1. Hace mucho tiempo, caminando por el sendero de la vida, encontré un letrero que decía la
“tienda del cielo”. Me acerque y la puerta se abrió lentamente. Cuando me di cuenta yo ya
estaba dentro.
Vi Ángeles parados en todas partes. Uno de ellos me entrego una canasta y me dijo: “toma,
compras lo que quieras. De todo lo que un cristiano necesita hay en la tienda”.
Lo que primero compré fue paciencia, luego amor, que estaba en la misma fila. Más adelante
vi compasión y también la compré, iba a necesitarla donde quiera que fuera, compré además,
dos cajas de sabiduría y dos bolsas de fe, me encanto el empaque del perdón.
Me detuve un poco para comprar fuerza y coraje, esto me ayudaría en esta carrera de la vida.
Cuando yo tenía casi llena la canasta, recordé que me faltaba la gracia, y que no debía olvidar
la salvación. Esta la ofrecían gratis.
Entonces tome una buena porción de cada una, suficiente para salvarme y pera salvarte.
Entonces caminé hacia el cajero para pagar la cuenta, yo tenía todo lo que un cristiano
necesitaba; pero cuando iba a llegar, vi la oración y la agregué a mi canasta ya repleta.
Sabía que cuando saliera la usaría. Ya paz y la felicidad estaban en los estantes pequeños al
lado de la caja.
Aproveche para coger, la alegría que colgaba del techo, cogí un paquete para mí.
Llegue al cajero, le pregunté: ¿“cuánto debo”?, el sonrió y me contesto lleva tu canasta donde
quiera que vaya –Si, pero... ¿cuánto la debo?, el otra vez me sonrió y me dijo, “no te
preocupes, Jesús la deuda hace mucho tiempo por ti”
Tú puedes entrar y comprar gratis en la tienda de Dios, sólo debe recibir a Jesús en tu corazón
y creer en Él para la salvación de tu alma. El pago tu cuenta ante Dios para que tú recibas la
gracia de la vida eterna.
Sigue a Jesús hoy y siempre.
A todos los sedientos: Venid a las aguas y los que no tienen dinero, venid comprad y comed,
venid comprad sin dinero y sin precio Isaías 55:1
Camino a Dios