En Colombia el gobierno criminal del dúo Alvaro Uribe-Juan Manuel Santos no solo impuso al país los falsos positivos como un acto criminal en donde se ejecutaba extra-judicialmente a ciudadanos humildes, jóvenes sin empleo, para hacerlos pasar por guerrilleros y así cobrar no solo jugosos premios sino también inmerecidos ascensos, dentro de esta política criminal, la detención de diversas personas por lo general de extracción humilde como es el caso de Marisolina Colorado para hacerlas pasar por integrantes de grupos guerrilleros en la mayoría de los casos pero también de delincuencia común, tenía como objetivo "mostrar resultados", con estas detenciones masivas o individuales como es el caso en mención, también llamadas por la población "detenciones milagrosas" se buscaba ademas obtener prebendas, las cuales generaron un proceso de corrupción y descomposición dentro de las instituciones militares, de policía y organismo de inteligencia.
"Cien Días vistos por Cinep n.° 93: el campo de la paz"
Falsos positivos judiciales en Colombia: el testimonio de Marisoliana Colorado
1. Falsos positivos judiciales en Colombia: el testimonio de
Marisoliana Colorado
Publicado por javier lopez botero el agosto 10, 2013 a las
3:03pm. Ver blog
Hoy Marisoliana Colorado camina libre de la mano de su hijo de dos
años por el pueblo que la vio nacer, Villarica, Cauca. Foto: Luis
Alfonso Morales
Introducción por Javier Lopez:
En Colombia el gobierno criminal del dúo Alvaro Uribe-Juan Manuel
Santos no solo impuso al país los falsos positivos como un acto
criminal en donde se ejecutaba extra-judicialmente a ciudadanos
humildes, jóvenes sin empleo, para hacerlos pasar por guerrilleros y
así cobrar no solo jugosos premios sino también inmerecidos
ascensos, dentro de esta política criminal, la detención de diversas
personas por lo general de extracción humilde como es el caso de
Marisolina Colorado para hacerlas pasar por integrantes de grupos
guerrilleros en la mayoría de los casos pero también de delincuencia
común, tenía como objetivo "mostrar resultados", con estas
detenciones masivas o individuales como es el caso en mención,
también llamadas por la población "detenciones milagrosas" se
buscaba ademas obtener prebendas, las cuales generaron un
proceso de corrupción y descomposición dentro de las instituciones
militares, de policía y organismo de inteligencia.
Por suerte para Marisolina el proceso judicial llego a feliz resultado
con su liberación, sin embargo muchos colombianos no han contado
con la misma suerte, están en las cárceles pagando injustas condenas
o muertas.
2. La siguiente es información de: http://elpueblo.com.co/el-caso-de-
marisoliana-colorado/
El 2 de agosto recuperó su libertad una mujer de procedencia
humilde, de 26 años, acusada de tener vínculos con las Farc, quien
fue capturada en medio de hechos bastante confusos. “Mari”, como le
dicen los más cercanos, cuenta su testimonio y cómo gracias, según
ella, al poder de Dios y a la unión de su familia logró salir de once
difíciles meses de prisión, acusada de algo que no cometió.
El 5 de septiembre de 2012 lo recuerda Marisoliana Colorado todavía
como un mal sueño, cargado de imágenes desvanecidas por lo
confusos que resultaron los hechos. Dos sujetos aseguraban que ella
era alias “Marcela”. Recuerda que comenzaron con preguntas y
siguieron con afirmaciones. Todo ocurrió la noche de su captura.
Esa noche se encontraba comiéndose un pan con gaseosa en la
panadería del pueblo, cerca de su humilde vivienda, en el municipio
de Villarica, Cauca, cuando sujetos vestidos de civil pero que se
identificaron como miembros de la Sijín, de la Policía, la abordaron, le
preguntaron su nombre, obviamente ella contestó “Mary”, acto
seguido pidieron que les diera su nombre completo, ella dijo
“Marisoliana Colorado”, y con voz de acierto concluyeron: Sí, esta es.
Una foto: la única prueba “contundente” de la Fiscalía contra
Marisoliana
Marisoliana, con formación en educación preescolar, en ciencias
religiosas y actualmente con ocho semestres de Trabajo Social en la
Universidad del Valle, de 26 años, madre de un niño de dos años,
nunca pensó que lo que comenzó con la pregunta sobre su nombre se
convertiría en la permanencia injusta durante once meses en el
centro de reclusión para mujeres La Magdalena, ubicado en Popayán.
Desde ese momento, a medida que transcurrieron las horas fue
entendiendo que la vinculaban con las Farc y que “Marcela” era el
alias con el que supuestamente la identificaban en el grupo al margen
de la ley. La única prueba “contundente” que había de los supuestos
vínculos de Marisoliana con los subversivos era una foto, que en las
más descabelladas circunstancias le tomaron cuando tenía 12 años.
Marisoliana habló con el periódico EL PUEBLO en su vivienda y narró
los hechos. Todavía no se explica cómo y por qué la capturaron.
Relata que la famosa foto –que siempre, y por casi un año, fue la
única prueba que demostró tener la Fiscalía para acusarla– fue
tomada hace 14 años, cuando ella era una niña de 12. “Pertenecía al
grupo de danza de mi pueblo, Villarica, se llamaba Changó. Nos
reuníamos, ensayábamos y hacíamos presentaciones. Una vez nos
invitaron a presentarnos en Toribío y fuimos. Cerca al lugar, un grupo
3. de hombres detuvieron el carro en el que íbamos, nos bajaron y nos
llevaron a una vivienda, nos hicieron poner chalecos y nos tomaron
fotos, uno a uno. No daban explicaciones, solo nos amenazaban
porque nos rehusábamos a hacerlo, por eso salgo en la foto con cara
de brava y con la nariz roja e hinchada como la de un payaso, por
llorar”.
La mujer que pertenece desde hace ocho años a una congregación
religiosa asegura que esa foto, con más de una década, era lo único
que tenía la Fiscalía; sin embargo, inmediatamente fue detenida se
hizo el traslado a la ciudad de Popayán. La acusaban de terrorismo y
rebelión, de pertenecer al sexto frente de las Farc.
Inmediatamente se procedió a la primera audiencia para la
legalización de la captura, le imputaron cargos y le dictaron medida
de aseguramiento. Cuenta que convencida de su inocencia, pensó
que por muy “enredado” que estuviera todo, podría tardarse un mes
en solucionarlo, hasta dos meses, pero nunca pensó que todo se
tomaría casi un año. El apoderado de su caso para ese entonces fue
un abogado de oficio, quien atendió en primer momento su situación
legal.
Marisoliana en la actualidad vive con su familia materna, piensa
terminar su carrera de Trabajo Social en la Universidad del Valle.
Foto: Luis Alfonso Morales
El esfuerzo de un pueblo a cambio de la libertad de Marisoliana
Mientras Marisoliana, la hija de Yalila Colorado, una mujer que a
punta de vender rellenas en una esquina de Villarica demostraba con
escasas herramientas que su hija era inocente, (la más grande: el
convencimiento de no ser responsable), un pueblo entero se
movilizaba detrás del mismo objetivo: demostrar la inocencia de la
villarricense, capturada en un operativo donde detuvieron en todo el
norte del Cauca a 23 personas por presuntos vínculos con el grupo
guerrillero.
4. La movilización por reclamar su inocencia comenzó inmediatamente
con su familia, numerosa y conocida en el municipio, seguida por
habitantes de la población, que entendieron que viven en un país
donde la integridad toca demostrarla haciendo valer la voz y con
recursos para poder tener una buena defensa.
Comenzaron recogiendo firmas en la localidad, lo que serviría como la
prueba más que contundente de que mucha gente conocía las
cualidades de Marisoliana; luego, siguieron con actividades como
ventas de comidas y fiestas de “cuota” en las que recogerían recursos
para los gastos que implican no dejar a alguien inocente en un centro
de reclusión.
Al mismo tiempo, quien lideraba toda la movilización, la tía de
Marisoliana, Berenice Colorado, contactaba a Élmer Montaña,
abogado de la fundación Defensa de Inocentes de quien por el
momento el país había escuchado que estaba al frente del caso de la
excongresista Yidis Medina, vinculada a un secuestro y condenada por
este delito.
Berenice cuenta que acudió en búsqueda de Montaña con varios
amigos, gente que ya estaba trabajando en la libertad de Marisolina.
Llegaron a Cali con esa misión, lograron hablar con el experto en
leyes, quien de inmediato asumió el caso. “Estaba claro que no iba a
ser fácil, pero ayudó que el abogado creyó en la inocencia de Mary”,
afirma Berenice, quien también estudia derecho y está pronta a
graduarse.
“La inocencia de Marisoliana era tan obvia como la injusticia cometida
contra ella”: abogado Élmer Montaña
La defensa de Marisoliana Colorado no fue exitosa en un inicio; tal
vez el desconocimiento del abogado de oficio sobre “Mary” pudo
generar una confusión, que donde se hubiera evitado, ella hubiera
podido recobrar su libertad, según aseguran sus familiares.
No obstante, asumida la defensa por Montaña, el rumbo del caso
volvió a la normalidad. Comenzaron las actividades de rigor,
bastante difíciles, dolorosas para la familia pero más claras en lo que
al marco jurídico se refería. Pasó la segunda audiencia para el mes de
octubre, y en diciembre se solicitó la revocatoria de la medida de
aseguramiento, negada sin razón alguna. “La juez la negó aferrada a
una ley que lo prohibía, solo que la ley ya no se encontraba vigente,
como para ser tenida en cuenta”, acotó el abogado Élmer Montaña.
Para el 2 de agosto, la defensa, con suficientes argumentos,
basándose en la falta de elementos probatorios que vincularan a
5. Marisoliana con el grupo al margen de la ley, solicitó de nuevo la
revocatoria de la medida de aseguramiento. Se hizo la diligencia ante
la juez de garantías, que la negó, mientras un juez del circuito de
Popayán le dio la razón a la defensa. El temor del abogado Montaña y
de otros abogados de la fundación Defensa de Inocentes que
apoyaban el caso fue siempre que a Marisoliana le fuera abierto otro
proceso, pero esto no pasó.
Marisoliana quedó libre ese día en horas de la noche, salió del centro
de reclusión con las pocas cosas con las que había entrado (ropa
interior, la Biblia y un cepillo de dientes). “Muchas cosas quedaron
adentro, como un regalo para mis compañeras”, declaró. Hoy sigue
vinculada al caso porque la Fiscalía insiste en su responsabilidad y
presentó, además, acusación en su contra.
Para el ente investigador no han valido las pruebas a su favor, las
cartas, las firmas recogidas, los testimonios, pero como dice
Marisoliana: “Hoy estoy libre, puedo dormir en mi cama como quiera,
porque uno es libre en su propia cama”.
La comunidad del municipio de Villarica le ha realizado varios
reconocimientos por su valor durante el tiempo que estuvo privada de
la libertad Foto: Luis Alfonso Morales
“Marisoliana, me alegro que haigás llegado”
La expresión se oye comúnmente por estos días en el municipio de
Villarica, Cauca, en la casa de quien hoy es considerada una heroína
de su comunidad, un pueblo afro con tradiciones tan arraigadas
como el acento de los pobladores. Ha pasado más de una semana y
la gente, los pobladores, siguen llegando a saludar a Mary, porque se
alegran de que “haiga” llegado.
Marisoliana, ya en libertad, en el calor de su hogar conformado por
hermanas, todas mujeres, al lado de su esposo y su hijo asegura que
no siente rencor ni siquiera contra el Estado por una captura lejana a
toda lógica. Asegura desconocer las leyes, que las conoció gracias a
6. su “viacrucis” y que eso le basta para confirmar que todo lo que vivió
le ayudó para bien.
También menciona que nunca fue maltratada en el centro de
reclusión; por el contrario, encontró desde el comienzo colaboración y
apoyo de sus más de 200 compañeras, cuya mayoría pagan condenas
por fabricación, porte y tráfico de estupefacientes. A muchas de ellas
les enseñó a leer y escribir, procurando permanecer ocupada y
obsesionada por dejar una huella en quienes compartieron su
encierro.
Hoy piensa seguir estudiando, cosa que había descartado en los
momentos de desesperanza que por segundos se presentaron
mientras estuvo privada de su libertad, además afirma que se
vinculará a la fundación Defensa de Inocentes para trabajar por
quienes se encuentran en las cárceles de Colombia viviendo esto
mismo.
La mujer no para de agradecer a Dios y, casi de forma ilógica para la
razón humana, insiste en que está convencida de que llegó a una
cárcel para mujeres, que más bien parecía un colegio por su
infraestructura, para algo bueno. Y puntualiza en que no sintió este
tiempo, once meses de cárcel, como una pérdida sino como una
ganancia.