1. Ocurrió el 24 de mayo de 1822 en las faldas del volcán Pichincha, a
más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, cerca de la ciudad
de Quito en el Ecuador actual.
Cuando amaneció, sin que Sucre lo supiera, los centinelas
posicionados cerca de Quito avistaron a las tropas patriotas
ascendiendo por las laderas del Pichincha. Aymerich, entonces
consciente de la intención de Sucre de flanquearlo por medio del
ascenso al volcán, ordenó a su ejército de 1.894 hombres
ascender la montaña lo más pronto posible, para enfrentar ahí a
Sucre. Al haberse encontrado en un campo de batalla tan
improbable, los dos comandantes no tuvieron otra opción más que
enviar gradualmente sus tropas a la batalla. Existía poco espacio
para maniobrar en las empinadas laderas del Pichincha, entre
profundos barrancos y densos matorrales.
2. • Los hombres del Paya, tras
recuperarse de la conmoción
inicial, se reposicionaron bajo
el fuego enemigo, esperando la
llegada del batallón Trujillo. El
sobresaltado Sucre, sólo
esperando que los españoles
estén más cansados que sus
propias tropas, envió al
batallón Yaguachi, conformado
por ecuatorianos. El batallón
Alto Magdalena trató de hacer
un movimiento de flanqueo,
pero sin éxito, pues el terreno
no se lo permitió. Pronto, los
batallones Paya, Trujillo y
Yaguachi (batallones
patriotas), sufriendo muchas
bajas y con pocas municiones,
comenzaron a replegarse.
3. • Para entonces el destino de la batalla para los Patriotas parecía
depender del Albión, que transportaba las municiones tan
necesitadas; y sin embargo se desconocía su paradero. A medida
que el tiempo pasaba, los Realistas parecían ganar el control de la
batalla. El Trujillo fue obligado a retroceder, mientras que el
batallón peruano Piura se dispersó antes de enfrentar al
enemigo. En medio de la desesperación, a los hombres de reserva
del batallón Paya se les ordenó cargar contra el enemigo con sus
bayonetas. Ambos bandos sufrieron grandes bajas, pero la
situación más o menos se estabilizó para los Patriotas. A pesar
de esto, Aymerich, como parte de su estrategia, durante el
ascenso al Pichincha separó de su fuerza principal al batallón
Aragón, ordenándole avanzar hasta la cúspide del volcán, para así
luego atacar a los Patriotas por la retaguarda, rompiendo sus
líneas en el momento indicado.El Aragón era el mejor batallón del
ejército realista; estaba conformado por veteranos españoles
que habían actuado tanto en Guerra de la Independencia
Española como en otras batallas en América del Sur, y en ese
momento se hallaba sobre los Patriotas y listo para atacar.