6. Éxodo 13:21
Jehová iba delante de
ellos, de día en una
columna de nube para
guiarlos por el camino,
y de noche en una
columna de fuego
para alumbrarlos,
a fin de que anduvieran
de día y de noche.
7. Levítico 9:24 Salió fuego de la presencia de
Jehová y consumió el holocausto con
las grasas que estaban sobre el altar.
8. Levítico 9:24
Al ver esto, todos los del pueblo alabaron
y se postraron sobre sus rostros.
21. Mas el fin de todas las cosas se acerca.
Sed pues templados, y velád en oración.
Notas del editor
La Columna de fuego en la noche y de nube en el día, reposaba exactamente sobre el exterior del Lugar Santisimo, era la expresión visible de la Gloria Interna que brillaba en el lugar Santísimo
Muy adentro del Santuario, en el Lugar Santísimo, entre los querubines de oro del propiciatorio que fungía como tapa del cofre del Arca del Pacto, brillaba la presencia del Señor, era el resplandor de la Gloria de Dios (Shekinha). Representa el brillo glorioso de la faz resplandeciente de Cristo en nuestros corazones. Desde adentro, mediante el testimonio del hijo en el corazón, nos guía el Espíritu Santo.
Para los Israelitas el Viejo Pacto, la guía era exterior porque aún el Espíritu Santo no había venido a morar en el corazón humano, pero para nosotros, cuando el Espíritu Santo nos guía interiormente, nos confirma esa guía con 2 o 3 testigos, consejeros pastorales, Escrituras y visiones proféticas. Cuando obedecemos a la guía interna del Espíritu Santo, la Gloria se manifiesta exteriormente. Y el Padre que ve en lo secreto nos apoya en público.
De esa columna gloriosa salió el fuego que encendió la leña del altar de bronce y consumió el sacrificio ofrecido en holocausto, esta fue la señal de la aprobación de Dios aceptando el sacrificio, porque había sido hecho según sus instrucciones.
La respuesta humana ante la respuesta aprobatoria de Dios, es adoración reverente y agradecida por su misericordia. La Gracia de Dios no es una excusa para pecar, sino una motivación para obedecer.
Cuando el Cordero de Dios, Jesucristo se ofreció por nuestros pecados, Dios aceptó el sacrificio.
Si Dios no hubiese aceptado el Sacrificio de Jesucristo,no habría perdón para nuestros pecados
La evidencia de su aceptación fue el Fuego Celestial de la resurrección de entre los muertos.
El fuego resucitador de la vida indestructible de Dios consumió la muerte que había en el cadáver de su cuerpo mortal, y su carne y sus huesos se despertaron victoriosos en cuerpo glorioso e incorruptible, para no volver a ser tentado jamás, para no morir jamás.
Dios aceptó el Sacrificio del Verdadero Cordero, ahora nuestros pecados han sido perdonados, y el fuego de su Espíritu de Vida ha sido impartido en nuestros corazones
Por eso al ofrecernos en el Altar espiritual de la Cruz de Cristo como holocausto, es un sacrificio vivo, pues al morir nosotros Cristo vive en nosotros.
Solo cuando nuestros pecados han sido perdonados y su Espíritu arde vivificante en nuestros corazones, es que nuestra entrega es aceptable, y la evidencia es una vida de obediencia hasta que desde adentro, el fuego resucitador del Espíritu de Jesucristo brote consumiendo nuestra mortalidad en la 1ª resurrección. (Los degollados o decapitados son aquellos que han vivido en un sacrificio de holocausto en Cristo)
Este fuego vivificante del Espíritu Santo, que santifica nuestro ser total, espíritu, alma y cuerpo, en el Altar espiritual de la Cruz de Cristo es el que debe activar, motivar, inspirar, encender y vitalizar nuestras oraciones.
Números 3:1-4 Estos eran los descendientes de Aarón y de Moisés, en el día en que Jehová habló a Moisés en el monte Sinaí. Estos son los nombres de los hijos de Aarón: Nadab, el primogénito, Abiú, Eleazar e Itamar. Estos son los nombres de los hijos de Aarón, sacerdotes ungidos, a los cuales consagró para ejercer el sacerdocio. Pero Nadab y Abiú murieron delante de Jehová cuando ofrecieron fuego extraño[b] delante de Jehová en el desierto de Sinaí. Y no tuvieron hijos. Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio en presencia de Aarón su padre.
Números 3:1-4 Estos eran los descendientes de Aarón y de Moisés, en el día en que Jehová habló a Moisés en el monte Sinaí. Estos son los nombres de los hijos de Aarón: Nadab, el primogénito, Abiú, Eleazar e Itamar. Estos son los nombres de los hijos de Aarón, sacerdotes ungidos, a los cuales consagró para ejercer el sacerdocio. Pero Nadab y Abiú murieron delante de Jehová cuando ofrecieron fuego extraño[b] delante de Jehová en el desierto de Sinaí. Y no tuvieron hijos. Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio en presencia de Aarón su padre.
Números 3:1-4 Estos eran los descendientes de Aarón y de Moisés, en el día en que Jehová habló a Moisés en el monte Sinaí. Estos son los nombres de los hijos de Aarón: Nadab, el primogénito, Abiú, Eleazar e Itamar. Estos son los nombres de los hijos de Aarón, sacerdotes ungidos, a los cuales consagró para ejercer el sacerdocio. Pero Nadab y Abiú murieron delante de Jehová cuando ofrecieron fuego extraño[b] delante de Jehová en el desierto de Sinaí. Y no tuvieron hijos. Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio en presencia de Aarón su padre.
Números 3:1-4 Estos eran los descendientes de Aarón y de Moisés, en el día en que Jehová habló a Moisés en el monte Sinaí. Estos son los nombres de los hijos de Aarón: Nadab, el primogénito, Abiú, Eleazar e Itamar. Estos son los nombres de los hijos de Aarón, sacerdotes ungidos, a los cuales consagró para ejercer el sacerdocio. Pero Nadab y Abiú murieron delante de Jehová cuando ofrecieron fuego extraño[b] delante de Jehová en el desierto de Sinaí. Y no tuvieron hijos. Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio en presencia de Aarón su padre.