2. - Hoy es mi cumpleaños - dijo ella.
- Lo sé - respondió él.
- Pues aún no me has felicitado.
- Porque te he preparado algo muy especial y quería esperar hasta
que lo vieses.
- ¿En serio? - Sí, sí. Déjate el rollo. ¿Cuándo me vas a enseñar la sorpresa?
- Claro. - Pues… ahora mismo si quieres.
- ¿Qué es? - ¿Sí?
- No puedo decírtelo, es una sorpresa. - No hay mejor momento que ahora. Pero tienes que ponerte una
- Jo. Venga… dame una pista. venda en los ojos.
- No. Nada de pistas. Tendrás que esperar. - ¡Ni hablar! No voy a ir por ahí con los ojos tapados. A saber dónde
- Bueno, esperare… hoy me siento vieja. quieres llevarme.
- Uy, sí. Tenga usted cuidado abuela no se me caiga y se rompa la - ¡Anda ya! Confía en mí.
cadera. - Está bien. Pero como me lleves a un callejón oscuro para meterme
- No te rías, es verdad. mano, te mataré.
- Que no, que estás muy bien. Estas muy guapa, más que nunca. - Que sí… déjate el drama y cierra los ojos que te ponga la venda.
- No estoy guapa…
Le tapó los ojos, la cogió de la mano y la guió por unas calles
Él la miró de arriba abajo. Le gustaba mucho ese pelo rubio largo y mientras ella se quejaba preguntando cuándo iban a llegar y que a
esos grandes ojos azules. ver qué clase de estrafalaria sorpresa le había preparado. Él
respondía y se quejaba a su vez por lo pesada que era ella con tanta
- Tienes razón. Lo que estás es preciosa. queja y tan poca confianza. Tras unos pocos minutos llegaron a un
gran parque.
- Me has traído al parque… huelo la hierba recién cortada.
- Sí.
3. - ¿Y qué vamos a hacer aquí?
- Deja de preguntar, pesada.
- Capaz eres de dejarme aquí atada a un árbol y decirme que espere
mientras te vas a desayunar.
- Eso sólo pasó una vez, - se rió él - pero esta vez no. No en tu
cumpleaños.
- Ya, ya, ya. - ¡Me encanta! - se acercó a él, lo abrazó y le dio un gran beso en la
- Venga, que casi estamos. mejilla. Miro hacia los demás - Muchas gracias a todos, de verdad,
- Menos mal, ya estoy harta de no ver nada. no me lo esperaba. Va a ser un gran día con todos aquí.
- Sí que lo va a ser - le dijo él.
Anduvieron un poco más hasta llegar a un rincón del parque, donde - ¿Lo has organizado tú solo?
esperaba la sorpresa. - Así es.
- Es… increíble…
- Prepárate, voy a quitarte la venda. - No te pongas sentimental, que no te pega.
- Ahora estoy nerviosa. - Qué tonto… Ha sido un detalle maravilloso organizar esto.
- Allá vamos… - Me alegra que te guste.
- ¿Sabes? Estas son el tipo de cosas que te hacen encantador.
Mientras sus ojos se acostumbraban a la luz de la mañana, empezó - Vas a hacer que me ruborice.
a sonar música. Era su canción favorita. Y entonces vio el lugar, - Creo que podría llegar a enamorarme de ti… si existiese de verdad y
rodeado de árboles, con flores mostrando todo su color en aquel no fuese producto de tu imaginación…
caluroso día de verano y, alrededor de ella, todos sus amigos, una
mesa llena de regalos y sobre la hierba varios manteles con comida. En aquel momento pasó un hombre paseando a su perro, vio todos
los manteles y al chico hablando solo. "Pobre loco". Él observo su
- ¡Muchas felicidades! - le deseó. Sus amigos se unieron a la cara que no admitía ningún tipo de dudas sobre lo que estaba
felicitación - Espero que te guste este picnic en el parque. pensando.
- Ya, es una mierda, soy consciente de que no existes… bueno, a
veces - le dijo mirándola a los ojos - a ver qué hago ahora con toda
esta comida…