Los países ricos exportan grandes cantidades de basura, especialmente electrónica, a países pobres del tercer mundo. Muchos niños en estos países trabajan en vertederos rebuscando entre la basura en malas condiciones, siendo explotados y maltratados. La investigación muestra que la exportación de desechos tóxicos a países del tercer mundo contamina el medio ambiente y genera pobreza entre la población.