El relato cuenta cómo Noé decidió llevar a todos los animales en el arca ante el diluvio universal, impresionado por la sabiduría de la paloma que no presumió de sus virtudes como los demás, sino que reconoció la importancia de cada especie. Tras la inundación, la paloma fue enviada por Noé y regresó con una rama de olivo en el pico como señal de que las aguas habían bajado, convirtiéndose desde entonces en símbolo de paz.