1. MONTALBÁN

7. Al norte se abre otro portal de la Muralla, conocido también como "El Portal de la Rambla“ o “El Arco de la Calle Zaragoza”

11. Salvamos el obstáculo del terraplén de la carretera y vemos la Peña del Cid donde en su cara norte se encuentra el arbusto llamado boj, único lugar de todo el término que nace. Seguimos caminando y llegamos a la masada de la Peñacil donde hay un pequeño grupo de viviendas hoy deshabitadas. Salimos a la carretera y con vehículo nos acercamos hasta Cantalobos donde siguiendo las tablillas indicativas podemos hacer el recorrido de las casillas de la Piedra Seca. Regresamos a Montalbán y visitaremos su casco urbano y monumentos. Nos situamos en la calle San Pascual que llega al borde de la carretera y desde allí ya vemos el Portal de Daroca. Esta construcción defendía una de las puertas de la muralla y está situada sobre el viejo camino a Daroca. El Torreón asentado sobre los cuatro arcos se cree que fue construido entre 1.840 y 1.863. Sirvió durante largo tiempo como cárcel municipal. Seguimos por la calle Mayor y llegamos a la plaza de Carlos Castel. Allí nos encontramos con la colosal iglesia de Santiago el Mayor, de estilo gótico- mudéjar. El inicio de su construcción suele situarse a finales del siglo XIII y principios del XIV. Incluida en el mudéjar aragonés es Patrimonio de la Humanidad y Monumento Nacional. En la actualidad está en restauración. A la salida de la plaza se encuentra la calle Valroyo, por ella podemos llegar hasta la era de la Cruz. Merece la pena el ir para poder disfrutar de la panorámica que desde allí se divisa. Retrocedemos por el mismo camino y salimos a la calle Santa Engracia , casi al final se encuentra el portal del mismo nombre y que todavía conserva sus puertas( hace tres años fue restaurado). Se puede seguir el recorrido por la calle Zaragoza donde nos aguarda un arco donde se apoya el vuelo de una casa. Al final de la calle nos encontramos con otro arco llamado de Zaragoza o de la Rambla Alta. Estos son los monumentos más importantes de Montalbán. Bien comunicado con el valle del Ebro, Cataluña, las dos Castillas y Valencia, la Villa de Montalbán posee una de esas ubicaciones geográficas envidiables. Su paisaje, se muestra variado y a veces espectacular, la frescura de sus choperas, los roquedos de la Muela y sobre todo el encanto de su caserío medieval. Por todo ello os invitamos a visitarla.

15. LEYENDA DE LOS AMANTES DE MONTALBÁN En una tarde del mes de diciembre de 1.462, caminaban dos hombres en dirección a Montalbán, cuando al llegar al pie de la histórica Peña del Cid, vieron un fantasma que les lleno de terror. Una blanca figura de mujer con un velo en la cabeza, los pies descalzos, desordenado el cabello, el vestido hecho jirones y mirada centelleante, le daban aspecto fantástico. De su garganta gritaba:¡Allí está!,¡Si!, ¡Era mi hermano!,Señalando a la villa de Montalbán. Los dos caminantes se asustaron tanto que no pararon de correr hasta llegar a una de las puertas de Montalbán. En el castillo alrededor del fuego estaban varios caballeros de la Orden de Santiago, entre ellos, Don Berenguer de Azlor, comendador de la villa cuando se presentaron los dos hombres que desde la Peña del Cid habían venido huyendo del fantasma. Relataron lo que habían visto y creyeron los allí presentes que era fruto de alguna alucinación, no les tomaron en serio, aunque propusieron una batida por aquellos lugares por si hubiese alguna pieza mayor. Llegado el día, después de oír, la Santa Misa, salieron del castillo y a penas habían llegado a la Peña del Cid se encontraron con un ciervo al que siguió Don Berenguer por un espeso matorral, cuando una figura humana apareció tras un arbusto que le espantó. La visión era de una mujer joven, con aspecto de lo más extraño, gritando:¡Era mi hermano, al mismo tiempo que salía corriendo, Don Berenguer reconociéndole el timbre de voz, siguió su paso, llegando a la cima los dos a tiempo.

16. Al verse acorralada intentó lanzarse al vació, cuando la asió fuertemente del vestido Don Berenguer. Volvióse la mujer, y nuestro caballero, al reconocerla, quedó transido de dolor y cayó a sus pies exclamando: Aldonza, ¿tú aquí? Chist… calla, respondió ésta, he venido para verlo. Está allí ahora. Y señalaba con su dedo índice el Castillo de la villa de Montalbán. El tutor, Jaime, me dijo que no podía ser mi prometido, pues era mi hermano, y quería que me casara con él. Me opuse y estuve encerrada más de un año, perdí la razón, pero me escapé, huí de Zaragoza cuando pude, refugiándome en estos montes, porque desde aquí se ve el castillo donde estaba el hombre a quien tanto había amado. Aldonza en un destello de inteligencia, lo reconoció y le dio un beso, huyendo precipitadamente; quiso el Comendador seguirla, pero de la impresión cayó desvanecido, cuando se despertó sólo vio a su alrededor a los caballeros que le prestaban todo tipo de cuidados Cuatro días después, una fiebre perniciosa, producida, en parte, por la impresión de ver a Aldonza en aquellos sitios y en aquel estado, dejaba sin Comendador al Castillo de Montalbán. Don Berenguer fue enterrado en la Iglesia. Al poco tiempo, tendida sobre la fría losa del sepulcro de Don Berenguer de Azlor, murió la desdichada Aldonza. Se le hicieron suntuosos funerales y fue enterrada en el mismo sepulcro, que se conservó junto al Coro de la Iglesia parroquial de Montalbán hasta la primera guerra carlista, pusieron una lápida donde estaban sus nombres enlazados, y debajo un díctico latino que expresaba este pensamiento: JUSTO ES QUE REPOSEN JUNTOS EN LA MUERTE LOS QUE TANTO SE AMARON EN LA VIDA

17. El Greñicas La tradición oral cuenta la leyenda de un agricultor de Montalbán llamado Juan Espés que, a finales del siglo XIX, se vio obligado a “echarse al monte” al haber desafiado a un adinerado y poderoso cacique local por los abusos que cometía contra los pobres y al que dejó maltrecho ante una pelea. Juan encontró refugio en el macizo de la Muela donde, perseguido por los seguidores y criados del cacique, éste pudo despistarlos al refugiarse en cueva, cuya entrada circular y de pequeñas dimensiones­-, quedaba oculta por los matojos que crecían a su alrededor. Refugiado en el monte, descuidó su aspecto hasta que una larga y desordenada cabellera creció a la par que su barba con el paso de los días, alimentándose de lo que el monte le ofrecía y saciando su sed gracias a los manantiales que brotan en el macizo, la fuente de los Vaciones –muy cerca de la cueva-, y la fuente de Valdemiguel. El paso del tiempo hizo pensar a Juan, que ya habrían olvidado en la localidad su reyerta con el cacique y optó por retornar para recabar noticias de su familia. Su aspecto descuidado y su melena le merecieron el apodo del “Greñicas” y contó que se refugió en una cueva que desde entonces se la conoce en Montalbán como la cueva del Greñicas. Sin embargo fue apresado y llevado a presidio –al parecer, al penal de Melilla-, del que se fugó en numerosas ocasiones, hacia tierras Montalbinas, formando una cuadrilla de bandoleros que recorrieron el río Martín. Sin embargo, cansado de vivir acosado por las fuerzas de orden público, escapó a Francia, donde tuvo familia y murió. 1892 El Greñicas

25. PALABRAS ARAGONESAS QUE SE DICEN EN MONTALBÁN ROCHA : Pendiente, cuesta. 2- crestería de piedras en el monte PICHAR : Orinar. GALLETA : 1 Cubo, Pozal.2 Lechera. Recipiente PELELE : Calzoncillos abiertos por la entrepierna PELELES : Braga. TRIA : Camino. CHANDRIO : Mala pasada, mala faena. ZAMARRA : Delantal o mandil de cuero que usa el herrero. ZURRIAGA : Persona que en el trabajo estimula u ordena que todos se esfuercen REGACHA : Regato para conducir el agua RUMIENTO : Óxido. Orín. TEMPLAU : Ágil, rápido Z A NCOCHERO : Curiosear. Entrometerse. CAÑADA : 1- Pan plano, amasado con aceite. 2- cierta medida de vino RECOZER : Hacer tiempo frió con pronostico de nevar. REZIA : Hembra que esta adelantada en la preñez. CLOCADA : Pollada ESCARRIAR : Quitar las hojas que cubren las mazorcas. ESCARRAMAR : Ponerse a horcajadas, poner las piernas extendidas.

32. POETA ORIUNDO Creemos importante incluir un poema dedicado a los niños de Teruel, escrito por Santiago Quilez Monzón , poeta humilde, tímido, de nuestra tierra y que a título de homenaje le reconocemos su gran capacidad lírica. CARTA A UN NIÑO Desconocido niño turolense, En la blanca heredad de unas cuartillas Que viniste a la vida en éstos ámbitos Traza surcos de fe con tu bolígrafo En que también nosotros fuimos niños Y que en ellos germine la semilla En tiempos, por desgracia, harto lejanos. Del amor a las cosas que heredamos Joven, que has de coger pronto el testigo Dinos cómo es tu pueblo. Si se encuentra En la rauda carrera de los años Subido a la montaña o en el llano; Para seguir cubriendo el recorrido O siente la hosquedad de los secanos; Que otras generaciones comenzaron. Si bordea el azul de su horizonte Promesa del futuro, al que ya escrutas Con olivos, encinas, pinos o álamos. Con tu limpia mirada de muchacho Dinos cómo es su iglesia y si una ermita Y en el que has de exaltar lo recibido Se eleva en el perfil de un altozano; Poniendo a su servicio mente y brazos. Y si sigue cantando aquella fuente Déjame que te anime, torpemente, A la que iban las mozas con sus cántaros A laborar por el Teruel soñado Cuéntanos si en la plaza de tus juegos Trayendo el manantial de tus vivencias Todavía hay un olmo centenario al espacio cordial de este Diario Y en la frondosidad de su ramaje que ya conoces, porque así lo quieren Si en el rústico banco de su entorno quienes saben, tal vez por desengaño, Dormitan las nostalgias los ancianos que la resurrección de nuestra tierra Dinos si hay azafrán, frutas, hortalizas; es algo que precisa de otros hálitos. Dinos si hay caza o pesca y si hay rebaños . .