Mathías era un niño muy hablador que no escuchó las instrucciones de su profesora de agarrarse de la baranda al bajar las escaleras. Al caerse, se mordió fuertemente la lengua y empezó a hablar de forma graciosa. La profesora pensó que se estaba burlando de ella y lo llevó con el director, quien también pensó lo mismo hasta que también se mordió la lengua y comprendió lo que le había pasado a Mathías.