El predicador cometió un error al citar incorrectamente un versículo bíblico durante su sermón, diciendo "sal de tu tierra y de tu parentela" en lugar de "sois la sal de la tierra". Aunque la congregación parecía aprobar el sermón, es importante leer la Biblia por uno mismo para evitar aceptar todo lo que dicen los demás sin verificarlo. Declarar cosas en el nombre de Jesús requiere tener una profunda convicción basada en las Escrituras, no simplemente repetir frases para obtener resultados deseados.
1. ILUSTRACION INICIAL
“Con bastante Sal”
Un predicador que había sido invitado para
predicar en una iglesia rural, escogió como su texto
clave el pasaje del Sermón del monte que dice:
“Vosotros sois la sal de la tierra”. A medida que
predicaba se iba llenando de entusiasmo, siendo
una de sus frases más brillantes: Amados hermanos,
jamás olviden las palabras de nuestro Señor, de que
somos sal y sal fuerte; pero si te descuidas no
podrás ser como Dios dijo a Abraham: “Sal de tu
tierra y de tu parentela”.
La congregación escuchaba atentamente, mientras
unos decían “Amén” “Gloria a Dios” y muchos
pensaban “Este predicador sí que sabe hablar palabra de Dios”.
¿Pudiste percatarte del error en esta historia? Si no es así y no le ves “el chiste”
déjame decirte que tengas cuidado y comiences a leer más la Biblia. Muchas
veces asimilamos y aprobamos TODO lo que escuchamos por simplemente tener
la etiqueta de “cristiano” o venir de algún cristiano evangélico, especialmente si es
reconocido o de autoridad. No se trata de desconfiar, criticar o rechazar la palabra
de Dios dada a través de un hombre, sin embargo, es maduro de nuestra parte
como Hijos de Dios, buscar a aprender de Su palabra y dedicarnos a conocer más
a Dios, y no conformarnos con lo que otros dicen de Dios. No todo a lo que se
llama bueno es bueno. En 1 de Tesalonicenses 5:21 se nos dice: “Examínalo
todo, retén lo bueno”.
Ahora bien, es un tanto inevitable para mí que al escuchar la palabra “declarar” no
vengan a mi mente frases tales como: “En el nombre de Jesús ordenó” “Declaro
lluvia de bendiciones y puertas abiertas…” “Arrebato ahora mismo…” “Confieso
con mis labios en esta hora que…” “Con la autoridad que Dios me ha dado declaro
que…”, y muchas otras más semejantes que son reconocidas por gran parte de la
comunidad cristiana, y lastimosamente algunos utilizan de modo inadecuado con
plena seguridad de que lo que declaren se dará porque así ellos lo desean y lo
quieren, en muchos casos ignorando que hay algo mayor que nuestros deseos y
2. es la Voluntad de Dios misma que es siempre lo mejor para nuestras vidas.
(Romanos 12:2).
En el diccionario bíblico busque la palabra “Declarar” denota confesar, declarar,
admitir, afirmar (Juan 1:20; Hch 24:14, Heb 11:13); confesar en el sentido de
admitir la propia culpa de la que se ha sido acusado, resultado de la convicción
interna; declarar abiertamente, hablando con libertad, siendo tal confesión el
efecto de una profunda convicción de unos hechos (Mateo 7:23).
Entonces siendo la declaración entre otras cosas un modo de confesión resultado
de una fuerte convicción de hechos, al momento de declarar debemos saber que
estamos confensado, y si lo que confesamos es algo válido a la luz de la palabra
de Dios, por lo tanto es importante conocer y escudriñar su escritura y que seamos
buenos hablantes de la palabra de verdad.
En 2 Timoteo 2:15 nos dice:
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de
qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”
¿Qué significa realmente declarar en el nombre de Jesús?
Debemos tener en cuenta que el nombre de Jesús es poderoso; Jesús mismo nos
prometió que en su nombre echaríamos fuera demonio y otros milagros, y es que
en realidad cuando oramos debemos hacerlo en su nombre. Ahora bien, debemos
considerar varias cosas…
1) En la cultura judía el “nombre” significa mucho más que solo la manera
como llamar a alguien, significa la persona misma. Por ejemplo cuando en
el antiguo testamento se nos dice para “bendecir el nombre de Jehova”
(Salmo 96:2), a “invocar su nombre” (Salmo 116:4), nos está invitando a
hacer esas actividades con Dios mismo, no con su nombre.
2) Orar en el nombre de Jesús no significa repetir su nombre como un rezo
mágico que va a desatar bendiciones. Significa orar sabiendo que somos
representantes de Jesús en este mundo, es ora como si el mismo Jesus
estuviera orando.