Dos sacerdotes, Juan Párraga y Manuel Valenzuela, recorrieron Granada y Jaén en 1969 en un viejo automóvil para encontrar niños de familias humildes que pudieran estudiar en el nuevo Colegio Menor San Felipe Neri de Baeza. Con la ayuda de una cocinera, prepararon el palacio que albergaría el colegio. En el verano de 1970, el colegio admitió a sus primeros alumnos, a pesar de sus malas calificaciones iniciales, con el objetivo de brindar una educación a niños sin recursos

1. Lunes 07.02.11
8 JAÉN IDEAL
Dos curas en un ‘dos caballos’
Responsables del Colegio San Felipe Neri reúnen a los alumnos que pasaron por el centro
Juan Párraga y Juan Párraga se acuerda perfecta- que el Obispado tenía esas instala- nada. Fue la cocinera. Después con-
mente de aquel 22 de julio de 1969 ciones había que aprovecharlas. «En- tratamos a otras mujeres de Solana
Manuel Valenzuela en que lo llamó el obispo de Jaén, Fé- seguida me puse al habla con Manuel y Veracruz para que se hicieran car-
recuerdan cómo ANDRÉS lix Romero Mengíbar, para encargar-
le el proyecto. Había que abrir un co-
Valenzuela, al que conocía bien. En
un ‘dos caballos’ nos fuimos a Pam-
go de la demás infraestructura», re-
cuerda don Juan.
CÁRDENAS
hace cuarenta años legio en la provincia, concretamen- plona a recoger experiencias y saber En el verano del año setenta el co-
recorrieron en un acardenas@ideal.es
te en Baeza, para acoger a alumnos
cuyos padres no pudiera costear sus
cómo íbamos a poner en marcha el
colegio baezano».
legio ya estaba preparado. Ahora fal-
taban los alumnos.
destartalado coche estudios. La sede del colegio sería Lo primero que hicieron es bus-
el magnífico Palacio de Jabalquinto car a las mujeres que se dedicaran a Trámite
Granada y Jaén en (actual sede de la Universidad de la la cocina y la limpieza del colegio. El primer año fue de trámite. «Nos
busca de niños de Universidad Internacional de Anda- «Tenía una sobrina que había estado llegaron alumnos rematadamente
lucía), que hacía poco tiempo había dos años en un curso de hostelería malos, con las peores calificaciones.
familias humildes dejado de ser seminario menor. Ya en el Colegio MayorAlbayzín de Gra- Pero había que admitirlos porque era
para un proyecto
educativo
JAÉN. La escena la describe muy
bien Juan Eduardo Zúñiga en un
cuento. El padre de un niño se diri-
ge al maestro con estas palabras:
-Tengo que ponerlo a trabajar, no
puede seguir estudiando.
-Pues créame que lo siento -con-
testa el profesor-. Es un niño aplica-
do y tiene buena memoria. Podría
hacerse mucho de él.
-Ya, pero a mí me hace falta.
El maestro, resignado, responde:
-Cuide de él, que el trabajo que le
busque no sea muy duro….
-No, de aprendiz. Ya sabe usted,
poca cosa.
El diálogo es del cuento ‘La gran
mancha verde’ pero detalla bastan-
te bien aquellas situaciones. Eran
tiempos de penuria en los que los pa-
dres sacaban a sus hijos de la escue-
la para que los ayudaran a trabajar.
Años cincuenta y sesenta. Los hi-
jos de los obreros nacían con el des-
tino escrito en la frente. Todos los
brazos que llegaban a los humildes
hogares eran pocos. Había niños per-
tenecientes a familias de abolengo,
con posibles, que estudiaban y se iban
a la capital a hacer el bachiller. Sus
padres se lo podían permitir. Pero la
mayoría, por muy inteligentes que
fueran y por mucha memoria que
tuvieran, se veían obligados a dejar
la escuela. Miles, decenas de miles
de niños de provincias con rentas per
capita por los suelos, vieron sus fu- TÍtulo. Juan
turos frustrados debido a esa penu- Párraga y José
ria.Algunos tuvieron la suerte de que Bueno, duran-
un cura se metiera por medio y con- te el acto en el
venciera al padre de que ese niño apli- que se celebró
cado y con buena memoria siguiera el cuarenta
estudiando. La ayuda económica la aniversario de
pondría la Iglesia. la inaugura-
Y aquí es donde empieza la histo- ción del cole-
ria del Colegio Menor San Felipe Neri gio :: : M. GUTÍE-
de Baeza. Juan Párraga y Manuel Va- RREZ
lenzuela, dos curas de los de antes,
recorrieron gran parte de las provin-
cias de Jaén, Granada y Córdoba en
buscan de niños aplicados con los que
darle forma a un proyecto educati-
vo en el que no estaba lejos la idea de
que esos niños algún día fueran bue-
nos profesionales formados en un
colegio católico. En las pasadas navi-
dades los curas se reunieron con sus
antiguos alumnos. Habían pasado
cuarenta años. Juan Párraga y José Bueno. :: M. GUTIÉRREZ. Fachada del Palacio de Jabalquinto, que albergó al colegio. :: M. G.