LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
Antahkarana
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Sobre el símbolo anthakarana.
El antahkarana es un símbolo muy extendido en Internet y su uso popular no es anterior a 1980, sin
embargo, se le ha creado una leyenda urbana que lo sustenta. En ella se narra que este símbolo fue
utilizado desde hace milenios en lugares tales como China y el Tibet; en primer lugar, siempre que
sean utilizados los términos "milenario", o "antiquísimo" para elementos que son imposibles de
clasificar, se trata de formulismos literarios cuyo objetivo es el de reforzar una idea. Puntualmente en
este caso, nada de esto condice con la realidad.
La leyenda urbana cumple con el viejo dicho de que, "ningún médico cura a los que le
conocen", en el sentido de que el médico desconocido (y en parte, distante), tendrá mayor efecto
sobre un paciente; habiendo situado el origen de este símbolo en un pasado remoto y en lugares
inaccesibles -culturalmente, sobre todo-, este símbolo se ha rodeado de un aura misteriosa que le
brinda un supuesto poder que, gracias a la difusión no académica de Internet, este irá adquiriendo
nuevas propiedades de acuerdo a quién lo difunda. Y hasta es interesante encontrar iluminadas
interpretaciones del antahkarana, en las que se habla de tres números 7... como si la numeración
arábiga tuviese algo que ver con las culturas asiáticas.
El antahkarana llega al Reiki de la mano del Reiki Master Arthur Robertson, en pleno apogeo
de la contracorriente cultural New Age. Evidentemente, Arthur fue un entusiasta propulsor de esta
"nueva" información develada que comenzaba a surgir desde la metafísica y la teosofía, y en este
punto no vale la idealización, ya que si bien hay personas que han estudiado profundamente esos
temas, otros solo se han enterado por medio de un tabloide sobre lo paranormal. Y no sabemos a
qué grupo pertenecía Robertson, solo que tenía un gran enamoramiento por los elementos
tibetanos. Aun así, aunque estos elementos se asumen como tibetanos, pueden bien no serlo en
absoluto, y aquí es forzoso abrir una investigación con el objeto de conocer su origen y significado
cierto, o si se trata de una fantasía. En este punto, cualquier investigador puede encontrarse con la
respuesta perfecta para validar el símbolo de marras, que aparece cuando quienes defienden esa
leyenda urbana apelan a la “certeza” de la mediumnidad, hoy renombrada como "canalización",
argumento pueril pero efectivo. E inobjetable desde una mente cerrada. En estos casos, de nada
servirá que se les diga que el antahkarana fue creado por un quiropráctico llamado Rolf Jensen.
Por un lado, Arthur Robertson comenzó a modificar el Reiki en el que había sido iniciado por
Iris Ishikuro, alumna de Hawayo Takata, por simple agregado de elementos y rituales hasta
conformar el primer Reiki tibetano, el cual decantó finalmente en el estilo Raku-Key, y por otro,
comenzó a experimentar con el símbolo antahkarana, añadiendo los “resonadores” ideados por
Jensen, los cuales eran unos discos metálicos con el símbolo impreso, y que eran “activados” en
nitrato de plata por un bombardeo de luz y sonido durante varios días; mientras formó la ARMA, su
asociación de Reiki, comercializó unas camillas con discos de antahkarana debajo. La camilla que
utilizó como prototipo la encontró en una iglesia de Superstition Mountains, Arizona, en el verano de
1985. Él bajó mucho el costo de sus cursos, monto que había sido fijado por Hawayo Takata, pero, en
su método de transmisión era obligatorio adquirir un juego de tres resonadores, los cuales no eran
nada económicos. Esto abarca un breve período, y a pesar de que en una de sus últimas entrevistas
antes de su fallecimiento en 2003 negó lo referente a los resonadores, hay material escrito que él fue
entregando años antes y en el cual sí se habla de ellos.
Aun así, la historia del antahkarana siguió su curso, así creció, y probablemente lo siga
haciendo durante mucho tiempo, pues a pesar de que a lo largo de los años ha habido intentos de
unificar o normalizar el Reiki, esto se ha convertido solo en una instauración de estilos propietarios, y
sobre todo, locales. Luego, existe un fenómeno curioso, y es que a pesar de la inmediatez de
Internet, la transmisión también transita por otras vías, mucho más lentas. Es así que mientras en un