad, por una paz transformadora
desde la justicia social, por una nueva Colombia, libre, democrática y
en paz.
Las y los presos políticos y la lucha por una solución política y
la paz transformadora
En los últimos cinco años, la cárcel Bellavista de Medellín ha sido
testigo fiel de un proceso discreto de reflexión y de construcción de
iniciativas pedagógicas, humanitarias y de trabajo por la paz de un
grupo de integrantes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) presos,
constituidos como parte del Movimiento de Presos Políticos Camilo
Torres Restrepo, que interactúa con el gobierno colombiano, la
comunidad internacional y la sociedad y sus diferentes expresiones
políticas y sociales, así como con las diversas iglesias y universidades
tanto colombianas como de otros países.
Nuestra lucha y accionar ha permitido romper las barreras que
genera el encierro los barrotes y dar reconocimiento a las y los presos
políticos del ELN que, en los últimos 25 años, han sido protagonistas
de las luchas que el país está librando por la paz desde las cárceles.
Han sido múltiples las actividades realizadas en este espacio con el
propósito de generar un ambiente positivo y propicio para el
desarrollo del proceso de paz.
Dentro de este proceso destacamos la puesta en marcha de un
programa pedagógico para la solución política y la paz
transformadora, que busca el fin del conflicto armado y hacer
caminar al país hacia una ruta democratizadora, por el bien común y
la justicia social. La propuesta pedagógica promueve la escucha
activa e incentiva diálogos significativos entre diferentes sectores de
la sociedad colombiana, como parte de los esfuerzos por la
realización de un gran diálogo de las mayorías de la nación y la
construcción de un gran movimiento por la paz que active la
participación de la sociedad colombiana en todas sus expresiones
desde los territorios, comunidades, sectores y pueblos.
6. El Movimiento de Presos Políticos Camilo Torres Restrepo realiza
iniciativas con universidades colombianas promoviendo el debate y
propiciando los encuentros que la sociedad necesita y el actual
momento exige, para avanzar en la construcción de garantías para la
terminación de este ciclo de violencias y encaminarnos hacia la
construcción de esos otros mundos posibles que desde las
comunidades y pueblos se vienen gestando.
Desde esta propuesta pedagógica desarrollamos diferentes iniciativas
con el acompañamiento de universidades del país como la Pontificia
Universidad Javeriana, la Universidad Nacional Abierta y a Distancia
(UNAD), la Corporación Universitaria Reformada de Barranquilla, la
Escuela Superior de Administración Pública (ESAP) de Medellín, la
Universidad San Buenaventura (Medellín), la Universidad Pedagógica
Nacional y la Fundación Universitaria Claretiana (FUCLA). También se
mantiene un intercambio continuo con la Red de Universidades por la
Paz (Redunipaz) y con centros de otros países, como el Instituto
Pensamiento y Cultura en América Latina (IPECAL), de México, la
Escola de Cultura de Pau (Barcelona), el Centro Delàs de Estudios por
la Paz, el Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de
Granada, el Instituto de Paz del Congreso de los Estados Unidos, la
asociación Paz con Dignidad y Entrepueblos/Entrepobles/Entrepobos/
Herriarte (Estado español).
Los intercambios que hemos ido llevando a cabo con partidos,
organizaciones sociales, plataformas por la paz, con organizaciones
comunitarias, de víctimas, movimientos de mujeres organizaciones
campesinas, afrodescendientes e indígenas, así como con medios de
comunicación colombianos y de otros países del mundo, se dirigen a
lograr un escenario de participación directa de la comunidad para ir
tejiendo un “acuerdo de mayorías” que nunca ha existido en nuestra
historia como república.
Son varios los ejemplos de presas y presos políticos en el mundo que
nos han servido y sirven de guía, de fortaleza para hacer de nuestro
espacio un escenario lleno de sueños y esperanzas, a pesar de
nuestras exageradas condenas (todas oscilan entre treinta y cuarenta
años). Hablamos del ejemplo de Nelson Mandela, en Sudáfrica; de
7. Fidel Castro, en Cuba; de Hugo Chávez, en Venezuela; de
compañeros como Bobby Sands, del IRA, en Irlanda del Norte, de
presas y presos políticos kurdos y palestinos… Y hablamos,
igualmente, de tantos compañeros y compañeras presas por su
trabajo político emancipatorio en Colombia. Mientras escribíamos este
artículo era detenido el líder indígena Feliciano Valencia. Su delito:
luchar por la defensa de su pueblo, la madre tierra y la paz.
Nuestra apuesta, en definitiva, es seguir desde un espacio tan hostil
como la cárcel construyendo una sociedad en la cual la dignidad y el
amor se conviertan en los principios fundantes de una nueva forma
de asumir la vida en otro mundo que creemos es posible.
Movimiento de Presos Políticos Camilo Torres Restrepo. Cárcel
Bellavista de Medellín-Antioquia.
Artículo publicado en el nº67 de Pueblos – Revista de Información y
Debate, cuarto trimestre de 2015.:
http://www.revistapueblos.org/?p=20152