1. A MICRÓFONO CERRADO
El mundo es un pañuelo (1)
El otro día me encontré en Úbeda con don Antonio Vela Aranda, al que todos
conocemos, ya que estuvo de párroco en Pozo
Alcón en el tiempo comprendido entre 1998 y 2004,
seis años. No es que me lo encontrara de
casualidad, pues supe que lo habían trasladado a la
Ciudad de los Cerros y quise estar presente en la
misa de toma de posesión en su nuevo destino.
Llega de Cazorla, a la que le ha dedicado la nada
despreciable cantidad de tiempo de “nueve años”,
plenos de intensa y fructífera vida pastoral.
También deja, obviamente, el cargo de arcipreste
de esa comarca serrana que abarca la totalidad del
antiguo Adelantamiento de Cazorla, en donde
estuvo desempeñando dicho cargo durante trece
años y al que accedió a los dos años de llegar a
Pozo Alcón.
Desde que me enteré, hace dos meses, de que se
iba a producir su llegada a Úbeda, estuve dándole
vueltas a la cabeza sobre cuántas cosas buenas
hizo este gran hombre en este querido pueblo de
Pozo Alcón. Quiero destacar especialmente una: la
remodelación de la iglesia de la Encarnación. Una
obra que, aunque no se pueda calificar de
“faraónica”, sí es de una envergadura tal que para
encontrar parangón semejante habría que
remontarse a los tiempos de don Máximo cuando
demolió (no sé si con dinamita) la primitiva iglesia,
que contaba con algunos siglos de existencia y que
ya había entrado en fase de inminente ruina.
Lástima: la única construcción que nos había legado
la Historia y tuvo ese final…
2. Aquella vieja iglesia fue suplantada por otra nueva, la que se encontró don
Antonio a su llegada al Pozo, cuyos rasgos más sobresalientes (en palabas de
alguno de los párrocos que pasaron por ella) era que tenía toda la apariencia de
un “cocherón destartalado”
… Continuará
Manuel Almagro