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Al llegar a México como turista, el día 1 de enero de 2014, en el Aeropuerto Internacional
Benito Juarez de Ciudad de México, fui acusado de una supuesta "falsificación de datos" e
incumplimiento de los “requisitos de turista”, lo cual llevó a serie de actos que vulneraron mis más
básicos Derechos Humanos.
Fui dejado totalmente incomunicado, verbalmente violentado y encerrado en condiciones
deplorables para luego ser deportado a mi país sin mayor explicación.

•

Llegué sin inconvenientes al aeropuerto de Ciudad de México el día 1 de enero, aprox. a las
1:50 PM, hora México (4:50 PM, hora Chile) en el vuelo LA 2626 de LAN Chile.

•

Me dirigí a la fila de inmigración para extranjeros con mi equipaje de mano.

•

Revisé por última vez mis documentos: pasaporte, constancia de inmigración y declaración
de aduana.

•

En cada documento especifiqué que venía como TURISTA y que me quedaría una cantidad
de días permitida por el Gobierno Mexicano.

•

Un hombre me recibió en el mostrador, me hizo unas preguntas de rigor y me pidió que lo
acompañase.

•

Me llevaron a una sala amplia, con sillas, donde dejan en espera a viajeros para revisar su
equipaje y hacer consultas más a fondo.

•

Luego de unos minutos de espera, un guardía de seguridad llegó y me hizo llenar un
cuestonario, donde se me hacían preguntas como la dirección donde hospedaría en México,
un teléfono de contacto, la cantidad de días que estaría, las actividades que haría, etc.

•

En éste, detallé lo antes mencionado. Iba de turista, estaría con Andrea y su familia,
hospedaría con ellos y estaría en la ciudad de Puebla Capital.

•

Me faltaba un dato, el número de contacto con la madre de Andrea, quién me esperaba para
recibirme desde las 12PM.

•

Tenía el número en mi laptop/notebook. Pregunté si podía encenderla unos minutos para
sacar el dato y anotarlo, ya que era lo único que me faltaba.

•

El guardia se negó y me dijo que le explicará eso al empleado de inmigración que pronto
llegaría. Se llevó el cuestionario y me dijo que esperara.

•

Minutos despues, llegó. Me aisló para comenzar un interrogatotio sobre el motivo de mi
viaje, como conocí a Andrea, que relación tenía con ella, si tenía planes de casarme, cuantos
días me quedaría, porqué me quedaba tantos días si Puebla la conocía en dos y cuanto dinero
EN EFECTIVO portaba.
•

Respondí a todas las preguntas con exactitud. Explicando como conocí a Andrea, que
deseaba estar con ella y su familia, conocer la ciudad a cabalidad y que portaba cerca de 300
dolares EN EFECTIVO.

•

El empleado ocupó un tono agresivo y una actitud intimidante en todo momento.

•

Le expliqué repetidas veces que la madre de Andrea me esperaba afuera, que ella podía
aportar con más datos.

•

El empleado obvió lo del número de teléfono y no hizo caso a mi petición de hablar con la
madre de Andrea.

•

Con la misma agresividad y actitud, me informó que no cumplía con los “requisitos de
turista” y que sería deportado hoy mismo, si era posible.

•

Entré en pánico y le pedí explicaciones, no respondió nada claro.

•

Me detalló luego que no podía entrar al país y que me deportarían, esperando a que
reaccionara visiblemente afectado.

•

Luego siguió con más preguntas, siempre agresivo y no dándome tiempo de terminar lo que
respondía. La pregunta relevante fue: “¿le gustaría trabajar?”

•

Respondí repetidas veces que no podía trabajar, ya que era un turista.

•

Repitió la pregunta innumerables veces, hasta que, lleno de miedo, me forzó a responder “si
la oportunidad surgía y estaba dentro de lo legal, me encantaría”.

•

Le expliqué al empleado que me enviarían dinero de manera constante, que podía reducir la
cantidad de días de mi estadia a lo que fuera necesario y que contaba con tarjetas de crédito y
débito donde podía acceder a más dinero.

•

Me dijo que “haría lo posible” y que ahora solo debía esperar.

•

Me hicieron volver a la sala grande y esperé allí por aprox. CUATRO horas.

•

Cabé mencionar que desde donde estaba se podía ver el salón de retiro de equipaje, donde vi
pasar a más de 700 personas en las cuatro horas que estuve incomunicado. En ese transcurso,
solo detuvieron a 4 personas además de mi, todas pudieron salir sin problemas y no las
tuvieron retenidas por más de 30 minutos.

•

En el transcurso, trajeron mis dos maletas y las dejaron a mi lado. Un guardia de seguridad
me quitó el celular, revisó mi reproductor de música y me prohibió usar mi laptop/notebook.

•

En el transcurso, uno de los guardias respondió su teléfono celular más de 15 veces, siempre
mirándome de manera sospechosa y preguntándome en una ocasión si “yo era el chileno”,
para luego alejarse y retomar el conversar mientras me observaba.

•

En el transcurso, y sabiendo que no podía hablar directamente con ella, pedí repetidas veces
si alguien podía informar a la madre de Andrea de lo ocurrido. Todas mis peticiones fueron
negadas.
•

Finalmente, despues de las cuatro horas, aprox. a las 6:30 PM, un guardía de seguridad vino
y me explicó que sería mi “custodio”, me llevó al segundo piso del lugar, donde se
encontraba inmigración.

•

Sin dejarme explicar, una mujer, con un tono más agresivo aun y gritándome, me explicó que
mi vuelo salía a las 7AM del día siguiente y que estaría detenido en el lugar.

•

Pregunté una y otra vez cuales eran las razones, si podía hacer algo para cambiar la situación,
si podían informarle a la madre de Andrea y que necesitaba hablar con el Consulado Chileno.

•

Se demoraron minutos en darme la “razón”. Me dijeron que no tenía suficiente dinero, que
había declarado que “quería trabajar” y que no entregué un número de contacto. Me
informaron que el vuelo ya estaba ingresado y se negaron a darme la llamada con el
Consulado.

•

Repetí mis peticiones sobre la madre de Andrea y sobre cambiar la situación y comenzaron a
burlarse y atacarme verbalmente. Les expliqué que la pregunta del trabajo fue capciosa y,
otro empleado, se acercó a mi de manera intimidante, diciéndome que yo lo había declarado,
que nada era hecho de manera capciosa, humillándome y diciendome que “ya estaba jodido”.

•

Expliqué que poseía dinero en mis tarjetas de crédito y débito, las cuales están habilitadas
para transacciones internacionales, que no deseaba trabajar, que solo quería estar con Andrea
y que el número de contacto lo podía entregar sin problemas.

•

Otro empleado me preguntó si había al Consulado en Santiago de Chile con antelación al
viaje para recopilar toda la información. Respondí que no, pero que me había informado
durante casi un año por teléfono, correos, contactos con amigos, familiares y con personas
que habían viajado sin problemas desde Chile a México.

•

Al borde del llanto y ya aceptando la situación, pregunté CUALES eran realmente los
requisitos, para no cometer el error nuevamente, explicando que ellos, mejor que nadie, me
lo podían explicar.

•

Se miraron entre ellos, no me respondieron, repetieron las burlas y me dijeron que preguntara
cuando llegara mañana a Chile.

•

Mi “custodio” me llevó, junto con mi equipaje, a una sala alejada de todo público, donde dos
guardias cuidaban la entrada.

•

La sala era amplia, casi vacía con excepción de unas sillas y colchonetas en el piso.

•

Hicieron un inventario de mis pertenencias y me dijeron que debía esperar allí hasta el día
siguiente. Me alejaron de mi equipaje y cada vez que quería sacar un objeto, debía ser
vigilado.
•

Pedí una llamada al consulado, a Andrea, la madre de Andrea o a mi familia, explicando que
hasta un criminal tiene ese derecho en cualquier país.

•

Me respondieron que estaba en México, que “me jodiera”, que eran sus reglas y que
preguntarían “que se podía hacer”.

•

Comencé a desesperarme y me amenazaron con golpearme y encerrarme en un calabozo,
nunca cambiando el tono agresivo ni la actitud intimidante.

•

Me repitieron que estaría totalmente incomunicado.

•

Pedí algo para cubrirme y si podía comer algo, ya que estaría más de DOCE horas en el
lugar, me entregaron una manta que apenas cubría mis piernas y me dijeron que “verían que
hacer con la comida”.

•

Despues de un rato que no pude determinar, un guardía entró y me arrojó una bolsa con
comida rápido. Una hamburguesa, papas fritas y una bebida, siempre con la actitud
amedrentadora y el tono de burla.

•

Comencé a preguntar por mi llamada y por los nombres de cada uno. Siguieron aplazando la
llamada y nadie quiso entregarme su nombre.

•

Unas horas más tarde, un guardía vino y fui escoltado por mi “custodio” a la sala de
inmigración, donde pude finalmente hacer mi llamada.

•

Oportunamente, todas las personas involucradas en mi detención e interrogatorio habían
terminado su turno unos minutos antes.

•

Realicé la llamada al Consulado Chileno en México. Me atendieron con calma y me
explicaron que lo que ocurrió, a pesar de ser totalmente injusto, no podía ser arreglado ni
modificado, ya que inmigración ya había ingresado todos los datos. Mi deportación era
irreversible.

•

Pregunté por los nombre de todos los empleados, pero nadie me respondió. Alegando que ya
habían terminado sus turnos, que no podían entregarme los nombres o que no ubicaban a las
personas realmente.

•

Regresé a la gran sala donde me tenían detenido y caí dormido por el stress y el cansancio, en
las mismas condiciones deporables, sin tener algo con lo cual cubrirme, sin acceso a mi
equipaje de manera libre y totalmente incomunicado.

•

Me despertaron aprox. a las 6:50 AM (9:50 AM, hora Chile) y me llevaron, sin más
explicación ni pausa, a mi vuelo de deportación.
•

Llegué a Chile aprox. a las 6:30 PM, hora Chile (3:30 PM, hora México).
Cabe agregar que en NINGÚN momento agredí física ni verbalmente a ni un empleado del

aeropuerto y que hice mis preguntas en total respeto (y, sin dudas, miedo) a la autoridad. Por
razones obvias, no poseo ni una prueba de lo ocurrido, ya que no tenía nada con que documentar.
Honestamente, temía por mi vida, sentía que en cualquier minuto iba a ser golpeado para
luego desaparecer y que nadía supiera de mi, cuando mi único objetivo era conocer el país de la
mujer que amo y con la cual me casaré. No representaba ni una amenaza para ni una persona en el
lugar y mucho menos para el país.
Trabajé todo un año para visitar México, un país supuestamente reconocido por su increíble
veta turística y su buen trato con las personas. Solo deseaba estar con Andrea, conocer a su familia y
tomar unas vacaciones y por una simple decisión arbitraria y el abuso de poder, perdí todo eso en
instantes.
Comprendo que se deban tomar medidas de seguridad y control para inmigrantes, pero el
trato, el asilamiento, la incomunicación, el negar información básica, negar una llamada, la
agresividad y las condiciones deplorables son una TOTAL INJUSTICIA.
Alfredo González
17.021.245 2
Chileno

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Deportado injustamente alfredo gonzález

  • 1. Al llegar a México como turista, el día 1 de enero de 2014, en el Aeropuerto Internacional Benito Juarez de Ciudad de México, fui acusado de una supuesta "falsificación de datos" e incumplimiento de los “requisitos de turista”, lo cual llevó a serie de actos que vulneraron mis más básicos Derechos Humanos. Fui dejado totalmente incomunicado, verbalmente violentado y encerrado en condiciones deplorables para luego ser deportado a mi país sin mayor explicación. • Llegué sin inconvenientes al aeropuerto de Ciudad de México el día 1 de enero, aprox. a las 1:50 PM, hora México (4:50 PM, hora Chile) en el vuelo LA 2626 de LAN Chile. • Me dirigí a la fila de inmigración para extranjeros con mi equipaje de mano. • Revisé por última vez mis documentos: pasaporte, constancia de inmigración y declaración de aduana. • En cada documento especifiqué que venía como TURISTA y que me quedaría una cantidad de días permitida por el Gobierno Mexicano. • Un hombre me recibió en el mostrador, me hizo unas preguntas de rigor y me pidió que lo acompañase. • Me llevaron a una sala amplia, con sillas, donde dejan en espera a viajeros para revisar su equipaje y hacer consultas más a fondo. • Luego de unos minutos de espera, un guardía de seguridad llegó y me hizo llenar un cuestonario, donde se me hacían preguntas como la dirección donde hospedaría en México, un teléfono de contacto, la cantidad de días que estaría, las actividades que haría, etc. • En éste, detallé lo antes mencionado. Iba de turista, estaría con Andrea y su familia, hospedaría con ellos y estaría en la ciudad de Puebla Capital. • Me faltaba un dato, el número de contacto con la madre de Andrea, quién me esperaba para recibirme desde las 12PM. • Tenía el número en mi laptop/notebook. Pregunté si podía encenderla unos minutos para sacar el dato y anotarlo, ya que era lo único que me faltaba. • El guardia se negó y me dijo que le explicará eso al empleado de inmigración que pronto llegaría. Se llevó el cuestionario y me dijo que esperara. • Minutos despues, llegó. Me aisló para comenzar un interrogatotio sobre el motivo de mi viaje, como conocí a Andrea, que relación tenía con ella, si tenía planes de casarme, cuantos días me quedaría, porqué me quedaba tantos días si Puebla la conocía en dos y cuanto dinero EN EFECTIVO portaba.
  • 2. • Respondí a todas las preguntas con exactitud. Explicando como conocí a Andrea, que deseaba estar con ella y su familia, conocer la ciudad a cabalidad y que portaba cerca de 300 dolares EN EFECTIVO. • El empleado ocupó un tono agresivo y una actitud intimidante en todo momento. • Le expliqué repetidas veces que la madre de Andrea me esperaba afuera, que ella podía aportar con más datos. • El empleado obvió lo del número de teléfono y no hizo caso a mi petición de hablar con la madre de Andrea. • Con la misma agresividad y actitud, me informó que no cumplía con los “requisitos de turista” y que sería deportado hoy mismo, si era posible. • Entré en pánico y le pedí explicaciones, no respondió nada claro. • Me detalló luego que no podía entrar al país y que me deportarían, esperando a que reaccionara visiblemente afectado. • Luego siguió con más preguntas, siempre agresivo y no dándome tiempo de terminar lo que respondía. La pregunta relevante fue: “¿le gustaría trabajar?” • Respondí repetidas veces que no podía trabajar, ya que era un turista. • Repitió la pregunta innumerables veces, hasta que, lleno de miedo, me forzó a responder “si la oportunidad surgía y estaba dentro de lo legal, me encantaría”. • Le expliqué al empleado que me enviarían dinero de manera constante, que podía reducir la cantidad de días de mi estadia a lo que fuera necesario y que contaba con tarjetas de crédito y débito donde podía acceder a más dinero. • Me dijo que “haría lo posible” y que ahora solo debía esperar. • Me hicieron volver a la sala grande y esperé allí por aprox. CUATRO horas. • Cabé mencionar que desde donde estaba se podía ver el salón de retiro de equipaje, donde vi pasar a más de 700 personas en las cuatro horas que estuve incomunicado. En ese transcurso, solo detuvieron a 4 personas además de mi, todas pudieron salir sin problemas y no las tuvieron retenidas por más de 30 minutos. • En el transcurso, trajeron mis dos maletas y las dejaron a mi lado. Un guardia de seguridad me quitó el celular, revisó mi reproductor de música y me prohibió usar mi laptop/notebook. • En el transcurso, uno de los guardias respondió su teléfono celular más de 15 veces, siempre mirándome de manera sospechosa y preguntándome en una ocasión si “yo era el chileno”, para luego alejarse y retomar el conversar mientras me observaba. • En el transcurso, y sabiendo que no podía hablar directamente con ella, pedí repetidas veces
  • 3. si alguien podía informar a la madre de Andrea de lo ocurrido. Todas mis peticiones fueron negadas. • Finalmente, despues de las cuatro horas, aprox. a las 6:30 PM, un guardía de seguridad vino y me explicó que sería mi “custodio”, me llevó al segundo piso del lugar, donde se encontraba inmigración. • Sin dejarme explicar, una mujer, con un tono más agresivo aun y gritándome, me explicó que mi vuelo salía a las 7AM del día siguiente y que estaría detenido en el lugar. • Pregunté una y otra vez cuales eran las razones, si podía hacer algo para cambiar la situación, si podían informarle a la madre de Andrea y que necesitaba hablar con el Consulado Chileno. • Se demoraron minutos en darme la “razón”. Me dijeron que no tenía suficiente dinero, que había declarado que “quería trabajar” y que no entregué un número de contacto. Me informaron que el vuelo ya estaba ingresado y se negaron a darme la llamada con el Consulado. • Repetí mis peticiones sobre la madre de Andrea y sobre cambiar la situación y comenzaron a burlarse y atacarme verbalmente. Les expliqué que la pregunta del trabajo fue capciosa y, otro empleado, se acercó a mi de manera intimidante, diciéndome que yo lo había declarado, que nada era hecho de manera capciosa, humillándome y diciendome que “ya estaba jodido”. • Expliqué que poseía dinero en mis tarjetas de crédito y débito, las cuales están habilitadas para transacciones internacionales, que no deseaba trabajar, que solo quería estar con Andrea y que el número de contacto lo podía entregar sin problemas. • Otro empleado me preguntó si había al Consulado en Santiago de Chile con antelación al viaje para recopilar toda la información. Respondí que no, pero que me había informado durante casi un año por teléfono, correos, contactos con amigos, familiares y con personas que habían viajado sin problemas desde Chile a México. • Al borde del llanto y ya aceptando la situación, pregunté CUALES eran realmente los requisitos, para no cometer el error nuevamente, explicando que ellos, mejor que nadie, me lo podían explicar. • Se miraron entre ellos, no me respondieron, repetieron las burlas y me dijeron que preguntara cuando llegara mañana a Chile. • Mi “custodio” me llevó, junto con mi equipaje, a una sala alejada de todo público, donde dos guardias cuidaban la entrada. • La sala era amplia, casi vacía con excepción de unas sillas y colchonetas en el piso. • Hicieron un inventario de mis pertenencias y me dijeron que debía esperar allí hasta el día
  • 4. siguiente. Me alejaron de mi equipaje y cada vez que quería sacar un objeto, debía ser vigilado. • Pedí una llamada al consulado, a Andrea, la madre de Andrea o a mi familia, explicando que hasta un criminal tiene ese derecho en cualquier país. • Me respondieron que estaba en México, que “me jodiera”, que eran sus reglas y que preguntarían “que se podía hacer”. • Comencé a desesperarme y me amenazaron con golpearme y encerrarme en un calabozo, nunca cambiando el tono agresivo ni la actitud intimidante. • Me repitieron que estaría totalmente incomunicado. • Pedí algo para cubrirme y si podía comer algo, ya que estaría más de DOCE horas en el lugar, me entregaron una manta que apenas cubría mis piernas y me dijeron que “verían que hacer con la comida”. • Despues de un rato que no pude determinar, un guardía entró y me arrojó una bolsa con comida rápido. Una hamburguesa, papas fritas y una bebida, siempre con la actitud amedrentadora y el tono de burla. • Comencé a preguntar por mi llamada y por los nombres de cada uno. Siguieron aplazando la llamada y nadie quiso entregarme su nombre. • Unas horas más tarde, un guardía vino y fui escoltado por mi “custodio” a la sala de inmigración, donde pude finalmente hacer mi llamada. • Oportunamente, todas las personas involucradas en mi detención e interrogatorio habían terminado su turno unos minutos antes. • Realicé la llamada al Consulado Chileno en México. Me atendieron con calma y me explicaron que lo que ocurrió, a pesar de ser totalmente injusto, no podía ser arreglado ni modificado, ya que inmigración ya había ingresado todos los datos. Mi deportación era irreversible. • Pregunté por los nombre de todos los empleados, pero nadie me respondió. Alegando que ya habían terminado sus turnos, que no podían entregarme los nombres o que no ubicaban a las personas realmente. • Regresé a la gran sala donde me tenían detenido y caí dormido por el stress y el cansancio, en las mismas condiciones deporables, sin tener algo con lo cual cubrirme, sin acceso a mi equipaje de manera libre y totalmente incomunicado. • Me despertaron aprox. a las 6:50 AM (9:50 AM, hora Chile) y me llevaron, sin más explicación ni pausa, a mi vuelo de deportación.
  • 5. • Llegué a Chile aprox. a las 6:30 PM, hora Chile (3:30 PM, hora México). Cabe agregar que en NINGÚN momento agredí física ni verbalmente a ni un empleado del aeropuerto y que hice mis preguntas en total respeto (y, sin dudas, miedo) a la autoridad. Por razones obvias, no poseo ni una prueba de lo ocurrido, ya que no tenía nada con que documentar. Honestamente, temía por mi vida, sentía que en cualquier minuto iba a ser golpeado para luego desaparecer y que nadía supiera de mi, cuando mi único objetivo era conocer el país de la mujer que amo y con la cual me casaré. No representaba ni una amenaza para ni una persona en el lugar y mucho menos para el país. Trabajé todo un año para visitar México, un país supuestamente reconocido por su increíble veta turística y su buen trato con las personas. Solo deseaba estar con Andrea, conocer a su familia y tomar unas vacaciones y por una simple decisión arbitraria y el abuso de poder, perdí todo eso en instantes. Comprendo que se deban tomar medidas de seguridad y control para inmigrantes, pero el trato, el asilamiento, la incomunicación, el negar información básica, negar una llamada, la agresividad y las condiciones deplorables son una TOTAL INJUSTICIA. Alfredo González 17.021.245 2 Chileno