1. Un vecino, un hecho
Voy a contarles una historia que sucedió hace mucho tiempo, pero es muy interesante.
Allá por el año 1951, mi abuela vivía en un barrio muy pobre. Su casa estaba rayana
con un galpón oscuro y tenebroso. Su vecino, quien vivía allí, había infundido un
miedo inexplicable en ella.
El señor Canon, el que vivía en el galpón, tenía tres mascotas. Engendros, criaturas
deformes y desagradables que tenían la costumbre de meterse en casas agenas. Cierta
noche, luego de ver una película de terror, acerca de gatos asesinos, mi abuela se fue a
dormir. Tal era el miedo que no tenía las agallas para cerrar los ojos, menos sabiendo la
clase de vecino que tenía. Rezaba con fervor, suplicando soñar con ángeles y dejar el
miedo a un lado. Pasados cinco minutos pudo notar que una cola larga y peluda se
asomaba por la ventana que se encontraba frente a ella. Para calmarse, decidió pensar
que era tan sólo el miedo por la película. Intentó olvidarse y comenzó a pensar cómo
sería su boda y por supuesto con quién. Pero algo interrumpió esta idea. Una garra larga
y sucia se asomaba frente a mi abuela. Desafortunadamente luego de pestañar, la garra
no desaparecía. Se asomó con cuidado y allí notó que era la preciada mascota de su
vecino. Temiendo lo peor, pero pensando en el amor de dueño a mascota, se acercó al
galpón a devolver el animal.
Pudo notar, luego de que el señor Canon abriera la puerta, que cientos de cuerpos
inertes adornaban el cuarto de la casa. Con su carácter desapacible y áspero, Canon lo
tomó y suavemente le clavó un cuchillo al animal de pies a cabeza…