1. AUTORA:Dayana Antuaneth
Día de triunfo para el ejército peruano sobre el
poderosos ejército chileno
El 27 de noviembre de 1879 el ejército peruano obtuvo una gran victoria en la quebrada
de Tarapacá, sobre un enemigo que era
mayor en número y en dotación militar.
En la batalla de Tarapacá la superioridad del
enemigo era mucho mayor en armamento
ligero y pesado, en municiones,
vestimenta, zapatos, en fin, en todo. Sin
embargo, los peruanos hicieron frente al
ataque chileno y lograron derrotarlos con
coraje y heroismo.
Las fuerzas peruanas se reúnieron en
Tarapacá, con la división del Coronel
Ríos proveniente de Iquique. Las fuerzas
peruanas se vieron obligadas a intentar un rodeo a través de Tarapacá y el desierto
interior. Así, se agruparon en la aldea de San Lorenzo de Tarapacá, en la llamada
quebrada de Tarapacá. La idea de estos cuerpos era reabastecerse de agua y víveres y
descansar a la tropa del trayecto entre Dolores y esta posición, unos 55 kms. a través del
desierto.
La columna de Ríos llegaba extremamente cansada y en desorden. El jefe chileno José
Francisco Vergara envió patrullas de reconocimiento que calcularon en unos 1.000 los
hombres peruanos que llegaban con Ríos. A este cuerpo se sumaban unos 1.500
hombres concentrados en en Tarapacá.
Tanto las fuerzas peruanas como las chilenas habían realizados ataques inconexos y
cada agrupación estaba separada por una gran distancia.
Retirada chilena tras el último combate luego de la tregua
Con la llegada de las divisiones peruanas de Pachica, que caminó unos 20 km en un
lapso de 5 h se selló el resultado de la batalla. Las tropas peruanas que en la mañana del
27 se encontraban en Pachica, llegaron durante la tregua recién referida. Eran unos 1.400
hombres en 4 batallones uno de los cuales, el Nº 8 estaba al mando del coronel Remigio
Morales Bermúdez, futuro Presidente del Perú.
Con este refuerzo, la intención peruana fue intentar rodear y tomar prisionera a la fuerza
chilena sobreviviente, utilizando una estrategia similar a la que los chilenos quisieron
emplear contra ellos, pero curiosamente, el resultado fue el mismo. Los chilenos alcanzan
a advertir la situación y comienzan a ascender por las laderas de la quebrada para no
quedar atrapados en el fondo. La División Vanguardia reforzó las tropas de la pampa
oeste y la 1era División hizo lo mismo con las del valle, para lo que se dispuso que
enviara uno de sus batallones a las alturas del sudoeste en refuerzo del Ayacucho y el
otro al fondo de la quebrada, para secundar al Arequipa y al Gendarmes.
2. Al llegar a lo alto, se entabla un nuevo combate con las mismas características e
intensidad que el de la mañana. Las dos piezas de artillería que quedaban disponibles a
las tropas chilenas de Arteaga son capturadas por los peruanos, que las emplean contra
sus antiguos dueños, en tanto la infantería atacaba incesantemente con el fin de evitar la
retirada chilena hacia el desierto.
En el fondo del valle, perdía la vida el comandante del 2º de Línea y jefe de la segunda
división, coronel Eleuterio Ramírez, transformándose en el oficial chileno de mayor
graduación muerto hasta el momento en la campaña. Sin dejar de combatir, los chilenos
dan definitivamente por perdido el campo y se retiran hostigados en todo momento por los
peruanos. En el repliegue chileno, se comisionó al regimiento Artillería de Marina el
cuidado de la retaguardia, por lo que este cuerpo sufrió las mayores bajas en la última
etapa de la batalla.
Con una fuerza chilena muy reducida producto del combate y una fuerza peruana tenaz
en la persecución. Por fortuna para los chilenos y desgracia para los peruanos, éstos
últimos no contaban con caballería, por lo que la persecución no se pudo mantener. El
ataque peruano hubiera sido más efectivo si las tropas frescas hubieran atacado la
planicie oeste, para envolver la izquierda de los chilenos y cortarles su dirección general
de retirada. El triunfo de los peruanos en este combate era, sin embargo, definitivo.
En la batalla de Tarapacá destacaron muchos hombres como Belisario Suárez, Isaac
Recavarren, Francisco Bolognesi, Guillermo More, Alfonso Ugarte... Pero en especial
sobresalió el coronel Andrés Avelino Cáceres, que inicaba un largo camino de gloria, que
lo llevó a combatir a los chilenos hasta que éstos se retiraron de nuestro territorio. Debido
a Cáceres nuestro ejército y nuestro pueblo lucharon hasta el final y nunca hubo rendición
incondicional.
El día 27 de noviembre de 1879 es el día de gloria para las armas peruanas y el día de la
inmortalidad para el indoblegable coronel Andrés A. Cáceres.