1. Mónica María Arango Sara Lenis Osorio Paulina Echeverri Vanesa Ospina Juan Manuel Martínez
2. El Imperialismo es la tendencia de un estado a expandirse territorial, cultural o económicamente a costa de otros estados o pueblos En concreto, suele referirse a la actitud de algunas potencias, principalmente europeas, desde la Edad Moderna hasta el proceso de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial
3. El militarismo es una ideología según la cual la fuerza militar es la fuente de toda la seguridad. En su forma más leve se postula a menudo con argumentos muy variados, para justificar la preparación militar de una sociedad, todos los cuales tienden a asumir que la «paz a través de la fuerza» es la mejor o única forma de conseguirla. Su política se resume en el aforismo latino («Si quieres la paz, prepárate para la guerra»).
4.
5. y población, asegurando que la existencia de un Estado quedaba garantizada cuando dispusiera del suficiente espacio para atender a las necesidades de la misma. Inicialmente estas consideraciones se enfocaban a la rivalidad entre Alemania y Gran Bretaña, pero posteriormente se hizo extensivo a la confrontación entre Alemania y la Unión Soviética. Karl Haushofer, ex general, y geógrafo, aplicó las nociones generalizadoras de Ratzel a la situación concreta en que se encontraba Alemania tras la derrota y los recortes territoriales sufridos en el Tratado de Versalles. Haushofer adujo que la base de toda política exterior era el espacio vital de que dispusiese el cuerpo nacional. La acción del Estado consistía en defender tal espacio y en ampliarlo cuando resultara demasiado angosto. Se utilizó la terminología del Lebensraum para describir la necesidad del Tercer Reich de encontrar nuevos territorios para expandirse, principalmente a costa de los pueblos eslavos de Europa del este., aliado natural germano. Establecía la relación entre espacio
6. La violencia tiene un valor positivo para un movimiento político: es una fuerza de cambio, al igual que la juventud, que también es exaltada. Se utilizaban todo tipo actividades intimidatorias: desde las purgas con aceite de ricinoo las palizas; hasta el asesinato de los adversarios políticos o de los objetivos considerados enemigos sociales. Los agentes ejecutores podían ser los aparatos del Estado, pero más frecuentemente fueron grupos juveniles organizados paramilitarmente. Una vez generalizada, y demostrada la impunidad de quienes la ejercen, la represión política opera como un mecanismo por el cual no sólamente el que la recibe directamente pierde la libertad: sino que la sociedad entera —al reprimirse cada uno de sus miembros a sí mismo, temeroso de sufrir el mismo castigo— pierde la libertad para todos.