El documento expresa la preferencia de compartir momentos breves con los seres queridos ahora que se está vivo, en lugar de grandes gestos cuando se haya muerto. El autor, Gerardo Segovia, prefiere pequeños actos de cariño como compartir unos minutos, estrechar la mano, hacer una llamada breve o recibir una flor, en vez de largas veladas, viajes, misas o poemas cuando ya no esté con vida.