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París, una de las ciudades más bellas del mundo, la más visitada, y probablemente la más
romántica de las que pueblan el planeta, hace honor a su fama y no defrauda a nadie que acude a
visitarla. Esta ciudad mágica, posee un encanto especial que se percibe en cada esquina, cada plaza,
o simplemente en cada uno de sus cafés.
A diferencia de otras grandes ciudades europeas, París no tiene un "centro" definido alrededor
del cual se expande la ciudad, más bien todo París es "centro", y esto es debido a que París no ha ido
absorbiendo las pequeñas ciudades que se encontraban a sus afueras, sino que estas han mantenido
su independencia administrativa pese a que el límite entre una de estas pequeñas ciudades y la
gran ciudad de París es tan solo un paso de peatones. Este hecho de permanecer "encerrada" desde
hace tiempo hace que todo París tenga un aspecto antiguo y clásico, y que un paseo por París sea un
paseo por un lugar donde el tiempo no parece existir, donde pese al bullicio y al movimiento propio
de una de las ciudades más importantes del mundo el visitante tendrá la sensación de encontrarse
en un lugar que no ha cambiado durante décadas o incluso siglos.
El sobrenombre de "Ciudad de la Luz" se debe a que París fue la primera ciudad en dotar a sus
calles y edificios importantes de luz eléctrica, lo que causó admiración en todo el mundo, aunque
este nombre también podría deberse perfectamente a que Francia, y en concreto París, ha sido
también la luz del mundo y ciudad adelantada a su tiempo como muestra el hecho de que aquí se
fraguaron los derechos del hombre, y los principios de libertad, igualdad y fraternidad, principios
que aún hoy no están presentes en muchos lugares del mundo.
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Actividades y Atracciones
Montmartre
En lo alto de la Colina de Montmartre, coronando
la ciudad de París, se encuentra la Basílica del
Sagrado Corazón de Montmartre, blanca y
resplandeciente, que parece vigilar y controlarlo
todo.
Si bien es Notre‐Dame la iglesia (Catedral en este
caso), que ostenta (con merecimiento) el título
oficioso de monumento religioso más importante de
París, para el visitante puede ser una sorpresa
descubrir la belleza del Sagrado Corazón, Sacre Coeur
para los franceses, y de todo su entorno, belleza que
hace muchos de los turistas que visitan París
busquen su hotel en Montmartre.
Montmartre se encuentra en el 18 arrondisment,
es decir, el distrito número 18 de París, en la zona
norte de la ciudad, y es uno de los barrios con mayor
encanto, si no el que más, de la ciudad. Sus calles en
cuesta, sus escaleras, y sus inconfundibles y
acogedores cafés, hacen de Montmartre una cita inexcusable para el turista. Si bien todo el barrio es
realmente bonito, la guinda nos la encontramos al llegar a la parte alta de la colina, a donde
podemos acceder, bien dando un paseo por sus bonitos jardines y escaleras, o bien utilizando el
funicular de Montmartre, que nos dejará a los mismos pies de la Basílica del Sagrado Corazón.
También es posible subir por la parte de atrás de la colina, por sus empinadas y curvadas calles,
llegando a la Place du Tertre.
El Place Du Tertre
Situada detrás de la Basílica de Montmartre, la Plaza es un lugar siempre concurrido,
principalmente por los turistas, aunque también por los Parísinos, atraídos por esta Plaza mágica y
sus animadas terrazas y su gran ambiente.
Tanto la plaza como sus calles adyacentes están llenas de tiendas de recuerdos y restaurantes
tradicionales para todos los bolsillos, todo enfocado para recibir y ofrecer al visitante todo lo que
necesita.
Aparte de la singular composición de la plaza, con restaurantes y terrazas por todos lados,
destaca la presencia masiva de pintores, artistas urbanos que acuden allí a pintar la plaza, hacer
retratos a todo aquel que lo desee o vender sus pinturas en plena calle. Precisamente esta afluencia
de artistas hace que a Montmartre se le llame a menudo el “Barrio de los Pintores”.
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Subir a la Torre Eiffel
Subir a la Torre Eiffel es algo obligado, algo que todo aquel que visita París debe hacer, ya que
si no se sube es casi como si no se hubiese estado allí.
Para subir tenemos diferentes opciones, todas ellas previo pago, por supuesto. Los más
deportistas podrán utilizar las escaleras (1665 escalones ni más ni menos), y para los demás (la
mayoría) existen ascensores que nos podrán dejar bien en el primer, o bien en el segundo piso, una
opción muy poco recomendable para aquellos que padezcan de vértigo, especialmente si corre algo
de viento, ya que se puede percibir el movimiento de la torre. En ambos pisos existen diferentes
tiendas de recuerdos, además de dos restaurantes de lujo.
Por la noche la Torre Eiffel de París permanece siempre iluminada, y cada media hora (o una
hora dependiendo de la época del año) luce por espacio de 10 minutos una iluminación centelleante
que constituye un verdadero espectáculo, siendo posible presenciarlo desde cualquier lugar de
París y sus alrededores.
El Arco Del Triunfo y Campos Elíseos
El Arco está situado en la Plaza de la Estrella, Place de l´étoile, punto de partida de varias
avenidas importantes de París, entre ellas la más célebre de la ciudad y quizás también la más
célebre del mundo, la avenida de los Campos Elíseos.
La avenida es un lugar siempre concurrido y
abarrotado de gente, y es el lugar favorito de los
Parísinos para comprar, ir al cine o tomar algo en
una de sus terrazas, siempre completas de turistas.
Aquí está el famoso Lido de París, un gran número
de cines y un sinfín de galerías comerciales,
restaurantes y hoteles.
En los Campos Elíseos todo está enfocado al
visitante y el ocio, e incluso una visita a uno de sus
concesionarios de coches es interesante, ya que
todos los que se encuentran están siempre
atestados de curiosos admirando los distintos
prototipos o coches de época y de diseño que se
exponen allí.
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Las terrazas están siempre completas y es difícil encontrar sitio, y si se encuentra hay que tener
cuidado con lo que se pide y mirar la carta antes, ya que por ejemplo el precio de una cerveza ronda
o supera (dependiendo de la marca) los 6 €.
El Arco del Triunfo ha sido testigo de
innumerables momentos históricos entre los que
podríamos destacar: el paso de los restos mortales de
Napoleón el 15 de diciembre de 1840 y los desfiles
militares de las dos guerras mundiales en 1919 y
1944.
En cuanto a sus orígenes, tienen lugar en 1806,
cuando el entonces emperador Napoleón Bonaparte
decidió construir un Arco de Triunfo como homenaje a
sus ejércitos y en honor de sus victorias. El arco tiene
una altura de 50 metros, y una base de 45 por 22
metros. En las paredes inferiores del Arco, que se
pueden observar cruzando al centro de la plaza por unos accesos subterráneos, están grabados los
nombres de muchos generales y batallas en los que participaron tropas francesas. También se
construyó allí la Tumba del Soldado Desconocido al acabar la I Guerra Mundial en 1919, y no es
difícil encontrar a veteranos de la Segunda Guerra Mundial con sus uniformes y banderas
acudiendo allí no se sabe bien si a homenajear y recordar a sus compañeros caídos o a recibir el
homenaje y reconocimiento general.
A pesar de que su altura es muy inferior a la de la Torre Eiffel, las vistas desde la parte superior
del Arco del Triunfo resultan igual de impresionantes. El dinamismo de París en la confluencia de
doce de sus principales avenidas es digno de admirar. Las vistas de los Campos Elíseos y de Barrio
de la Defensa tampoco desmerecen la subida.
Para ingresar es necesario pagar una entrada y subir los 286 escalones que separan la terraza
del suelo. En el interior también veremos un pequeño museo y datos sobre su construcción.
Museo Louvre
El Museo del Louvre (en francés: Musée du Louvre) es el museo nacional de Francia consagrado
al arte anterior al impresionismo, tanto bellas artes como arqueología y artes decorativas. Es uno
de los más importantes del mundo, está ubicado en el antiguo palacio real del Louvre, y
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actualmente promueve la apertura de dos subsedes, en Lens (Francia) y en Abu Dabi (Emiratos
Árabes Unidos).
Sus extensas colecciones son el resultado de un doble esfuerzo histórico. Al coleccionismo
desarrollado por la monarquía francesa a lo largo de varios siglos, se sumó el esfuerzo de los
hombres de la Ilustración, la labor desamortizadora de la Revolución francesa y las campañas
arqueológicas y compras impulsadas durante todo el siglo XIX. La apertura del Louvre en 1793
significó, dentro de la historia de los museos, el traspaso de las colecciones privadas de las clases
dirigentes (monarquía, aristocracia e Iglesia) a galerías de propiedad pública para disfrute del
conjunto de la sociedad. Por ello el Louvre constituyó el precedente de todos los grandes museos
nacionales europeos y norteamericanos, y de hecho fue el modelo para muchos de ellos. Es el
museo de arte más visitado del mundo y el más recordado por varias de sus obras maestras, como
La Gioconda de Leonardo da Vinci.
El edificio que alberga el museo desde su fundación es el viejo castillo del Louvre, luego
reconvertido en palacio real. Su origen se remonta al siglo XII, y fue embellecido con ampliaciones
renacentistas y otras más tardías. En este edificio acumuló el rey Carlos V sus colecciones artísticas.
Los posteriores monarcas Francisco I y Enrique II planearon reformas para hacer de él una
verdadera residencia real renacentista.
Fue la reina Catalina de Médicis la que esbozó el proyecto que hizo del Louvre el gran palacio
que es actualmente, labores que continuó Enrique IV después de las guerras de religión. En sus
mejoras arquitectónicas y decorativas han intervenido múltiples artistas a lo largo de varios siglos,
desde Claude Perrault y los pintores Simon Vouet y Charles Le Brun en el XVII hasta Delacroix y
Georges Braque, quienes pintaron algunos de sus techos.
La construcción del Palacio de Versalles, agilizada bajo el reinado de Luis XIV, hizo que el
Louvre quedara desocupado por la familia real a finales del siglo XVII, y por ello se instalaron en él,
ya en el siglo XVIII, la Academia Francesa y después las restantes academias. Allí se celebraron
exposiciones anuales de la Real Academia de Pintura y Escultura.
Tras la Revolución francesa que implicó la abolición de la monarquía, el Palacio del Louvre fue
destinado (por decreto de mayo de 1791) a funciones artísticas y científicas, concentrándose en él
al año siguiente las colecciones de la corona. Parte del Louvre se abrió por primera vez al público
como museo el 8 de noviembre de 1793. Ésta era una solución lógica, habida cuenta de que estaba
ocupado por las academias y porque, ya en 1778, se había elaborado el proyecto de utilizar su Gran
Galería como pinacoteca. Lo novedoso de la medida fue que se nacionalizaban bienes de propiedad
real, y que el acceso era libre pues no se limitaba al público culto ni se regulaba mediante visitas
concertadas, como sí ocurría en los Uffizi y en el Museo del Prado durante sus primeros años.
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El enorme museo, cuyas salas y pasillos marcan un recorrido de varios kilómetros, fue
sometido a una ambiciosa modernización en la década de 1980, cuyo elemento más visible fue la
pirámide de cristal. Fue diseñada por el arquitecto Ieoh Ming Pei e inaugurada en 1989 para
centralizar el acceso de los visitantes, que descienden por ella a un recibidor subterráneo por el que
se accede a las diversas salas del museo.
Jardín de las Tullerías
El Jardín de las Tullerías lleva ese nombre, ya que en un principio éste era utilizado para la
fabricación de tejas (tuiles), pero Catalina de Medicis mandó a edificar un palacio. Posteriormente,
Luis XIV, lo remodeló y lo abrió a la elite de la ciudad, convirtiéndolo en el primer jardín público de
París. Ubicado entre la Plaza de La Concorde y el Museo del Louvre, este hermoso jardín es hasta
hoy, otro de los tantos espacios públicos de la capital francesa muy concurrido por los parisinos.
Aquí, lo común es sentarse a leer, tomar un café o simplemente ver pasar gente y admirar las
distintas postales que ofrece el jardín. Entre sus fuentes, estanques y esculturas, este lugar es otro
de los imperdibles de París.
La Opera De París
La Opera de París (conocida como Opera Garnier) es uno de los edificios más bellos y
representativos de París, resultando impresionante su vista desde la isleta central de la Plaza de la
Opera, siempre llena de turistas, donde se encuentran los accesos al metro.
La Opera se sitúa como elemento central en la Plaza de la Opera, a la que da nombre, y se
encuentra muy cercana al Museo del Louvre, que está a tan solo 10 minutos de paseo por la Avenida
de la Opera, una de las pocas de París que no tiene ningún árbol plantado por expreso deseo de
Napoleón III, quien temía ser disparado desde las ventanas de los edificios laterales, ocultas por las
ramas y hojas.
El edificio de la Opera fue construido por el arquitecto Charles Garnier entre 1861 y 1874 por
orden de Napoleón III, quien por ironías del destino no llegaría a ver la inauguración del teatro‐
ópera en 1876, con la ópera Jeanne D´Arc, de Mermet, aunque las iniciales N‐E (Napoleón ‐ Eugène,
su mujer) presiden la fachada principal.
Más que un lugar para disfrutar de la ópera, el edificio era un lugar de prestigio, un círculo
elitista donde burguesía y aristocracia acudían a lucirse, y es que aún hoy en día la Opera de París
sigue impresionando por su monumentalidad, su espléndida escalera de entrada y su suntuosa
decoración sobrecargada de dorados y candelabros. También, aparte de la magnífica escalera, la
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escena es digna de destacar, sobretodo su sorprendente cúpula decorada con unas magníficas
pinturas obra de Chagall. La impresionante galería que da a los balcones orientados a la Plaza de la
Opera no es menos impresionante que el resto, y en la actualidad allí se celebran importantes
fiestas, actos sociales y recepciones.
Hoy en día, el Palacio de la Opera de Garnier alberga sobretodo espectáculos de ballet, y solo
en ocasiones especiales se representa allí alguna ópera clásica, ya que normalmente estas
representaciones se efectúan en la nueva ópera, en Bastille, más práctica pero mucho menos
espectacular. Para hacerse una idea de su monumentalidad, baste decir que su superficie es de
11.237 metros cuadrados.
Catedral de Notre Dame
La Catedral de Notre‐Dame es la iglesia más conocida de París sin duda alguna, siendo la obra
por excelencia representativa del estilo gótico a nivel mundial.
Su privilegiada situación, bordeada por el Sena y con jardines por delante y por detrás, hacen
que la catedral pueda ser observada en su totalidad con total comodidad para el visitante, que
podrá inmortalizar su visita con bellas fotografías desde cualquiera de los puentes que cruzan el río,
desde su jardín delantero, con las dos torres principales presidiendo la imagen, desde un lateral,
pudiendo destacar la expresividad de sus célebres gárgolas, o desde la parte de atrás, donde
destacan las altas agujas que coronan su “tejado”.
La construcción de la catedral de Notre‐Dame se llevó a cabo entre los siglos 12 y 14 (de 1163 a
1345 concretamente), y el proyecto es de Maurice de Sully.
El interior sin duda no es tan impresionante como el exterior para el inexperto en arte, pero
resulta ciertamente impresionante entrar a la catedral y ponerse en el pasillo central de la iglesia
cara al altar, observando toda su grandeza e inmensidad.
Existe un museo con un tesoro en su sacristía, al que se accede desde el interior de la iglesia.
Si podemos elegir día y hora para efectuar nuestra visita a Notre‐Dame, puede resultar
interesante hacerla el sábado a las 14:30, ya que en ese momento se efectúa una visita guiada
totalmente gratuita en lengua española.
La catedral tiene planta de cruz latina, una fachada de 40 metros de ancha, una longitud de 130
metros, y una altura máxima de 69 metros
Para los amantes de la estadística, decir que la catedral contiene 5 naves, 37 capillas, 3
rosetones con 13,5 metros de diámetro cada uno y un total de 113 vidrieras.
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Palacio de Versalles
Ubicado en las afueras de París, este monumental Palacio ocupado por Luis XIV y construido a
mediados del siglo XVII, posee unos jardines multicolores deslumbrantes y una decoración de la
época que llama la atención por el cuidado y la manutención de las distintas piezas. Este lugar es
mágico y único, una visita impostergable para quien llega a Francia por primera vez.
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde hace más de treinta años, el
Palacio de Versalles es uno de los palacios más conocidos a nivel mundial, no sólo por su imponente
arquitectura y sus interminables y cuidados jardines, sino porque constituye una parte importante
de la historia de Francia.
La visita al palacio
Durante la visita al Palacio de Versalles es posible recorrer infinidad de estancias con una gran
riqueza artística entre las que merece la pena destacar la enorme capilla y los Grandes Aposentos
del Rey y la Reina, que poseen una gran cantidad de elementos decorativos.
También goza de especial importancia la Galería de los Espejos, una impresionante galería de
73 metros de longitud que posee 375 espejos. Se trata de una de las estancias más importantes del
palacio, ya que fue el lugar en el que en 1919 se pondría fin a la Primera Guerra Mundial con la
firma del tratado de Versalles.
Jardines de Versalles
Luis XIV fue el primero en transformar y ampliar
el pabellón de caza de su padre, Luis XIII, donde
instalaría la Corte y el gobierno en el año 1682. Desde
entonces y hasta la llegada de la Revolución Francesa,
diferentes monarcas se fueron sucediendo en el trono
y continuaron embelleciendo el palacio.
En 1661 se iniciaron las obras para la creación de
los Jardines de Versalles, que no se verían finalizadas
hasta cuarenta años después. La construcción de los
jardines fue un duro trabajo, ya que el terreno estaba
ocupado por bosques y terreno pantanoso, por lo que
se necesitó la ayuda de miles de hombres que se
ocuparon de transportar tierra y todo tipo de árboles.
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En 1789 el palacio dejó de funcionar como sede oficial del poder y posteriormente se convirtió
en el Museo de la Historia de Francia.
Los impresionantes Jardines de Versalles cuentan con una extensión de más de 800 hectáreas a
lo largo de las cuales se extienden plantas y todo tipo de árboles, además de gran cantidad de
estatuas de mármol, estanques y fuentes. Es prácticamente imposible recorrer la totalidad de los
jardines, pero existen diferentes formas de intentarlo, por ejemplo alquilando una bicicleta o un
coche eléctrico, o bien con el trencito que los recorre.
Algunos de los puntos más importantes del jardín son el Gran Trianón, un pequeño palacio de
mármol rosa, o el Dominio de María Antonieta, lugar en el que la esposa de Luis XVI disfrutaba de
una vida sencilla y campestre.
Desde abril hasta octubre es posible asistir a los espectáculos en los que las fuentes mueven sus
aguas al ritmo de la música. Es importante informarse antes sobre los horarios porque sólo se
realizan durante algunas horas cada día.
Puentes de París
El río Sena recorre París dividiendo la ciudad en varias partes. A lo largo de los 13 kilómetros
del río que transcurren por la ciudad existen más de 30 puentes y pasarelas de todo tipo, desde los
más antiguos construidos en piedra, hasta los más sobrios y recientes realizados en metal.
Entre los puentes más interesantes de la ciudad hay algunos que merece la pena destacar:
Puente de Alejandro III
El Puente de Alejandro III es el más bonito de los puentes parisinos. El puente, inaugurado para
la Exposición Mundial de 1900, se encuentra situado entre la explanada de Los Inválidos y el Grand
y el Petit Palais.
El puente está formado por un solo arco de acero, algo que constituyó todo un reto para aquella
época. Su decoración resulta simplemente espectacular gracias a las cuatro columnas de 17 metros,
con caballos alados dorados en la parte superior, que se encuentran situadas en los extremos.
Preciosos candelabros negros, querubines y otros elementos decorativos convierten el puente en
una construcción de ensueño que las parejas suelen elegir para realizar sus fotos de boda.
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Los Inválidos
El imponente complejo arquitectónico
formado por el Palacio Nacional de los Inválidos
(Hôtel National des Invalides) fue edificado en el
siglo XVII como residencia para los soldados
franceses retirados del servicio.
Durante el año 1674 comenzaron a llegar los
primeros huéspedes de los Inválidos, llegando a
ser más de 4.000 a finales de siglo. Los soldados
que habían prestado servicio a la armada francesa
durante más de diez años podían retirarse y, lejos
de lo que pudiera pensarse, no dedicaban su
tiempo a contar anécdotas sobre la guerra y a jugar a las cartas, sino que lo aprovechaban para
culturizarse y realizar algunos trabajos arreglando uniformes o zapatos, entre otras tareas.
El Palacio Nacional de los Inválidos es uno de los monumentos más importantes de París, no
sólo debido a su gran riqueza artística y su imponente aspecto coronado por una preciosa cúpula
dorada, sino por ser una parte importante del pasado de la armada francesa y acoger la sepultura
de Napoleón.
Iglesia Saint Louis des Invalides
La iglesia de Los Inválidos fue concebida para servir al rey y a los soldados. Aunque todos
asistían a misa de forma simultánea, debían acceder al templo por lugares diferentes.
‐ La iglesia del domo: Construida entre 1677 y 1706, la capilla real pasó a convertirse en un
panteón militar en el que se guarda el sarcófago con las cenizas de Napoleón I. Desde el
exterior, la cúpula dorada de 100 metros de altura resulta llamativa desde diferentes partes
de la ciudad.
‐ La iglesia de los soldados: Esta parte de la iglesia está decorada con un centenar de trofeos
que fueron arrebatados al enemigo, los cuales representan la historia del ejército francés
desde 1805 hasta el siglo XX.
Centre National d'Art et de Culture George Pompidou
Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou es uno de los centros de arte e
investigación más importantes del mundo, allí funcionan el Museo de Nacional de Arte Moderno,
una biblioteca y un centro de experimentación musical. Además cuenta con una sala con capacidad
para 2000 personas. En el Centro Pompidou, como se lo llama comúnmente, podrás encontrar un
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‐ Escargots: Caracoles.
‐ Croque‐monsieur: Sandwich de jamón y queso horneado.
‐ Quiche Lorraine: Tarta salada realizada a base de huevos y nata, además de otros
ingredientes como carnes y queso.
‐ Fromage: Queso.
‐ Coq au vin: Pollo con verduras cocinado al vino.
‐ Pot‐au‐feu: Cocido de buey con verduras.
‐ Brioche: Dulce a base de huevos, levadura, leche, mantequilla y azúcar..
‐ Tarte Tatin: Tarta de manzana en la que las manzanas están caramelizadas.
‐ Crepe: Torta de harina de trigo que puede llevar ingredientes tanto dulces como salados.
‐ Ratatouille: Pisto de berenjena, tomate, calabacín, pimientos y albahaca.
Quesos franceses
Francia es uno de los países productores de queso más destacados a nivel mundial. No en vano
conocido como “el país de los mil quesos”, en Francia es posible elegir un queso diferente para cada
uno de los días del año.
Tan sólo paseando por la calle y especialmente en los mercados, resulta sorprendente la
cantidad y calidad de los quesos que hay en Francia. En el país se producen más de 400 tipos
distintos de queso.
Pastelería y repostería de Francia
Una de las mayores delicias de la cocina francesa son sus panes, dulces y pasteles. París está
lleno de boulangeries y patisseries (panaderías y pastelerías) en las que podess disfrutar de las
creaciones de los artesanos pasteleros recién salidas del horno.
Como recomendación, todo viajero debería probar tanto los brioches como los pain au chocolat,
un dulce similar a las napolitanas pero con diferente textura. A modo de curiosidad, los famosos
croissants no son originarios de Francia, sino de Austria.
Horario
Por lo general los franceses suelen comer y cenar más pronto de lo que acostumbramos en
Argentina. La mayoría de los restaurantes abren de 12:00 a 15:00 y de 19:30 a 23:00 horas.
De todos modos, París es una ciudad muy adaptada al turismo y no suele haber problemas para
encontrar dónde comer a cualquier hora del día.
Precios
Aunque es cierto que París no es una ciudad barata, es posible degustar los platos más
especiales y vanguardistas en los restaurantes más chic de la capital, o bien tomar un menú de dos
platos y postre por sólo 10€.
Zonas recomendadas para comer
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Es posible encontrar restaurantes y locales de comida para llevar en todos los rincones de la
ciudad, pero si lo que buscas es pasar un rato agradable disfrutando de la gastronomía francesa, las
zonas más recomendables son el Barrio Latino y Montmartre.
Compras
París en uno de los epicentros de la moda mundial y como tal, existe una amplia variedad de
tiendas, almacenes y galerías que exhiben lo último en diseño europeo.
Grandes almacenes
‐ Galerías Lafayette (Boulevard Haussmann 40): Declarado
monumento histórico gracias a su espectacular cúpula
neobizantina, las Galerías Lafayette de París son uno de los
grandes almacenes más visitados del mundo. Merece la pena ir
aunque no se quiera comprar.
‐ Printemps (Boulevard Haussmann 64): Situado junto al anterior, los grandes almacenes
Printemps ofrecen las marcas de moda más lujosas del mundo. Es difícil encontrar artículos por
debajo de los 300€.
‐ Bazar del Hotel de Ville, BVH: (Rue du Temple 14): A pesar de ser famoso y céntrico, podríamos
definir el BVH como un "Corte Inglés". No ofrece el lujo de los anteriores.
Calles comerciales de lujo
‐ Campos Elíseos: El boulevard más famoso de París es a su vez una de las calles comerciales más
importantes. Es aquí donde se encuentra la tienda insignia de Louis Vuitton, a la que se acercan
cientos de clientes y miles de curiosos cada día, por lo que es probable que haya cola para
entrar. La gran mayoría de los clientes son asiáticos adinerados.
‐ Avenue Montaigne: Esta pequeña calle reúne las tiendas más lujosas y caras de París. Conviene
recorrerla aunque sólo sea por ver los extraños diseños que pueblan sus vidrieras.
‐ Rue Royale: Esta calle comunica la Plaza de la Concordia con la Madeleine. A mitad de la calle la
Rue Saint‐Honoré la atraviesa perpendicularmente. En Saint‐Honoré se encuentran tiendas
como Hermès, Prada o Yves Saint Laurent. Continuando al este por Saint‐Honoré llegaréis a la
Plaza Vendome.
Pero si lo que buscas son calles comerciales con precios más asequibles, recorrer el Barrio
Latino puede ser una buena idea. El Boulevard Saint‐Germain, el Boulevard Saint‐Michelle y sus
calles aledañas son un buen punto de partida.
Mercados
‐ Mercado de la Île de la Cité: Situado en la Place Louis Lépine y abierto durante todo el año, este
mercado es uno de los más famosos de París. Entre semana vende flores y los domingos se
complementa con pájaros.
‐ Mercado de las pulgas: El "Marché aux Puces de Saint Ouen" es un gran mercado en el que es
posible encontrar desde ropa hasta antigüedades. Los días más importantes son los sábados y
los domingos. La mejor forma de llegar es en metro, parada Porte de Clignancourt.
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mítico cabaret pasaron artistas de la talla de Charles Aznavour, Bing Crosby, Liza Minelli, Frank
Sinatra, Jerry Lewis y el gorrión de París, Édith Piaf. Para todos aquellos que quieran rememorar la
Belle Époque, el lugar sigue ofreciendo shows para los turistas que consisten en una cena‐show con
el clásico baile del Can‐Can, comedia y acrobacias.
Cómo moverse
París es una ciudad que cuenta con una importante variedad de transporte público. El metro
cubre una parte importante de la ciudad, pero también hay servicio de taxis, buses y RER que es
utilizado para comunicar París con las comunas más lejanas.
Lo recomendable en esta ciudad, es transitar a pie, ya que de esta forma, podrás apreciar con
más detalle todos los rincones y construcciones que ostenta la ciudad. Otro medio de transporte
muy utilizado y disponible para todo público, son las bicicletas. Éstas se alquilan vía parquímetro en
muchas esquinas parisinas y que se pueden devolver en otra estación.