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CONSIDERACIONES SOBRE LOS ATAQUES TERRORISTAS DEL 11 DE
                       SEPTIEMBRE DE 2001

    El 11 de septiembre del año 2001 el mundo entero fue testigo de los ataques terroristas
más brutales de la historia de la humanidad. Este evento marcó el más importante hito
histórico en el desarrollo de los eventos mundiales desde la segunda guerra mundial por varias
razones:
    1. Fue la segunda vez en la historia de Estados Unidos que este país recibió un ataque de
        esta magnitud en su territorio.
    2. El evento destruyó uno de los íconos más reconocidos de Estados Unidos alrededor
        del mundo: las Torres Gemelas.
    3. La colisión del segundo avión contra la torre sur y el subsiguiente colapso de ambas
        torres fue presenciado en tiempo real.

    El propósito de este breve escrito es examinar el mensaje que Dios ha transmitido a la
humanidad entera a través de este evento. He titulado este artículo deliberadamente con la
palabra “consideraciones” para enfatizar el mensaje que quiero transmitir, el cual es que el
lector debe considerar concienzudamente si Dios le confirma las conclusiones que aquí
sugiero. Al usar este título también he querido advertir al lector que no pretendo que el
contenido de este escrito esté libre de errores, o que el mismo prediga el futuro.

Un mensaje en un evento
        El primer punto a considerar es si es factible que Dios haya querido, entre muchísimas
otras cosas, transmitir un mensaje profético a una gran audiencia a través de estos ataques
terroristas. Para poder arrojar alguna luz sobre esta tesis es útil que consideremos cómo Dios
comunicó los mensajes proféticos a su pueblo Israel en los tiempos bíblicos.

Leemos en Números 12:6-8:
6. Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le
apareceré en visión, en sueños hablaré con él.
7. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa.
8. Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de
Jehová….

       Lo que Dios nos quiere comunicar , y es claro para cualquier persona que haya leído
aún someramente la Biblia, es que el mensaje profético generalmente no es transmitido en
forma digerida, sino en una forma en que el mensaje tiene que ser discernido, interpretado o
descodificado con el fin de entender su aplicación a la realidad. Las razones por las que Dios
actúa de esta forma están fuera del alcance de este escrito, pero basta con que por el momento
reconozcamos que este es el patrón que el Señor usa en toda la revelación bíblica, culminando
con el libro de Apocalipsis, el cual cuenta con gran cantidad de simbolismos, metáforas y
símiles para completar la revelación de la persona de Jesucristo y de la consumación final del
Reino de Dios.
       Muchas veces el mensaje profético en las Escrituras viene en forma verbal, a través de
una proclamación de un vocero de Dios, otras veces viene en forma de un sueño o visión, y
otras veces en forma de un evento. Nos enfocaremos únicamente en este momento en los
últimos dos canales, ya que representan la forma en que Dios transmite un mensaje a través de
una imagen o vivencia, ya sea en la realidad o en la mente del soñador.




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Ejemplo del canal del sueño es el mensaje que Dios transmitió a Nabucodonosor
referente a los cuatro imperios mundiales que gobernarían durante el lapso de los tiempos de
los gentiles. Nabucodonosor no recibió una disertación en forma verbal acerca de la historia
geopolítica de las civilizaciones gentiles, sino más bien presenció un pequeño video cargado
de simbolismos, que transmitían en forma condensada o archivada la totalidad del mensaje.
        Uno de los muchísimos ejemplos de la transmisión del mensaje a través del evento o
acto profético es el de Jeremías cuando él mismo anduvo profetizando entre el pueblo de
Israel cargando un yugo de madera, simbolizando la futura servidumbre de Israel a manos de
los babilonios.
        Podemos concluir entonces que Dios usa en algunas instancias impresiones visuales de
eventos, ya sea en la realidad o en sueños, para transmitir mensajes de índole profético al
hombre, por lo que sin duda cabe la posibilidad de que el evento del 11 de septiembre, siendo
tal vez el evento de mayor importancia geopolítica de los últimos sesenta años, presenciado
casi por todos los habitantes del globo, tenga un mensaje de máxima importancia para toda la
humanidad.

Posibles elementos proféticos de los ataques del 11 de septiembre
        Lo primero que notamos al acercarnos al evento del 11 de septiembre desde la
perspectiva de un evento profético es el nombre abreviado o clave con el que se ha llegado a
conocer popularmente el ataque: 9/11. Este número es conocido en toda la cultura
norteamericana como el número telefónico con el que se comunica una emergencia. Toda
persona norteamericana sabe reconocer sin ninguna duda en esta secuencia de tres dígitos un
claro mensaje: EMERGENCIA.
        Esta aparente coincidencia de la fecha del ataque, el título que se le colocó en la
cultura popular al evento y el número insigne de emergencia en Estados Unidos, es la primera
bandera que nos debe alertar a examinar la advertencia que el Señor nos quiere transmitir.
        Lo que no se comenta mucho acerca de la destrucción de la torres es que las mismas
eran parte de un complejo de siete edificios conocidos como el World Trade Center. Las
Torres Gemelas eran llamadas como WTC1 y WTC2 respectivamente, y los demás edificios
tenían nombres correlativos hasta llegar a WTC7. Como consecuencia directa de los eventos
del 911 los siete edificios fueron destruidos. Para cualquier estudiante de la Biblia el número
de edificios destruidos, siete, es por lo menos sugestivo.
        Otra de las características llamativas de este desastre es el hecho de que de los cuatro
aviones secuestrados ese día, cada uno era aparentemente piloteado por individuos de cuatro
distintas nacionalidades: egipcia, libanesa, saudita y de Emiratos Árabes Unidos. Los quince
secuestradores restantes eran todos de nacionalidad saudita, así que el sabor del atacante
promedio era marcadamente de Arabia Saudita, lo cual es también llamativo, teniendo en
cuenta que este país es el principal exportador de la región del Medio Oriente de petróleo para
Estados Unidos.
        De los cuatro aviones secuestrados ese día, dos eran de United Airlines, y dos eran de
American Airlines. No cuesta mucho aparejar estas palabras para sugerir una doble mención
de United States of America.

Posible mensaje profético en los ataques terroristas
        Con el breve trasfondo anterior, procederé a plantear lo que Dios podría estar
comunicando a toda la humanidad, y en particular a Estados Unidos, acerca de los eventos del
futuro próximo.




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Quiero enfatizar nuevamente que no tendré ningún problema en admitir en el futuro
que algunos de estos elementos no tenían un mensaje, y que por tanto estaba equivocado en
asignarles trascendencia profética. Sin embargo, creo firmemente, y sin duda alguna, que el
GRAN mensaje es real y sucederá en el futuro próximo. Obviamente algunos de los
elementos abajo discutidos son más evidentes, y su trascendencia más fuerte, que otros
elementos menores. Pido al lector no descartar el gran mensaje por pensar o juzgar que he
exagerado al ver en los pequeños elementos algo más que simples datos.
El gran tema de los eventos
      Creo firmemente que el gran tema profético de lo ocurrido durante ese fatídico día se
resume en las siguientes dos frases, dadas por José a Faraón de Egipto, y por Daniel a
Nabucodonosor de Babilonia:

       “…Dios ha mostrado a Faraón lo que va a hacer” Génesis 41:24
       “…y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros
       días” Daniel 2:28

        En otras palabras, los eventos del 9/11 son una representación gráfica en simbolismos
de lo que ha de acontecer a los Estados Unidos de América en los siguientes años.
        Antes de iniciar el análisis de los eventos de ese día, quiero hacer notar que los
objetivos del ataque fueron básicamente tres: el World Trade Center, el Pentágono y
aparentemente la Casa Blanca en Washington DC, por lo que dividiré la reflexión siguiente de
acuerdo a estos tres lugares, los cuales son evidentemente símbolos del poder económico,
militar y político del país.

El ataque sobre el World Trade Center
        El ataque sobre el WTC carga la mayor cantidad de mensaje profético de los tres
blancos terroristas, y representa el primero de los sucesos proféticos que acontecerá. Su gran
significado no es difícil de discernir, el cual podríamos resumir en la siguiente frase:

       La economía de Estados Unidos de América, siendo el Centro del Comercio Mundial
       (World Trade Center) sufrirá dentro de poco tiempo, y en forma repentina, una
       sacudida tan fuerte que llevará en un breve lapso a su total colapso ante la mirada
       escéptica del mundo. Dicha sacudida tendrá como epicentro el Medio Oriente, y como
       catalizador, el petróleo.

        Como hemos mencionado anteriormente, el nombre del evento grita a voz en cuello
que el mensaje es de máxima importancia y representa una condición de suma emergencia,
tanto por su cercanía en el tiempo como por sus alcances. La emergencia del mensaje
profético no puede ser ignorada, debe ser atendida con la mayor urgencia para poder salvar lo
que aún es salvable. ¡El mensaje no es para la siguiente generación de norteamericanos, es
para ahora mismo!
        Las dos torres representan el poderío de la economía de Estados Unidos. Esta metáfora
no es de mi exclusiva invención, sino que fue reconocida aún por los desarrolladores del
proyecto original al bautizarlo con el nombre de World Trade Center. El poder económico
norteamericano se concentra en New York, específicamente en Manhattan, donde se erigía
orgulloso el símbolo de este poder en la dos mega torres.
        De hecho, previo al 9/11 no habría otro lugar o construcción que alguien pudiera elegir
de toda la geografía o urbes de Estados Unidos que representara tan claramente, tanto en



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nombre como en apariencia, función y ubicación, el símbolo del poder económico de Estados
Unidos.
        La mención de la palabra “mundo” en el nombre de las Torres (World Trade Center)
nos habla del alcance global que tendrá la destrucción de la economía de Estados Unidos,
siendo este país el principal motor de la economía mundial, su colapso tendrá repercusiones
que se sentirán hasta en la más pequeña y aparentemente aislada economía del globo.
        El hecho de que son dos torres, las cuales son impactadas una después de otra, y que
colapsan una después de otra, es provocativamente recordatorio del sueño que tuvo dos veces
seguidas el Faraón de Egipto en el tiempo de José. Este Faraón, sin conocer a Dios
personalmente, recibió de Dios revelación en simbolismo acerca del futuro económico de su
nación. Al ser dichos sueños interpretados por José, él descifró el significado de que el sueño
se hubiese repetido dos veces: el mensaje era firme de parte de Dios. No había nada que
pudiese impedir que los años de hambre llegasen a Egipto, el edicto era firme de parte del
Altísimo. De la misma forma, la virtual repetición de todos los terribles eventos (impacto,
incendio y final colapso) de las dos torres nos habla de la firmeza del mensaje profético de
Dios: nada ni nadie detendrá el juicio contra la economía norteamericana decretado por el
Señor.
        El vehículo de destrucción de las torres tiene también, en mi opinión, un profundo
significado. Cada torre fue impactada por un Boeing 767 cargado de combustible. Como
todos los que presenciaron el impacto del segundo avión en la Torre Norte puede recordar, el
golpe en sí del avión al penetrar la cortina de columnas y vigas en dicha torre no pareció
debilitar en nada al edificio. La estructura se limitó a abrir su boca y tragar al avión lleno de
personas, para comenzar a emitir un humo negro por sus costados, sin haber perdido
aparentemente nada de su integridad estructural. Sin embargo, después de aproximadamente
dos horas, el fatídico desenlace se desarrolló ante la estupefacta mirada de todo el mundo; lo
que tomó años en construirse, y fue en su momento una gran muestra de ingeniería humana,
colapsó en menos de un minuto. El asombroso colapso de las torres ha llevado incluso a
algunos a conjeturar acerca de la existencia de posibles conspiraciones, aún del mismo
gobierno federal, que permitieron la colocación de explosivos para destruir la estructura de los
edificios.
        Ante este desconcertante desenlace, uno se podría preguntar: ¿Qué derribó las torres?
No fue el daño generado por el impacto de los aviones; tampoco fueron los explosivos
previamente colocados como algunos quisieran creer, sino fue el fuego estratégicamente
iniciado, alimentado por la gran cantidad de combustible que los aviones llevaban. Dicho con
otras palabras y en forma sugestiva: el petróleo (el combustible de los aviones) derribó la
economía (las torres).
        La economía norteamericana sufrirá un duro golpe a causa de su dependencia del
petróleo importado. Esta crisis del petróleo importado durará en su etapa más intensa algunos
meses (simbolizada por el lapso en que las torres ardieron), hasta el punto que ante las
miradas incrédulas de todos los expertos, la economía tendrá un total colapso. Así como
ningún especialista en estructura hubiese pensado, una vez salvado el primer impacto, que las
masivas estructuras colapsarían como presa de un daño gradual e invisible a los espectadores,
así también la economía norteamericana se vendrá abajo cuando menos se piensa y en forma
repentina. La sorpresa y lo inverosímil del evento son parte de la estrategia divina.
        ¿Qué originará esta futura crisis del petróleo? Aquí también parece ser que los eventos
nos dan pistas: el origen del problema será el Medio Oriente, y específicamente Arabia
Saudita. Como es del conocimiento público, Estados Unidos tiene como segunda fuente de
petróleo importado a Arabia Saudita detrás de Canadá, y como su principal fuente en el
Medio Oriente. No solamente esto es así, sino que fue por medio de un trato con Arabia
Saudita durante la administración de Richard Nixon, que los saudíes accedieron a seguir


                                               4
denominando el comercio de su petróleo exclusivamente en dólares norteamericanos, a
cambio de protección de su status quo político y de sus fronteras. Este aspecto de la
cooperación de estos países es raramente comentado, y sin embargo ha sido la razón más
importante por la que Estados Unidos ha podido manejar año tras año un déficit federal y de
comercio que ya excede un trillón de dólares anuales. Al denominar la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP) el mercado de petróleo exclusivamente en dólares
norteamericanos, el mundo apetece estas divisas como un medio para asegurarse en el futuro
inmediato una tajada de la producción petrolera. Por el momento la mayor parte de las
reservas de divisas de todos los gobiernos del mundo están en dólares, lo que les permite a los
países ahorrar su capital en la divisa con la cual se compra el petróleo en la bolsa, así como
pagar sus deudas a las instituciones financieras mundiales, como el IMF (International
Monetary Fund), el cual denomina también sus préstamos en esta moneda.
        Como una pequeña muestra de esta relación mutua podemos recordar la inmediata
reacción de Estados Unidos ante la invasión de Kuwait por parte de Irak, que ponía en riesgo
una futura injerencia de Saddam Hussein en Arabia Saudita. Simplemente no hay otro país
musulmán más íntimamente ligado económicamente con Estados Unidos que Arabia Saudita,
tanto así que recientemente, ante la creciente amenaza local de Irán, Estados Unidos está
abiertamente negociando un tratado de armas de $20 billones con Arabia Saudita, obviamente
con el fin de armarla para poder desanimar un futuro ataque Iraní Shiita contra su gobierno
Suni.
    Parece ser que esta relación íntima de muchos años terminará siendo el beso de la muerte
para la economía norteamericana. Cómo sucederá esto es imposible de decir, pero se pueden
aventurar algunas ideas:
    a) La producción de los pozos petroleros de Arabia Saudita puede estar secretamente a
        punto de colapsar, como algunos analistas sugieren.
    b) Arabia Saudita podría ser víctima de una revolución interna, quitando a la casa Saud
        del gobierno e instaurando en su lugar un régimen fanático Shiita, que manipulado por
        Irán, embargaría el envío de petróleo a Occidente.
    c) Una guerra en el Medio Oriente, que involucre a Arabia Saudita e Israel y que
        perturbe por algunos meses el envío de petróleo a Occidente, tal como ocurrió durante
        las pasadas guerras en que Israel estuvo involucrado en 1967 y 1973.
    d) Un repudio por parte de Arabia Saudita a denominar la venta de petróleo
        exclusivamente en dólares, llevando inmediatamente a los demás miembros de OPEP
        a imitar su acción. Como consecuencia la demanda por el dólar americano
        inmediatamente sucumbiría aún más de lo que ya ha caído, precipitando una
        hiperinflación en su economía.

    Finalmente analizaremos el hecho que como parte del ataque no solamente fueron
destruidas las dos Torres Gemelas, emblema del sitio llamado WTC, sino que con ellas fueron
destruidas cinco estructuras más, sumando un total de siete edificios destruidos. Como todo
estudiante bíblico sabe, el número siete se usa simbólicamente para denotar lo completo, total,
maduro. Es decir, la economía norteamericana como centro neural de la economía mundial
será completamente destruida. Esta crisis dejará a la actual super potencia en una posición
relegada como jugador internacional.
    Esto puede parecer inverosímil a un observador que cuenta únicamente con las
herramientas de la lógica, pero recordemos que un escenario así explicaría perfectamente la
ausencia de mención de Estados Unidos en el escenario de los eventos finales.
    Cabe mencionar que además de estos siete edificios que conformaban la totalidad del
WTC, también fue destruida la iglesia Ortodoxa de San Nicolás. Este edificio fue el único de



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Manhattan ajeno al complejo de WTC que fue destruido como consecuencia directa del
derrumbe de las torres.
    Este hecho es notable, ya que simboliza el hecho que junto con el colapso de la economía
vendrá también juicio a la religión organizada denominacional. Esta iglesia, que no formaba
parte del complejo, fue destruida como daño colateral de los ataques contra el WTC. Así
también, aquellas organizaciones religiosas, ya sean cristianas o no cristianas, que han
prosperado a la sombra de la economía de Estados Unidos, y no a la sombra del Espíritu de
Dios, serán destruidas con el derrumbe de aquella.
    Hoy en día existen cientos y miles de organizaciones llamadas cristianas cuyo único afán
es el de pedir y recolectar dinero de sus congregaciones, con el fin de construir mega
ministerios y siervos super estrellas. El colapso de la economía será un duro golpe para los
tales, y marcará una línea de demarcación entre aquellas congregaciones que estaban a la
sombra de Dios, y aquellas que florecían a la sombra de la gran torre de Mamón.

El ataque contra el Pentágono
         El tercer avión secuestrado tuvo su destino en el Edificio del Pentágono, uno de los
edificios de oficinas con mayor extensión del mundo. Este edificio es símbolo indiscutido del
poder militar de Estados Unidos, por lo cual ese ataque presagiaría un conflicto militar en el
que Estados Unidos sería atacado por una nación o coalición de naciones en su propio
territorio.
         Ya que este ataque se dio después del impacto de los dos aviones en las torres,
podemos entender que dicho ataque seguirá al inicio de la crisis económica del país. Este
escenario es perfectamente lógico, ya que al iniciar un período de gran crisis económica en el
mundo, es previsible que se den grandes movimientos geopolíticos con el fin de asegurarse
los pocos recursos que quedan. Entre algunos de los premios más codiciados estarían las
grandes reservas de petróleo de Canadá, y la zona de Medio Oeste norteamericana, que es la
canasta de pan del país.
    Como consecuencia de la paralización casi total de la actividad económica causada por
este conflicto militar, la economía norteamericana colapsará totalmente. Este hecho es
simbolizado por la secuencia de los eventos de esa mañana:
    1. Las dos torres impactadas
    2. El Pentágono fue atacado
    3. Las dos torres cayeron

    A diferencia del ataque contra el símbolo de la economía, el Pentágono no fue destruido
totalmente por el ataque. Al observar una vista general del edificio, podemos ver que el daño
que recibió el edificio fue pequeño en relación con su tamaño. Esto nos habla de que Estados
Unidos no será derrotado militarmente en este conflicto, pero sí dañado en algún grado.
    Este ataque vendrá en forma sorpresiva, sin aviso previo, tal como sucedió con el ataque
sobre la instalación militar. Tal fue la sorpresa del ataque sobre el Pentágono, que en mi
conocimiento, no hay video o fotos del avión acercándose al edificio; solamente hay una toma
de la bola de fuego en el momento del estallido del avión.

El ataque fallido contra la Casa Blanca
       Finalmente el avión que estaba dirigido contra la Casa Blanca no llegó a su destino,
sino que fue derribado por los mismos pasajeros en un campo al sur oeste de Pensilvania.
Según las investigaciones subsecuentes, el destino final de este avión era la Casa Blanca,
símbolo del poder político de la nación.



                                              6
Hay tres aspectos importantes a notar en este último ataque fallido. Primero, que el
fracaso vino a los atacantes solamente después de haber tenido un éxito sorprendente con las
Torres Gemelas, y un éxito parcial con el Pentágono. Segundo, que el avión fue derribado no
por las fuerzas del gobierno de Estados Unidos, sino por un grupo de valientes civiles que se
organizaron aparte del sistema, y entregaron sus vidas hasta la muerte. Tercero, que el lugar
donde el avión cayó a tierra no daño a nadie, y es un lugar con importante trasfondo histórico
en Estados Unidos.
        Ya que este avión no alcanzó su cometido, podemos entender que como fruto de estos
futuros conflictos que sobrevendrán a Estados Unidos, la continuidad y la unidad de la nación
no sucumbirá. Dios en su misericordia no permitirá que el plan satánico de destruir a esta gran
nación, que ha sido cuna y semillero de grandes siervos del Señor, prospere. Como siempre,
el castigo de Dios sobre sus hijos será con medida, hasta alcanzar el fin deseado: el
arrepentimiento.
        Como consecuencia de estas grandes dificultades que vendrán a esta nación, se
levantará un pequeño ejército de verdaderos patriotas, leales a Dios y a los ideales originales
de la Unión, y entregarán sus vidas hasta la muerte con el fin de salvar al país. Dios no traerá
salvación por la vía militar, ni por la vía del poderío económico, sino por la vía de hombres y
mujeres comunes y corrientes que puedan “aborrecer sus vidas hasta la muerte”. Como fruto
de su entrega incondicional la nación sobrevivirá, pero con un rostro totalmente cambiado. Ya
no más como un poder económico, y habiendo sufrido destrucción parcial en sus grandes
ciudades, Estados Unidos cumplirá las palabras del profeta Sofonías cuando dijo “dejaré un
pueblo humilde en la tierra” (Sofonías 3:12).
        Finalmente el lugar donde el avión cayó a tierra, es decir, donde la amenaza de
destrucción de la nación como entidad política cedió, fue el estado de Pensilvana. Este estado
fue sede de una de las trece colonias originales de la Unión. Fue en este estado donde tuvo
lugar la famosa batalla de Gettysburg, y donde uno de los más admirados presidentes de
Estados Unidos, Abraham Lincoln dirigió su más famoso discurso, con ocasión de la
dedicación del Cementerio Nacional de Soldados, en uno de los momentos coyunturales de la
Guerra Civil. Nuevamente creo que hay una sugestiva relación entre el estado donde la Guerra
Civil cambió de rumbo hacia una victoria de los abolicionistas, y el lugar donde el último
avión secuestrado fue destruido por el pueblo norteamericano.

¿Cuándo sucederán estas cosas?
        El tema de la ubicación específica en el tiempo de los eventos proféticos es siempre
difícil de abordar. Por un lado, el Señor no siempre da dirección clara sobre el tiempo del
cumplimiento de algunos eventos del futuro. Por otro lado, debemos saber que en ocasiones
especiales el Señor si dio un margen de tiempo para consumar una palabra profética. Como
ejemplos de esto último podemos recordar el ya mencionado caso de Faraón, donde junto con
el sueño que avisaba de una crisis de alimentos también se le dio en “clave” el tiempo en que
esto sucedería: después de siete años de abundancia. En este caso era claro el propósito de
revelar el tiempo del cumplimiento del sueño profético, y era que Faraón por mano de José se
preparara para la crisis y así pudiera ser un país de refugio para toda la región.
        Otro ejemplo en que el anuncio del juicio viene con una etiqueta del tiempo del
cumplimiento fue el caso de Jonás: Dios había decretado que Jonás anunciara la destrucción
total de la ciudad Nínive en cuarenta días. En este caso sin embargo, el juicio no fue
completado en respuesta al arrepentimiento espontáneo de los pobladores de la ciudad más
grande e importante de ese tiempo.




                                               7
Es importante reconocer estos ejemplos bíblicos para no caer en el error de condenar
cualquier intento o deseo por discernir si el aviso del juicio por parte del Señor viene con una
indicación del tiempo del cumplimiento del castigo.
       Creo que en el caso que nos ocupa, sí hay indicios del tiempo del cumplimiento de la
etapa económica de la crisis. Primeramente, el hecho de que el título del evento en la memoria
del mundo es 911 nos habla de una urgencia. Si el colapso económico anunciado por ese
evento estuviese unas cuantas décadas aún en el futuro, no sería congruente el título acuñado
del evento profético con el momento de su cumplimiento. El título en cuestión sugiere
urgencia, y por tanto implica un lapso corto antes de su cumplimiento.

Precedentes bíblicos de anuncios del juicio
        Hay dos casos bíblicos en los que el Señor usó una misma ventana de tiempo para
anunciar el juicio venidero. Tales casos fueron los de Faraón en el tiempo de José, anunciando
un tiempo de crisis económica, y el caso de Ezequiel, anunciando la completa destrucción de
Jerusalén a manos de Nabucodonosor. En ambos casos la ventana de tiempo de antelación fue
de siete años.
        En el caso de Faraón el asunto profético era un hambre generalizada en la tierra, que
por el relato bíblico sabemos que no se limitó únicamente a las tierras alimentadas por el Nilo,
sino también a Canaán, donde habitaban Jacob y sus hijos. En este caso el tiempo hasta el
cumplimiento de la segunda etapa del sueño profético (la hambruna) estaba implícitamente
expresado en los sueños de Faraón, que contemplaban dos grupos de siete vacas en uno de los
sueños, y dos grupos de siete espigas en el siguiente sueño. En este caso el número siete tenía
la doble función de denotar la duración de la abundancia y la crisis, y a la vez apuntar al
alcance global de la crisis.
        En la profecía de Ezequiel la ventana de tiempo hasta el cumplimiento no estaba
expresada en su mensaje. En el capítulo 3 de Ezequiel leemos cómo el profeta fue instruido
por Dios para diseñar sobre un adobe de barro un modelo de la ciudad de Jerusalén, con el
propósito de representar en un modelo claramente visible a todos el sitio que Nabucodonosor
impondría a la ciudad y las funestas consecuencias que seguirían. Al leer el relato y los
capítulos previos con atención, vemos que dicho acto profético de representar en un modelo
tridimensional el asedio contra Jerusalén y su posterior calamidad fue ordenado por Dios
exactamente siete años antes de su cumplimiento. Sin embargo este lapso no fue parte del
mensaje original, y nosotros podemos conocer su anticipación al cumplimiento solamente
porque es un hecho pasado.
    Estos dos ejemplos nos pueden dar una base para conjeturar que el cumplimiento del
colapso económico de Estados Unidos podría ocurrir siete años después del aviso del 911.
Este lapso no lo he adjudicado en forma antojadiza, sino tomando en cuenta las similitudes
que existen entre los sueños proféticos de Faraón y los ataques terroristas:
    • En ambos casos se sucede el evento central de la profecía dos veces. Faraón sueña dos
        veces el mismo sueño, con distinta simbología. En los ataques del 911 son dos veces
        las que se suceden el impacto, incendio y colapso de un edificio de 110 pisos.
    • En ambos eventos el juicio en cuestión es la crisis económica de un imperio.
    • En el caso de Faraón los símbolos (vacas y espigas) aparecen en grupos de siete,
        denotando principalmente la duración de cada etapa. Así, la destrucción de los siete
        edificios del complejo pudieran apuntar a lo mismo.
    • En ambos casos se presentan siete elementos para representar la totalidad de la
        destrucción o de la crisis. En el caso de Faraón había siete espigas y siete vacas, en el
        caso del WTC habían siete edificios.



                                               8
En cualquier caso, no debemos insistir en este lapso sugerido para el cumplimiento de la
advertencia, ya que como he explicado anteriormente el propósito de este escrito no es
predecir fechas, sino más bien comunicar el gran mensaje que de todo corazón creo que el
Señor ha anunciado al mundo entero: la Torre Económica caerá en breve.

El gran mosaico
        Una importante pregunta al considerar las implicaciones proféticas del 11 de
septiembre es la siguiente: ¿Cómo encaja un inminente colapso económico de Estados
Unidos, y por ende mundial, en el esquema profético que nos pinta la Escritura?
        El rol que juegan los Estados Unidos de América en el escenario de los eventos finales
ha sido permanente incógnita. Todos aquellos que han estudiado de una manera seria y
sistemática el tema profético en las Escrituras llegan a la misma conclusión: Los Estados
Unidos, por una razón no explicada, no aparece en los eventos de la semana final de años de
la humanidad. La razón por la que la gran superpotencia actual no figura entre los jugadores
de este drama no es aclarada en forma explícita por las Escrituras, aunque se pueden encontrar
referencias para ello en forma implícita.

Lo que sí sabemos
       Empecemos por enumerar algunos hechos que creemos conocer claramente acerca del
desenlace final y de sus actores:

En al ámbito económico:
        La economía mundial estará controlada por una sola entidad. Esta entidad controlará la
economía a través de un marco legal que excluirá de participación a todos aquellos que no
formen parte del sistema político. Este esquema es resumido en la expresión bíblica: la marca
de la bestia.
        Aunque no se comunica de una forma explícita, se deduce que por el hecho que existe
un único ente controlador de la actividad económica mundial, que el mundo eventualmente
contará con una sola moneda. Esto parece ser un requerimiento porque para poder controlar
efectivamente la economía mundial se debe tener un completo control sobre las monedas en
circulación, lo cual no puede suceder cuando cada país ejerce soberanía sobre su propia
moneda a través de su banco central o equivalente.

En al ámbito político:
        La Biblia anuncia claramente que al final la raza humana estará bajo el gobierno
tiránico centralizado del Hombre de Pecado. Dicho sistema se levantará de las cenizas y sobre
las ruinas de los cuatro grandes imperios mundiales de Babilonia, Persia, Grecia y Roma. Es
reconocido por todos los serios estudiantes de la profecía que la base geográfica de dicho
gobierno será el que fue el asiento del gran Imperio Romano del tiempo de nuestro Señor, el
cual abarcaba básicamente toda Europa y el Medio Oriente. Aunque no se enseña en forma
explícita, es claro que estas condiciones excluyen a EEUU, una potencia económica, con
régimen democrático al otro lado del Atlántico.

En al ámbito religioso
       La humanidad tendrá al final de los tiempos una sola religión oficial, patrocinada y
básicamente unida con el sistema político legal. La adoración del postrer César será
mandatoria, tal como sucedió con Roma en el primer siglo después de Cristo. Nuevamente,


                                              9
todo país que profese en su sistema de gobierno la separación de la religión y el Estado, y la
libertad de culto, deberá ser previamente neutralizado e eliminado antes que este último
esquema pueda ser una realidad.

        Vemos pues, que el gran obstáculo natural que se encuentra en el esquema político,
social, económico y religioso para llegar a la última tiranía mundial es Estados Unidos. El
sistema político y económico de Europa no será conquistado por el Hombre de Pecado, sino
que este mismo sistema irá evolucionando cada vez más hacia la tiranía (socialismo y ateísmo
controlador) hasta que el mismo haya alcanzado tal poder que pueda sostener la plataforma
para la manifestación de éste.

¿Cómo será neutralizado Estados Unidos?
        Durante los años de la Guerra Fría entre Occidente y el Comunismo Soviético era
ampliamente especulado por los comentaristas proféticos que el juicio divino sobre los EEUU
vendría vía un holocausto nuclear desatado por la Unión Soviética. Ahora que es imposible
encontrar una potencia mundial que pueda vencer militarmente a Estados Unidos en una
confrontación militar convencional, es obvio que el ocaso de la gran superpotencia no
sucederá en forma militar, por lo menos en su primera fase.
        Es evidente entonces que a menos que empujemos el horizonte profético muchísimas
décadas hacia el futuro, lo cual permitiría visualizar un lento debilitamiento del gigante,
deberá haber otro mecanismo que el Señor utilizará para preparar la escena para el gran final
de la historia natural humana.
        Si estamos de acuerdo en que el horizonte en todo el esquema mundial apunta hacia el
retorno físico de Cristo en nuestra generación, es fácil llegar a la conclusión que la única vía
por la que Estados Unidos caerá de su lugar como superpotencia será su colapso económico.
    Sin necesidad de entrar en detalles de cómo esto sucederá, basta con afirmar que el
escenario de un colapso económico a corto plazo de Estados Unidos no es ya una conjetura de
una mente calenturienta, sino una posibilidad real aún para analistas sin iluminación bíblica.
El mecanismo exacto que propiciaría este desastre no es el objeto de este documento, pero
quiero mencionar por lo menos los siguientes factores que pueden contribuir de alguna
manera:
    • El gran déficit fiscal del Gobierno Federal, el cual ronda los 270 billones de dólares
        anuales.
    • El gran déficit comercial de Estados Unidos, el cual es de alrededor de 800 billones de
        dólares anuales.
    • Las futuras obligaciones de Medicare y Social Security que enfrentará el gobierno
        Federal en las siguientes décadas., las cuales han sido objeto de oscuras perspectivas
        por parte del mismo Presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke, y el Contador en
        Jefe del Gobierno, David Walker.
    • La gran cantidad de deuda americana que tienen los gobiernos extranjeros,
        particularmente China, los cuales han anunciado ya el inicio de la diversificación de
        sus divisas en otras monedas, posiblemente llevando a un escenario de inundación de
        la economía norteamericana con trillones de dólares que ingresarían a su mercado, sin
        tener el respaldo productivo correspondiente.
    • La política inflacionaria que ha seguido la Reserva Federal durante los años de Alan
        Greenspan y su sucesor Ben Bernanke, inyectando grandes cantidades de dinero a la
        economía a través de una tasa de intereses artificialmente baja.
    • La burbuja del mercado de bienes raíces, que ya ha comenzado su proceso de
        explosión.



                                              10
•   El creciente precio del petróleo, cuya reciente tendencia alcista de los últimos años
       probablemente no se debe únicamente a factores geopolíticos, sino más bien a la
       realidad de estar ya en la meseta de la producción mundial del petróleo, conocida
       popularmente como el Hubbert’s Peak.

¿Qué debemos hacer?
        Ante la posibilidad muy real de estar a las puertas del siguiente gran evento en la
preparación del escenario profético, debemos ahora enfrentar la pregunta más relevante de
este artículo: ¿Qué debo hacer?
        Es posible, como hemos explicado, que el siguiente terremoto a nivel mundial suceda
en el área de la economía, por lo que podríamos replantear la pregunta de una manera más
específica: ¿Cómo debo manejar mis finanzas personales ante este posible escenario?
    Si bien el aseguramiento de las finanzas ante un colapso mundial de esta magnitud es una
tarea imposible, aún para el más iluminado economista, puedo contribuir con la enumeración
de los siguientes principios bíblicos:
    • Reduzca su cantidad de deuda al mínimo posible, aunque aparentemente le cueste una
        posible oportunidad de negocio. Ponga como objetivo en su vida el estar libre de
        deudas en cuanto sea posible.
    • Reduzca su tren de vida, eliminando todo gasto superfluo. Acostumbrémonos a vivir
        de la manera más sencilla que sea posible.
    • Oremos por nuestras finanzas. El dinero no equivale a riqueza en términos
        económicos, y la Biblia revela que la verdadera prosperidad no consiste en los bienes
        que el hombre posee.
    • Vigilemos nuestro corazón. Todos tenemos una medida de idolatría hacia Mamón, el
        dios de la riqueza. Busquemos derribar totalmente este altar dentro de nosotros.
    • No basemos nuestras decisiones diarias en ganancias económicas. La economía, tal
        como hemos visto, no es una base firme para construir nuestra vida, ni para guiar
        nuestro actuar.
    • Pongamos nuestras finanzas al servicio del Reino de Dios. La avenida segura para
        recibir en el Reino de Dios es dar. Demos para los necesitados, para nuestras familias,
        para nuestra Iglesia Local y para la predicación del evangelio a nivel mundial.
    • Finalmente, busquemos a Dios en oración. Cada persona y familia recibirá del Señor
        directamente estrategias para prepararse ante eventuales crisis. Lo que aplica para mí
        no necesariamente aplica para otros, cada uno debe proponerse oír la voz del Señor y
        obedecerla.


   En Cristo,

   Ricardo Narváez Hinds
   Julio 2007




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Torres

  • 1. CONSIDERACIONES SOBRE LOS ATAQUES TERRORISTAS DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2001 El 11 de septiembre del año 2001 el mundo entero fue testigo de los ataques terroristas más brutales de la historia de la humanidad. Este evento marcó el más importante hito histórico en el desarrollo de los eventos mundiales desde la segunda guerra mundial por varias razones: 1. Fue la segunda vez en la historia de Estados Unidos que este país recibió un ataque de esta magnitud en su territorio. 2. El evento destruyó uno de los íconos más reconocidos de Estados Unidos alrededor del mundo: las Torres Gemelas. 3. La colisión del segundo avión contra la torre sur y el subsiguiente colapso de ambas torres fue presenciado en tiempo real. El propósito de este breve escrito es examinar el mensaje que Dios ha transmitido a la humanidad entera a través de este evento. He titulado este artículo deliberadamente con la palabra “consideraciones” para enfatizar el mensaje que quiero transmitir, el cual es que el lector debe considerar concienzudamente si Dios le confirma las conclusiones que aquí sugiero. Al usar este título también he querido advertir al lector que no pretendo que el contenido de este escrito esté libre de errores, o que el mismo prediga el futuro. Un mensaje en un evento El primer punto a considerar es si es factible que Dios haya querido, entre muchísimas otras cosas, transmitir un mensaje profético a una gran audiencia a través de estos ataques terroristas. Para poder arrojar alguna luz sobre esta tesis es útil que consideremos cómo Dios comunicó los mensajes proféticos a su pueblo Israel en los tiempos bíblicos. Leemos en Números 12:6-8: 6. Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. 7. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. 8. Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová…. Lo que Dios nos quiere comunicar , y es claro para cualquier persona que haya leído aún someramente la Biblia, es que el mensaje profético generalmente no es transmitido en forma digerida, sino en una forma en que el mensaje tiene que ser discernido, interpretado o descodificado con el fin de entender su aplicación a la realidad. Las razones por las que Dios actúa de esta forma están fuera del alcance de este escrito, pero basta con que por el momento reconozcamos que este es el patrón que el Señor usa en toda la revelación bíblica, culminando con el libro de Apocalipsis, el cual cuenta con gran cantidad de simbolismos, metáforas y símiles para completar la revelación de la persona de Jesucristo y de la consumación final del Reino de Dios. Muchas veces el mensaje profético en las Escrituras viene en forma verbal, a través de una proclamación de un vocero de Dios, otras veces viene en forma de un sueño o visión, y otras veces en forma de un evento. Nos enfocaremos únicamente en este momento en los últimos dos canales, ya que representan la forma en que Dios transmite un mensaje a través de una imagen o vivencia, ya sea en la realidad o en la mente del soñador. 1
  • 2. Ejemplo del canal del sueño es el mensaje que Dios transmitió a Nabucodonosor referente a los cuatro imperios mundiales que gobernarían durante el lapso de los tiempos de los gentiles. Nabucodonosor no recibió una disertación en forma verbal acerca de la historia geopolítica de las civilizaciones gentiles, sino más bien presenció un pequeño video cargado de simbolismos, que transmitían en forma condensada o archivada la totalidad del mensaje. Uno de los muchísimos ejemplos de la transmisión del mensaje a través del evento o acto profético es el de Jeremías cuando él mismo anduvo profetizando entre el pueblo de Israel cargando un yugo de madera, simbolizando la futura servidumbre de Israel a manos de los babilonios. Podemos concluir entonces que Dios usa en algunas instancias impresiones visuales de eventos, ya sea en la realidad o en sueños, para transmitir mensajes de índole profético al hombre, por lo que sin duda cabe la posibilidad de que el evento del 11 de septiembre, siendo tal vez el evento de mayor importancia geopolítica de los últimos sesenta años, presenciado casi por todos los habitantes del globo, tenga un mensaje de máxima importancia para toda la humanidad. Posibles elementos proféticos de los ataques del 11 de septiembre Lo primero que notamos al acercarnos al evento del 11 de septiembre desde la perspectiva de un evento profético es el nombre abreviado o clave con el que se ha llegado a conocer popularmente el ataque: 9/11. Este número es conocido en toda la cultura norteamericana como el número telefónico con el que se comunica una emergencia. Toda persona norteamericana sabe reconocer sin ninguna duda en esta secuencia de tres dígitos un claro mensaje: EMERGENCIA. Esta aparente coincidencia de la fecha del ataque, el título que se le colocó en la cultura popular al evento y el número insigne de emergencia en Estados Unidos, es la primera bandera que nos debe alertar a examinar la advertencia que el Señor nos quiere transmitir. Lo que no se comenta mucho acerca de la destrucción de la torres es que las mismas eran parte de un complejo de siete edificios conocidos como el World Trade Center. Las Torres Gemelas eran llamadas como WTC1 y WTC2 respectivamente, y los demás edificios tenían nombres correlativos hasta llegar a WTC7. Como consecuencia directa de los eventos del 911 los siete edificios fueron destruidos. Para cualquier estudiante de la Biblia el número de edificios destruidos, siete, es por lo menos sugestivo. Otra de las características llamativas de este desastre es el hecho de que de los cuatro aviones secuestrados ese día, cada uno era aparentemente piloteado por individuos de cuatro distintas nacionalidades: egipcia, libanesa, saudita y de Emiratos Árabes Unidos. Los quince secuestradores restantes eran todos de nacionalidad saudita, así que el sabor del atacante promedio era marcadamente de Arabia Saudita, lo cual es también llamativo, teniendo en cuenta que este país es el principal exportador de la región del Medio Oriente de petróleo para Estados Unidos. De los cuatro aviones secuestrados ese día, dos eran de United Airlines, y dos eran de American Airlines. No cuesta mucho aparejar estas palabras para sugerir una doble mención de United States of America. Posible mensaje profético en los ataques terroristas Con el breve trasfondo anterior, procederé a plantear lo que Dios podría estar comunicando a toda la humanidad, y en particular a Estados Unidos, acerca de los eventos del futuro próximo. 2
  • 3. Quiero enfatizar nuevamente que no tendré ningún problema en admitir en el futuro que algunos de estos elementos no tenían un mensaje, y que por tanto estaba equivocado en asignarles trascendencia profética. Sin embargo, creo firmemente, y sin duda alguna, que el GRAN mensaje es real y sucederá en el futuro próximo. Obviamente algunos de los elementos abajo discutidos son más evidentes, y su trascendencia más fuerte, que otros elementos menores. Pido al lector no descartar el gran mensaje por pensar o juzgar que he exagerado al ver en los pequeños elementos algo más que simples datos. El gran tema de los eventos Creo firmemente que el gran tema profético de lo ocurrido durante ese fatídico día se resume en las siguientes dos frases, dadas por José a Faraón de Egipto, y por Daniel a Nabucodonosor de Babilonia: “…Dios ha mostrado a Faraón lo que va a hacer” Génesis 41:24 “…y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días” Daniel 2:28 En otras palabras, los eventos del 9/11 son una representación gráfica en simbolismos de lo que ha de acontecer a los Estados Unidos de América en los siguientes años. Antes de iniciar el análisis de los eventos de ese día, quiero hacer notar que los objetivos del ataque fueron básicamente tres: el World Trade Center, el Pentágono y aparentemente la Casa Blanca en Washington DC, por lo que dividiré la reflexión siguiente de acuerdo a estos tres lugares, los cuales son evidentemente símbolos del poder económico, militar y político del país. El ataque sobre el World Trade Center El ataque sobre el WTC carga la mayor cantidad de mensaje profético de los tres blancos terroristas, y representa el primero de los sucesos proféticos que acontecerá. Su gran significado no es difícil de discernir, el cual podríamos resumir en la siguiente frase: La economía de Estados Unidos de América, siendo el Centro del Comercio Mundial (World Trade Center) sufrirá dentro de poco tiempo, y en forma repentina, una sacudida tan fuerte que llevará en un breve lapso a su total colapso ante la mirada escéptica del mundo. Dicha sacudida tendrá como epicentro el Medio Oriente, y como catalizador, el petróleo. Como hemos mencionado anteriormente, el nombre del evento grita a voz en cuello que el mensaje es de máxima importancia y representa una condición de suma emergencia, tanto por su cercanía en el tiempo como por sus alcances. La emergencia del mensaje profético no puede ser ignorada, debe ser atendida con la mayor urgencia para poder salvar lo que aún es salvable. ¡El mensaje no es para la siguiente generación de norteamericanos, es para ahora mismo! Las dos torres representan el poderío de la economía de Estados Unidos. Esta metáfora no es de mi exclusiva invención, sino que fue reconocida aún por los desarrolladores del proyecto original al bautizarlo con el nombre de World Trade Center. El poder económico norteamericano se concentra en New York, específicamente en Manhattan, donde se erigía orgulloso el símbolo de este poder en la dos mega torres. De hecho, previo al 9/11 no habría otro lugar o construcción que alguien pudiera elegir de toda la geografía o urbes de Estados Unidos que representara tan claramente, tanto en 3
  • 4. nombre como en apariencia, función y ubicación, el símbolo del poder económico de Estados Unidos. La mención de la palabra “mundo” en el nombre de las Torres (World Trade Center) nos habla del alcance global que tendrá la destrucción de la economía de Estados Unidos, siendo este país el principal motor de la economía mundial, su colapso tendrá repercusiones que se sentirán hasta en la más pequeña y aparentemente aislada economía del globo. El hecho de que son dos torres, las cuales son impactadas una después de otra, y que colapsan una después de otra, es provocativamente recordatorio del sueño que tuvo dos veces seguidas el Faraón de Egipto en el tiempo de José. Este Faraón, sin conocer a Dios personalmente, recibió de Dios revelación en simbolismo acerca del futuro económico de su nación. Al ser dichos sueños interpretados por José, él descifró el significado de que el sueño se hubiese repetido dos veces: el mensaje era firme de parte de Dios. No había nada que pudiese impedir que los años de hambre llegasen a Egipto, el edicto era firme de parte del Altísimo. De la misma forma, la virtual repetición de todos los terribles eventos (impacto, incendio y final colapso) de las dos torres nos habla de la firmeza del mensaje profético de Dios: nada ni nadie detendrá el juicio contra la economía norteamericana decretado por el Señor. El vehículo de destrucción de las torres tiene también, en mi opinión, un profundo significado. Cada torre fue impactada por un Boeing 767 cargado de combustible. Como todos los que presenciaron el impacto del segundo avión en la Torre Norte puede recordar, el golpe en sí del avión al penetrar la cortina de columnas y vigas en dicha torre no pareció debilitar en nada al edificio. La estructura se limitó a abrir su boca y tragar al avión lleno de personas, para comenzar a emitir un humo negro por sus costados, sin haber perdido aparentemente nada de su integridad estructural. Sin embargo, después de aproximadamente dos horas, el fatídico desenlace se desarrolló ante la estupefacta mirada de todo el mundo; lo que tomó años en construirse, y fue en su momento una gran muestra de ingeniería humana, colapsó en menos de un minuto. El asombroso colapso de las torres ha llevado incluso a algunos a conjeturar acerca de la existencia de posibles conspiraciones, aún del mismo gobierno federal, que permitieron la colocación de explosivos para destruir la estructura de los edificios. Ante este desconcertante desenlace, uno se podría preguntar: ¿Qué derribó las torres? No fue el daño generado por el impacto de los aviones; tampoco fueron los explosivos previamente colocados como algunos quisieran creer, sino fue el fuego estratégicamente iniciado, alimentado por la gran cantidad de combustible que los aviones llevaban. Dicho con otras palabras y en forma sugestiva: el petróleo (el combustible de los aviones) derribó la economía (las torres). La economía norteamericana sufrirá un duro golpe a causa de su dependencia del petróleo importado. Esta crisis del petróleo importado durará en su etapa más intensa algunos meses (simbolizada por el lapso en que las torres ardieron), hasta el punto que ante las miradas incrédulas de todos los expertos, la economía tendrá un total colapso. Así como ningún especialista en estructura hubiese pensado, una vez salvado el primer impacto, que las masivas estructuras colapsarían como presa de un daño gradual e invisible a los espectadores, así también la economía norteamericana se vendrá abajo cuando menos se piensa y en forma repentina. La sorpresa y lo inverosímil del evento son parte de la estrategia divina. ¿Qué originará esta futura crisis del petróleo? Aquí también parece ser que los eventos nos dan pistas: el origen del problema será el Medio Oriente, y específicamente Arabia Saudita. Como es del conocimiento público, Estados Unidos tiene como segunda fuente de petróleo importado a Arabia Saudita detrás de Canadá, y como su principal fuente en el Medio Oriente. No solamente esto es así, sino que fue por medio de un trato con Arabia Saudita durante la administración de Richard Nixon, que los saudíes accedieron a seguir 4
  • 5. denominando el comercio de su petróleo exclusivamente en dólares norteamericanos, a cambio de protección de su status quo político y de sus fronteras. Este aspecto de la cooperación de estos países es raramente comentado, y sin embargo ha sido la razón más importante por la que Estados Unidos ha podido manejar año tras año un déficit federal y de comercio que ya excede un trillón de dólares anuales. Al denominar la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) el mercado de petróleo exclusivamente en dólares norteamericanos, el mundo apetece estas divisas como un medio para asegurarse en el futuro inmediato una tajada de la producción petrolera. Por el momento la mayor parte de las reservas de divisas de todos los gobiernos del mundo están en dólares, lo que les permite a los países ahorrar su capital en la divisa con la cual se compra el petróleo en la bolsa, así como pagar sus deudas a las instituciones financieras mundiales, como el IMF (International Monetary Fund), el cual denomina también sus préstamos en esta moneda. Como una pequeña muestra de esta relación mutua podemos recordar la inmediata reacción de Estados Unidos ante la invasión de Kuwait por parte de Irak, que ponía en riesgo una futura injerencia de Saddam Hussein en Arabia Saudita. Simplemente no hay otro país musulmán más íntimamente ligado económicamente con Estados Unidos que Arabia Saudita, tanto así que recientemente, ante la creciente amenaza local de Irán, Estados Unidos está abiertamente negociando un tratado de armas de $20 billones con Arabia Saudita, obviamente con el fin de armarla para poder desanimar un futuro ataque Iraní Shiita contra su gobierno Suni. Parece ser que esta relación íntima de muchos años terminará siendo el beso de la muerte para la economía norteamericana. Cómo sucederá esto es imposible de decir, pero se pueden aventurar algunas ideas: a) La producción de los pozos petroleros de Arabia Saudita puede estar secretamente a punto de colapsar, como algunos analistas sugieren. b) Arabia Saudita podría ser víctima de una revolución interna, quitando a la casa Saud del gobierno e instaurando en su lugar un régimen fanático Shiita, que manipulado por Irán, embargaría el envío de petróleo a Occidente. c) Una guerra en el Medio Oriente, que involucre a Arabia Saudita e Israel y que perturbe por algunos meses el envío de petróleo a Occidente, tal como ocurrió durante las pasadas guerras en que Israel estuvo involucrado en 1967 y 1973. d) Un repudio por parte de Arabia Saudita a denominar la venta de petróleo exclusivamente en dólares, llevando inmediatamente a los demás miembros de OPEP a imitar su acción. Como consecuencia la demanda por el dólar americano inmediatamente sucumbiría aún más de lo que ya ha caído, precipitando una hiperinflación en su economía. Finalmente analizaremos el hecho que como parte del ataque no solamente fueron destruidas las dos Torres Gemelas, emblema del sitio llamado WTC, sino que con ellas fueron destruidas cinco estructuras más, sumando un total de siete edificios destruidos. Como todo estudiante bíblico sabe, el número siete se usa simbólicamente para denotar lo completo, total, maduro. Es decir, la economía norteamericana como centro neural de la economía mundial será completamente destruida. Esta crisis dejará a la actual super potencia en una posición relegada como jugador internacional. Esto puede parecer inverosímil a un observador que cuenta únicamente con las herramientas de la lógica, pero recordemos que un escenario así explicaría perfectamente la ausencia de mención de Estados Unidos en el escenario de los eventos finales. Cabe mencionar que además de estos siete edificios que conformaban la totalidad del WTC, también fue destruida la iglesia Ortodoxa de San Nicolás. Este edificio fue el único de 5
  • 6. Manhattan ajeno al complejo de WTC que fue destruido como consecuencia directa del derrumbe de las torres. Este hecho es notable, ya que simboliza el hecho que junto con el colapso de la economía vendrá también juicio a la religión organizada denominacional. Esta iglesia, que no formaba parte del complejo, fue destruida como daño colateral de los ataques contra el WTC. Así también, aquellas organizaciones religiosas, ya sean cristianas o no cristianas, que han prosperado a la sombra de la economía de Estados Unidos, y no a la sombra del Espíritu de Dios, serán destruidas con el derrumbe de aquella. Hoy en día existen cientos y miles de organizaciones llamadas cristianas cuyo único afán es el de pedir y recolectar dinero de sus congregaciones, con el fin de construir mega ministerios y siervos super estrellas. El colapso de la economía será un duro golpe para los tales, y marcará una línea de demarcación entre aquellas congregaciones que estaban a la sombra de Dios, y aquellas que florecían a la sombra de la gran torre de Mamón. El ataque contra el Pentágono El tercer avión secuestrado tuvo su destino en el Edificio del Pentágono, uno de los edificios de oficinas con mayor extensión del mundo. Este edificio es símbolo indiscutido del poder militar de Estados Unidos, por lo cual ese ataque presagiaría un conflicto militar en el que Estados Unidos sería atacado por una nación o coalición de naciones en su propio territorio. Ya que este ataque se dio después del impacto de los dos aviones en las torres, podemos entender que dicho ataque seguirá al inicio de la crisis económica del país. Este escenario es perfectamente lógico, ya que al iniciar un período de gran crisis económica en el mundo, es previsible que se den grandes movimientos geopolíticos con el fin de asegurarse los pocos recursos que quedan. Entre algunos de los premios más codiciados estarían las grandes reservas de petróleo de Canadá, y la zona de Medio Oeste norteamericana, que es la canasta de pan del país. Como consecuencia de la paralización casi total de la actividad económica causada por este conflicto militar, la economía norteamericana colapsará totalmente. Este hecho es simbolizado por la secuencia de los eventos de esa mañana: 1. Las dos torres impactadas 2. El Pentágono fue atacado 3. Las dos torres cayeron A diferencia del ataque contra el símbolo de la economía, el Pentágono no fue destruido totalmente por el ataque. Al observar una vista general del edificio, podemos ver que el daño que recibió el edificio fue pequeño en relación con su tamaño. Esto nos habla de que Estados Unidos no será derrotado militarmente en este conflicto, pero sí dañado en algún grado. Este ataque vendrá en forma sorpresiva, sin aviso previo, tal como sucedió con el ataque sobre la instalación militar. Tal fue la sorpresa del ataque sobre el Pentágono, que en mi conocimiento, no hay video o fotos del avión acercándose al edificio; solamente hay una toma de la bola de fuego en el momento del estallido del avión. El ataque fallido contra la Casa Blanca Finalmente el avión que estaba dirigido contra la Casa Blanca no llegó a su destino, sino que fue derribado por los mismos pasajeros en un campo al sur oeste de Pensilvania. Según las investigaciones subsecuentes, el destino final de este avión era la Casa Blanca, símbolo del poder político de la nación. 6
  • 7. Hay tres aspectos importantes a notar en este último ataque fallido. Primero, que el fracaso vino a los atacantes solamente después de haber tenido un éxito sorprendente con las Torres Gemelas, y un éxito parcial con el Pentágono. Segundo, que el avión fue derribado no por las fuerzas del gobierno de Estados Unidos, sino por un grupo de valientes civiles que se organizaron aparte del sistema, y entregaron sus vidas hasta la muerte. Tercero, que el lugar donde el avión cayó a tierra no daño a nadie, y es un lugar con importante trasfondo histórico en Estados Unidos. Ya que este avión no alcanzó su cometido, podemos entender que como fruto de estos futuros conflictos que sobrevendrán a Estados Unidos, la continuidad y la unidad de la nación no sucumbirá. Dios en su misericordia no permitirá que el plan satánico de destruir a esta gran nación, que ha sido cuna y semillero de grandes siervos del Señor, prospere. Como siempre, el castigo de Dios sobre sus hijos será con medida, hasta alcanzar el fin deseado: el arrepentimiento. Como consecuencia de estas grandes dificultades que vendrán a esta nación, se levantará un pequeño ejército de verdaderos patriotas, leales a Dios y a los ideales originales de la Unión, y entregarán sus vidas hasta la muerte con el fin de salvar al país. Dios no traerá salvación por la vía militar, ni por la vía del poderío económico, sino por la vía de hombres y mujeres comunes y corrientes que puedan “aborrecer sus vidas hasta la muerte”. Como fruto de su entrega incondicional la nación sobrevivirá, pero con un rostro totalmente cambiado. Ya no más como un poder económico, y habiendo sufrido destrucción parcial en sus grandes ciudades, Estados Unidos cumplirá las palabras del profeta Sofonías cuando dijo “dejaré un pueblo humilde en la tierra” (Sofonías 3:12). Finalmente el lugar donde el avión cayó a tierra, es decir, donde la amenaza de destrucción de la nación como entidad política cedió, fue el estado de Pensilvana. Este estado fue sede de una de las trece colonias originales de la Unión. Fue en este estado donde tuvo lugar la famosa batalla de Gettysburg, y donde uno de los más admirados presidentes de Estados Unidos, Abraham Lincoln dirigió su más famoso discurso, con ocasión de la dedicación del Cementerio Nacional de Soldados, en uno de los momentos coyunturales de la Guerra Civil. Nuevamente creo que hay una sugestiva relación entre el estado donde la Guerra Civil cambió de rumbo hacia una victoria de los abolicionistas, y el lugar donde el último avión secuestrado fue destruido por el pueblo norteamericano. ¿Cuándo sucederán estas cosas? El tema de la ubicación específica en el tiempo de los eventos proféticos es siempre difícil de abordar. Por un lado, el Señor no siempre da dirección clara sobre el tiempo del cumplimiento de algunos eventos del futuro. Por otro lado, debemos saber que en ocasiones especiales el Señor si dio un margen de tiempo para consumar una palabra profética. Como ejemplos de esto último podemos recordar el ya mencionado caso de Faraón, donde junto con el sueño que avisaba de una crisis de alimentos también se le dio en “clave” el tiempo en que esto sucedería: después de siete años de abundancia. En este caso era claro el propósito de revelar el tiempo del cumplimiento del sueño profético, y era que Faraón por mano de José se preparara para la crisis y así pudiera ser un país de refugio para toda la región. Otro ejemplo en que el anuncio del juicio viene con una etiqueta del tiempo del cumplimiento fue el caso de Jonás: Dios había decretado que Jonás anunciara la destrucción total de la ciudad Nínive en cuarenta días. En este caso sin embargo, el juicio no fue completado en respuesta al arrepentimiento espontáneo de los pobladores de la ciudad más grande e importante de ese tiempo. 7
  • 8. Es importante reconocer estos ejemplos bíblicos para no caer en el error de condenar cualquier intento o deseo por discernir si el aviso del juicio por parte del Señor viene con una indicación del tiempo del cumplimiento del castigo. Creo que en el caso que nos ocupa, sí hay indicios del tiempo del cumplimiento de la etapa económica de la crisis. Primeramente, el hecho de que el título del evento en la memoria del mundo es 911 nos habla de una urgencia. Si el colapso económico anunciado por ese evento estuviese unas cuantas décadas aún en el futuro, no sería congruente el título acuñado del evento profético con el momento de su cumplimiento. El título en cuestión sugiere urgencia, y por tanto implica un lapso corto antes de su cumplimiento. Precedentes bíblicos de anuncios del juicio Hay dos casos bíblicos en los que el Señor usó una misma ventana de tiempo para anunciar el juicio venidero. Tales casos fueron los de Faraón en el tiempo de José, anunciando un tiempo de crisis económica, y el caso de Ezequiel, anunciando la completa destrucción de Jerusalén a manos de Nabucodonosor. En ambos casos la ventana de tiempo de antelación fue de siete años. En el caso de Faraón el asunto profético era un hambre generalizada en la tierra, que por el relato bíblico sabemos que no se limitó únicamente a las tierras alimentadas por el Nilo, sino también a Canaán, donde habitaban Jacob y sus hijos. En este caso el tiempo hasta el cumplimiento de la segunda etapa del sueño profético (la hambruna) estaba implícitamente expresado en los sueños de Faraón, que contemplaban dos grupos de siete vacas en uno de los sueños, y dos grupos de siete espigas en el siguiente sueño. En este caso el número siete tenía la doble función de denotar la duración de la abundancia y la crisis, y a la vez apuntar al alcance global de la crisis. En la profecía de Ezequiel la ventana de tiempo hasta el cumplimiento no estaba expresada en su mensaje. En el capítulo 3 de Ezequiel leemos cómo el profeta fue instruido por Dios para diseñar sobre un adobe de barro un modelo de la ciudad de Jerusalén, con el propósito de representar en un modelo claramente visible a todos el sitio que Nabucodonosor impondría a la ciudad y las funestas consecuencias que seguirían. Al leer el relato y los capítulos previos con atención, vemos que dicho acto profético de representar en un modelo tridimensional el asedio contra Jerusalén y su posterior calamidad fue ordenado por Dios exactamente siete años antes de su cumplimiento. Sin embargo este lapso no fue parte del mensaje original, y nosotros podemos conocer su anticipación al cumplimiento solamente porque es un hecho pasado. Estos dos ejemplos nos pueden dar una base para conjeturar que el cumplimiento del colapso económico de Estados Unidos podría ocurrir siete años después del aviso del 911. Este lapso no lo he adjudicado en forma antojadiza, sino tomando en cuenta las similitudes que existen entre los sueños proféticos de Faraón y los ataques terroristas: • En ambos casos se sucede el evento central de la profecía dos veces. Faraón sueña dos veces el mismo sueño, con distinta simbología. En los ataques del 911 son dos veces las que se suceden el impacto, incendio y colapso de un edificio de 110 pisos. • En ambos eventos el juicio en cuestión es la crisis económica de un imperio. • En el caso de Faraón los símbolos (vacas y espigas) aparecen en grupos de siete, denotando principalmente la duración de cada etapa. Así, la destrucción de los siete edificios del complejo pudieran apuntar a lo mismo. • En ambos casos se presentan siete elementos para representar la totalidad de la destrucción o de la crisis. En el caso de Faraón había siete espigas y siete vacas, en el caso del WTC habían siete edificios. 8
  • 9. En cualquier caso, no debemos insistir en este lapso sugerido para el cumplimiento de la advertencia, ya que como he explicado anteriormente el propósito de este escrito no es predecir fechas, sino más bien comunicar el gran mensaje que de todo corazón creo que el Señor ha anunciado al mundo entero: la Torre Económica caerá en breve. El gran mosaico Una importante pregunta al considerar las implicaciones proféticas del 11 de septiembre es la siguiente: ¿Cómo encaja un inminente colapso económico de Estados Unidos, y por ende mundial, en el esquema profético que nos pinta la Escritura? El rol que juegan los Estados Unidos de América en el escenario de los eventos finales ha sido permanente incógnita. Todos aquellos que han estudiado de una manera seria y sistemática el tema profético en las Escrituras llegan a la misma conclusión: Los Estados Unidos, por una razón no explicada, no aparece en los eventos de la semana final de años de la humanidad. La razón por la que la gran superpotencia actual no figura entre los jugadores de este drama no es aclarada en forma explícita por las Escrituras, aunque se pueden encontrar referencias para ello en forma implícita. Lo que sí sabemos Empecemos por enumerar algunos hechos que creemos conocer claramente acerca del desenlace final y de sus actores: En al ámbito económico: La economía mundial estará controlada por una sola entidad. Esta entidad controlará la economía a través de un marco legal que excluirá de participación a todos aquellos que no formen parte del sistema político. Este esquema es resumido en la expresión bíblica: la marca de la bestia. Aunque no se comunica de una forma explícita, se deduce que por el hecho que existe un único ente controlador de la actividad económica mundial, que el mundo eventualmente contará con una sola moneda. Esto parece ser un requerimiento porque para poder controlar efectivamente la economía mundial se debe tener un completo control sobre las monedas en circulación, lo cual no puede suceder cuando cada país ejerce soberanía sobre su propia moneda a través de su banco central o equivalente. En al ámbito político: La Biblia anuncia claramente que al final la raza humana estará bajo el gobierno tiránico centralizado del Hombre de Pecado. Dicho sistema se levantará de las cenizas y sobre las ruinas de los cuatro grandes imperios mundiales de Babilonia, Persia, Grecia y Roma. Es reconocido por todos los serios estudiantes de la profecía que la base geográfica de dicho gobierno será el que fue el asiento del gran Imperio Romano del tiempo de nuestro Señor, el cual abarcaba básicamente toda Europa y el Medio Oriente. Aunque no se enseña en forma explícita, es claro que estas condiciones excluyen a EEUU, una potencia económica, con régimen democrático al otro lado del Atlántico. En al ámbito religioso La humanidad tendrá al final de los tiempos una sola religión oficial, patrocinada y básicamente unida con el sistema político legal. La adoración del postrer César será mandatoria, tal como sucedió con Roma en el primer siglo después de Cristo. Nuevamente, 9
  • 10. todo país que profese en su sistema de gobierno la separación de la religión y el Estado, y la libertad de culto, deberá ser previamente neutralizado e eliminado antes que este último esquema pueda ser una realidad. Vemos pues, que el gran obstáculo natural que se encuentra en el esquema político, social, económico y religioso para llegar a la última tiranía mundial es Estados Unidos. El sistema político y económico de Europa no será conquistado por el Hombre de Pecado, sino que este mismo sistema irá evolucionando cada vez más hacia la tiranía (socialismo y ateísmo controlador) hasta que el mismo haya alcanzado tal poder que pueda sostener la plataforma para la manifestación de éste. ¿Cómo será neutralizado Estados Unidos? Durante los años de la Guerra Fría entre Occidente y el Comunismo Soviético era ampliamente especulado por los comentaristas proféticos que el juicio divino sobre los EEUU vendría vía un holocausto nuclear desatado por la Unión Soviética. Ahora que es imposible encontrar una potencia mundial que pueda vencer militarmente a Estados Unidos en una confrontación militar convencional, es obvio que el ocaso de la gran superpotencia no sucederá en forma militar, por lo menos en su primera fase. Es evidente entonces que a menos que empujemos el horizonte profético muchísimas décadas hacia el futuro, lo cual permitiría visualizar un lento debilitamiento del gigante, deberá haber otro mecanismo que el Señor utilizará para preparar la escena para el gran final de la historia natural humana. Si estamos de acuerdo en que el horizonte en todo el esquema mundial apunta hacia el retorno físico de Cristo en nuestra generación, es fácil llegar a la conclusión que la única vía por la que Estados Unidos caerá de su lugar como superpotencia será su colapso económico. Sin necesidad de entrar en detalles de cómo esto sucederá, basta con afirmar que el escenario de un colapso económico a corto plazo de Estados Unidos no es ya una conjetura de una mente calenturienta, sino una posibilidad real aún para analistas sin iluminación bíblica. El mecanismo exacto que propiciaría este desastre no es el objeto de este documento, pero quiero mencionar por lo menos los siguientes factores que pueden contribuir de alguna manera: • El gran déficit fiscal del Gobierno Federal, el cual ronda los 270 billones de dólares anuales. • El gran déficit comercial de Estados Unidos, el cual es de alrededor de 800 billones de dólares anuales. • Las futuras obligaciones de Medicare y Social Security que enfrentará el gobierno Federal en las siguientes décadas., las cuales han sido objeto de oscuras perspectivas por parte del mismo Presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke, y el Contador en Jefe del Gobierno, David Walker. • La gran cantidad de deuda americana que tienen los gobiernos extranjeros, particularmente China, los cuales han anunciado ya el inicio de la diversificación de sus divisas en otras monedas, posiblemente llevando a un escenario de inundación de la economía norteamericana con trillones de dólares que ingresarían a su mercado, sin tener el respaldo productivo correspondiente. • La política inflacionaria que ha seguido la Reserva Federal durante los años de Alan Greenspan y su sucesor Ben Bernanke, inyectando grandes cantidades de dinero a la economía a través de una tasa de intereses artificialmente baja. • La burbuja del mercado de bienes raíces, que ya ha comenzado su proceso de explosión. 10
  • 11. El creciente precio del petróleo, cuya reciente tendencia alcista de los últimos años probablemente no se debe únicamente a factores geopolíticos, sino más bien a la realidad de estar ya en la meseta de la producción mundial del petróleo, conocida popularmente como el Hubbert’s Peak. ¿Qué debemos hacer? Ante la posibilidad muy real de estar a las puertas del siguiente gran evento en la preparación del escenario profético, debemos ahora enfrentar la pregunta más relevante de este artículo: ¿Qué debo hacer? Es posible, como hemos explicado, que el siguiente terremoto a nivel mundial suceda en el área de la economía, por lo que podríamos replantear la pregunta de una manera más específica: ¿Cómo debo manejar mis finanzas personales ante este posible escenario? Si bien el aseguramiento de las finanzas ante un colapso mundial de esta magnitud es una tarea imposible, aún para el más iluminado economista, puedo contribuir con la enumeración de los siguientes principios bíblicos: • Reduzca su cantidad de deuda al mínimo posible, aunque aparentemente le cueste una posible oportunidad de negocio. Ponga como objetivo en su vida el estar libre de deudas en cuanto sea posible. • Reduzca su tren de vida, eliminando todo gasto superfluo. Acostumbrémonos a vivir de la manera más sencilla que sea posible. • Oremos por nuestras finanzas. El dinero no equivale a riqueza en términos económicos, y la Biblia revela que la verdadera prosperidad no consiste en los bienes que el hombre posee. • Vigilemos nuestro corazón. Todos tenemos una medida de idolatría hacia Mamón, el dios de la riqueza. Busquemos derribar totalmente este altar dentro de nosotros. • No basemos nuestras decisiones diarias en ganancias económicas. La economía, tal como hemos visto, no es una base firme para construir nuestra vida, ni para guiar nuestro actuar. • Pongamos nuestras finanzas al servicio del Reino de Dios. La avenida segura para recibir en el Reino de Dios es dar. Demos para los necesitados, para nuestras familias, para nuestra Iglesia Local y para la predicación del evangelio a nivel mundial. • Finalmente, busquemos a Dios en oración. Cada persona y familia recibirá del Señor directamente estrategias para prepararse ante eventuales crisis. Lo que aplica para mí no necesariamente aplica para otros, cada uno debe proponerse oír la voz del Señor y obedecerla. En Cristo, Ricardo Narváez Hinds Julio 2007 11