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Lenguaje y comunicación 1 2010
                                                    Manuel Velasco P.



I. PRELECTURA
PRELECTURA:
    1. Contesta los siguiente:
         Recuerdas a tus amigos de             ¿Alguno de tus compañeros
          infancia.                              sufrió     de      alguna
         ¿Quién era el más divertido?           enfermedad? Coméntala.
         ¿A qué jugabas cuando
          tenías unos 10 a 11 años en
          tu barrio?
    2. Comenta el dibujo:




   3. Algunas     personas     padecen
      trastornos psicológicos. ¿En qué
      consiste       un       trastorno
      psicológico?
      __________________________
      __________________________
      __________________________

   4. Los centros de asistencia
      especializada     en    trastornos
      psicológicos son lugares de
      tranquilidad, conoces de la
      existencia de alguno de estos
      centros, anótala a continuación:

         __________________________
         __________________________
         __________________________




     1    Nociones generales
Lenguaje y comunicación 1 2010
                                                               Manuel Velasco P.




II. LECTURA CRÍTICA

                                                   Pelele
Todos, o casi todos, lo conocían con el nombre de Pelele. Tenía los ojos descoloridamente verdes,
mandíbulas de batracio que daban la sensación de albergar dos o más dentaduras, y su cuerpo seco en
el cual los brazos colgaban como badajos de campana. Al andar, Pelele arrastraba el pie derecho como si
tratase de recolectar la basura que a su paso encontraba.
-iPelele...! ¿Qué hora es?
-Le gritábamos los muchachos del barrio cada vez que le encontrábamos. Y Pelele levantaba la cabeza
hacia el cielo, comprimía los ojos hasta darles una apariencia de limones triturados y, sin abandonar su
inexpresiva sonrisa, nos daba la hora exacta.
-¡Es brujo...! -argumentaba uno de los nuestros.
-No, papá dice que es loco y que tiene la manía de contar el tiempo, sentenciaba otro...
Pero siempre le mirábamos con asombro y acaso con una especie de morboso arrobo que es el temor. En
los días feriados Pelele jugaba con nosotros. Se daba modos para correr, saltar o atenazar la pelota con
destreza. Cierta ocasión, jugando de guardavalla, se arrojó temerariamente a los pies de un jugador para
evitar el triunfo del equipo contrario. Recibió tal golpe, que pasó cinco horas inconsciente. Todos
rodeamos al herido hasta que recobrara el conocimiento. Angustiados y nerviosos nos regocijamos
cuando al volver en sí, lo primero que hizo fue sonreír. Esa misma noche juramos solemnemente no
volver a fastidiarle preguntándole la hora, pero pronto tuvimos que olvidar nuestro juramento, pues,
Pelele se entristeció profundamente creyendo que nos habíamos resentido con él.

Pelele, además, trabajaba. Vendía lotería. Cuidaba automóviles. Y hasta era contratista para pintar casas
o mausoleos del cementerio de San Diego. En esta última ocupación había ganado prestigio por su
dedicación y esmero.

Cuando faltaba uno de sus subalternos, él mismo ascendía la escalera para reemplazarle. ¡Era de verle!
Desde arriba nos sonreía con su bocaza y, bamboleando el hisopo de su cabeza, decía la hora titubeando
como siempre en su dicción desmañada y a ratos indescifrable.

Un día apareció cojeando más de lo natural. Traía su rostro descompuesto. Cuando nos acercamos hizo
crujir sus muelazas, produciendo un ruido igual al de una puerta destartalada, abierta por un turbión. Día
a día una sepulcral lividez se fue apoderando de su cara y de sus manos.

Nos preocupamos. Uno de nuestros amigos, cuyo padre era médico, se ofreció para hablarle a fin de que
se interesara por la salud del Pelele.

- Pelele está poniéndose del color de sus orejas... comentamos más de una ocasión en una de nuestras
reuniones.

Doña Clemencia, la vieja de bigote y chismetendera de la esquina, regó la voz de que Pelele estaba
poseso del diablo. ¡No dejamos un solo cristal entero en sus vitrinas...!

Los vecinos iniciaron una colecta pública. Nosotros acordamos romper nuestras alcancías. ¡Cuarenta
sucres reunimos para que Pelele fuera al hospital! Al día siguiente de su ingreso, quisimos ir a visitarle,
pero nuestros padres nos lo prohibieron. Sin embargo, su pobre figura siguió palpitando en nuestras
mentes. En la mía, por ejemplo, aparecía unas veces saltando como ardilla de mimbre en la gramilla del
                                                                                                          2
Lenguaje y comunicación 1 2010
                                                                   Manuel Velasco P.



estadio; otras, cubierto por el hollín de la noche, brincando de estrella en estrella; otras, sumergido hasta
la cintura en el aguazal del invierno reparando desagües obturados, vibrando su cuerpo de renacuajo
asustado por el impacto del agua.

Tito Costales llegó a saber que Pelele ya no estaba en el hospital San Juan de Dios, sino en una casa de
recuperación mental, cuya dirección también la había descubierto.

Fuimos a visitarle un sábado por la tarde. El sitio nos causó dura impresión. Los murallones grises
llenos de hierbajos. El portero empolvado y ausente. Las galerías cubiertas de mugre. El eco de nuestros
pasos. Los patios y sus piletas con remanentes de agua turbia. Había sol, flores, seres humanos, pero
todo olía a teatro abandonado, a fin de escena.
Nos condujeron donde Sor Ángela, la monja encargada del pabellón donde se hallaba Pelele. Ella se
mostró muy jovial desde el principio. Nos obsequió golosinas y nos permitió rozar el plumaje casi
increíble de una avecilla que despertó nuestra curiosidad desde su jaula dorada.

-Es quizás, lo que más quiero en mi vida... -comentó Sor Ángela, y medio confundida estrujó el
escapulario de su hábito.

Pelele no sonreía como de costumbre. Sus pupilas daban la impresión de peces muertos flotando en una
pecera olvidada. Sus manos ahuesadas se aferraban como arácnidos estupefactos a los brazos del sillón
desvencijado. Alguien le preguntó la hora, pero Pelele no movió un solo músculo de su cuerpo.

Cuando se acercó Sor Ángela, pudimos notar que Pelele se encendía interiormente y recién se hacía
presente a nuestras miradas. La sangre se agolpó en sus pómulos y se levantó como cuando iba a
decirnos la hora... pero sus ojos se anclaron en la silueta juvenil de la monja y no en el cielo.

Sor Ángela facilitó nuestras visitas semanales a Pelele. Entrábamos primero en su celda, nos hartábamos
de dulces y jugábamos con el pájaro de plumaje irreal.
Pelele continuaba en su quietud de muerte. Sólo cuando Sor Ángela estaba junto a nosotros, parecía
cobrar vida.
- Hijo - le decía la monja con su voz confeccionada en la oración- te han venido a visitar tus amiguitos,
te han traído obsequios, tienes que agradecerles-. El paquete oscilaba débilmente sobre las piernas de
Pelele mientras sus ojos se sumergían en el alba toca de Sor Ángela.

Así transcurrieron siete semanas. Aquella tarde asomó con su cabeza empolvada el portero y nos negó
su ingreso. Insistimos. Solicitamos hablar con Sor Ángela. Nadie nos hizo de nuestros ruegos. Cuando
nos disponíamos a regresar, salió la religiosa visiblemente contrariada. Sin proferir palabra nos llevó a
su celda. La jaula estaba vacía, caída en mitad de la estancia.


- ¡Lo han matado...I-gimió Sor Ángela.

Contuvimos la respiración. Nuestros espíritus eran la superficie de un vidrio sensitivo recorrido por un
diamante. No sabíamos qué hacer ni qué decir. Mi hermano balbuceó algo. El rostro de la monja estaba
inmerso en un baño de cera, muy pálido. Mi hermano balbuceó nuevamente.

- Está bien -dijo la monja- ¡por fin, por fin van a llevarle a otra parte...!

                                                                                                           3
Lenguaje y comunicación 1 2010
                                                              Manuel Velasco P.



Pelele había vuelto a sonreír. Me alegré. Creí que estaba mejorando. Esta vez no nos dejaron acercar.
Pelele llevaba puesto una extraña camisa blanca que sólo dejaba libre su rojiza faz. Le pregunté la hora.
No obtuve resultado.

Después, como contagiados por una invisible consigna, le preguntamos la hora: "¡Pelele! ¿Qué hora
es...?", como cuando éramos amigos. Pelele, en vez de respondernos, produjo tenues sonidos guturales
con los que trataba, -ahora estamos seguros- de imitar el canto de un pájaro.


I: A NIVEL LITERAL

1. Completa el esquema con datos del texto.




                                       PUNTOS



                                     SIGNOS DE
                                    PUNTUACIÓN
                DOS PUNTOS                                COMAS




                                 PUNTOS Y COMAS




2. INFERENCIA LITERAL. Lee en voz alta el siguiente texto:




3. Ahora, procede a leer con fluidez, claridad, entonación y expresividad, propios de la narración
   teniendo en cuenta los signos de puntuación.


                                                                                                        4
Lenguaje y comunicación 1 2010
                                                                     Manuel Velasco P.



4. Completa los arcos con los datos que se solicitan:




                 personajes                     trabajos de Pelele                       religiosos


5. Las oraciones fueron desordenadas, si las ordenas adecuadamente con números obtendrás una
   secuencia de acontecimientos.

          En los días feriados Pelele jugaba con nosotros.
          Tito Costales llegó a saber que Pelele estaba en una casa de recuperación mental.
          Pelele había vuelto a sonreír. Me alegré.
          Cierta ocasión, jugando de guardavalla, se arrojó temerariamente para evitar el triunfo.
          Pelele trabajaba vendiendo lotería y cuidando automóviles.
          Doña Clemencia regó la voz de que Pelele estaba poseso del diablo.
          Está bien -dijo la monja- ¡por fin, por fin van a llevarle a otra parte...!
          Un día apareció cojeando más de lo natural.
          Todos lo conocían con el nombre de Pelele.
          Los vecinos iniciaron una colecta pública.
          Nos condujeron donde Sor Ángela, la monja encargada donde se hallaba Pelele.
          Fuimos a visitarle un sábado por la tarde.


6. Transcribe las oraciones que le describen a Pelele
      a. _____________________________________________
      b. _____________________________________________
      c. _____________________________________________
      d. _____________________________________________

7. Copia oraciones que tengan carga narrativa:
      a. _____________________________________________
      b. _____________________________________________
      c. _____________________________________________
      d. _____________________________________________

       LENGUAJE INFERENCIAL
       (Denotación)
                                                                                                      5
Lenguaje y comunicación 1 2010
                                                                Manuel Velasco P.



8. De las alternativas, escoge la que corresponda al Tema del texto:
      a. Los trabajos de Pelele.
      b. La historia de Pelele.
      c. El porqué se desquició Pelele.
9. Dibuja a Pelele, según se narra en el párrafo cinco.




10. Completa la ficha con datos inferenciales, en relación a los familiares de Pelele:

     1. Nombre del padre:          _______________________________________

     2. Edad:                      _______________________________________

     3. Ocupación:                 _______________________________________

     4. Nombre de la madre:        _______________________________________

     5. Ocupación:                 _______________________________________

     6. Edad:                      _______________________________________


11. ANALOGIAS

       a. Pelele es a varón como Clemencia es a________________

       b. Badajos es a campana como pelota es a _____________

       c. Médico es a curar como pintor es a_________________

       d. Escapulario es a__________ como brocha es a_____________

       e. Celda es a prisión como libertad es a _______________


   NIVEL CRÍTICO VALORATIVO

12. Pelele es una obra escrita por Marco Antonio Rodríguez, redacta a continuación tres posibles
    preguntas que le harías al autor referente a su obra.
        a. ____________________________________________________________

       b. ____________________________________________________________

       c. ____________________________________________________________


                                                                                               6
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                                                                 Manuel Velasco P.



13. En este cuento ecuatoriano existe claramente definido el valor de la solidaridad, ¿qué otros valores
    encuentras en la obra?
    __________________________________________________________________

   __________________________________________________________________


14. Esta narración corta, es real o imaginaria. ¿Por qué?

   __________________________________________________________________


15. El lenguaje utilizado por el autor es de fácil o difícil comprensión.

   _________________________________________________________________




                                                                                                       7

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Ejercicio 1 Pelele

  • 1. Lenguaje y comunicación 1 2010 Manuel Velasco P. I. PRELECTURA PRELECTURA: 1. Contesta los siguiente:  Recuerdas a tus amigos de  ¿Alguno de tus compañeros infancia. sufrió de alguna  ¿Quién era el más divertido? enfermedad? Coméntala.  ¿A qué jugabas cuando tenías unos 10 a 11 años en tu barrio? 2. Comenta el dibujo: 3. Algunas personas padecen trastornos psicológicos. ¿En qué consiste un trastorno psicológico? __________________________ __________________________ __________________________ 4. Los centros de asistencia especializada en trastornos psicológicos son lugares de tranquilidad, conoces de la existencia de alguno de estos centros, anótala a continuación: __________________________ __________________________ __________________________ 1 Nociones generales
  • 2. Lenguaje y comunicación 1 2010 Manuel Velasco P. II. LECTURA CRÍTICA Pelele Todos, o casi todos, lo conocían con el nombre de Pelele. Tenía los ojos descoloridamente verdes, mandíbulas de batracio que daban la sensación de albergar dos o más dentaduras, y su cuerpo seco en el cual los brazos colgaban como badajos de campana. Al andar, Pelele arrastraba el pie derecho como si tratase de recolectar la basura que a su paso encontraba. -iPelele...! ¿Qué hora es? -Le gritábamos los muchachos del barrio cada vez que le encontrábamos. Y Pelele levantaba la cabeza hacia el cielo, comprimía los ojos hasta darles una apariencia de limones triturados y, sin abandonar su inexpresiva sonrisa, nos daba la hora exacta. -¡Es brujo...! -argumentaba uno de los nuestros. -No, papá dice que es loco y que tiene la manía de contar el tiempo, sentenciaba otro... Pero siempre le mirábamos con asombro y acaso con una especie de morboso arrobo que es el temor. En los días feriados Pelele jugaba con nosotros. Se daba modos para correr, saltar o atenazar la pelota con destreza. Cierta ocasión, jugando de guardavalla, se arrojó temerariamente a los pies de un jugador para evitar el triunfo del equipo contrario. Recibió tal golpe, que pasó cinco horas inconsciente. Todos rodeamos al herido hasta que recobrara el conocimiento. Angustiados y nerviosos nos regocijamos cuando al volver en sí, lo primero que hizo fue sonreír. Esa misma noche juramos solemnemente no volver a fastidiarle preguntándole la hora, pero pronto tuvimos que olvidar nuestro juramento, pues, Pelele se entristeció profundamente creyendo que nos habíamos resentido con él. Pelele, además, trabajaba. Vendía lotería. Cuidaba automóviles. Y hasta era contratista para pintar casas o mausoleos del cementerio de San Diego. En esta última ocupación había ganado prestigio por su dedicación y esmero. Cuando faltaba uno de sus subalternos, él mismo ascendía la escalera para reemplazarle. ¡Era de verle! Desde arriba nos sonreía con su bocaza y, bamboleando el hisopo de su cabeza, decía la hora titubeando como siempre en su dicción desmañada y a ratos indescifrable. Un día apareció cojeando más de lo natural. Traía su rostro descompuesto. Cuando nos acercamos hizo crujir sus muelazas, produciendo un ruido igual al de una puerta destartalada, abierta por un turbión. Día a día una sepulcral lividez se fue apoderando de su cara y de sus manos. Nos preocupamos. Uno de nuestros amigos, cuyo padre era médico, se ofreció para hablarle a fin de que se interesara por la salud del Pelele. - Pelele está poniéndose del color de sus orejas... comentamos más de una ocasión en una de nuestras reuniones. Doña Clemencia, la vieja de bigote y chismetendera de la esquina, regó la voz de que Pelele estaba poseso del diablo. ¡No dejamos un solo cristal entero en sus vitrinas...! Los vecinos iniciaron una colecta pública. Nosotros acordamos romper nuestras alcancías. ¡Cuarenta sucres reunimos para que Pelele fuera al hospital! Al día siguiente de su ingreso, quisimos ir a visitarle, pero nuestros padres nos lo prohibieron. Sin embargo, su pobre figura siguió palpitando en nuestras mentes. En la mía, por ejemplo, aparecía unas veces saltando como ardilla de mimbre en la gramilla del 2
  • 3. Lenguaje y comunicación 1 2010 Manuel Velasco P. estadio; otras, cubierto por el hollín de la noche, brincando de estrella en estrella; otras, sumergido hasta la cintura en el aguazal del invierno reparando desagües obturados, vibrando su cuerpo de renacuajo asustado por el impacto del agua. Tito Costales llegó a saber que Pelele ya no estaba en el hospital San Juan de Dios, sino en una casa de recuperación mental, cuya dirección también la había descubierto. Fuimos a visitarle un sábado por la tarde. El sitio nos causó dura impresión. Los murallones grises llenos de hierbajos. El portero empolvado y ausente. Las galerías cubiertas de mugre. El eco de nuestros pasos. Los patios y sus piletas con remanentes de agua turbia. Había sol, flores, seres humanos, pero todo olía a teatro abandonado, a fin de escena. Nos condujeron donde Sor Ángela, la monja encargada del pabellón donde se hallaba Pelele. Ella se mostró muy jovial desde el principio. Nos obsequió golosinas y nos permitió rozar el plumaje casi increíble de una avecilla que despertó nuestra curiosidad desde su jaula dorada. -Es quizás, lo que más quiero en mi vida... -comentó Sor Ángela, y medio confundida estrujó el escapulario de su hábito. Pelele no sonreía como de costumbre. Sus pupilas daban la impresión de peces muertos flotando en una pecera olvidada. Sus manos ahuesadas se aferraban como arácnidos estupefactos a los brazos del sillón desvencijado. Alguien le preguntó la hora, pero Pelele no movió un solo músculo de su cuerpo. Cuando se acercó Sor Ángela, pudimos notar que Pelele se encendía interiormente y recién se hacía presente a nuestras miradas. La sangre se agolpó en sus pómulos y se levantó como cuando iba a decirnos la hora... pero sus ojos se anclaron en la silueta juvenil de la monja y no en el cielo. Sor Ángela facilitó nuestras visitas semanales a Pelele. Entrábamos primero en su celda, nos hartábamos de dulces y jugábamos con el pájaro de plumaje irreal. Pelele continuaba en su quietud de muerte. Sólo cuando Sor Ángela estaba junto a nosotros, parecía cobrar vida. - Hijo - le decía la monja con su voz confeccionada en la oración- te han venido a visitar tus amiguitos, te han traído obsequios, tienes que agradecerles-. El paquete oscilaba débilmente sobre las piernas de Pelele mientras sus ojos se sumergían en el alba toca de Sor Ángela. Así transcurrieron siete semanas. Aquella tarde asomó con su cabeza empolvada el portero y nos negó su ingreso. Insistimos. Solicitamos hablar con Sor Ángela. Nadie nos hizo de nuestros ruegos. Cuando nos disponíamos a regresar, salió la religiosa visiblemente contrariada. Sin proferir palabra nos llevó a su celda. La jaula estaba vacía, caída en mitad de la estancia. - ¡Lo han matado...I-gimió Sor Ángela. Contuvimos la respiración. Nuestros espíritus eran la superficie de un vidrio sensitivo recorrido por un diamante. No sabíamos qué hacer ni qué decir. Mi hermano balbuceó algo. El rostro de la monja estaba inmerso en un baño de cera, muy pálido. Mi hermano balbuceó nuevamente. - Está bien -dijo la monja- ¡por fin, por fin van a llevarle a otra parte...! 3
  • 4. Lenguaje y comunicación 1 2010 Manuel Velasco P. Pelele había vuelto a sonreír. Me alegré. Creí que estaba mejorando. Esta vez no nos dejaron acercar. Pelele llevaba puesto una extraña camisa blanca que sólo dejaba libre su rojiza faz. Le pregunté la hora. No obtuve resultado. Después, como contagiados por una invisible consigna, le preguntamos la hora: "¡Pelele! ¿Qué hora es...?", como cuando éramos amigos. Pelele, en vez de respondernos, produjo tenues sonidos guturales con los que trataba, -ahora estamos seguros- de imitar el canto de un pájaro. I: A NIVEL LITERAL 1. Completa el esquema con datos del texto. PUNTOS SIGNOS DE PUNTUACIÓN DOS PUNTOS COMAS PUNTOS Y COMAS 2. INFERENCIA LITERAL. Lee en voz alta el siguiente texto: 3. Ahora, procede a leer con fluidez, claridad, entonación y expresividad, propios de la narración teniendo en cuenta los signos de puntuación. 4
  • 5. Lenguaje y comunicación 1 2010 Manuel Velasco P. 4. Completa los arcos con los datos que se solicitan: personajes trabajos de Pelele religiosos 5. Las oraciones fueron desordenadas, si las ordenas adecuadamente con números obtendrás una secuencia de acontecimientos.  En los días feriados Pelele jugaba con nosotros.  Tito Costales llegó a saber que Pelele estaba en una casa de recuperación mental.  Pelele había vuelto a sonreír. Me alegré.  Cierta ocasión, jugando de guardavalla, se arrojó temerariamente para evitar el triunfo.  Pelele trabajaba vendiendo lotería y cuidando automóviles.  Doña Clemencia regó la voz de que Pelele estaba poseso del diablo.  Está bien -dijo la monja- ¡por fin, por fin van a llevarle a otra parte...!  Un día apareció cojeando más de lo natural.  Todos lo conocían con el nombre de Pelele.  Los vecinos iniciaron una colecta pública.  Nos condujeron donde Sor Ángela, la monja encargada donde se hallaba Pelele.  Fuimos a visitarle un sábado por la tarde. 6. Transcribe las oraciones que le describen a Pelele a. _____________________________________________ b. _____________________________________________ c. _____________________________________________ d. _____________________________________________ 7. Copia oraciones que tengan carga narrativa: a. _____________________________________________ b. _____________________________________________ c. _____________________________________________ d. _____________________________________________ LENGUAJE INFERENCIAL (Denotación) 5
  • 6. Lenguaje y comunicación 1 2010 Manuel Velasco P. 8. De las alternativas, escoge la que corresponda al Tema del texto: a. Los trabajos de Pelele. b. La historia de Pelele. c. El porqué se desquició Pelele. 9. Dibuja a Pelele, según se narra en el párrafo cinco. 10. Completa la ficha con datos inferenciales, en relación a los familiares de Pelele: 1. Nombre del padre: _______________________________________ 2. Edad: _______________________________________ 3. Ocupación: _______________________________________ 4. Nombre de la madre: _______________________________________ 5. Ocupación: _______________________________________ 6. Edad: _______________________________________ 11. ANALOGIAS a. Pelele es a varón como Clemencia es a________________ b. Badajos es a campana como pelota es a _____________ c. Médico es a curar como pintor es a_________________ d. Escapulario es a__________ como brocha es a_____________ e. Celda es a prisión como libertad es a _______________ NIVEL CRÍTICO VALORATIVO 12. Pelele es una obra escrita por Marco Antonio Rodríguez, redacta a continuación tres posibles preguntas que le harías al autor referente a su obra. a. ____________________________________________________________ b. ____________________________________________________________ c. ____________________________________________________________ 6
  • 7. Lenguaje y comunicación 1 2010 Manuel Velasco P. 13. En este cuento ecuatoriano existe claramente definido el valor de la solidaridad, ¿qué otros valores encuentras en la obra? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ 14. Esta narración corta, es real o imaginaria. ¿Por qué? __________________________________________________________________ 15. El lenguaje utilizado por el autor es de fácil o difícil comprensión. _________________________________________________________________ 7