4. El artista ejecutó su violín
durante 45 minutos.
Hizo escuchar obras de
Bach, de Manuel Ponce,
de Massenet y luego el
Ave María de Schubert
5. Eran casi las ocho de la mañana … hora pico.
Pasaban cientos de personas frente a él,
casi todos camino a sus trabajos.
Durante esos 45 minutos
se calcula que pasaron por esa estación algo más de
mil personas
6. Transcurrieron tres minutos
hasta que alguien se detuvo
ante el músico.
Un hombre de mediana edad
alteró por un segundo su paso
y advirtió que había una
persona tocando música.
Un minuto más tarde, el
violinista recibió su primera
donación: una mujer arrojó un
dólar en el estuche del violín y
continuó su marcha.
.
7. Algunos minutos más tarde,
alguien se apoyó contra la
pared a escuchar, pero
enseguida miró su reloj y
retomó su camino… se le
estaba haciendo tarde.
Quien más atención prestó
fue un niño de 3 años.
8. Su madre lo tironeaba del
brazo, apurada, pero el
niño se plantó ante el
músico.
Cuando su madre logró
arrancarlo del lugar, el
niño continuó volteando
su cabeza para mirar al
artista.
9. Esto se repitió con otros niños.
Todos los padres los forzaron a
seguir la marcha.
En los tres cuartos de hora que el
músico tocó, sólo siete personas
se detuvieron y otras veinte le
dieron dinero, sin interrumpir su
camino.
El violinista recaudó 32 dólares.
10. Nadie lo sabía, ese músico era
Joshua Bell, uno de los
mejores violinistas del mundo,
tocando las obras más
complejas que se escribieron
alguna vez con un Stradivarius
del 1713, valuado en 3,5
millones de dólares
11. Dos días antes de su
actuación en el metro, Bell
colmó un teatro en Boston,
con localidades que
promediaban los 1000
dólares
12. La actuación de Joshua Bell
de incógnito en el metro fue
organizada por el diario “The
Washington Post” como
parte de un experimento
social sobre la percepción, el
gusto y las prioridades de las
personas.
13. La consigna era: en un
ambiente banal y a una hora
inconveniente,
* ¿percibimos la belleza?
* ¿Nos detenemos a
apreciarla?
* ¿Reconocemos el talento
en un contexto inesperado
14. Sólo una mujer le reconoció, Stacy
Fukuyama, que trabaja en el
Dpto. de Comercio, llegó casi
al final de su actuación.
No dudó ni un segundo: Ese violinista no
era ningún artista callejero.
Le había visto hacía poco en un
concierto en la Biblioteca del Congreso,
y se quedó mirando, atónita, hasta que la
última nota
salió del Stradivarius.
15. Ha sido lo más impactante que he
visto en Washington, reconoce Joshua
Bell. Estaba allí tocando en hora pico, y
la gente no se paraba, ni siquiera
miraba.
¡Algunos incluso le echaban monedas!
¡Cuartos de dólar!
Yo eso no se lo haría jamás a nadie".
16. Lo que más extrañó a
Bell, sin embargo, fue
que al final de cada
pieza no “pasaba nada".
Ni un bravo, ni un
aplauso…
Sólo silencio !!!
17. Una de las posibles conclusiones
después del experimento podría
ser:
Si no nos tomamos el tiempo
para detenernos y escuchar
cuando uno de los mejores
músicos del mundo está
ejecutando las más bellas
partituras que se han escrito