1. EL VALOR DE UN AMÉN
La palabra AMÉN es una palabra bíblica y además profética, en las sagradas escrituras la
podemos encontrar cerca de 100 veces desde el antiguo testamento hasta el Apocalipsis
donde se menciona más de 10 veces.
De los 27 libros del nuevo testamento 24 terminan con la palabra AMÉN.
La palabra Amén tiene varios significados, entre ellos los más conocidos son “así sea” y
“así será”, pero nuestro Señor Jesucristo se llamó así mismo el AMÉN (Ap. 3. 14)
Cuando se pronuncia la palabra AMÉN se está decretando, declarando, confirmando,
asegurando, creyendo y confiando que el mandato, la promesa o la palabra predicada será
dada por hecho, por medio de nuestro Señor JESUCRISTO. “PORQUE TODAS LAS
PROMESAS DE DIOS SON EN ÉL SÍ, Y EN ÉL AMÉN, POR MEDIO DE NOSOTROS, PARA LA
GLORIA DE DIOS.” 2 Co. 1. 20
Yo no tuve una formación evangélica, ni pentecostal, ni siquiera católica, ni nada parecido,
sin embargo desde que tome la decisión de creerle a Dios, he estado estudiando y
escudriñando las escrituras como lo manda nuestro Señor JESUCRISTO, y en base a ellas
defino mi comportamiento como hijo de Dios.
Si yo pronuncio Amén después de cada mandato, promesa ó palabra profética estoy
asintiendo, creyendo y testificando que JESUCRISTO tiene todo el poder para hacerlo.
No nos podemos limitar a escuchar una palabra, sino la asentimos para darla por cierta.
No considero que los que dicen AMÉN, sean “Cristianos evangélicos“.
Ni considero que los que dicen “ALELUYA” pertenecen a “Los Aleluyos”
Me pregunto ¿como nos llaman en la congregación donde asistimos? Cristianos que…?
ALELUYA significa Alabad al Señor, es una palabra bíblica de júbilo, de alabanza y de
acción de gracias a nuestro Dios.
El espíritu religioso es el que no nos permite exclamar AMÉN y ALELUYA, dejando SIN
SENTIDO el propósito de la congregación.
Un abrazo,
HENRY GALLEGO