1. HISTORIA
Los primeros asentamientos humanos que hubo en término de
Viver se han hallado en el yacimiento del paleolítico superior
de las Cuevas del Sargal. También se han observado
numerosos asentamientos pertenecientes a la Edad del
Bronce y a la época Ibérica por diferentes partidas del término.
Pero el primer dato histórico que existe de Viver relata que
Marco Poncio Catón fundó esta localidad, con el nombre de
Belsino, en el año 193 a.C. aunque años más tarde fueron los
propios romanos quienes le cambiaron el nombre por
Vivarium, del que deriva el actual topónimo. En época árabe
pasó a ser una alquería conocida como Fula, dependiente de
la vecina Jérica, a la que siguió perteneciendo tras la llegada
de las tropas cristianas en el siglo XIII. No obstante, sería el
mismo monarca conquistador, Jaime I, el que concedería a la
población el título de Real Villa en abril de 1244. Recaería la
villa siglo y medio después en manos de Francisco Zarzuela,
cuyos familiares la regentarían por espacio de un siglo, hasta
su venta al Duque de Calabria y Virrey de Valencia, Don
Fernando de Aragón, en 1537. A su muerte, acaecida en 1550
el Duque legó sus bienes al monasterio de San Miguel de los
Reyes de Valencia, manteniendo los religiosos la posesión de
Viver hasta la desamortización de 1821.
QUÉ VER
Sobre la cima del Cerro de San Roque, a
dos kilómetros del núcleo urbano y una
altitud de 686 m., se alza la ermita de San
Roque, de finales del siglo XVIII. Desde ella
y su precioso entorno se puede disfrutar de una magnífica
vista panorámica sobre la villa y valle del Palancia, tras las que
aparecen las montañas correspondientes a las sierras
Calderona y El Toro.
Antes de entrar al núcleo urbano, en un bello jardín junto a la
carretera se alza el Monumento de la Ninfa del Agua, una
alegoría a las aguas de Viver, obra realizada en hierro del
escultor turolense José Gonzalvo
Ya dentro del casco urbano, se
contemplan edificios históricos como la
Ermita de Santa Bárbara, fundada en
1606 y construida en mampostería y
piedra angular. En la actualidad es
utilizada como lugar de ensayo de la
Banda de Música de Viver.
Unos metros más abajo, en la plaza del
Ángel, y tras el antiguo abrevadero, se
ubica el que fuera Palacio del Duque
de Calabria, robusto edificio de sillería
en el que un día residieron los señores
de Viver. Comparte la plaza con la
Iglesia Parroquial de Viver, del siglo XVIII, dedicada a los
patronos de la villa, la Virgen de Gracia y San Miguel Arcángel.
En su interior, de tres naves, se observan
frescos del pintor local Rafael Posades que
datan del s. XVIII, con motivos de la vida de la
Virgen María. Adosado al templo parroquial se
ubica desde 1608 la Torre Campanario, que
cuenta con planta cuadrada, alcanzando una
altura de 25 metros. También en una
dependencia anexa al templo, se ha habilitado el
museo parroquial, en el que se recogen piezas del patrimonio
parroquial de Viver.
En otra plaza cercana, la de la Constitución,
se alza desde 1608 la barroca Fuente de la
Asunción, con aspecto de cáliz eucarístico
rematado por una imagen de la Asunción.
No es esta la única fuente del casco urbano,
aunque sí la más espectacular, pues por
calles y plazas se oye el rumor de fuentes
como la del Chorillo, del Bombero, Duque
de Calabria, La Teja, San Francisco, Mosén Villar, ...
En otra plaza, la Plaza Mayor del Palancia, se halla la Casa
Consistorial, que preside una amplia plaza
ornamentada con pórticos en sus tres
partes edificadas, centrada por una
esférica fuente con surtidores y jardín a
modo de rotonda. En uno de los laterales
del edificio del Ayuntamiento, se localiza el
bajo que acoge al Museo Etnológico, inaugurado en 1993.
Próximo a ambas plazas se alza la iglesia y
convento de los Mínimos de Viver, que
aunque asentados en Viver desde 1535, no se
instalaron en este convento hasta 1605, en el
que permanecieron por espacio de más de dos
siglos. De aquel conjunto monacal únicamente
se conserva una parte del claustro interior y la
Iglesia barroca de San Francisco de Paula, patrón de la villa y
fundador de esta orden, al que los vecinos ofrecen grandes
muestras de devoción.
Pero
el
lugar
más
singular
y
representativo del casco urbano de Viver
es el Parque Natural de la Floresta,
instalado en el centro de la villa,
aprovechando el cauce del barranco
Hurón.
En
este
pulmón verde municipal se pueden observar
las casas colgantes construidas sobre la
roca porosa que envuelve el recinto, la
variada y frondosa vegetación de sus
jardines, las cascadas y saltos de agua, e
incluso los restos de una piscifactoría, que
supuestamente dio origen al nombre del
municipio.
Algo más alejados del casco urbano,
aunque lo suficientemente cerca
para acercarse en un cómodo paseo
siguiendo las marcas de los diversos
itinerarios señalizados que recorren
el término, se encuentran parajes de
gran belleza y monumentalidad como
el de las Peñas Rubias, con pequeños saltos de agua en el
cauce del río, o el Paraje del Sargal, en la margen izquierda
aguas abajo del Palancia, que presenta como principal
atractivo el conjunto de cuevas y abrigos conocidos como Las
Cuevas del Sargal, que constituyen un notable yacimiento
arqueológico con abundantes restos del paleolítico superior,
rehabilitado para uso turístico y paisajístico.
También de épocas pasadas son las tres
torres de vigilancia construidas por íberos,
romanos y musulmanes en diferentes
puntos del término, que aunque en ruinas,
dan idea de la antigüedad del municipio.
Pero si algo abunda en Viver son las
fuentes y manantiales, que vienen a
acreditar la denominación de Viver de las Aguas. De hecho la
villa se encuentra rodeada de los manantiales de los Ojos del
Prado, que surge del subsuelo en un misterioso rincón, el de
Magallán, que nutre una extensa red de acequias; la Fuente
del Pontón y la pintoresca Fuente de San Miguel, de visita
obligada por la belleza del paraje en el que se ubica. Quedaría
nombrar por su importancia la Fuente de Erragudo, en torno a
la cual se reúnen los vecinos de Viver y sus pedanías para
realizar una comida de hermandad en las fiestas patronales.
FIESTAS
En el marco festivo, son muchas las celebraciones que se
celebran a lo largo del año, empezando con S. Antonio Abad
en enero; los Carnavales en febrero; la plantá y crema de "La
Falla" una semana después de San José para hacer partícipe
a la colonia valenciana; las Fiestas de San Roque y Virgen
de los Desamparados en agosto, con toros, verbenas y actos
lúdicos y culturales; y las Fiestas Patronales a San Miguel y
la Virgen de Gracia, desde finales de septiembre a mediados
de octubre, combinando los tradicionales actos religiosos con
los lúdicos y taurinos. Pero la fiesta más carismática de Viver
es la celebrada en honor de San Francisco de Paula, que
tiene como colofón el reparto del
arroz del santo el viernes y domingo
de la segunda semana de Pascua.
GASTRONOMÍA
Es este arroz del santo el plato más
exclusivo de Viver, aunque entre los
más tradicionales cabe señalar la
olla, o los ricos embutidos elaborados artesanalmente. En
repostería, las tortas de nueces, pasteles de boniato y de
cabello de ángel, panquemaos y en pascua se elaboran ricas
monas y “bollas” de tocino y sardina de bota.
2. LOCALIZACIÓN
La villa de Viver, ubicada en la comarca castellonense del Alto
Palancia a 560 metros de altitud, posee una población de
1650 habitantes repartida entre el propio núcleo de Viver, y
sus pedanías de Aguas Blancas, Masada del Sordo, Masías
de Parrela, Masías del Cristo, Masías del Río y El Ragudo.
El clima fresco y saludable del término aúna todos los
beneficios de la temperatura mediterránea y las ventajas de
los ambientes de las zonas de interior, lo que ha favorecido su
consolidación como destino turístico de segunda residencia
desde hace varias décadas, con el pueblo valenciano como
principal emisor, reconocido tras la declaración como
Municipio Turístico por parte del Gobierno Valenciano.
Por su excelente ubicación, la localidad queda equidistante a
las ciudades de Castellón, Valencia y Teruel, situadas a unos
70 kilómetros cada una. Para llegar hasta el municipio basta
tomar la Autovía Mudéjar A-23 o la carretera Nacional 234
Sagunto-Burgos, que son sus principales viales de acceso.
Varias son las líneas de autobús que comunican al municipio
con Segorbe, Sagunto, Montanejos, Vall d´Uixó, Valencia,
Teruel y Barcelona, así como a otros municipios próximos. Por
ferrocarril, pese a contar con una estación en su término, la de
Masadas Blancas, la más próxima al casco urbano y con
mayor tráfico ferroviario es la de Jérica-Viver, a tres
kilómetros.
TEXTOS: JOSE ÁNGEL PLANILLO – IRENE BON
COLABORACIÓN FOTOGRÁFICA: FRANCISCO ZACARIAS
AYUNTAMIENTO DE
VIVER
Pz Mayor, 1
12460 Viver (Castellón)
964 14 10 06
964 14 19 53
www.combios.es/viver
viver@combios.es
Toda la Información Turística del Alto Palancia en:
www.altopalancia.es
CENTRO DINAMIZACIÓN TURÍSTICA
C/ Carlos Marco Beltrán, 8
12490 Azuébar (Castellón)
964 65 00 11
964 65 01 55
adl@altopalancia.es
Edición realizada por:
P.G.S TURISMO
2006 / 2007