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1. DICHOSO EL HOMBRE
(Sal 1)
DICHOSO EL HOMBRE QUE NO SIGUE EL CONSEJO DE LOS IMPÍOS, NI EN LA SENDA DE LOS
PECADORES SE DETIENE, NI EN EL BANCO DE LOS BURLONES SE SIENTA.
Mas se complace en la Palabra del Señor, sus salmos susurra día y noche.
SERÁ COMO ÁRBOL PLANTADO JUNTO A CORRIENTES DE AGUA QUE DA FRUTO A SU TIEMPO.
Nunca se marchitan sus hojas; todo lo que emprende le sale bien (2).
¡NO ASÍ LOS IMPÍOS, NO ASÍ! QUE SON COMO LA PAJA QUE SE LLEVA EL VIENTO.
No resistirán en el juicio los impíos, ni los pecadores en la comunidad de los santos. Porque el Señor cuida
del camino de sus fieles, mas el camino de los impíos acaba mal, acaba mal, acaba mal.
2. SALMO 1
Dichoso el hombre que no acoge el consejo del impío ni va por sus senderos, sino que su gozo es la
Palabra del Señor, y medita su ley día y noche.
ANTE TI PONGO HOY VIDA Y MUERTE, SI SIGUES EL CAMINO DEL SEÑOR VIVIRÁS.
No así los impíos, no así, serán paja que el viento arrebata, separados de la vida se verán, como aquel que
comete iniquidad.
ANTE TI PONGO HOY VIDA Y MUERTE, SI SIGUES EL CAMINO DEL SEÑOR VIVIRÁS (2).
3. ESCUCHA, SEÑOR (Sal 5)
Escucha, Señor, mi oración. Considera mis pensamientos. Atiende a la voz de mi clamor, mi Rey y mi Dios,
porque a Ti oraré. Oirás mi voz de mañana.
OH DIOS DE MAÑANA ME PRESENTARÉ Y ANTE TI ESPERARÉ (BIS)
4. GRANDE ES TU AMOR
(Sal 8)
GRANDE ES TU AMOR; GRANDE TU MISERICORDIA. GRANDE ES TU NOMBRE POR TODA LA
TIERRA.
Cuando contemplo el cielo obra de tus manos. La luna y las estrellas que has creado. Pienso: ¡Quién soy yo
para que pienses en mí! (2)
¿Por qué te ocupas del hombre? ¿Por qué piensas en él? Lo hiciste poco menos que un dios, lleno de gloria
y honor. Le has dado todo el poder sobre lo que Tú has creado (2).
5. SEÑOR, DIOS NUESTRO
(Sal 8)
SEÑOR, DIOS NUESTRO, ¡QUÉ ADMIRABLE ES TU NOMBRE EN TODA LA TIERRA! ¡EN TODA LA
TIERRA!
Cuando contemplo el cielo obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado. ¿Qué es el hombre
para que te acuerdes de él; el ser humano para darle poder? (2).
Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad; le diste el mando sobre las obras de
tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies (2).
Rebaños de ovejas y toros y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, todo lo
sometiste bajo sus pies (2).
Rindamos Gloria al Padre y a su Hijo y al Espíritu que habita en nosotros. Como era en el principio ahora y
siempre, por todos los siglos de los siglos. Amén (2).
6. SEÑOR, NUESTRO DIOS
(Sal 8)
¡OH SEÑOR, NUESTRO DIOS, QUÉ ADMIRABLE ES TU NOMBRE EN TODA LA TIERRA!
Los labios de los niños y pequeños, cantan, Señor, tu grandeza; su canto silencia al enemigo, hace callar al
adversario y al rebelde.
Al ver el cielo, obra de tus manos; la luna y las estrellas que formaste: ¿Qué es el hombre para que así lo
cuides y tanto te acuerdes de él?
A imagen de Dios lo creaste, lo coronaste de gloria y dignidad; lo hiciste señor de lo creado, y todo lo pusiste
a sus pies.
Los rebaños de ovejas, el ganado y también los animales salvajes; las aves del cielo y los peces del mar;
cuanto surca los senderos de las aguas.
Gloria a Dios Padre omnipotente, a su Hijo Jesucristo, el Señor, y al Espíritu que habita en nosotros, por los
siglos de los siglos. Amén.
7. SI ME HE REFUGIADO
EN EL SEÑOR (Sal 10)
SI ME HE REFUGIADO EN EL SEÑOR ¿CÓMO PODÉIS DECIRME, CÓMO PODÉIS DECIRME, QUE
HUYA COMO EL PÁJARO AL MONTE (2)?
Yo sé que los malvados tensan el arco, que ajustan las flechas a la cuerda, para herir en la sombra al
inocente. Mas cuando fallan los cimientos, qué puede hacer el Justo, qué puede hacer el Justo.
Mas el Señor, el Señor está en su templo Santo, tiene su trono en el cielo; sus ojos observan el mundo, sus
pupilas las acciones de los hombres.
El Señor escruta a los justos, mas también escruta a los malvados, y el Señor no ama la violencia, el Señor
no ama la violencia.
8. EN SU TEMPLO SANTO
(Sal 10)
No entiendo por qué me dices si confío en el Señor: Escapa como un pájaro al monte, los malvados tensan
el arco, afilan sus saetas en la sombra a disparar impunes a los justos, ¿Cuando fallan los cimientos que
podrá hacer el justo?
PERO EL SEÑOR, ESTÁ EN SU TEMPLO SANTO Y ES QUE EL SEÑOR, MIRA A JUSTOS Y MALOS Y
ÉL RETRIBUIRÁ, SU ROSTRO VERÁS, NOS SOSTENDRÁ. LA AGRESIÓN NO AMA YAHVÉ.
9. ¿HASTA CUÁNDO? (Sal 12)
¿Hasta cuándo por fin te acordarás, Yahvé, de mí, y tu rostro a mí lo volverás?
CANTARÉ A YAHVÉ, CANTARÉ AL QUE ES MI REDENTOR.
Mírame, respóndeme, Yahvé, amor de mí, alumbra mis ojos, no me duerma yo en la muerte.
Que no puedan decir mis enemigos: “Le vencí”. Mis enemigos se alegrarán si yo cayera.
Pero yo espero en tu piedad y mi corazón se alegrará en tu salvación.
10. SEÑOR, ¿QUIÉN PUEDE ENTRAR? (Sal 14)
Señor, ¿Quién puede entrar en tu santuario para alabar?(2) El de manos limpias y un corazón puro, que no
es vanidoso y que sabe amar (2).
Señor, yo quiero entrar en tu santuario para alabar: (2) Dame manos limpias y un corazón puro; no ser
vanidoso; enséñame a amar (2).
Señor, ya puedo entrar en tu santuario para alabar: (2) Tu Sangre me lava, tu fuego me quema, tu Espíritu
Santo inunda mi ser (2).
11. ME ENSEÑARÁS EL CAMINO
(Sal 15)
ME ENSEÑARÁS EL CAMINO DE LA VIDA (2). ME SACIARAS DE GOZO EN TU PRESENCIA, DE
ALEGRÍA PERPETUA A TU DERECHA.
Protégeme Dios mío, en Ti me refugio. Yo digo a Dios: Tú eres mi Señor. Sin Ti no tengo nada.
El Señor es mi heredad y mi copa, mi vida está en su manos. Me ha tocado en suerte un lote hermoso, me
encanta mi heredad. Bendigo al Señor que me aconseja, hasta de noche instruye mi corazón, tengo siempre
delante de mí al Señor, está a mi derecha no vacilaré.
Por eso se alegra mi corazón, exulta mi alma, y mi carne descansa serena, porque no abandonarás mi vida
en el sepulcro, ni dejarás que tu santo experimente la corrupción, la corrupción.
12. TÚ ERES MI SEÑOR (Sal 15)
TÚ ERES MI SEÑOR, NINGÚN BIEN TENGO SIN TI. TÚ ERES MI SEÑOR, NO HAY FELICIDAD FUERA
DE TI.
El Señor es la porción de mi herencia. Tú eres quien guarda mi suerte; cayeron mis cordeles en parajes
amenos y me encanta mi heredad.
Bendigo a Yahvé que me aconseja, aun de noche me instruye. Pongo siempre a Yahvé ante mis ojos pues
con Él no vacilo.
Por eso mi corazón se alegra, en Ti descansa seguro. Me enseñarás el camino de la vida; a tu derecha,
delicias por siempre.
13. AL DESPERTAR (Sal 16)
AL DESPERTAR, ME SACIARÉ DE TU SEMBLANTE, SEÑOR. (BIS)
Escucha, Señor, mi oración; atiende, Señor a mi clamor. Presta oídos a mi súplica, que mis labios no
traicionan, Señor. Salga de Ti la sentencia, porque tus ojos ven, tus ojos ven la rectitud.
Sondea, Señor, mi corazón; escrútalo de noche, Señor; pruébame al crisol, pruébame al crisol. Porque Tú
sabes que no hay malicia en mí; que mi boca no miente como hacen los hombres; que he guardado tu
palabra, Señor; que no he seguido los caminos del violento; que a tus huellas he ajustado mis pasos; que no
vacilaré, que no vacilaré.
A Ti yo te invoco, Señor, concédeme, Señor, una respuesta; muéstrame los prodigios de tu amor. Porque Tú
salvas al que se apoya en Ti, porque Tú ayudas al que se refugia a tu derecha. Como a la niña de tus ojos,
guárdame; a la sombra de tus alas escóndeme: mira que quieren matarme.
Míralos, están cerrados en su orgullo; hablan, la arrogancia está en su boca; avanzan contra mí, avanzan
contra mí. Ayúdame Tú, Señor, líbrame de los hombres de este mundo, de los hombres cuyo premio es esta
vida, cólmalos de tus bienes, Señor, llénales el vientre y que sus hijos se sacien. Que yo al despertar, que
yo al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.
14. YO TE AMO, SEÑOR (Sal 17)
Yo te amo, Señor, Fortaleza mía. Roca mía, Castillo mío, Libertador. Dios mío ¿en quién confiaré? si mi
escudo eres Tú y la fuerza de mi salvación? (2)
15. EL SEÑOR ES MI FUERZA
(Sal 17)
El SEÑOR ES MI FUERZA, MI ROCA Y SALVACIÓN. (BIS)
Tú me guías por sendas de justicia, me enseñas la verdad. Tú me das el valor para la lucha, sin miedo
avanzaré.
Iluminas las sombras de mi vida, al mundo das la luz. Aunque pase por valles de tinieblas, yo nunca temeré.
Yo confío el destino de mi vida al Dios de mi salud. A los pobres enseñas el camino, su escudo eres Tú.
El Señor es la fuerza de mi pueblo, su gran libertador. Tú le haces vivir en la confianza, seguro en tu poder.
16. YO TE AMO, SEÑOR,
MI FORTALEZA
(Sal 17)
Yo te amo, Señor, mi fortaleza, mi roca, mi baluarte, mi Salvador. Eres la peña en que me amparo mi escudo
y mi fuerza, mi liberador.
EN EL TEMPLO SE ESCUCHÓ MI VOZ, CLAMÉ POR TI EN MI ANGUSTIA, EXTENDISTE TU MANO Y
NO CAI, TU PODER DEL ENEMIGO ME LIBRÓ.
Las olas de la muerte me envolvían me aguardaba la ruina, pero el Señor venció. Tú eres la luz que me
ilumina quien abre mis caminos, Tú eres mi Dios. Cuando yo invoqué tu nombre con mano poderosa me
salvó tu amor.
Son perfectos tus caminos, tus manos me sostienen, Tú eres mi Rey.
17. TU PALABRA, SEÑOR (Sal 18)
TU PALABRA, SEÑOR ES LA VERDAD Y LA LUZ DE MIS OJOS.
La ley del Señor es perfecta, reconforta el alma; el testimonio del Señor es seguro, da saber al sencillo.
Los preceptos del Señor son rectos, dan alegría al corazón; el mandato del Señor es claro, ilumina los ojos.
La palabra del Señor es pura, permanece para siempre; los juicios del Señor son verdaderos, todos justos
por igual.
18. ELÍ, ELÍ (Sal 21)
ELÍ, ELÍ, LAMÁ SABACTANÍ. DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?
¡Qué lejos te siento de mis gritos! De día clamo y no respondes, grito de noche y no hay reposo para mí.
¡Mas Tú eres el Santo, Tú, que vives en medio de mi pueblo! A Ti clamaban nuestros padres y Tú les
ayudaste; en Ti confiaban y nunca fueron confundidos.
Entonces yo, ¿Por qué no me ayudas? ¿Acaso no soy un hombre? Eso yo soy: un gusano, desprecio de la
gente, asco del pueblo. Todos los que me ven, de mí se ríen; menean la cabeza y dicen: «Se confió a Dios,
¡que Él lo libre! ¡que Él le salve, si tanto dice que le ama!
¡Sí! que Tú me amas ¡Sí! que Tú me quieres, en el seno de mi madre me formaste; cuando me dio a la luz
ya me ofreció a Ti, ya desde el vientre de mi madre Tú eras mi Dios.
Soy agua sucia que se tira; todos mis huesos se dislocan; mi corazón como cera se derrite en mis entrañas;
mi paladar está seco como teja. Y mi lengua está pegada a la garganta.
Perros innumerables me rodean y una banda de malhechores me acomete; atan mis manos y mis pies, se
pueden contar mis huesos, me observan y me miran, se reparten mis vestidos, echan a suertes mi túnica.
¡Mas Tú, Dios mío, no estés lejos! Fuerza mía, fuerza mía, ven en mi ayuda, libra mi alma de la espada,
libra mi vida de las fauces del león, libra mi alma de los cuernos de los búfalos.
¡Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la asamblea te cantaré! Los que a Yahveh amáis, dadle
alabanza. Raza de Jacob, glorificad a Yahveh, temedle, pueblo de Israel.
Porque ha sido el único que no ha sentido asco de este pobre, ni ha desdeñado la miseria de este mísero,
no me ha ocultado su rostro cuando le invocaba, por eso yo ahora sé que los pobres vivirán.
Los pobres comerán, comerán, serán saciados, los que buscan a Yahveh lo encontrarán, su corazón, su
corazón vivirá para siempre.
19. ERES MI PASTOR (Sal 22)
ERES MI PASTOR, OH SEÑOR, NADA ME FALTARÁ SI ME LLEVAS TÚ.
En tus verdes campiñas me hiciste reposar. Y en tus límpidas aguas mi sed puedo calmar.
Senderos de justicia trazaste para mí; ellos son el camino para llegar a Ti.
Preparas un banquete frente a los que me odian. La mesa está ya lista, la copa se desborda.
Bondad, misericordia, me sigan por doquier. Habite yo en tu casa por los siglos. Amén.
20. EL SEÑOR ES MI PASTOR I (Sal 22)
EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME FALTARÁ. EL SEÑOR ES MI PASTOR, EN PASTOS DELICADOS
ÉL ME HARÁ DESCANSAR.
Junto a aguas de reposo me pastoreará, confortará mi alma. Me guiará por sendas de justicia. Por amor de
su Nombre.
21. EL SEÑOR ES MI PASTOR II (Sal 22)
El Señor es mi pastor nada me falta. En prados de fresca hierba me apacienta.
EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME FALTA. HACIA LAS AGUAS DE LA VIDA ME CONDUCE.
Repara mis fuerzas y me lleva por el camino del amor. Repara mis fuerzas y me lleva para la gloria de su
Nombre.
Aunque camine por valle oscuro no temeré, porque Tú, porque Tú, porque Tú vas conmigo. Tu vara y tu
cayado me consuelan, me consuelan.
Preparas una mesa ante mí frente a mis enemigos. Me unges la cabeza con perfume, mi copa rebosa.
Sí, tu amor y tu alegría me acompañarán. Sí, yo viviré en tu casa eternamente.
22. EL SEÑOR ES MI PASTOR III (Sal 22)
EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME HABRÁ DE FALTAR.
El Señor es mi Pastor, ¿Qué me puede faltar? A las verdes praderas Él me lleva a reposar; a las aguas
saludables me conduce y mi alma reconforta.
Él me guía por sendas de justicia, por amor de su Nombre; en oscuras quebradas yo no temo, porque estás
junto a mí; tu cayado, la vara de tu diestra, son ellos mi confianza.
Para mí Tú dispones una mesa, frente a mis adversarios; has ungido con óleo mi cabeza y mi cáliz rebosa;
de bienes y de gracia gozaré por los siglos de los siglos.
Demos gloria al Padre Omnipotente, a Jesús el Señor; al Espíritu que habita en nuestras almas, nuestro
Confortador; al Dios que es, que era y que vendrá, por los siglos de los siglos.
23. SALMO 22
Aunque pase por el valle más oscuro no temeré peligro alguno, porque Tú Señor estás conmigo; en Ti he
puesto mi confianza. Dios mío Tú eres mi pastor y a tu lado nada me faltará (bis).
Tu perfume has vertido en mi cabeza y has llenado mi copa a rebozar, tu bondad y tu amor me acompañan
a lo largo de mis días, Oh Señor.
24. ALZAOS PUERTAS (Sal 23)
ALZAOS, PUERTAS. ALZAD LOS DINTELES, PUERTAS ETERNAS, DEBE ENTRAR EL REY DE LA
GLORIA, DE LA GLORIA.
¿Quién es ese Rey de la gloria? (2). El Señor, el fuerte, el valiente (2). El Señor, valiente en la batalla (2). El
Señor de los ejércitos (2), Él es el Rey de la gloria (2).
¿Quién subirá al monte del Señor? (2) El de manos inocentes y puro corazón; (2) el que no conduce su vida
por vanidad, por vanidad. Y nosotros somos su Iglesia (2), que hoy viene a tu presencia, (2) que busca tu
rostro, oh Dios de Jacob, oh Dios de Jacob.
25. EL HUÉSPED DEL SEÑOR
(Sal 23)
¿QUIÉN HABITARÁ EN EL MONTE DEL SEÑOR? ¿QUIÉN MORARÁ EN LA CASA DEL SEÑOR?
Es dueño el Señor de toda la tierra, del hombre que puso su casa en ella. Le dio a los montes el pedestal
del mar, le dio el pedestal del río que canta.
El hombre que tiene limpias las manos. El hombre que dice siempre verdades; que guarda en su alma la ley
de nuestro Dios. Aquél que así obre vivirá junto a Él.
Que toda la tierra abra sus puertas, que el Rey de la gloria va a entrar por ellas. El Rey de la gloria es
nuestro Salvador que puso su casa junto a la nuestra.
Gloria a Dios Padre omnipotente, a su Hijo Jesucristo el Señor y al Santo Espíritu de amor, por todos los
siglos de los siglos.
26. MUÉSTRAME (Sal 24)
Muéstrame tus caminos, oh Señor, y enséñame tus sendas, mi Señor. Encamíname en tu verdad y
enséñame, porque Tú eres el Dios de mi salvación.
EN TI HE ESPERADO, EN TI ESPERARÉ. TODO EL DÍA, CADA NOCHE, MUY TEMPRANO EN LAS
MAÑANAS, ENSÉÑAME A ESPERAR EN TI. (BIS)
27. A TI LEVANTO MI ALMA
(Sal 25)
A TI, SEÑOR, LEVANTO MI ALMA, A TI ¡OH DIOS MÍO!
En Ti confío Señor, no triunfen sobre mí mis enemigos. Muéstrame, Señor, tu camino, enséñame, Señor, tu
sendero.
Acuérdate, Señor de tu ternura, de tu inmensa compasión, que son de siempre. De mis pecados, Señor no
te acuerdes. Acuérdate, Señor, que eres misericordia. Rocíame, Señor, de tu misericordia; sumérgeme,
Señor, en tu misericordia.
28. SALMO 26 (I)
El Señor es mi luz y mi salud, ¿A quien puedo temer? Amparo de mi vida es el Señor, ¿De quien puedo
temblar?
Señor oye mi voz, escucha mi clamor; amparo de mi vida es Él (2).
La bondad del Señor yo espero ver, confío en ti Señor; Enséñame, Señor, el buen camino, guíame en tu
amor.
Señor, oye mi voz, escucha mi clamor; amparo de mi vida es Él (2).
29. SALMO 26 (II)
CANTARÉ Y CELEBRARÉ, AL SEÑOR.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quien temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará
temblar?
Aunque venga contra mí un ejército, mi corazón no temerá; aunque estalle la guerra contra mí, no perderé la
confianza.
Solamente pido una cosa a Dios, y por ella suspiro: vivir en la casa del Señor toda mi vida.
Porque en su templo Él me guardará en la hora del peligro; me pondrá en lo más oculto de su casa, me
afirmará sobre una roca. Oye, Señor, mi oración, ¡ten piedad y respóndeme!
Señor, mi corazón te habla, mis ojos te buscan. No me rechaces, ni me abandones, Señor, mi Salvador,
Aunque mi padre y mi madre me dejaran Tú me recibirás.
Sé que gozaré de los bienes del Señor, en la tierra de los vivientes. ¡Confía en Dios, sé fuerte y animoso;
espera en el Señor!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu ahora y siempre; al Dios que es, que era y que vendrá, por los siglos
de los siglos.
30. EL SEÑOR ES MI LUZ (Sal 26)
El Señor es mi luz y mi salvación, el Señor es la defensa de mi vida. Si el Señor es mi luz, ¿A quién temeré?
¿Quién me hará temblar?
Una cosa pido al Señor: habitar por siempre en su casa, gozar de la dulzura del Señor, contemplando su
templo santo.
No me escondas tu rostro, Señor: buscaré todo el día tu rostro. Si mi padre y mi madre me abandonan, el
Señor me recogerá.
Oh Señor, enséñame el camino, guíame por la senda verdadera. Gozaré de la dulzura del Señor en la tierra
de la vida.
31. ESCÓNDEME EN LO OCULTO DE TU TIENDA
(Sal 26)
ESCÓNDEME EN LO OCULTO DE TU TIENDA, SOBRE TU ROCA LEVÁNTAME. (BIS)
Yahvé es mi luz y mi salvación ¿A quién he de temer? Yahvé es el refugio de mi vida ¿Por quién he de
temblar?
Cuando se acercan contra mí los malvados, a devorar mi carne, son ellos, mis adversarios y enemigos, los
que tropiezan y sucumben.
Aunque acampe un ejército, contra mí, mi corazón no teme; aunque estalle una guerra contra mí, estoy
seguro en ella.
Una cosa he pedido a Yahvé, eso sólo estoy buscando: habitar en la casa de Yahvé todos los días de mi
vida.
Él me dará cobijo en su cabaña el día de desdicha; me esconderé en lo oculto de su tienda, sobre su roca
me levantará.
Escucha, Yahvé, mi voz que clama ¡Tenme piedad, respóndeme! Sí, Yahvé, tu rostro busco: no me ocultes
tu rostro.
32. SALMO 26 (III)
El Señor es mi luz, mi vida y mi salvación. ¿A quién iré?, ¿a quién iré? (2)
33. DIOS SE REVELA EN
LA TORMENTA (Sal 28)
¡GLORIA AL SEÑOR!
Hijos de Dios, aclamad al Señor, ¡GLORIA AL SEÑOR! Aclamad la gloria y el poder del Señor... Aclamad la
gloria del Nombre del Señor... Postraos ante el Señor en el atrio sagrado...
La voz del Señor sobre las aguas... El Dios de la gloria ha tronado.... El Señor sobre las aguas
torrenciales.... La voz del Señor es potente... La voz del Señor es magnífica... La voz del Señor descuaja los
cedros... El Señor descuaja los cedros del Líbano... Hace brincar al Líbano como a un novillo... Al Sarión
como a una cría de búfalo...
La voz del Señor lanza llamas de fuego... La voz del Señor sacude el desierto... El Señor sacude el desierto
de Cadés... La voz del Señor retuerce los robles... El Señor descorteza las selvas... En su Templo un grito
unánime...
El Señor se sienta por encima del aguacero... El Señor se sienta como rey eterno... El Señor da fuerza a su
pueblo... El Señor bendice a su pueblo con la paz...
34. TE HE MANIFESTADO
MI PECADO (Sal 31)
TE HE MANIFESTADO MI PECADO, NO HE TENIDO ESCONDIDOS MIS ERRORES. HE DICHO:
“CONFESARÉ AL SEÑOR MI CULPA” Y TÚ HAS PERDONADO LA MALICIA DE MI PECADO.
Dichoso el hombre al que le son perdonadas sus culpas y que le fueron cubiertos sus pecados. Dichoso el
hombre al que el Señor no imputa ningún mal y en cuyo espíritu no hay engaño.
Callaba y se consumían mis huesos, gimiendo todo el día; porque día y noche pesaba tu mano sobre mí,
como estío de verano estaba árido mi corazón.
Mas te he manifestado mi pecado, no he tenido escondidos mis errores; he dicho: “Confesaré al Señor mi
culpa” Y tú has perdonado la malicia de mi pecado.
Por eso te suplican tus fieles en el día de la angustia, cuando las aguas caudalosas se desbordan, mas a Él
no le alcanzarán. Tú eres mi refugio, Tú me preservas del peligro, me rodeas de cantos de salvación, me
dices: “Te haré sabio, te indicaré el camino de la vida”.
35. GUSTAD Y VED (Sal 32)
GUSTAD Y VED ¡QUÉ BUENO ES EL SEÑOR! DICHOSO EL QUE SE ACOGE
A ÉL. (BIS)
La palabra del Señor es sincera y todas sus acciones son leales. Él ama la justicia y el derecho, de su amor
está llena la tierra.
El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones, cerca está de aquellos que lo invocan y
lo buscan de todo corazón.
36. BENDECIRÉ AL SEÑOR
EN TODO TIEMPO
(Sal 33)
BENDECIRÉ AL SEÑOR EN TODO TIEMPO, EN MI BOCA SIEMPRE SU ALABANZA, YO ME GLORÍO EN
EL SEÑOR. LO ESCUCHEN LOS HUMILDES Y SE ALEGREN. (BIS)
Cantad conmigo al Señor, cantemos juntos a su Nombre, porque este pobre grita, el Señor le escucha y le
libra de todas sus angustias.
Porque el ángel del Señor acampa en torno a aquellos que le temen y les salva. Gritan ellos y el Señor les
escucha, los libra de todas sus angustias.
Gustad y ved qué bueno es el Señor. Dichoso el hombre que se refugia en Él. (Bis)
Porque muchas son las pruebas que le esperan al justo, mas de todas le libra el Señor. Gritan ellos y el
Señor les escucha y los libra de todas sus angustias.
37. BENDECIRÉ AL SEÑOR
(Sal 33)
Bendeciré al Señor en todo tiempo, y mi boca no cesará de alabarlo, mi alma se enorgullece en el Señor,
que lo oigan los humildes y se alegren.
PRUEBEN QUE BUENO ES EL SEÑOR HAGAN LA PRUEBA Y VÉANLO, DICHOSO AQUEL QUE
BUSCA EN ÉL REFUGIO. (BIS)
Engrandezcan conmigo al Señor, ensalcemos todos su Nombre.
Busqué al Señor y me dio una respuesta, me libró de todos mis temores.
38. NO SUFRAS POR LOS MALVADOS
(Sal 36)
NO SUFRAS POR LOS MALVADOS, NO ENVIDIES A LOS QUE OBRAN MAL, SE SECARÁN COMO LA
HIERBA, COMO EL CÉSPED SE AGOSTARÁN.
Confía en el Señor y haz el bien, habita tu tierra y sé leal. Sea el Señor tu delicia y Él te dará lo que pide tu
corazón.
Encomienda tu camino al Señor y espera en Él, confía en Él, que actuará. Hará brillar tu justicia, hará brillar
tu lealtad.
Cohíbe tu ira, reprime el coraje, no te exasperes, no sea que obres mal; los que obran mal son excluidos,
los que esperan en el Señor en la tierra entrarán.
Aguarda un momento: desapareció el malvado, fíjate en su sitio: ya no está; en cambio, los mansos poseen
la tierra, gozan de paz, de paz disfrutarán.
39. HE ESPERADO EN EL
SEÑOR (Sal 39)
HE ESPERADO, HE ESPERADO EN EL SEÑOR, Y ÉL HACIA MÍ SE HA INCLINADO. HA ESCUCHADO
MI GRITO, ME HA SACADO DE LA FOSA DE LA MUERTE.
Me ha sacado del fango de la ciénaga, ha puesto mis pies sobre la roca, ha establecido mis pasos en un
camino, en un camino de salvación.
Ha puesto en mi boca un cantar nuevo, una alabanza, una alabanza a nuestro Dios. Muchos vendrán y lo
verán y tantos en Él confiarán.
Dios mío, ¡Cuántas maravillas, cuántos prodigios en nuestro favor! Si los quiero anunciar y proclamar, son
tantos que me superan en número.
No quisiste sacrificios ni oblación, por eso me has abierto el oído. No has querido víctima por la culpa, por
eso he dicho: “He aquí que vengo para hacer tu voluntad”.
De mí está escrito en tu libro que yo haga Señor tu voluntad. Dios mío, eso sólo quiero: tu palabra, tu
palabra en mis entrañas.
Rindamos gloria a nuestro Padre. Y a su Hijo Jesucristo el Señor. Y a su Espíritu que habita en nuestras
almas, como era en el principio, ahora y siempre.
40. COMO EL CIERVO (Sal 41)
Como el ciervo busca por las aguas, así clama mi alma por Ti, Señor. Día y noche, yo tengo sed de Ti y sólo
a Ti buscaré.
LLÉNAME, LLÉNAME SEÑOR. DAME MÁS, MÁS DE TU AMOR. YO TENGO SED SÓLO DE TI,
LLÉNAME SEÑOR (BIS)
41. ASÍ COMO LA CIERVA
(Sal 41)
Así como la cierva brama por las aguas, por Ti clama mi alma, Espíritu de Dios.
¡OH LLÉNAME, ESPÍRITU!,(2) ¡OH LLÉNAME ESPÍRITU DE DIOS! (BIS)
42. SED DE DIOS
(Sal 41)
MI ALMA TIENE SED DE DIOS ¿CUÁNDO LLEGARÉ A VER SU ROSTRO?
Como el ciervo sediento va en busca del agua, así te busca mi alma, a Ti mi Dios.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente; ¿Cuándo llegaré a contemplar el rostro de Dios?
No tengo otro pan que mis lágrimas de día y de noche, porque todos me preguntan sin cesar: “¿Dónde está
tu Dios?”.
Recuerdo con nostalgia cuando iba a la casa de Dios, entre cantos de fiesta y alabanza del pueblo feliz.
¿Por qué estás triste, alma mía, por qué te inquietas? Espera en Dios y volverás a alabar a Dios, tu
Salvador.
¡Quiera el Señor concederme, de día, su gracia; y de noche cantaré mi alabanza al Dios de mi vida!
Yo diré a Dios: “Mi Roca, ¿Por qué me has olvidado? ¿Por qué tendré que estar triste y oprimido por mi
enemigo?”
Mi alma está llena de amargura porque se burlan de mí, porque siempre me están preguntando: “¿Dónde
está tu Dios?”
¿Por qué estás triste, alma mía, por qué te inquietas? Espera en Dios y volverás a alabar a Dios, tu
Salvador.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu ahora y siempre; al Dios que es, que era y que vendrá por los siglos de
los siglos.
43. SEÑOR, ENVÍA TU VERDAD (Sal 42)
SEÑOR, ENVÍA TU VERDAD Y LUZ, ELLAS ME GUÍEN A TU SANTA MONTAÑA. (BIS)
Envíame tu luz y tu verdad, ellas me guiarán, hasta la morada en donde habitas, oh Dios de majestad.
¿Por qué estás abatida, alma mía, e inquieta sin razón? Confía en el Señor y dale gracias a Dios, tu
Salvador.
Iré hasta el altar de mi Señor, al Dios de mi amistad; mi juventud se alegra y regocija en Dios, mi Redentor.
Rindamos gloria a Dios que es nuestro Padre y a su Hijo el Señor y al Espíritu que habita en nuestras
almas. Por los siglos de los siglos, amén.
44. EL DIOS DE MI REFUGIO
(Sal 42)
Tú, el Dios de mi refugio, ¿por qué me has rechazado?, ¿por qué he de andar sombrío, por la opresión del
enemigo?. Envía tu luz y verdad, ellas me guíen y me conduzcan a tu monte santo, donde tus moradas.
Y LLEGARÉ AL ALTAR DE DIOS, AL DIOS DE MI ALEGRÍA, EXULTARÉ, TE ALABARÉ CON MI MÚSICA,
OH DIOS, DIOS MÍO. (BIS)
Espera en Dios, oh hijo, ¿por qué tu alma agitas?; Él es la salvación de tu rostro y tu Dios, alábale. Envía tu
luz y verdad, ellas me guíen y me conduzcan a tu monte santo, donde tus moradas.
45. COMO LA CIERVA
(Sal 41-42)
Como la cierva anhela las corrientes de agua, así mi alma te anhela a Ti, Dios mío, mi alma tiene sed de Ti,
del Dios vivo, ¿cuándo podré ver el rostro de Dios?
Las lágrimas son mi pan noche y día, mientras mis enemigos me dicen todo el día: «¿Dónde está tu Dios?
¿Dónde está tu Dios? ¿Dónde está tu Dios?» Y cuando yo recuerdo el alma se me llena de tristeza, cómo
marchaba en medio de un pueblo en fiesta.
¿Por qué te abates, alma mía, por qué tú gimes dentro de mí?
ESPERA EN DIOS, ESPERA EN DIOS, QUE VOLVERÁS A ALABARLO.
Porque Él, Él es tu salvación, Él es tu Dios, Él es tu Dios.
ESPERA EN DIOS, ESPERA EN DIOS, ESPERA EN DIOS, ESPERA EN DIOS, QUE VOLVERÁS A
ALABARLO.
¿Cuántas veces le he dicho a mi Roca: ¿Por qué me has abandonado? ¿Por qué camino triste, oprimido por
mis enemigos? Se me rompen los huesos de escuchar todo el día: ¿Dónde está tu Dios? ¿Dónde está ese
Dios?
Señor, envíame tu luz y tu verdad, que ellas me guíen hasta tu monte santo. Entonces podré cantar un
canto de alegría con mi guitarra. ¿Por qué te abates …
46. SALMO 44
ME BROTA DEL CORAZÓN UN POEMA BELLO, RECITO MIS VERSOS A UN REY. ME BROTA DEL
CORAZÓN UN POEMA BELLO, UN POEMA BELLO.
Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la gracia, el Señor te bendice eternamente.
Has amado la justicia y odiado la impiedad, por eso el Señor es tu Dios, te ha ungido con aceite de júbilo.
El Rey se llenó de tu belleza, póstrate ante Él, que es tu Señor, que es tu Señor. Quiero hacer memorable tu
nombre de generación en generación.
47. ERES HERMOSO (Sal 44)
ERES HERMOSO, EL MÁS HERMOSO DE LOS HIJOS DE ADÁN, DE LOS HIJOS DE ADÁN. LA GRACIA
ESTÁ EN TUS LABIOS, ERES BENDITO, EL BENDITO PARA SIEMPRE.
Ciñe la espada a tu flanco, oh valiente, y marcha lleno de gloria y de esplendor, cabalga por la verdad, la
mansedumbre, la justicia ¡Tensa tu arco que hace temible tu derecha! Agudas son tus flechas, te han sido
entregados los pueblos. (2)
Desde los palacios de marfil las cítaras cantan para Ti. Hijas de reyes son tus favoritas; a tu derecha está la
reina en oro de Ofir. (2)
Escucha, hija, y mira; inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa de tu padre, y el rey se prendará de tu
belleza (2). Él es tu Señor, ¡entrégate a él! (2). Y en lugar de padres, tendrás hijos que serán príncipes sobre
la tierra.
48. EL SEÑOR DE LOS
EJÉRCITOS (Sal 45)
EL SEÑOR DE LOS EJÉRCITOS ESTÁ CON NOSOTROS, NUESTRO ALCÁZAR ES EL DIOS DE JACOB.
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, poderoso defensor en el peligro. Por eso no tememos aunque
tiemble la tierra y los montes se desplomen en el mar.
Aunque el mar se alborote con las olas y sacuda a los montes con su furia, el Señor siempre está con
nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
49. PUEBLOS TODOS (Sal 46)
PUEBLOS TODOS, BATID LAS PALMAS Y ALABAD A DIOS CON VOZ DE JÚBILO. (BIS)
Cantad a Dios, cantad. Cantad a nuestro Rey, porque Él es el Dios de toda la tierra. Cantad a Dios cantad,
cantad a nuestro Rey, batiendo vuestras manos, danzando en vuestros pies.
50. MISERICORDIA MÍA (Sal 50)
MISERICORDIA MÍA, MISERICORDIA. (BIS)
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado. Contra Ti, contra Ti sólo pequé, cometí la
maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón, en el juicio resultarás inocente. Mira, en la culpa nací, pecador me concibió
mi madre.
Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría; que se alegren los huesos quebrantados. Aparta de mi pecado tu vista, borra
en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme. No me arrojes lejos de tu
rostro, no me quites tu Santo Espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso. Enseñaré a los malvados tus
caminos, los pecadores volverán a Ti.
Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios Salvador mío; y cantará mi lengua tu justicia. Señor, me abrirás los
labios y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen; si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu
quebrantado: un corazón quebrantado y humillado, Tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión, reconstruye las murallas de Jerusalén: Entonces aceptarás los
sacrificios rituales, ofrendas y holocaustos; sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre y al Hijo y gloria al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
51. PERDÓN SEÑOR
(Sal 50)
PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN. (BIS)
Misericordia, mi Dios, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa. Lava del todo mi delito y
limpia todo mi pecado.
Reconozco mi culpa, Señor, tengo siempre presente mi pecado. Contra Ti, contra Ti solo pequé, cometí la
maldad que Tú aborreces.
Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados. Enseñaré a los malvados tus
caminos, volverán a Ti los pecadores.
Líbrame de la sangre, mi Dios, y cantará mi lengua tu justicia. Abrirás mis labios, Señor, y mi boca cantará
tus alabanzas.
Gloria a Dios, Padre Omnipotente, y a su Hijo Jesucristo, el Señor. Y al Espíritu que habita en nuestras
almas, por los siglos de los siglos. Amén.
52. PERDÓNAME, SEÑOR PEQUÉ CONTRA TI
(Sal 50)
¡PIEDAD, SEÑOR, PECAMOS CONTRA TI!
Piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión borra mi culpa; purifícame a fondo del pecado,
de mi maldad, límpiame, Señor.
Yo reconozco mi culpa, Señor. Tengo siempre presente mi pecado: contra Ti, contra Ti solo pequé,
haciendo lo que es malo a tus ojos.
Por eso eres justo en tu sentencia, tu juicio es irreprochable; Tú sabes que yo nací culpable, pecador mi
madre me engendró.
Tú amas el corazón sincero y me enseñas la verdad en mi interior; ¡Purifícame Señor!; quedaré limpio,
quedaré más blanco que la nieve.
Dame, Señor, tu gozo y tu alegría, que se alegre mi cuerpo quebrantado; aparta tu vista de mis culpas y
borra todos mis pecados.
Señor, crea en mí un corazón puro y renueva la fuerza de mi alma; no me alejes, Señor, de tu presencia, ni
retires de mí tu Santo Espíritu.
Concédeme la alegría del perdón, que tu aliento generoso me sostenga; mostraré a los pecadores tus
caminos y hacia Ti volverán los extraviados.
Líbrame de mis culpas, Dios, mi Salvador, y cantaré con gozo tu justicia; ¡Señor, abre mis labios y mi boca
anunciará tus alabanzas!
Los sacrificios no te satisfacen y si ofrezco un holocausto, no lo aceptas; mi sacrificio es un espíritu contrito;
Tú no rechazas al corazón arrepentido.
Gloria a Dios, Padre Omnipotente, a su Hijo Jesucristo, el Señor. Y al Espíritu que habita en nosotros, por
los siglos de los siglos. Amén.
53. CREA EN MÍ
(Sal 50)
Crea en mí un corazón limpio oh Dios y un espíritu recto, crea en mí. (Bis)
NO ME ECHES DE TU PRESENCIA, SEÑOR, NI QUITES TU ESPÍRITU DE MÍ.
RESTAURA EL GOZO DE MI SALVACIÓN Y UN ESPÍRITU RECTO, CREA EN MÍ.
54. MISERICORDIA SEÑOR
(Sal 50)
MISERICORDIA SEÑOR QUE HE PECADO TENME PIEDAD OH SEÑOR, CREA EN MI UN PURO
CORAZÓN RENUÉVAME SEÑOR CON TU ESPÍRITU.
Misericordia Dios mío por tu amor, por tu compasión borra mi culpa, lávame a fondo de mi delito, de mis
faltas purifícame; pues mi delito, yo lo reconozco sin cesar mi culpa esta ante mí; contra Ti, contra Ti sólo
pequé lo malo a tus ojos cometí.
Crea en mí un puro corazón, renuévame con firme espíritu, no me rechaces lejos de tu rostro, no me quites
tu Espíritu, vuélveme el gozo de tu salvación con generoso espíritu afiánzame, abre mis labios y proclamare
tu alabanza oh mi Salvador.
55. POR TU AMOR
(Sal 50)
Por tu amor, oh Dios, ten compasión de mí; por tu gran ternura, borra mis culpas, límpiame de mi maldad;
sáname de mi pecado, reconozco que he sido rebelde. Mi pecado no se aparta de mi mente, contra Ti he
pecado y sólo contra Ti; haciendo lo malo, lo que Tú condenas. Por eso tu sentencia es justa, irreprochables
tus juicios.
PERDÓN, SEÑOR. PERDÓNAME, SEÑOR. CONTRA TI YO PEQUÉ. PERDÓNAME, SEÑOR.
Mi pecado yo bien lo conozco y mi falta no se aparta de mi mente. Contra Ti, Señor, contra Ti, Señor, yo
pequé.
En pecado me concibió mi madre y Tú ves, qué malo soy de nacimiento. Si Tú quieres rectitud de corazón,
enséñame en secreto lo que es sabio.
Que mi alma quede limpia de malicia, purifícame Tú de mi pecado. De la muerte, líbrame Señor, y mi boca
tu justicia aclamará.
56. QUIERO CANTAR (Sal 56)
QUIERO CANTAR, A TI QUIERO CANTAR. DESPIERTA, DESPIERTA, GLORIA MÍA. DESPIERTA ARPA Y
CÍTARA.
Misericordia, Dios mío, misericordia que mi alma se refugia en Ti. Me refugio a la sombra de tus alas hasta
que pase el peligro.
Invoco a Dios, al Dios Altísimo, a Dios que ha hecho tanto por mí. Desde el cielo me envía la salvación.
Confunde a los que ansían matarme.
Misericordia, Dios mío, misericordia que estoy echado entre leones; leones devoradores de hombres, sus
dientes son lanzas y flechas.
Misericordia, Dios mío, misericordia que han tendido una red a mis pasos. Me han cavando delante una fosa
pero han caído en ella.
Mi corazón está firme, Dios mío. Para Ti, oh Dios, quiero cantar. A la aurora yo quiero despertar. Despertad
arpa y cítara.
Te daré gracias ante los pueblos, Señor. Cantaré para Ti ante las naciones. Porque tu amor ha sido grande
conmigo, tu bondad más alta que los cielos.
Gloria a Dios Padre omnipotente a su Hijo Jesucristo el Señor, y al Espíritu que habita en nosotros, por los
siglos de lo siglos, amén.
57. SALMO 62
Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote, aleluya.
58. DESEO DE DIOS (Sal 62)
MI BOCA TE CANTARÁ JUBILOSA: TÚ ERES UN FESTÍN PARA MÍ.
Oh Señor Tú eres Dios, yo te busco, mi alma tiene sed de Ti. Lo mismo que la tierra sin agua, mi ser entero
tiende a Ti.
Señor, yo quiero ir a tu Templo, por ver tu Gloria, tu Poder. Tu amor vale más que la vida, mis labios
cantarán sin fin.
Mis manos se alzarán a tu Nombre, mi vida cantará tu Amor. De noche viene a mí tu recuerdo y va mi
pensamiento a Ti.
Mi alma está aferrada a tu Diestra, mi alcázar eres Tú, Señor. Debajo de tus alas anido y tengo mi refugio en
Ti.
Honor y Gloria a Dios, por los siglos, al Padre, al Hijo, al Santo Amor.
59. TEMPRANO YO TE BUSCARÉ (Sal 62)
Temprano yo te buscaré, de madrugada yo me acercaré a Ti. Mi alma te anhela y tiene sed, para ver tu
gloria y tu poder. (Bis)
MI SOCORRO HAS SIDO TÚ Y A LA SOMBRA DE TUS ALAS YO ME GOZARÉ. MI ALMA ESTÁ PEGADA
A TI, PORQUE TU DIESTRA ME HA SOSTENIDO. (2)
60. ELÍ ATAH (Sal 62)
Elohim Elí Atah (4). Dios, mi Dios eres Tú (4).
Desde la aurora te buscaré; mi alma tiene sed de Ti, mi carne te anhela (Bis).
En tierra seca donde no hay aguas (3), mi alma tiene sed de Ti (2).
61. DIOS, TÚ ERES MI DIOS
(Sal 62)
DIOS, DIOS MÍO ERES TÚ, DE MADRUGADA TE BUSCARÉ (BIS).
Mi alma tiene sed de Ti y mi carne te anhela, tierra seca y árida donde aguas no hay (bis).
Cómo te contemplaba yo con tu gloria y con tu fuerza y tu gracia vale más que la vida, oh Señor (bis).
Toda mi vida alabaré con las manos levantadas y mi alma saciarás con tus bienes, Señor (bis).
De noche viene a mí, Señor, tu cariño y tu recuerdo y a la sombra de tus alas yo canto feliz (bis).
Rindamos gloria a nuestro Dios, a su Hijo Jesucristo, y al Santo Espíritu, por los siglos, amén (bis).
62. DESDE LA AURORA TE BUSCO
(Sal 62)
Dios mío, desde la aurora te busco, mi alma tiene sed de Ti. Señor, por Ti yo suspiro como tierra reseca. Yo
quiero contemplarte, ver tu gloria y tu poder.
PORQUE TU AMOR VALE MÁS QUE LA VIDA, MIS LABIOS CANTARÁN TU ALABANZA. TE
BENDECIRÉ; CADA DÍA ELEVARÉ MIS MANOS, INVOCÁNDOTE.
Me acuerdo de Ti en las noches; velando, medito en Ti, porque siempre has sido mi refugio y soy feliz
porque mi alma está unida a Ti.
63. DIOS MÍO, DESDE LA
AURORA TE BUSCO
(Sal 62)
SEÑOR, MI DIOS, TE BUSCO DESDE LA AURORA; MI ALMA TIENE SED DE TI.
Dios mío, desde la aurora te busco; mi alma tiene sed de Ti; Señor por Ti yo suspiro, como la tierra reseca y
sedienta; yo quiero contemplarte en tu santuario y ver tu gloria y tu poder.
Porque tu amor vale más que la vida, mis labios cantarán tu alabanza; te bendeciré a lo largo de mis días y
elevaré mis manos invocándote, con tu amor quedaré saciado y mis labios te cantarán jubilosos.
Me acuerdo de Ti en mi lecho y, velando, medito en Ti, porque siempre has sido mi refugio y soy feliz a la
sombra de tus alas; mi alma está unida a Ti y tu brazo me sostiene.
Gloria a Dios, Padre omnipotente, a su Hijo, Jesucristo, el Señor; y al Espíritu que habita en nosotros. Por
los siglos de los siglos.
64. A TI, SEÑOR, SE DEBE
LA ALABANZA (Sal 64)
A Ti, Señor, se debe la alabanza en Sión. A Ti se te cumple el voto en Jerusalén.
A TI QUE ESCUCHAS LA ORACIÓN, VIENE TODO MORTAL, VIENE TODO MORTAL (2).
Pesan sobre nosotros nuestros pecados, mas Tú perdonas nuestras culpas; dichoso el que Tú eliges; el que
Tú llamas, vivirá en tus atrios.
Nos saciaremos de los bienes de tu casa, de la santidad de tu templo. Con los prodigios de tu amor, Tú nos
hablas, con los portentos de tu justicia, nos respondes.
65. ¡OH DIOS! TÚ MERECES
(Sal 64)
¡OH DIOS! TÚ MERECES UN HIMNO EN SIÓN. (BIS).
Tú que afianzas los montes con tu fuerza, ceñido de poder; Tú que reprimes el estruendo del mar, el
estruendo de las olas y el tumulto de los pueblos.
Tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida; la acequia de Dios va llena de agua, preparas
los trigales.
Rezuman los pastos del páramo y las colinas se orlan de alegría, las praderas se cubren de rebaños, y los
valles se visten de mieses que aclaman y cantan.
66. DIOS ES NUESTRO
SALVADOR
(Sal 65)
¡TODO EL MUNDO CANTE LA GLORIA DE DIOS, ALELUYA, ALELUYA!
Aclame a Dios toda la tierra y cante en honor de su Nombre. Entonemos un himno a su gloria; digamos:
¡Qué admirables son sus obras!
Señor, por tu inmenso poder te respetan tus mismos enemigos; toda la tierra te adora y canta la gloria de tu
Nombre.
Vengan a ver las obras del Señor, las maravillas que hizo por los hombres; cambió el mar en tierra firme y a
pie cruzaron el río.
¡Que los pueblos bendigan a nuestro Dios! y pregonen su alabanza porque Él nos devolvió la vida y afirmó
nuestros pasos.
Es verdad, Señor, que nos probaste, como se prueba el metal en el fuego; pusiste una carga en nuestros
hombros, pero al fin nos diste un respiro.
Entraré con ofrendas en tu casa, para cumplir mis promesas; los votos que mis labios prometieron en la
hora del peligro.
Fieles de Dios, vengan a escuchar, les contaré lo que hizo por mí: el Señor oyó mi oración, no apartó de mí
su bondad.
Gloria a Dios, Padre omnipotente, a su Hijo Jesucristo, el Señor, y al Espíritu que habita en nosotros. Por los
siglos de los siglos. Amén.
67. ACLAMAD A NUESTRO DIOS (Sal 65)
Aclamad a nuestro Dios la tierra toda, salmodiad la gloria de su nombre, dadle gloria de alabanza. Decid a
Dios: Cuan grandes son tus obras, tus enemigos te adularán.
Venid y ved las maravillas de nuestro Dios, admirad y aclamad sus gestas en nuestro favor, por nuestro
amor, Él convirtió en tierra el mar, de allí nuestra alegría en que domina para siempre su poder.
Pues tú nos has probado, Oh Señor, por el fuego y el agua, probados como plata. Pero nos has dado un
respiro, te cumpliré mis votos Señor.
A Él gritó mi boca. Él atento a la voz de mi oración. Aclamad…
68. A DIOS DEN GRACIAS
LOS PUEBLOS
(Sal 66)
A DIOS DEN GRACIAS LOS PUEBLOS, ALABEN LOS PUEBLOS A DIOS (BIS).
Que Dios tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro entre nosotros; conozca la tierra tus caminos, las
naciones tu salvación.
Que canten de alegría las naciones porque riges el mundo con justicia, con rectitud riges los pueblos y
gobiernas las naciones de la tierra.
La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor nuestro Dios. Que Dios nos bendiga y que le teman los
confines todos de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo y la gloria al Espíritu Santo como era en el principio ahora y siempre por los siglos
de los siglos Amén.
69. EL SEÑOR ANUNCIA
UNA NOTICIA
(Sal 67)
EL SEÑOR ANUNCIA UNA NOTICIA, LOS MENSAJEROS SON UN EJÉRCITO INMENSO. LOS REYES
ENEMIGOS HUYEN, HUYEN. LA BELLA DE LA CASA REPARTE EL BOTÍN.
Y mientras vosotros dormís entre las tapias del aprisco, se cubren de plata las alas de la paloma; sus
plumas de destellos de oro. Por ella cae la nieve sobre el Monte, sobre el Monte Umbrío.
Cantad a Dios, cantad, salmodiad todos al Señor, que cabalga los cielos, los antiguos cielos. Ved que viene
sobre las nubes, Él lanza su voz, su voz potente.
70. TU REINO ES VIDA (Sal 71)
TU REINO ES VIDA, TU REINO ES VERDAD; TU REINO ES JUSTICIA, TU REINO ES PAZ; TU REINO ES
GRACIA, TU REINO ES AMOR. VENGA A NOSOTROS TU REINO SEÑOR (2).
Dios mío, da tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes
con rectitud; para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud.
Que los montes traigan la paz, que los collados traigan la justicia; que Él defienda a los humildes del pueblo
que socorra a los hijos del pobre; que Él defienda a los humildes del pueblo y quebrante al explotador.
Que dure tanto como el sol, como la luna de edad en edad; que baje como lluvia sobre el césped, como
rocío que empapa la tierra. Que en sus días florezca la justicia, y la paz hasta que falte la luna.
Librará al pobre que suplica, al afligido que no tiene protector; se apiadará del humilde e indigente, y salvará
la vida de los pobres; salvará de la violencia sus vidas, pues su sangre es preciosa ante sus ojos.
Que su Nombre sea eterno, que su fama dure como el sol; que sea bendición para los pueblos; que las
naciones lo proclamen dichoso. Bendito eternamente su Nombre, que su gloria llene la tierra.
Rindamos gloria a Dios Padre, y a su Hijo Jesucristo el Señor y al Espíritu que habita en nuestras almas,
como era en el principio, ahora y siempre. Demos gloria a la Santa Trinidad, por los siglos de los siglos.
Amén.
71. HACIA LA CASA
DE DIOS (Sal 83)
¡QUÉ AMABLE ES TU CASA, SEÑOR DEL UNIVERSO!
Mi alma desea ardientemente visitar la casa del Señor; mi corazón salta de alegría suspirando por Ti, Dios
de vida.
Los pájaros encuentran un nido donde poner sus pichones; yo lo encontré en tus altares, Señor, mi Rey y mi
Dios.
Porque Dios es defensa y escudo y nos da su gracia y su gloria; el Señor no rehúsa sus dones a aquellos
que obran rectamente.
Dichosos los que habitan en tu casa alabándote siempre, dichosos los que esperan en Ti, Señor del
universo.
Gloria a Dios, Padre omnipotente, a su Hijo, Jesucristo, el Señor, y al Espíritu que habita en nosotros, por
los siglos de los siglos, Amén.
72. FELICIDAD DE
VIVIR EN TU CASA (Sal 83)
FELICIDAD DE VIVIR EN TU CASA Y DE ALABARTE POR TODA LA VIDA (BIS).
¡Qué bueno es estar en tu casa! ALELUYA. ¡Padre mío y Dios mío!... Cuánto anhela mi alma... y qué
ardiente desea... habitar en tu templo... todo me alegro en Ti, Señor.
Su nido hallan todas las aves… donde ponen polluelos… también las golondrinas… yo encontré en tus
altares… el lugar de mi dicha… yo te he encontrado a Ti, mi Dios.
Dichoso el hombre que en Ti pone… toda su fortaleza… y que con pasión quiere… caminar por tus
sendas… Yendo por los desiertos… lluvia y fresco siempre hallará.
73. SALMO 73
A quién tengo yo en los cielos sino a Ti. Y fuera de Ti nada deseo en la tierra. Mi carne desfallece mas la
roca de mi corazón y mi porción es Dios por siempre (2).
74. ¡QUÉ AMABLES SON TUS MORADAS! (Sal 83)
¡Qué amables son tus moradas, Señor!, Señor de los ejércitos. Mi alma ansía y anhela los atrios del Señor.
Hasta el pájaro encuentra una casa; la golondrina, su nido: junto a tus altares, Señor de los ejércitos, ¡Rey
mío y Dios mío! (2)
DICHOSOS LOS QUE VIVEN EN TU CASA, SIEMPRE CANTAN TUS AMORES (2), DICHOSO EL QUE
ENCUENTRA EN TI LA FUERZA, Y EN SU CORAZÓN DECIDE EL SANTO VIAJE.
Pasando por el valle del llanto, Él lo cambia en bendición, crece en el camino su vigor, hasta llegar a Sión
(2).
MEJOR ES UN DÍA EN TUS ATRIOS, QUE MIL FUERA DE ELLOS (2), PORQUE ESTAR EN EL UMBRAL
DE TU CASA, ES SIEMPRE MEJOR QUE HABITAR EN LOS PALACIOS.
75. SEÑOR, ESCUCHA MI ORACIÓN (Sal 85)
SEÑOR, ESCUCHA MI ORACIÓN. TÚ QUE ERES FIEL, ATIENDE A MI SÚPLICA, TÚ QUE ERES JUSTO,
SEÑOR, ESCÚCHAME.
Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor, que a Ti te estoy llamando todo el día; alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia Ti.
En el día del peligro te llamo, porque Tú, Señor, me ayudas y consuelas, Dios clemente y misericordioso,
mírame y ten compasión de mí.
76. SIÓN MADRE DE TODOS
LOS PUEBLOS
(Sal 86)
Su fundación está sobre los montes santos, el Señor ama las puertas de Sión más que todas las moradas
de Jacob. De ti se dicen cosas estupendas, Ciudad de Dios: Recuerdo a Raab y Babilonia, Palestina, Tiro y
Etiopía, cuando alguno nace en ellas se dice: «Fulano nació allí», mas de Sión se dice: «Madre».
PORQUE TODOS HAN NACIDO EN ELLA (2) EL SEÑOR, ÉL MISMO LA FUNDÓ (2) ¡MADRE! ¡MADRE!
CIUDAD DE DIOS (2).
El Señor escribe en el libro de los pueblos: «éste ha nacido en ella», y danzando cantarán: «Están en ti
todas mis fuentes».
Y DANZANDO, DANZANDO CANTARÁN (2) TODAS MIS FUENTES ESTÁN EN TI (2) ¡MADRE! ¡MADRE!
CIUDAD DE DIOS (2).
77. CANTARÉ ETERNAMENTE
(Sal 88)
CANTARÉ, ETERNAMENTE, LAS MISERI-CORDIAS DEL SEÑOR; ANUNCIARE TU FIDELIDAD POR
TODAS LAS EDADES.
Tuyo es el cielo, tuya es la tierra; Tú cimentaste el orbe y cuanto contiene; Tú has creado el norte y el sur, el
Tabor y el Hermón aclaman tu Nombre.
Dichoso el pueblo que sabe aclamarte, caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro; tu Nombre es su gozo cada
día, tu justicia es su orgullo.
Porque Tú eres su honor y su fuerza y con tu favor realzas nuestro poder. Porque el Señor es nuestro
escudo, y el Santo de Israel, nuestro Rey.
78. BAJO LAS ALAS DE SADDAY (Sal 91)
Tú que moras en el secreto del Señor, tú. Tú que pasas la noche a la sombra de Sadday, dile: ¡Mi refugio y
fortaleza, mi Dios en quien confío!
Él te libra de la red del cazador, de la peste funesta, con sus plumas te cubre Sadday bajo sus alas tiene su
refugio. ¡Escudo y armadura es tu verdad... No temeré el terror de la noche!
Aunque a tu lado caigan mil y otros diez mil a tu diestra, a ti no ha de alcanzarte, sus ángeles te llevarán en
sus manos. ¡Mi refugio es Yahvé, el Señor es mi defensa!
NO TROPEZARÁS PORQUE EL QUE SE ABRAZA A MÍ, LO LIBRARÉ; LO EXALTARÉ PORQUE
CONOCE MI NOMBRE, TE LIBRARÉ; NO TE ALCANZARÁ LA DESGRACIA, ME LLAMARÁ Y LE
RESPONDERÉ, RESPONDERÉ. TE GLORIFICARÉ Y VERÁS MI SALVACIÓN, MI SALVACIÓN.
79. VIENE EL SEÑOR
(Sal 92)
VIENE EL SEÑOR VESTIDO DE MAJESTAD, VESTIDO Y CEÑIDO DE PODER. (BIS)
Así está firme el orbe y no vacila; la Santidad es el adorno de tu casa; tu trono está firme desde siempre;
desde siempre, Tú eres Señor.
A Aquél, a Aquél que nos amó, que nos libró de todos los pecados; a Aquél, a Aquél que nos amó, que nos
ha hecho sacerdotes de su Reino.
A ÉL, LA GLORIA Y EL PODER, POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS. (BIS)
VIENE EL SEÑOR...
Él viene en las nubes y todos le verán, también aquellos que le traspasaron; todos los reyes y pueblos de la
tierra se lamentarán, se lamentarán.
A ÉL, LA GLORIA... VIENE EL SEÑOR...
80. VENID, ACLAMEMOS (Sal 94)
VENID, ACLAMEMOS ALEGREMENTE AL SEÑOR, CANTEMOS CON JÚBILO AL ALMA DE SALVACIÓN.
Aclamémosle con cánticos porque el Señor es Dios grande, porque en su mano está toda la tierra y las
alturas de los montes son suyas.
VENID, ADOREMOS Y POSTRÉMONOS, ARRODILLÉMONOS DELANTE DEL SEÑOR.
Porque Él es nuestro Dios, nosotros ovejas de sus manos. Si oyeses hoy su voz, no endurezcáis el corazón.
Él juró en su furor que no entrarán en su reposo.
81. SI ESCUCHÁIS SU VOZ
(Sal 94)
SI HOY ESCUCHÁIS SU VOZ, NO ENDUREZCÁIS EL CORAZÓN. (BIS)
Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la roca que nos salva; vayamos a Él dándole gracias,
aclamándolo con cantos y salmos.
Porque el Señor es un Dios grande, más grande que todos los dioses; suyo es el mar, suya es la tierra; son
suyas las cimas de los montes.
Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, Creador nuestro. Porque Él es nuestro Dios y nosotros
su pueblo; somos su rebaño, las ovejas que Él conduce.
¡Ojalá! ¡Ojalá escuchéis hoy su voz y no endurezcáis el corazón! Como en Meribá, como el día de Masá en
el desierto, donde vuestros padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras, me obligaron a hacer su
voluntad. Durante cuarenta años me disgustó aquella generación. Y dije: “Este es un pueblo de corazón
extraviado, no quiere conocer mis caminos, por eso no entrarán en mi descanso”.
Gloria al Padre, gloria al Hijo y la gloria al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los
siglos de los siglos. Amén.
82. ADOREMOS AL SEÑOR
(Sal 94)
¡ADOREMOS AL SEÑOR, NUESTRO DIOS!
Cantemos con júbilo al Señor, aclamemos a la roca que nos salva; lleguemos hasta Él dándole gracias,
celebremos con música al Señor.
El Señor, nuestro Dios, es grande, es el único Rey del universo; los abismos están en su mano y son suyas
las cumbres más altas; suyo es el mar, porque Él lo hizo, y la tierra, porque Él la formó.
¡Entremos y, doblando las rodillas, adoremos al Señor que nos creó!. Sí, Él es nuestro Dios y nosotros su
pueblo elegido, las ovejas que guía el Señor.
Gloria a Dios, Padre omnipotente, y a su Hijo Jesucristo, el Señor, y al Espíritu que habita en nosotros, por
los siglos de los siglos, Amén.
83. SALMO 97
CANTAD AL SEÑOR UN CANTO NUEVO, ALELUYA, PORQUE ÉL OBRÓ MARAVILLAS, ALELUYA.
Cantad al Señor un canto nuevo porque Él obró maravillas; la salvación procede de su diestra, de su santo
brazo.
El Señor manifestó su salvación, ante los ojos de los pueblos reveló su justicia, recordando su amor y su
verdad por la casa de Israel.
Han visto los confines de la tierra, la salvación de nuestro Dios. ¡Aclamad al Señor, toda la tierra, con cantos
de alegría!
Cantad al Señor con el arpa y al son de los instrumentos; al son de las tubas y trompetas aclamad al Rey y
Señor.
Retumbe el mar y su plenitud, el universo y todos sus pueblos; que los ríos aplaudan con sus manos, que se
alegren las montañas.
En presencia del Señor, porque Él viene, viene a juzgar la tierra; gobernará con rectitud al mundo y a los
pueblos con justicia.
Gloria al Padre, y a Cristo el Señor, y al Espíritu Santo, al Dios que es, que era y que vendrá por los siglos
de los siglos.
84. EL SEÑOR ES
NUESTRO REY (Sal 97)
¡ALELUYA, ALELUYA! EL SEÑOR ES NUESTRO REY. (BIS)
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo
brazo.
El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su
fidelidad a favor de la casa de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclamad al Señor, tierra entera; gritad,
vitoread, tocad.
Tocad la cítara para el Señor, suenen los instrumentos: con clarines y al son de trompetas, aclamad al Rey y
Señor.
Retumbe el mar y cuanto contiene, la tierra y cuantos la habitan; aplaudan los ríos, aclamen los montes al
Señor, que llega para regir la tierra.
Gloria al Padre y al Hijo Divino y la gloria al Espíritu Santo que es, que era y que vendrá. Por los siglos
eternos. Amén.
85. EL SEÑOR JUEZ VENCEDOR (Sal 97)
ALELUYA, ALELUYA EL SEÑOR ES NUESTRO REY. (BIS)
Cantad al Señor un cántico nuevo porque ha hecho maravillas, su diestra le ha dado la victoria, su santo
brazo.
El Señor muestra su grande victoria a todas las naciones, se acordó de su misericordia en favor de Israel.
Cantemos al Señor con la guitarra y al son de los instrumentos, con clarines y al son de trompetas, alabad al
Rey y Señor.
Gloria al Padre y al Hijo Divino, y gloria al Espíritu Santo, que es, que era y que vendrá, por los siglos
eternos. Amén.
86. LLEGAD HASTA EL SEÑOR (Sal 99)
LLEGAD HASTA EL SEÑOR, CANTANDO HIMNOS DE GOZO.
Aclamad al Señor toda la tierra, servid al Señor con alegría, entrad ante su faz cantando.
Sabed que el Señor es Dios. Él nos hizo y de Él somos nosotros, su pueblo y las ovejas que apacienta.
Entrad por sus puertas dando gracias; por sus atrios entonando himnos; dadle gracias, bendecid su
Nombre.
Sí, el Señor es bueno, no tiene fin su amor, y su verdad por los siglos de los siglos.
Gloria a Dios Padre Omnipotente, y a su Hijo Jesucristo, el Señor, y al Espíritu que habita en nuestras
almas.
87. ACLAMAD AL SEÑOR
(Sal 99)
ACLAMAD AL SEÑOR TODA LA TIERRA, SERVID AL SEÑOR CON ALEGRÍA. (BIS)
Acercaos a Él con gritos de júbilo. Porque el Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo.
Entrad por sus puertas con himnos de alegría. Bendecid su Nombre, dándole gracias.
Porque es bueno el Señor, es eterno su amor con nosotros.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, por los siglos de los siglos.
88. ACLAMA AL SEÑOR,
TIERRA ENTERA
(Sal 99)
¡ALELUYA!
Aclama al Señor, tierra entera... Servid al Señor con alegría... Entrad en su presencia con vítores...
Sabed que el Señor es Dios... Que Él nos hizo y somos suyos... su pueblo y ovejas de su rebaño...
Entrad por sus puertas con acción de gracias... por sus atrios con himnos... dándole gracias y bendiciendo
su nombre...
El Señor es bueno... su misericordia es eterna... su fidelidad por todas las edades...
89. EL SEÑOR ES BUENO (Sal 99)
EL SEÑOR ES BUENO; SU MISERICORDIA ES ETERNA. EL SEÑOR ES BUENO; SU FIDELIDAD POR
TODAS LAS EDADES, SU FIDELIDAD POR TODAS LAS EDADES.
Aclamad al Señor tierra entera, servid al Señor con alegría. Entrad en sus atrios con himnos, bendiciendo su
Nombre.
Sabed que el Señor es Dios, que Él nos hizo y suyos somos, el pueblo que Él escogió y ovejas de su
rebaño.
90. ACLAMEN AL SEÑOR (Sal 99)
ACLAMEN AL SEÑOR TODA LA TIERRA ENTERA Y SIRVAN AL SEÑOR CANTEN CON ALEGRÍA.
Sepan que el es Dios, Él es el que nos creo, somos pueblos de Dios ovejas de su rebaño.
Entren por sus puertas todos dando gracias, avancen entre cantos, bendigan y alábenlo.
El Señor es bueno, eterno es su amor, el Señor es fiel por los siglos y siglos.
91. PARA TI ES MI MÚSICA, SEÑOR (Sal 100)
PARA TI (3) TODA MI MÚSICA, SEÑOR. PARA TI TODA MI MÚSICA. (2)
Quiero cantar con la hermosura de la bondad y la justicia. Quiero tener conciencia recta dentro de mí.
Quiero fijarme en lo que es digno. Quiero mirar con ojos limpios.
PARA TI (3) TODA MI MÚSICA, SEÑOR. PARA TI TODA MI MÚSICA (2). PARA TI (3) TODA MI MÚSICA,
SEÑOR. SÓLO PARA TI, SÓLO DE TI, SÓLO POR TI, SEÑOR.
Quiero cantar con la humildad, con la belleza y la verdad. Quiero dar vida con mi canto a los demás. Quiero
hablar al corazón, consolar con mi voz.
92. BENDICE ALMA MÍA A YAHVÉ (Sal 102)
BENDICE, ALMA MÍA, A YAHVEH, DEL FONDO DE MI SER SU NOMBRE. BENDICE ALMA MÍA A
YAHVEH: NO OLVIDES SUS AMORES.
Él, que tus culpas perdona, que todas tus dolencias cura, saca tu vida de la muerte, te colma de gracia y
amor. Él, que te hace justicia, que defiende a los más pobres, a Moisés enseñó sus caminos, a Israel sus
hazañas mostró.
93. BENDICE ALMA MÍA
AL SEÑOR (Sal 102)
BENDICE, ALMA MÍA, AL SEÑOR, Y BENDIGA MI SER SU SANTO NOMBRE. BENDICE, ALMA MÍA, AL
SEÑOR Y NO OLVIDES NINGUNO DE SUS BENEFICIOS.
Él es quien perdona tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias, el que rescata del hoyo tu vida y quien
te corona de misericordia.
94. SALMO 102
Alma mía, bendice al Señor y alaba de corazón su santo Nombre.
Sí, alma mía, bendice al Señor y no olvides tantos beneficios de su mano, Él perdona tus pecados y sana
tus dolencias, Él te libra de la tumba y te llena de bondad y de gracia.
Él te colma de bienes en la vida y, como el águila, renueva tu juventud.
El Señor es compasivo y favorable, lento para enojarse; es generoso. Él perdona tus pecados y sana tus
dolencias.
95. OH SEÑOR, ENVÍA
TU ESPÍRITU (Sal 103)
OH SEÑOR, ENVÍA TU ESPÍRITU, QUE RENUEVE LA FAZ DE LA TIERRA.
¡Oh Señor, que mi alma te bendiga! ¡Oh Dios! Tú eres grande, vestido de esplendor y belleza.
Sobre el agua construyes tus moradas, oh Dios, en las alturas, y en alas del viento, Tú caminas.
Es el viento quien lleva tus mensajes; oh Dios, por los espacios; y tienes un esclavo en el fuego.
Asentaste la tierra firmemente, oh Dios en sus cimientos, y no temblará por los siglos.
La cubriste del manto del abismo, oh Dios, y allá en las cumbres, tu voz congregó a las aguas.
Les fijaste durísimas fronteras, oh Dios, y nunca más podrán extenderse por la tierra.
Y las fuentes, Señor, por Ti brotaron, oh Dios, en las montañas, y en medio de los valles se deslizan.
Junto a ellas, las aves de los cielos, oh Dios, van a morar y alzan su canto tras las ramas.
Con los frutos que vienen de la tierra, oh Dios, nos alimentas; Tú haces germinar el pan nuestro.
Para darnos el ritmo de los tiempos, oh Dios, nació la luna y el sol que conoce su ocaso.
Les envías el Soplo de tu Boca, oh Dios, y son creados; renuevas la faz de la tierra.
Gloria a Dios, que creó estas maravillas, gloria al Señor, cantemos todos al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
96. TÚ ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE (Sal 109)
TÚ ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE, MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES.
Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies».
Desde Sión extenderá el Señor, el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos.
Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; «yo mismo te engendré como
rocío, antes de la aurora».
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec».
El Señor a tu derecha el día de su ira, quebrantará a los reyes. En su camino beberá del torrente, por eso
levantará la cabeza.
Gloria a Dios, Padre omnipotente, y a Jesús, el Señor, y al Espíritu Santo, Paráclito.
97. DICE EL SEÑOR A MI SEÑOR
(Sal 109)
DICE EL SEÑOR A MI SEÑOR: «SIÉNTATE A MI DERECHA HASTA QUE PONGA A TUS ENEMIGOS
COMO ESCABEL DE TUS PIES, DEBAJO DE TUS PIES, DEBAJO DE TUS PIES».
El cetro de tu poder extiende el Señor desde Sión: ¡Domina en medio de tus
enemigos! (2). «Desde el seno de la aurora, como rocío Yo te he engendrado; desde antes de la aurora,
como rocío Yo te he engendrado.
El Señor ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote para siempre, a semejanza de Melquisedec» (2).
Porque el Señor está a tu derecha, destruirá a tus enemigos. Tú juzgarás los pueblos, sentenciarás a las
naciones. En el camino bebe del torrente, y levanta la cabeza, levanta la cabeza (2).
Demos gloria al Padre y al Hijo y al Santo Espíritu de amor. Como era en el principio, ahora y siempre, por
los siglos de los siglos. Amén.
98. SALMO 109
TÚ ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE; MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES.
Dice el Señor a mi Señor: “Siéntate a mi derecha, pondré tus enemigos a tus pies”.
El Señor te entrega, desde Sión, el cetro del poder, diciéndote: “Impera sobre todos tus enemigos”.
“Eres príncipe desde que naciste con resplandor de santidad, te engendré; como rocío, antes del alba”.
El Señor lo juró, no cambiará: “Tú eres sacerdote para siempre, del orden del rey Melquisedec”.
El Señor estará a tu lado el día del juicio, cuando juzgue a reyes y naciones.
99. DICHOSO QUIEN
SE ACUERDA
(Sal 111)
DICHOSO QUIEN SE ACUERDA DEL HERMANO, PORQUE CUMPLE EL MANDAMIENTO DEL SEÑOR.
(BIS).
En su casa habrá riqueza y abundancia, cada día de lo suyo podrá dar. El que es justo y es clemente y
compasivo, como luz en las tinieblas, brillará.
Dichoso el que se apiada y el que presta y dichoso el que administra rectamente; en sus pasos siempre
habrá seguridad, su recuerdo durará perpetuamente.
El que quiera el corazón tener contento, con los pobres su comida partirá, y podrá con dignidad alzar su
frente, porque Dios junto a los pobres siempre está.
100. ALABAD,
SIERVOS DE DIOS
(Sal 112)
Alabad siervos de Dios, aleluya, alabad el nombre de Dios, aleluya, bendecid el nombre de Dios, aleluya.
Aleluya.
Desde ahora y por siglos sin fin, aleluya, de la aurora al ocaso del sol, aleluya, alabad el nombre de Dios,
aleluya. Aleluya.
Sobre todos los pueblos se eleva el Señor, aleluya, más alta que el cielo la Gloria de Dios, aleluya, quién
como el Señor nuestro Dios, aleluya. Aleluya.
En la altura se sienta el Señor, aleluya, y se inclina a la tierra y al cielo, aleluya, y levanta del polvo al
humilde, aleluya. Aleluya.
Del estiércol al pobre levanta, aleluya, entre príncipes le hace sentar, aleluya, entre todos los reyes del
pueblo, aleluya. Aleluya.
Y a la estéril la hace habitar, aleluya, como madre gozosa en su casa, aleluya, rodeada de hijos feliz,
aleluya. Aleluya.
Gloria al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo, aleluya, es Dios que reina sin fin, aleluya, por los siglos eternos
amén, aleluya. Aleluya.
101. CUANDO ISRAEL
SALIÓ DE EGIPTO
(Sal 113)
Cuando Israel salió de Egipto, la casa de Jacob de un pueblo bárbaro.
JUDÁ FUE SU SANTUARIO, ISRAEL FUE SU DOMINIO. (BIS)
Lo vio el mar y huyó, retrocedió el Jordán, los montes saltaron como carneros, las colinas como corderos.
¿QUÉ ES LO QUE TIENES OH MAR PARA HUIR Y TÚ JORDÁN PARA RETROCEDER, VOSOTROS
MONTES QUE SALTÁIS COMO CARNEROS, COLINAS COMO CORDEROS?
TIEMBLA TIERRA, TIEMBLA, DELANTE DE DIOS QUE PASA, DELANTE DEL DIOS DE JACOB QUE
HACE BROTAR DE LA ROCA EL AGUA.
Gloria al Padre y al Hijo. Y gloria al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
eternos. Amén.
102. CAMINARÉ EN
PRESENCIA DEL SEÑOR
(Sal 114)
CAMINARÉ EN PRESENCIA DEL SEÑOR. (BIS)
Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mí el día que lo invoco.
Me envolvían redes de muerte, caí en tristeza y en angustia. Invoqué el Nombre del Señor: “Señor, salva mi
vida”.
El Señor es benigno y justo, nuestro Dios es compasivo. El Señor guarda a los sencillos; estando yo sin
fuerzas me salvó.
Alma mía, recobra tu calma, que el Señor fue bueno contigo: arrancó mi alma de la muerte, mis ojos de las
lágrimas, mis pies de la caída.
103. ALMA MÍA, RECOBRA TU CALMA (Sal 114)
ALMA MÍA, RECOBRA TU CALMA, QUE EL SEÑOR FUE BUENO CONTIGO; ALMA MÍA, RECOBRA TU
CALMA, QUE EL SEÑOR ESCUCHA TU VOZ.
Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mí el día que lo invoco.
Me envolvían redes de muerte, me alcanzaron los lazos del abismo, caí en tristezas y angustia. Invoqué el
Nombre del Señor: “Señor, salva mi vida”.
El Señor es benigno y justo, nuestro Dios es compasivo; el Señor guarda a los sencillos: estando yo sin
fuerzas me salvó.
Arrancó mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída. Caminaré en presencia del
Señor en el país de la vida.
104. SACRIFICIO DE ALABANZA (Sal 115)
TE OFRECERÉ UN SACRIFICIO DE ALABANZA INVOCANDO TÚ NOMBRE SEÑOR. (BIS)
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando su
nombre.
Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles, Señor yo soy tu siervo, siervo tuyo hijo de tu esclava
rompiste mis cadenas.
Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo en el atrio de la casa del Señor, en medio de ti
Jerusalén.
105. TENÍA FE (Sal 115)
Tenía fe aún cuando dije: ¡Qué desgraciado soy! Yo decía en mi aflicción, todo hombre es mentiroso. Pero el
Señor me ha sacado de la muerte, recordando su misericordia, y ahora vuelve a tu reposo, alma mía.
CÓMO PAGARÉ AL SEÑOR TODO EL BIEN QUE ME HA HECHO.
Yo te ofrezco un sacrificio de alabanza, invocando tu Nombre, mi Señor, porque te has dirigido hacia mí y
me has salvado.
Mi oración levanto hacia Ti, con toda tu Iglesia, caminaré en tu presencia por la tierra de los vivos.
MUCHO CUESTA A LOS OJOS DEL SEÑOR, LA MUERTE DE SUS HIJOS.
TOMARÉ, LEVANTARÉ (2) LA COPA DE LA SALVACIÓN E INVOCARÉ EL NOMBRE DEL SEÑOR.
106. CON QUÉ PAGARÉ AL SEÑOR (Sal 115)
¿CON QUÉ PAGARÉ AL SEÑOR TODO EL BIEN QUE ME HIZO?
¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? Alzaré el Cáliz de salvación e invocaré al Señor.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza e invocaré tu Nombre; cumpliré mis votos al Señor, en presencia de su
pueblo.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu, ahora y siempre; al Dios que es, que era y que vendrá, por los siglos de
los siglos.
107. EL CÁLIZ QUE BENDECIMOS (Sal 115)
EL CÁLIZ QUE BENDECIMOS ES LA COMUNIÓN DE LA SANGRE DE CRISTO.
¿Cómo pagaré al Señor el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación invocando su Nombre.
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava, rompiste mis
cadenas.
Cumpliré mis votos al Señor en presencia del pueblo; en el atrio de la casa del Señor, en medio de ti,
Jerusalén.
108. SALMO 115
CÓMO TE PAGAREMOS TODO EL BIEN QUE HICISTE.
Nuestro Dios es compasivo está lleno de ternura; Él cuida de los pequeños, libró mi vida de la muerte.
¿Qué le daré a mi Señor por todo el bien que me hizo? Voy a cumplir mis promesas en la presencia de su
pueblo.
Alzaré el Cáliz que da vida y alabaré su Nombre. Voy a cumplir mis promesas en la presencia de su pueblo.
109. ¡ALELUYA! AMÉN (Sal 116)
¡ALELUYA! AMÉN.
Alabad al Señor, todas las naciones celebradle todos los pueblos.
Porque su amor hacia nosotros es fuerte, porque el Señor es fiel para siempre.
Gloria al Padre y al Hijo. Gloria al Espíritu por los siglos y siglos. Amén.
110. ALABAD A NUESTRO DIOS (Sal 116)
Alabad a nuestro Dios, naciones todas, pueblos todos, ¡alabadle!. Porque ha engrandecido entre nosotros
su misericordia. Y la verdad de nuestro Dios, es para siempre, aleluya amén. (3)
111. CANTAD AL SEÑOR
(Sal 116)
CANTAD AL SEÑOR, PUEBLOS TODOS DE LA TIERRA, NACIONES, DADLE GLORIA. (BIS)
Porque grande es su amor hacia nosotros, es eterna su misericordia, naciones, dadle gloria.
Porque firme es su amor hacia nosotros, su fidelidad dura por siempre, naciones, dadle gloria.
112. ADONAI LI LO IRÁ
(Sal 117)
Dad gracias a Dios porque Él es bueno, por que para siempre es su misericordia (2).
Diga ahora la casa de Israel, QUE PARA SIEMPRE ES SU MISERICORDIA.
Diga la casa de Aarón...
Digan ahora los que temen a Dios...
El Señor está conmigo, no temeré lo que el hombre me pueda hacer (3).
113. ESTE ES EL DÍA
EN QUE ACTUÓ EL SEÑOR
(Sal 117)
No he de morir, QUE VIVIRÉ (BIS). Para cantar, LAS HAZAÑAS DEL SEÑOR.
Me castigó, ME CASTIGÓ (BIS). Pero no ME DEJÓ EN LA MUERTE.
Dad gracias al Señor porque es bueno, POR QUE ES ETERNA SU MISERICORDIA. Que lo diga la casa de
Israel, ES ETERNA... Que lo diga la casa de Aarón... Que lo digan los fieles del Señor...
Mejor es confiar en el Señor QUE FIARSE DE LOS HOMBRES. Mejor es apoyarse en el Señor, QUE
CONFIAR EN LOS INTELIGENTES.
Me rodeaban, ME RODEABAN (BIS). En el nombre del Señor LOS RECHACÉ. Me empujaban, ME
EMPUJABAN (BIS). Pero el Señor ME AYUDÓ.
Escuchad, hay cantos de victoria EN LAS TIENDAS DE LOS JUSTOS. La diestra del Señor es poderosa,
ES EXCELSA LA DIESTRA DEL SEÑOR.
No he de morir... Me castigó...
Abridme las puertas del triunfo, Y ENTRARÉ PARA DAR GRACIAS AL SEÑOR. Esta es la puerta del Señor,
LOS VENCEDORES ENTRARÁN POR ELLA.
La piedra que desecharon los arquitectos ES AHORA LA PIEDRA ANGULAR. Es el Señor quien lo ha
hecho, HA SIDO UN MILAGRO PATENTE. Este es el día en que actuó el Señor, SEA NUESTRA ALEGRÍA
Y NUESTRO GOZO.
Gloria al Padre y al Hijo, Y AL SANTO ESPÍRITU DE AMOR. Como era en el principio, ahora y siempre,
POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS. AMÉN.
114. ESTE ES EL DÍA
(Sal 117)
ESTE ES EL DÍA EN QUE ACTUÓ EL SEÑOR: SEA NUESTRA ALEGRÍA Y NUESTRO GOZO. DAD
GRACIAS AL SEÑOR PORQUE ES BUENO, PORQUE ES ETERNA SU MISERICORDIA ¡ALELUYA!
Que lo diga la casa de Israel: “Es eterna su misericordia”. Que lo diga la casa de Aarón: “Es eterna su
misericordia”. Que lo digan los fieles del Señor: “Es eterna su misericordia”.
Escuchad, hay cantos de victoria en las tiendas de los justos: “La diestra del Señor es poderosa; es excelsa
la diestra del Señor”. “La diestra del Señor es poderosa; es excelsa la diestra del Señor”.
Abridme las puertas del triunfo, y entraré para dar gracias al Señor. Esta es la puerta del Señor; los
vencedores entrarán por ella. Yo no he de morir; yo viviré para contar las hazañas del Señor.
La piedra que el cantero desechó es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, esto ha sido un
milagro patente. Te doy gracias porque me escuchaste, porque fuiste mi salvación.
115. SEÑOR JESÚS (Sal 118)
Señor, Señor Jesús. Llegue hasta tu presencia mi clamor: brota de mis labios tu canción; canta mi lengua
tus palabras, alma mía, Jesús.
Sea conmigo tu mano para ayudarme, de Ti anhelo la salvación, viva mi alma para alabarte. Mírame, ando
errante.
VEN, EN BUSCA DE TU SIERVO. VEN, SEÑOR JESÚS. VEN, QUE YO SIN TI ME PIERDO. VEN, SEÑOR
JESÚS.
116. TU PALABRA ME DA VIDA
(Sal 118)
TU PALABRA ME DA VIDA, CONFÍO EN TI, SEÑOR. TU PALABRA ES ETERNA, EN ELLA ESPERARÉ.
Dichoso el que con vida intachable, camina en la ley del Señor, dichoso el que guardando sus preceptos, lo
busca de todo corazón.
Postrada en el polvo está mi alma, devuélvame la vida tu palabra. Mi alma está llena de tristeza,
consuélame, Señor, con tus promesas.
Escogí el camino verdadero, y he tenido presente tus decretos. Correré por el camino del Señor, cuando me
hayas ensanchado el corazón.
Este es mi consuelo en la tristeza: sentir que tu Palabra me da vida. Por las noches me acuerdo de tu
Nombre, recorriendo tu camino dame vida.
Repleta está la tierra de tu gracia; enséñame, Señor, tus decretos. Mi herencia son tus mandatos, alegría de
nuestro corazón.
117. SALMO 118
Condúceme por el sendero de tus mandamientos, porque en Ti yo pongo mi esperanza, que mi corazón siga
perfectamente tus mandatos para no quedar confundido.
Tu Palabra es antorcha de mis pasos y luz en mi camino, tus mandatos son justicia eterna instrúyeme para
que viva. (2)
118. LEVANTO MIS OJOS
A LOS MONTES
(Sal 120)
Levanto mis ojos a los montes: ¿De dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el
cielo y la tierra.
EL AUXILIO ME VIENE DEL SEÑOR, QUE HIZO EL CIELO Y LA TIERRA. (BIS)
No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme; no duerme ni reposa el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra, el Señor está a tu derecha; de día el sol no te hará daño ni la luna de
noche.
El Señor te guarda de todo mal, el Señor guarda tu alma; Él guarda tus entradas y salidas, ahora y por
siempre.
Gloria al Padre y gloria al Hijo. Y la gloria al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por
los siglos de los siglos. Amén.
119. ALZARÉ MIS OJOS
(Sal 120)
Alzaré mis ojos a los montes, de dónde me vendrá mi socorro. Mi socorro viene de Yahvé, el Señor, que
hizo el cielo y la tierra. No dará tu pie al resbaladero ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se
adormecerá ni dormirá el que guarda poderoso a su pueblo.
ALZARÉ YO MIS OJOS A LOS MONTES, DE DÓNDE VENDRÁ MI SOCORRO. MI SOCORRO VIENE DEL
SEÑOR. (BIS)
Yahvé es tu guardador, el Señor es tu sombra a tu diestra. El sol no te fatigará durante el día ni la luna en la
noche. Yahvé te guardará del mal. El Señor guardará tu alma. Yahvé guardará tu salida y tu entrada, desde
ahora, para siempre poderoso.
120. ALZARÉ YO MIS OJOS
(Sal 120)
Alzaré mis ojos a los montes, de dónde vendrá mi socorro. Mi socorro viene del Señor que hizo el cielo y la
tierra. No dará tu pie al resbaladero ni se dormirá el que te guarda.
HE AQUÍ NO SE ADORMECERÁ NI DORMIRÁ EL QUE GUARDA A ISRAEL (BIS)
El Señor es tu guardador; el Señor es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día ni la luna de
noche. El Señor te guardará del mal; el Señor guardará tu alma.
EL SEÑOR GUARDARÁ TU SALIDA Y TU ENTRADA DESDE AHORA Y PARA SIEMPRE, ALELUYA.
121. LEVANTO MIS OJOS A LOS MONTES (Sal 120)
Levanto mis ojos a los montes, de dónde me vendrá el auxilio. El auxilio me viene de Ti que hiciste el cielo
y la tierra.
NO PERMITIRÁ QUE RESBALE MI PIE, MI GUARDIÁN NO DUERME (2) NO DUERME NI REPOSA EL
GUARDIÁN DE ISRAEL, NO DUERME NI REPOSA MI GUARDIÁN.
El Señor está a mi derecha, el Señor me libra de todo mal, de día el sol no me hará daño ni la luna de
noche, de día el sol no me hará daño porque Él...
122. ALZARÉ MIS OJOS
(Sal 120)
Alzaré mis ojos a los montes; de dónde vendrá mi socorro, mi socorro viene del Señor que hizo los Cielos y
la tierra.
No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí no se adormecerá el que guarda a
Israel.
El Señor es tu guardador, el Señor es tu sombra a tu diestra. El sol no te fatigará de día ni la luna de noche.
EL SEÑOR TE GUARDARÁ DE TODO MAL, EL GUARDARÁ TU ALMA, EL SEÑOR GUARDARÁ TU
SALIDA Y TU ENTRADA. DESDE AHORA Y PARA SIEMPRE. (BIS)
123. ¡QUÉ ALEGRÍA CUANDO
ME DIJERON!
(Sal 121)
¡QUÉ ALEGRÍA CUANDO ME DIJERON:“VAMOS A LA CASA DEL SEÑOR”! YA ESTÁN PISANDO
NUESTROS PIES TUS UMBRALES, JERUSALÉN.
Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor.
Según la costumbre de Israel a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el
palacio de David.
Desead la paz a Jerusalén: “Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, en tus palacios
seguridad”.
Por mis hermanos y compañeros voy a decir: “La paz contigo” por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo
todo bien.
Rindamos gloria a nuestro Padre, y a Jesucristo, su hijo amado. Y al Espíritu que habita en nuestras almas,
por los siglos de los siglos. Amén.
124. ME ALEGRÉ CUANDO ME DIJERON (Sal 121)
ME ALEGRÉ CUANDO ME DIJERON: VAMOS A LA CASA DEL SEÑOR. (2)
Me alegré cuando a mí me dijeron: “Vamos a la casa del Señor”. Nuestros pies están detenidos a tus
puertas, Jerusalén.
Por amor a todos mis hermanos, démonos la paz en el Señor. Nuestro hermano es Jesús, nuestro Dios; a
su puerta le buscaré.
A dar gracias al Dios de Israel; vamos a la casa del Señor; y por siempre Él sea alabado por ser nuestro
Salvador.
Rindamos gloria a Dios Padre, y a su Hijo Jesucristo, el Señor. Y al Espíritu que habita en nuestras almas,
por los siglos de los siglos. Amén.
125. POR EL AMOR DE MIS AMIGOS (Sal 121)
POR EL AMOR DE MIS AMIGOS, POR EL AMOR DE MIS HERMANOS, DÉJAME QUE YO TE DIGA: LA
PAZ CONTIGO.
¡Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales,
Jerusalén.
JERUSALÉN, JERUSALÉN, DE NUEVO REEDIFICADA. (BIS)
Allá suben las tribus, las tribus del Señor según la costumbre de Israel para cantar al Señor.
Pedid la paz, pedid la paz para Jerusalén. Que sea la paz, que sea la paz con todos los que te aman.
126. A TI LEVANTO MIS OJOS I
(Sal 122)
A TI LEVANTO MIS OJOS, A TI QUE HABITAS EN EL CIELO; A TI LEVANTO MIS OJOS, PORQUE
ESPERO TU MISERICORDIA.
Como están los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores, así están nuestros ojos en el Señor,
esperando su misericordia.
Como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos en el Señor
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia que estamos saciados de burlas; misericordia, Señor, misericordia que
estamos saciados de desprecios.
Nuestra alma está saciada del sarcasmo de los satisfechos; nuestra alma está saciada del desprecio de los
orgullosos.
Rindamos gloria a Dios Padre y a su Hijo Jesucristo el Señor, y a su Espíritu que habita en nosotros, por los
siglos de los siglos.
127. A TI LEVANTO
MIS OJOS II (Sal 122)
A TI LEVANTO MIS OJOS, A TI QUE HABITAS EN EL CIELO. (BIS)
Como los ojos de los siervos miran a las manos de sus señores; como los ojos de la esclava están fijos en
la mano de su señora. Así nuestros ojos miran al Señor, esperando que tenga piedad (2).
Piedad de nosotros, Señor. Piedad de nosotros Señor. Que demasiado se han burlado de nosotros; que
nuestra alma está saciada de desprecios. De la burla de los satisfechos, del desprecio de los soberbios.
Piedad de nosotros Señor. Piedad de nosotros, Señor (2).
128. BESHUB ADONAI (Sal 125)
HAZNOS VOLVER, OH HASHED, COMO LAS AGUAS AL NEGUEB, COMO LAS AGUAS AL NEGUEB.
(BIS)
Los que con lágrimas sembraban, con cantares segarán. (2)
Cuando Yahvé hizo volver a los cautivos de Sión, fuimos como los que sueñan. (bis)
Gloria al Padre, gloria al Hijo y la gloria al Espíritu, Espíritu de amor; como era en el principio, eternamente
por los siglos de los siglos, amén.
129. CUANDO EL SEÑOR
(Sal 125)
Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión, nos parecía soñar; la boca se nos llenaba de risas, la
lengua de cantares.
PORQUE AL IR SE VAN LLORANDO, LLEVANDO LA SEMILLA; MAS AL VOLVER SE VIENEN
CANTANDO, TRAYENDO LAS GAVILLAS.
¡Grandes cosas ha hecho, maravillas ha hecho el Señor con nosotros! Por eso estamos alegres.
130. SI EL SEÑOR NO
CONSTRUYE LA CASA (Sal 126)
SI EL SEÑOR NO CONSTRUYE LA CASA, EN VANO SE CANSAN LOS CONSTRUCTORES. (BIS)
Si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas. Si el Señor no guarda la ciudad.
En vano madrugáis al levantaros. El descanso retrasáis por conseguir el pan. Dios lo da a sus amigos
mientras duermen.
Don del Señor son los hijos. Son como flechas en manos de un guerrero los hijos de la juventud. ¡Dichoso el
hombre que tiene llena su aljaba! No temerá cuando lleguen a su puerta los enemigos.
Demos gloria al Padre y al Hijo, y al Santo Espíritu de amor, como era en el principio, ahora y siempre.
131. CONSTRÚYENOS LA CASA
(Sal 126)
CONSTRÚYENOS LA CASA, DANOS TU HERENCIA, GUARDA A NUESTRO PUEBLO, QUE REINE LA
PAZ. (BIS)
Es tan inútil que el hombre construya… Es tan inútil que el guardia vigile… Si el Señor no está en todo
presente, no triunfará nuestro plan.
Es tan inútil que al sol te levantes… Y que trasnoches hasta amanecer… Porque el Señor alimenta tu
cuerpo, mientras descansas te ofrece su pan.
Porque la herencia de Dios son los hijos, y su salario es el fruto del vientre. Las buenas obras que hiciste de
joven son las saetas, y el arco, el amor.
Feliz el hombre que tiene por norma los presupuestos que lleva el amor; no ha de temer a ningún
adversario, su alma es fuerte y no morirá.
132. COMO BROTES DE OLIVO
(Sal 127)
COMO BROTES DE OLIVO EN TORNO A TU MESA, SEÑOR, ASÍ SON LOS HIJOS DE LA IGLESIA.
El que teme al Señor será feliz; feliz el que sigue su ruta.
Del trabajo de tus manos comerás; a Ti, la alegría, el gozo.
Y tu esposa en el medio de tu hogar será como viña fecunda.
Como brotes de un olivo reunirás los hijos en torno a tu mesa.
El Señor bendecirá al hombre fiel con esta abundancia de bienes.
A los hijos de tus hijos los verás: la Gloria al Señor, por los siglos.
133. MUCHO ME
HAN PERSEGUIDO
(Sal 128)
Mucho me han perseguido desde mi juventud, mucho me han perseguido que lo diga Israel, Mucho me han
perseguido desde mi juventud, mucho me han perseguido, pero no han podido conmigo. Sobre mi espalda
araron aradores, sobre mi espalda alargaron sus surcos.
SOBRE MI ESPALDA ARARON LOS ARADORES, SOBRE MI ESPALDA ALARGARON SUS SURCOS.
Mas el Señor, que es justo, rompió las coyundas de los malvados. (Bis)
RETROCEDAN LOS QUE ODIAN A SIÓN.
Que sean como la hierba que crece en el tejado, como la hierba que seca antes de arrancarla. De ella no
llena el segador su mano, de ella no llena su regazo el gavillador.
RETROCEDAN LOS QUE ODIAN A SIÓN.
134. YO PONGO MI ESPERANZA
(Sal 129)
YO PONGO MI ESPERANZA EN TI, SEÑOR, Y CONFIÓ EN TU PALABRA.
Desde el abismo clamo a Ti, Señor; Señor, oye mi voz; estén tus oídos atentos al clamor de mi plegaria.
Si guardas el recuerdo de las culpas, ¿Quién podrá resistir? Pero de Ti procede el perdón, yo temo y
espero.
Mi alma espera en el Señor, confío en su palabra; mi alma espera al Señor, más que el centinela la aurora.
Porque tiene el Señor misericordia y es copiosa su redención; es Él quien redimirá a Israel de todos sus
pecados.
Gloria a Dios, Padre omnipotente; a Cristo, el Señor; al Espíritu que habita en nuestras almas, por los siglos
de los siglos.
135. DE PROFUNDIS (Sal 129)
DE LO PROFUNDO A TI GRITO, SEÑOR. SEÑOR, ESCUCHA MI VOZ; ¡ESTÉN TUS OÍDOS ATENTOS A
LA VOZ DE MI SÚPLICA! (BIS)
Si llevas cuenta de los pecados, Señor, ¿quién se salvará?, ¿quién se salvará?
MÁS CERCA DE TI ESTÁ EL PERDÓN. SÓLO EN TI SE ENCUENTRA EL AMOR. (BIS)
Yo espero en el Señor, mi alma espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor más que el centinela la
aurora, Israel espera en el Señor, más que el centinela espera a la aurora.
PORQUE SÓLO EN EL SEÑOR ESTÁ EL AMOR. SÓLO EN ÉL SE ENCUENTRA EL PERDÓN (BIS).
El Señor redime a Israel. EL SEÑOR REDIME A ISRAEL DE TODOS SUS PECADOS.
136. DESDE LO HONDO (Sal 129)
Desde lo hondo a Ti grito, Señor; Señor escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica.
MI ALMA ESPERA EN EL SEÑOR, MI ALMA ESPERA EN SU PALABRA; MI ALMA AGUARDA AL SEÑOR,
PORQUE EN ÉL ESTA LA SALVACIÓN.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿Quién podrá resistir? Pero de Ti procede el perdón, y así infundes
respeto.
Mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la
aurora.
Porque del Señor viene la misericordia y la redención copiosa; y Él redimirá a Israel, de todos sus delitos.
137. SEÑOR, MI CORAZÓN
YA NO ES AMBICIOSO (Sal 130)
OH SEÑOR, MI CORAZÓN YA NO ES AMBICIOSO, NI SE ELEVA CON SOBERBIA MI MIRADA, NI VOY
EN BUSCA DE COSAS GRANDES QUE SON SUPERIORES A MIS FUERZAS. (BIS)
Aquietada y acallada está mi alma como un niño pequeño en brazos de su madre; como un niño
amamantado está mi espíritu, como un niño dentro de mí.
OH SEÑOR, ... Aquietada ...
ESPERE ISRAEL EN EL SEÑOR, AHORA Y SIEMPRE. (2)
138. CANTO DE PAZ (Sal 130)
GUARDA MI ALMA EN LA PAZ JUNTO A TI, SEÑOR.
Tú conoces, Señor, mi corazón. Tú conoces todos mis caminos.
El orgullo no reina sobre mí, ni mis ojos son altaneros.
He guardado mi alma en la paz, sin buscar honores ni grandezas.
En silencio la tengo sobre mí, como un niño en brazos de su madre.
Israel, confía en el Señor. Él será tu fuerza para siempre.
139. SALMO 130
Señor Dios, me tienes ante Ti, no son altivos mis ojos. No, yo no aceptaré la grandeza ni la duda que me
aleje de tu amor.
Viviré en una paz tranquila, como un niño en los brazos de su madre.
ESPERARÉ SIEMPRE EN MI DIOS (2). ISRAEL ESPERA EN EL SEÑOR, DESDE AHORA Y POR
SIEMPRE (2).
140. MIRAD QUE ESTUPENDO
(Sal 132)
MIRAD QUE ESTUPENDO GUSTAD QUE ALEGRÍA EL AMOR ENTRE LOS HERMANOS (2).
Es ungüento perfumado que desciende, que desciende por la barba de Aarón. Es ungüento perfumado que
desciende hasta el borde del manto.
Es como rocío del Hermón que desciende sobre el monte Sión. Es rocío del Hermón que desciende sobre el
monte Sión.
Porque allí el Señor nos ha dado, nos ha dado su bendición. Porque allí el Señor nos ha dado, nos ha dado
su amor.
Porque allí el Señor nos ha dado, la vida eternamente. Porque allí el Señor nos ha dado la vida para
siempre.
141. CÓMO ES MARAVILLOSO
(Sal 132)
¡Cómo es maravilloso estar con los hermanos! (2). Maravilloso estar con los hermanos (2).
Es como aceite que baja por la barba de Aarón (2). Como aceite por la barba de Aarón (2).
Como rocío del Hermón que baja sobre Sión (2). Como rocío que baja sobre Sión (2).
Allí Yahvé nos ha dado toda su bendición (2). Nos ha dado toda su bendición (2).
Allí Yahvé nos ha dado la Vida para siempre (2). Nos ha dado la Vida para siempre (2).
142. BENDECID AL SEÑOR
(Sal 133)
Bendecid al Señor (2), todos los siervos del Señor (2). Alzad vuestras manos en el Santuario y bendecid al
Señor.
Bendecid al Señor (2), todos los siervos del Señor (2). Cantad alabanzas en el Santuario y bendecid al
Señor.
143. ALELUYA, BENDECID
AL SEÑOR (Sal 133)
ALELU, ALELU, ALELUYA. (2)
Bendecid al Señor, bendecid al Señor, vosotros, los siervos del Señor. Bendecid al Señor, bendecid al Señor
vosotros que estáis en la casa del Señor.
Alzad a Él las manos, alzad a Él las manos y bendecid al Señor. Vosotros que estáis en la casa del Señor
durante la noche.
ALELUYA, ALELUYA ALELUYA (2) ALELU, ALELU, ALELUYA. (2)
144. GRACIAS A YAHVÉ I
(Sal 135)
GRACIAS A YAHVÉ, ALELUYA (4)
Demos gracias al Dios de los dioses PORQUE ES ETERNA SU MISERICORDIA. Demos gracias al Señor
de los señores. GRACIAS A YAHVÉ...
Él ha abierto en dos partes el Mar Rojo PORQUE.... Hizo pasar por en medio a su pueblo. GRACIAS...
Él ha abierto un camino en el desierto PORQUE... E hizo con el pueblo una alianza para siempre.
GRACIAS...
Él los condujo a la tierra prometida PORQUE... Una tierra que mana leche y miel. GRACIAS...
En la angustia no nos abandona PORQUE... Él nos libra de nuestros enemigos. GRACIAS...
145. ALABEMOS AL SEÑOR
(Sal 135)
¡PORQUE ES ETERNO SU AMOR!
Alabemos al Señor porque es bueno… alabemos al Dios verdadero… alabemos al único Señor…
Al Señor que obró maravillas… al que el cielo creó sabiamente… y la tierra afirmó sobre las aguas…
Al que hizo las grandes lumbreras… el sol, para alumbrar durante el día… la luna, y las estrellas por la
noche…
Al Señor que castigó a los egipcios… y de Egipto sacó a Israel… con mano fuerte y brazo poderoso…
Al que abrió en dos partes el mar Rojo... e hizo pasar por el medio a Israel… y sumergió al Faraón con sus
tropas…
Al que guió a su pueblo en el desierto… al que venció príncipes temibles… y dio muerte a reyes
poderosos…
Al que dio sus tierras en herencia… a los hijos de Israel, su servidor… y se acordó de nuestro pueblo
humillado…
Al Señor que nos dio la libertad… al que da el alimento a los vivientes… al Señor que reina en el cielo…
Gloria a Dios, Padre omnipotente… gloria al Hijo, Cristo, el Señor… gloria al Espíritu Santo…
146. DAD GRACIAS AL SEÑOR
(Sal 135)
Dad gracias al Señor porque es bueno, dad gracias al Dios de los dioses; dad gracias al Señor de los
señores, todos juntos a Dios demos gracias.
PORQUE SU AMOR NO TIENE FIN (3).
Sólo Él hizo maravillas, Él hizo sabiamente los cielos; afianzó sobre las aguas la tierra; todos juntos a Dios
demos gracias.
Al que hizo las grandes lumbreras, el sol que gobierna el día; la luna y las estrellas en la noche; todos juntos
a Dios demos gracias.
Guió por el desierto a su pueblo, hirió a reyes famosos; dio muerte a reyes poderosos; todos juntos a Dios
demos gracias.
Nos libró de nuestros opresores, Él da pan a todo viviente, dad gracias al Dios de los cielos; todos juntos a
Dios demos gracias.
Rindamos gloria a Dios Padre, a su Hijo Jesucristo el Señor, y al Espíritu que habita en nosotros, por los
siglos de los siglos, amén.
147. DAD GRACIAS AL SEÑOR
(Sal 135)
Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
DAD GRACIAS AL SEÑOR PORQUE ES BUENO, PORQUE ES ETERNA SU MISERICORDIA. ALELUYA,
ALELUYA (2).
Sólo Él hizo grandes maravillas, porque ...
Él hizo sabiamente los cielos, …
El sol que gobierna el día, …
La luna que gobierna la noche, …
Guió por el desierto a su pueblo, …
Les dio su tierra en heredad, …
148. GRACIAS A YAHVÉ II
(Sal 135)
GRACIAS A YAHVÉ, ALELUYA (4).
Demos gracias al Dios de los dioses, porque eterna es su misericordia.
Demos gracias al Señor de los señores. GRACIAS...
Él ha hecho grandes maravillas, porque... Hizo los cielos con inteligencia.
Hizo el sol que gobierna el día, porque… Las estrellas que gobiernan la noche.
Él sacó a Israel de Egipto, porque... Con mano fuerte y brazo poderoso.
Él abrió en dos partes el Mar Rojo, porque… E hizo con el pueblo una alianza para siempre. Él condujo a su
pueblo por el desierto, porque...
Y dio muerte a reyes poderosos. Él los condujo a la tierra prometida, porque... Una tierra que mana leche y
miel.
En la angustia no nos abandona, porque... Y nos libra de nuestros enemigos.
Da alimento a todo ser viviente, porque... Demos gracias al Señor de los señores.
149. BABILONIA CRIMINAL
(Sal 136)
Junto a los canales de Babilonia, acordándonos de Ti, nos sentamos a llorar, de los sauces colgaban las
guitarras; acordándonos de Ti, nos sentamos a llorar.
“Cantadnos”, nos decían nuestros enemigos. “Cantadnos”, nos decían nuestros opresores. Ellos querían
que nosotros les divirtiéramos.
¿Cómo cantar un cántico del Señor en tierra extraña? Si de Ti yo me olvidare, que se me seque la mano
derecha. Que se me pegue la lengua al paladar si de ti yo me olvidare, Jerusalén, en la cumbre de mi
alegría.
Señor, toma cuenta de nuestros enemigos. Señor, toma cuenta de nuestros opresores, cuando ellos se
decían: “¡Arrasadla hasta el cimiento!”
Capital de Babilonia criminal, ¡Quién pudiera pagarte los males que nos has hecho! ¡Quién pudiera estrellar
tus hijos contra la piedra!
150. TE DOY GRACIAS (Sal 137)
TE DOY GRACIAS, SEÑOR, DE TODO CORAZÓN; DELANTE DE LOS ÁNGELES TAÑERÉ PARA TI.
Me postraré hacia tu santuario, daré gracias a tu Nombre por tu misericordia y tu lealtad, porque tu promesa
supera a tu fama.
Que te den gracias Señor, los reyes de la tierra, al escuchar el oráculo de tu boca; canten los caminos del
Señor, porque la gloria del Señor es grande.
Cuando camino entre peligros, me conservas la vida Señor, tu misericordia es eterna; no abandones la obra
de tus manos.
151. DELANTE DE LOS ÁNGELES (Sal 137)
DELANTE DE LOS ÁNGELES, PARA TI YO CANTARÉ, SEÑOR, DELANTE DE LOS ÁNGELES, PARA TI
SALMODIARÉ, DARÉ GRACIAS A TU NOMBRE, PARA TI SALMODIARÉ.
Te doy gracias Señor, de todo corazón, porque tus promesas han superado tu fama. Cuando te invoqué, Tú
me escuchaste, diste fuerza y vigor a mi alma.
Te darán gracias, Señor, los reyes de la tierra al escuchar las palabras de tu boca; y cantarán en el camino
del Señor, dirán: “¡Qué grande es tu amor!”
Sublime es el Señor, que mira hacia el humilde, conoce al soberbio, le mira desde lejos; mas cuando yo
camino en medio de la angustia, extiende su mano y su diestra me salva.
El Señor terminará en mí lo comenzado, porque es eterno su amor. No abandona la obra de sus manos.
¡Señor, no nos abandones!
152. TÚ ME SONDEAS (Sal 138)
Tú me sondeas y me conoces, Tú me hablas a mí, oh, Señor. A dónde iré yo sin tu Espíritu, dónde huir de tu
rostro, Yahvé.
¡QUÉ INCOMPARABLES ENCUENTRO TUS DESIGNIOS!, ¡SEÑOR, QUÉ INMENSO ERES TÚ! Y NADIE
SE TE PUEDE COMPARAR SEÑOR, AMÉN, ALELUYA.
Si escalo el cielo, ahí estás Tú, en el abismo te encuentro allí. Tras de la aurora te encuentro ya, en el confín
de los mares estás.
Tú has creado todo mi ser, te doy gracias a Ti, mi Señor. Pues me formaste y me tejiste en el seno materno,
oh Yahvé.
153. TÚ ME CONOCES (SAL 138)
Tú me conoces cuando estoy cansado, Tú me conoces cuando estoy de pie. Ves claramente cuando estoy
andando; cuando descanso, allí también estás.
Si por la espalda siento que me abrazas, por todos lados sé que me percibes.
¿A dónde iré lejos de tu Espíritu? o ¿qué haré?, ¿a dónde iré? No sé.
¿PARA DÓNDE IRÉ?, ¿PARA DONDE HUIRÉ? SI SUBO AL CIELO O ESTOY EN EL ABISMO, YO TE
ENCUENTRO ALLÁ.
¿PARA DÓNDE IRÉ?, ¿PARA DÓNDE HUIRÉ? SI TÚ ESTÁS EN TODAS PARTES DE ESTA VIDA ¿PARA
DÓNDE IR?
Si yo quisiera vivir en tinieblas o no existiera luz donde yo esté, para Ti la noche es clara como el día, nada
está oculto ante tu mirar. Tú me creaste en el seno materno y definiste todo mi vivir. Te doy gracias por tus
maravillas. Qué maravilla, mi Señor, soy yo.
Dame tu mano, Oh Señor bendito, bendito sea siempre tu amor. Ponme a prueba y ve mis pensamientos;
mírame, Oh Dios de mi corazón.
Líbrame, Oh Dios de todo mal camino, quiero vivir, quiero cantar tu amor. Por el camino de la eternidad,
tendré yo siempre la felicidad.
154. TÚ ME CONOCES
(Sal 138)
Señor, Tú me examinas y me conoces; cuando me siento y me levanto.
Tú me conoces (2). Lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso. Tú me conoces
(2).
TÚ ME CONOCES (3).
Adónde iré lejos de tu aliento, adónde huiré de tu presencia. Tú me conoces (2). Si digo que me estorba la
tiniebla, lo oscuro, para Ti, es claro como el día: Tú me conoces (2).
Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno de mi madre. Tú me conoces (2). Cuando en lo oculto
me iba formando, tus ojos ya veían mis acciones: Tú me conoces (2).
155. SEÑOR, TÚ ME CONOCES
(Sal 138)
SEÑOR, TÚ ME CONOCES, SEÑOR, TÚ ME SONDEAS (2).
Señor, Tú me conoces, Señor, Dios mío, Tú me sondeas. Jalas mi pensamiento esté en camino o dormido lo
sabes, Señor.
Aun no hay palabra en mi lengua ya Tú, Señor, la sabes completa. Me envuelves por todos lados y traes
puesta sobre mí tu mano, Señor.
Sabes de mi descanso, te son familiares todas mis sendas. Tanto saber sobrepasa es tan sublime que no lo
alcanzo, Señor.
Andar lejos de tu aliento a dónde escapar de tu mirada. Estás si escalo a los cielos y si me siento al abismo
te encuentro, Señor.
Si vuelo hasta la aurora, si voy a parar al confín de los mares, tu mano allí me conduce, siempre llegará
hasta mí tu diestra, Señor.
Así me cubran tinieblas, día y noche, sea cual sea mi dolor oscuro. Nada te oculta y la noche alumbras
como el día, Señor.
Así Tú me has formado, tejiste mi vida en seno materno. Gracias por tus maravillas, prodigio soy, prodigios
son tus obras, Señor.
156. SEÑOR, TÚ ME ESCRUTAS
(Sal 138)
Señor, Tú me escrutas y conoces. Tú sabes cuándo me acuesto y me levanto. Sondeas mis pensamientos
desde lejos, te son familiares todas mis sendas. Que no está aún en mi lengua la palabra y ya Tú, Señor, te
la sabes toda. Me acosas por detrás, me atacas por delante, y al mismo tiempo, tienes puesta sobre mí tu
mano, y esto es ciencia misteriosa para mí, ciencia que no llego a comprender, ciencia tan alta que yo no la
entiendo.
¿A DÓNDE IRÉ YO LEJOS DE TU ESPÍRITU? ¿A DÓNDE DE TU ROSTRO ESCAPARÉ, SEÑOR? SI
SUBO HASTA EL CIELO, ALLÍ ESTÁS TÚ. SI DESCIENDO HASTA LA MUERTE, ALLÍ TE ENCUENTRO.
ME ACOSAS POR DETRÁS, ME ATACAS POR DELANTE, Y AL MISMO TIEMPO, TIENES PUESTA
SOBRE MÍ TU MANO. Y ESTO ES CIENCIA MISTERIOSA PARA MÍ, CIENCIA QUE NO LLEGO A
COMPRENDER, CIENCIA TAN ALTA QUE YO NO LA ENTIENDO.
Señor, Tú me escrutas y conoces, sondeas y pruebas mi corazón para que no siga un camino de doblez,
para que no me aparte nunca, nunca, de tu camino.
157. EL ALZAR DE MIS MANOS
(Sal 140)
EL ALZAR DE MIS MANOS, SEÑOR, SUBA A TI, COMO OFRENDA DE LA TARDE. Y EL CLAMOR DE MI
HUMILDE ORACIÓN, SUBA A TI COMO INCIENSO EN TU PRESENCIA.
Coloca, Señor, una guardia en mi boca, un centinela a la puerta de mis labios y no dejes, Señor, que se
incline a la maldad mi corazón.
Mis ojos, Señor, están vueltos a Ti. En Ti me refugio, no me abandones. Guárdame del lazo que me han
tendido; líbrame de la trampa del malhechor.
158. TE ESTOY LLAMADO,
SEÑOR
(Sal 140)
TE ESTOY LLAMANDO, TE ESTOY LLAMANDO, SEÑOR, VEN CORRIENDO, ESCUCHA MI VOZ QUE
YO A TI GRITO. (BIS)
Valga ante Ti mi oración como incienso, el alzar de mis manos como sacrificio de la tarde (bis).
Pon Señor, a mi boca un centinela, una guardia a las puertas de mis labios. No sea que se incline mi
corazón a la maldad, a cometer acciones criminales. Que el justo me golpee por amor, y me corrija, para
que el ungüento del malvado no perfume mi cabeza, porque yo me enviciaría en su maldad (2).
A Ti, Señor, miran mis ojos, en Ti me refugio, ¡no desampares mi alma!. Guárdame Tú del lazo que me
tienden, de las trampas de tantos enemigos. Caigan ellos cada uno en su red; que yo, unido a Ti, paso
indemne (2).
159. A TI, SEÑOR, EN MI CLAMOR IMPLORO (Sal 141)
A TI, SEÑOR, EN MI CLAMOR IMPLORO, A TI, SEÑOR, EN MI CLAMOR SUPLICO, A TI DERRAMO MI
LAMENTO, A TI MI ANGUSTIA EXPONGO. (BIS)
Siento que el espíritu en mi se apaga, mas Tú conoces mi sendero. Mira, Señor que en el camino, mira
Señor que me han tendido un lazo; mira, Señor que a la derecha no hay ninguno, ninguno que me conozca.
Huye de mí todo consuelo, no hay nadie que se cuide de mi alma.
A TI YO CLAMO SEÑOR, A TI YO DIGO: TÚ SÓLO ERES MI REFUGIO, TÚ ERES MI PORCIÓN EN ESTA
TIERRA, MI ÚNICA FELICIDAD. (BIS)
Escúchame, Señor, que estoy llorando, estoy tan deprimido ¡líbrame de estos enemigos que son más
fuertes que yo!. ¡Saca mi alma de esta cárcel y yo daré gracias a tu Nombre!. En torno a mí los santos
harán coro, me felicitarán por su favor hacia mí.
160. TE ENSALZARÉ (Sal 144)
Te ensalzaré mi Dios, mi Rey, y bendeciré tu Nombre eternamente y para siempre. Cada día te bendeciré y
alabaré tu Nombre eternamente y para siempre.
PORQUE GRANDE ES EL SEÑOR Y DIGNO DE SUPREMA ALABANZA. (BIS)
Salmos de alabanza y esperanza
Salmos de alabanza y esperanza
Salmos de alabanza y esperanza
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Salmos de alabanza y esperanza
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Salmos de alabanza y esperanza
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Salmos de alabanza y esperanza

  • 1. 1. DICHOSO EL HOMBRE (Sal 1) DICHOSO EL HOMBRE QUE NO SIGUE EL CONSEJO DE LOS IMPÍOS, NI EN LA SENDA DE LOS PECADORES SE DETIENE, NI EN EL BANCO DE LOS BURLONES SE SIENTA. Mas se complace en la Palabra del Señor, sus salmos susurra día y noche. SERÁ COMO ÁRBOL PLANTADO JUNTO A CORRIENTES DE AGUA QUE DA FRUTO A SU TIEMPO. Nunca se marchitan sus hojas; todo lo que emprende le sale bien (2). ¡NO ASÍ LOS IMPÍOS, NO ASÍ! QUE SON COMO LA PAJA QUE SE LLEVA EL VIENTO. No resistirán en el juicio los impíos, ni los pecadores en la comunidad de los santos. Porque el Señor cuida del camino de sus fieles, mas el camino de los impíos acaba mal, acaba mal, acaba mal. 2. SALMO 1 Dichoso el hombre que no acoge el consejo del impío ni va por sus senderos, sino que su gozo es la Palabra del Señor, y medita su ley día y noche. ANTE TI PONGO HOY VIDA Y MUERTE, SI SIGUES EL CAMINO DEL SEÑOR VIVIRÁS. No así los impíos, no así, serán paja que el viento arrebata, separados de la vida se verán, como aquel que comete iniquidad. ANTE TI PONGO HOY VIDA Y MUERTE, SI SIGUES EL CAMINO DEL SEÑOR VIVIRÁS (2). 3. ESCUCHA, SEÑOR (Sal 5) Escucha, Señor, mi oración. Considera mis pensamientos. Atiende a la voz de mi clamor, mi Rey y mi Dios, porque a Ti oraré. Oirás mi voz de mañana. OH DIOS DE MAÑANA ME PRESENTARÉ Y ANTE TI ESPERARÉ (BIS) 4. GRANDE ES TU AMOR (Sal 8) GRANDE ES TU AMOR; GRANDE TU MISERICORDIA. GRANDE ES TU NOMBRE POR TODA LA TIERRA. Cuando contemplo el cielo obra de tus manos. La luna y las estrellas que has creado. Pienso: ¡Quién soy yo para que pienses en mí! (2) ¿Por qué te ocupas del hombre? ¿Por qué piensas en él? Lo hiciste poco menos que un dios, lleno de gloria y honor. Le has dado todo el poder sobre lo que Tú has creado (2). 5. SEÑOR, DIOS NUESTRO (Sal 8) SEÑOR, DIOS NUESTRO, ¡QUÉ ADMIRABLE ES TU NOMBRE EN TODA LA TIERRA! ¡EN TODA LA TIERRA! Cuando contemplo el cielo obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado. ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él; el ser humano para darle poder? (2). Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad; le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies (2). Rebaños de ovejas y toros y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, todo lo sometiste bajo sus pies (2). Rindamos Gloria al Padre y a su Hijo y al Espíritu que habita en nosotros. Como era en el principio ahora y siempre, por todos los siglos de los siglos. Amén (2).
  • 2. 6. SEÑOR, NUESTRO DIOS (Sal 8) ¡OH SEÑOR, NUESTRO DIOS, QUÉ ADMIRABLE ES TU NOMBRE EN TODA LA TIERRA! Los labios de los niños y pequeños, cantan, Señor, tu grandeza; su canto silencia al enemigo, hace callar al adversario y al rebelde. Al ver el cielo, obra de tus manos; la luna y las estrellas que formaste: ¿Qué es el hombre para que así lo cuides y tanto te acuerdes de él? A imagen de Dios lo creaste, lo coronaste de gloria y dignidad; lo hiciste señor de lo creado, y todo lo pusiste a sus pies. Los rebaños de ovejas, el ganado y también los animales salvajes; las aves del cielo y los peces del mar; cuanto surca los senderos de las aguas. Gloria a Dios Padre omnipotente, a su Hijo Jesucristo, el Señor, y al Espíritu que habita en nosotros, por los siglos de los siglos. Amén. 7. SI ME HE REFUGIADO EN EL SEÑOR (Sal 10) SI ME HE REFUGIADO EN EL SEÑOR ¿CÓMO PODÉIS DECIRME, CÓMO PODÉIS DECIRME, QUE HUYA COMO EL PÁJARO AL MONTE (2)? Yo sé que los malvados tensan el arco, que ajustan las flechas a la cuerda, para herir en la sombra al inocente. Mas cuando fallan los cimientos, qué puede hacer el Justo, qué puede hacer el Justo. Mas el Señor, el Señor está en su templo Santo, tiene su trono en el cielo; sus ojos observan el mundo, sus pupilas las acciones de los hombres. El Señor escruta a los justos, mas también escruta a los malvados, y el Señor no ama la violencia, el Señor no ama la violencia. 8. EN SU TEMPLO SANTO (Sal 10) No entiendo por qué me dices si confío en el Señor: Escapa como un pájaro al monte, los malvados tensan el arco, afilan sus saetas en la sombra a disparar impunes a los justos, ¿Cuando fallan los cimientos que podrá hacer el justo? PERO EL SEÑOR, ESTÁ EN SU TEMPLO SANTO Y ES QUE EL SEÑOR, MIRA A JUSTOS Y MALOS Y ÉL RETRIBUIRÁ, SU ROSTRO VERÁS, NOS SOSTENDRÁ. LA AGRESIÓN NO AMA YAHVÉ. 9. ¿HASTA CUÁNDO? (Sal 12) ¿Hasta cuándo por fin te acordarás, Yahvé, de mí, y tu rostro a mí lo volverás? CANTARÉ A YAHVÉ, CANTARÉ AL QUE ES MI REDENTOR. Mírame, respóndeme, Yahvé, amor de mí, alumbra mis ojos, no me duerma yo en la muerte. Que no puedan decir mis enemigos: “Le vencí”. Mis enemigos se alegrarán si yo cayera. Pero yo espero en tu piedad y mi corazón se alegrará en tu salvación. 10. SEÑOR, ¿QUIÉN PUEDE ENTRAR? (Sal 14) Señor, ¿Quién puede entrar en tu santuario para alabar?(2) El de manos limpias y un corazón puro, que no es vanidoso y que sabe amar (2). Señor, yo quiero entrar en tu santuario para alabar: (2) Dame manos limpias y un corazón puro; no ser vanidoso; enséñame a amar (2). Señor, ya puedo entrar en tu santuario para alabar: (2) Tu Sangre me lava, tu fuego me quema, tu Espíritu Santo inunda mi ser (2).
  • 3. 11. ME ENSEÑARÁS EL CAMINO (Sal 15) ME ENSEÑARÁS EL CAMINO DE LA VIDA (2). ME SACIARAS DE GOZO EN TU PRESENCIA, DE ALEGRÍA PERPETUA A TU DERECHA. Protégeme Dios mío, en Ti me refugio. Yo digo a Dios: Tú eres mi Señor. Sin Ti no tengo nada. El Señor es mi heredad y mi copa, mi vida está en su manos. Me ha tocado en suerte un lote hermoso, me encanta mi heredad. Bendigo al Señor que me aconseja, hasta de noche instruye mi corazón, tengo siempre delante de mí al Señor, está a mi derecha no vacilaré. Por eso se alegra mi corazón, exulta mi alma, y mi carne descansa serena, porque no abandonarás mi vida en el sepulcro, ni dejarás que tu santo experimente la corrupción, la corrupción. 12. TÚ ERES MI SEÑOR (Sal 15) TÚ ERES MI SEÑOR, NINGÚN BIEN TENGO SIN TI. TÚ ERES MI SEÑOR, NO HAY FELICIDAD FUERA DE TI. El Señor es la porción de mi herencia. Tú eres quien guarda mi suerte; cayeron mis cordeles en parajes amenos y me encanta mi heredad. Bendigo a Yahvé que me aconseja, aun de noche me instruye. Pongo siempre a Yahvé ante mis ojos pues con Él no vacilo. Por eso mi corazón se alegra, en Ti descansa seguro. Me enseñarás el camino de la vida; a tu derecha, delicias por siempre. 13. AL DESPERTAR (Sal 16) AL DESPERTAR, ME SACIARÉ DE TU SEMBLANTE, SEÑOR. (BIS) Escucha, Señor, mi oración; atiende, Señor a mi clamor. Presta oídos a mi súplica, que mis labios no traicionan, Señor. Salga de Ti la sentencia, porque tus ojos ven, tus ojos ven la rectitud. Sondea, Señor, mi corazón; escrútalo de noche, Señor; pruébame al crisol, pruébame al crisol. Porque Tú sabes que no hay malicia en mí; que mi boca no miente como hacen los hombres; que he guardado tu palabra, Señor; que no he seguido los caminos del violento; que a tus huellas he ajustado mis pasos; que no vacilaré, que no vacilaré. A Ti yo te invoco, Señor, concédeme, Señor, una respuesta; muéstrame los prodigios de tu amor. Porque Tú salvas al que se apoya en Ti, porque Tú ayudas al que se refugia a tu derecha. Como a la niña de tus ojos, guárdame; a la sombra de tus alas escóndeme: mira que quieren matarme. Míralos, están cerrados en su orgullo; hablan, la arrogancia está en su boca; avanzan contra mí, avanzan contra mí. Ayúdame Tú, Señor, líbrame de los hombres de este mundo, de los hombres cuyo premio es esta vida, cólmalos de tus bienes, Señor, llénales el vientre y que sus hijos se sacien. Que yo al despertar, que yo al despertar me saciaré de tu semblante, Señor. 14. YO TE AMO, SEÑOR (Sal 17) Yo te amo, Señor, Fortaleza mía. Roca mía, Castillo mío, Libertador. Dios mío ¿en quién confiaré? si mi escudo eres Tú y la fuerza de mi salvación? (2) 15. EL SEÑOR ES MI FUERZA (Sal 17) El SEÑOR ES MI FUERZA, MI ROCA Y SALVACIÓN. (BIS) Tú me guías por sendas de justicia, me enseñas la verdad. Tú me das el valor para la lucha, sin miedo avanzaré. Iluminas las sombras de mi vida, al mundo das la luz. Aunque pase por valles de tinieblas, yo nunca temeré.
  • 4. Yo confío el destino de mi vida al Dios de mi salud. A los pobres enseñas el camino, su escudo eres Tú. El Señor es la fuerza de mi pueblo, su gran libertador. Tú le haces vivir en la confianza, seguro en tu poder. 16. YO TE AMO, SEÑOR, MI FORTALEZA (Sal 17) Yo te amo, Señor, mi fortaleza, mi roca, mi baluarte, mi Salvador. Eres la peña en que me amparo mi escudo y mi fuerza, mi liberador. EN EL TEMPLO SE ESCUCHÓ MI VOZ, CLAMÉ POR TI EN MI ANGUSTIA, EXTENDISTE TU MANO Y NO CAI, TU PODER DEL ENEMIGO ME LIBRÓ. Las olas de la muerte me envolvían me aguardaba la ruina, pero el Señor venció. Tú eres la luz que me ilumina quien abre mis caminos, Tú eres mi Dios. Cuando yo invoqué tu nombre con mano poderosa me salvó tu amor. Son perfectos tus caminos, tus manos me sostienen, Tú eres mi Rey. 17. TU PALABRA, SEÑOR (Sal 18) TU PALABRA, SEÑOR ES LA VERDAD Y LA LUZ DE MIS OJOS. La ley del Señor es perfecta, reconforta el alma; el testimonio del Señor es seguro, da saber al sencillo. Los preceptos del Señor son rectos, dan alegría al corazón; el mandato del Señor es claro, ilumina los ojos. La palabra del Señor es pura, permanece para siempre; los juicios del Señor son verdaderos, todos justos por igual. 18. ELÍ, ELÍ (Sal 21) ELÍ, ELÍ, LAMÁ SABACTANÍ. DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO? ¡Qué lejos te siento de mis gritos! De día clamo y no respondes, grito de noche y no hay reposo para mí. ¡Mas Tú eres el Santo, Tú, que vives en medio de mi pueblo! A Ti clamaban nuestros padres y Tú les ayudaste; en Ti confiaban y nunca fueron confundidos. Entonces yo, ¿Por qué no me ayudas? ¿Acaso no soy un hombre? Eso yo soy: un gusano, desprecio de la gente, asco del pueblo. Todos los que me ven, de mí se ríen; menean la cabeza y dicen: «Se confió a Dios, ¡que Él lo libre! ¡que Él le salve, si tanto dice que le ama! ¡Sí! que Tú me amas ¡Sí! que Tú me quieres, en el seno de mi madre me formaste; cuando me dio a la luz ya me ofreció a Ti, ya desde el vientre de mi madre Tú eras mi Dios. Soy agua sucia que se tira; todos mis huesos se dislocan; mi corazón como cera se derrite en mis entrañas; mi paladar está seco como teja. Y mi lengua está pegada a la garganta. Perros innumerables me rodean y una banda de malhechores me acomete; atan mis manos y mis pies, se pueden contar mis huesos, me observan y me miran, se reparten mis vestidos, echan a suertes mi túnica. ¡Mas Tú, Dios mío, no estés lejos! Fuerza mía, fuerza mía, ven en mi ayuda, libra mi alma de la espada, libra mi vida de las fauces del león, libra mi alma de los cuernos de los búfalos. ¡Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la asamblea te cantaré! Los que a Yahveh amáis, dadle alabanza. Raza de Jacob, glorificad a Yahveh, temedle, pueblo de Israel. Porque ha sido el único que no ha sentido asco de este pobre, ni ha desdeñado la miseria de este mísero, no me ha ocultado su rostro cuando le invocaba, por eso yo ahora sé que los pobres vivirán. Los pobres comerán, comerán, serán saciados, los que buscan a Yahveh lo encontrarán, su corazón, su corazón vivirá para siempre. 19. ERES MI PASTOR (Sal 22)
  • 5. ERES MI PASTOR, OH SEÑOR, NADA ME FALTARÁ SI ME LLEVAS TÚ. En tus verdes campiñas me hiciste reposar. Y en tus límpidas aguas mi sed puedo calmar. Senderos de justicia trazaste para mí; ellos son el camino para llegar a Ti. Preparas un banquete frente a los que me odian. La mesa está ya lista, la copa se desborda. Bondad, misericordia, me sigan por doquier. Habite yo en tu casa por los siglos. Amén. 20. EL SEÑOR ES MI PASTOR I (Sal 22) EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME FALTARÁ. EL SEÑOR ES MI PASTOR, EN PASTOS DELICADOS ÉL ME HARÁ DESCANSAR. Junto a aguas de reposo me pastoreará, confortará mi alma. Me guiará por sendas de justicia. Por amor de su Nombre. 21. EL SEÑOR ES MI PASTOR II (Sal 22) El Señor es mi pastor nada me falta. En prados de fresca hierba me apacienta. EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME FALTA. HACIA LAS AGUAS DE LA VIDA ME CONDUCE. Repara mis fuerzas y me lleva por el camino del amor. Repara mis fuerzas y me lleva para la gloria de su Nombre. Aunque camine por valle oscuro no temeré, porque Tú, porque Tú, porque Tú vas conmigo. Tu vara y tu cayado me consuelan, me consuelan. Preparas una mesa ante mí frente a mis enemigos. Me unges la cabeza con perfume, mi copa rebosa. Sí, tu amor y tu alegría me acompañarán. Sí, yo viviré en tu casa eternamente. 22. EL SEÑOR ES MI PASTOR III (Sal 22) EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME HABRÁ DE FALTAR. El Señor es mi Pastor, ¿Qué me puede faltar? A las verdes praderas Él me lleva a reposar; a las aguas saludables me conduce y mi alma reconforta. Él me guía por sendas de justicia, por amor de su Nombre; en oscuras quebradas yo no temo, porque estás junto a mí; tu cayado, la vara de tu diestra, son ellos mi confianza. Para mí Tú dispones una mesa, frente a mis adversarios; has ungido con óleo mi cabeza y mi cáliz rebosa; de bienes y de gracia gozaré por los siglos de los siglos. Demos gloria al Padre Omnipotente, a Jesús el Señor; al Espíritu que habita en nuestras almas, nuestro Confortador; al Dios que es, que era y que vendrá, por los siglos de los siglos. 23. SALMO 22 Aunque pase por el valle más oscuro no temeré peligro alguno, porque Tú Señor estás conmigo; en Ti he puesto mi confianza. Dios mío Tú eres mi pastor y a tu lado nada me faltará (bis). Tu perfume has vertido en mi cabeza y has llenado mi copa a rebozar, tu bondad y tu amor me acompañan a lo largo de mis días, Oh Señor. 24. ALZAOS PUERTAS (Sal 23) ALZAOS, PUERTAS. ALZAD LOS DINTELES, PUERTAS ETERNAS, DEBE ENTRAR EL REY DE LA GLORIA, DE LA GLORIA. ¿Quién es ese Rey de la gloria? (2). El Señor, el fuerte, el valiente (2). El Señor, valiente en la batalla (2). El Señor de los ejércitos (2), Él es el Rey de la gloria (2). ¿Quién subirá al monte del Señor? (2) El de manos inocentes y puro corazón; (2) el que no conduce su vida por vanidad, por vanidad. Y nosotros somos su Iglesia (2), que hoy viene a tu presencia, (2) que busca tu rostro, oh Dios de Jacob, oh Dios de Jacob.
  • 6. 25. EL HUÉSPED DEL SEÑOR (Sal 23) ¿QUIÉN HABITARÁ EN EL MONTE DEL SEÑOR? ¿QUIÉN MORARÁ EN LA CASA DEL SEÑOR? Es dueño el Señor de toda la tierra, del hombre que puso su casa en ella. Le dio a los montes el pedestal del mar, le dio el pedestal del río que canta. El hombre que tiene limpias las manos. El hombre que dice siempre verdades; que guarda en su alma la ley de nuestro Dios. Aquél que así obre vivirá junto a Él. Que toda la tierra abra sus puertas, que el Rey de la gloria va a entrar por ellas. El Rey de la gloria es nuestro Salvador que puso su casa junto a la nuestra. Gloria a Dios Padre omnipotente, a su Hijo Jesucristo el Señor y al Santo Espíritu de amor, por todos los siglos de los siglos. 26. MUÉSTRAME (Sal 24) Muéstrame tus caminos, oh Señor, y enséñame tus sendas, mi Señor. Encamíname en tu verdad y enséñame, porque Tú eres el Dios de mi salvación. EN TI HE ESPERADO, EN TI ESPERARÉ. TODO EL DÍA, CADA NOCHE, MUY TEMPRANO EN LAS MAÑANAS, ENSÉÑAME A ESPERAR EN TI. (BIS) 27. A TI LEVANTO MI ALMA (Sal 25) A TI, SEÑOR, LEVANTO MI ALMA, A TI ¡OH DIOS MÍO! En Ti confío Señor, no triunfen sobre mí mis enemigos. Muéstrame, Señor, tu camino, enséñame, Señor, tu sendero. Acuérdate, Señor de tu ternura, de tu inmensa compasión, que son de siempre. De mis pecados, Señor no te acuerdes. Acuérdate, Señor, que eres misericordia. Rocíame, Señor, de tu misericordia; sumérgeme, Señor, en tu misericordia. 28. SALMO 26 (I) El Señor es mi luz y mi salud, ¿A quien puedo temer? Amparo de mi vida es el Señor, ¿De quien puedo temblar? Señor oye mi voz, escucha mi clamor; amparo de mi vida es Él (2). La bondad del Señor yo espero ver, confío en ti Señor; Enséñame, Señor, el buen camino, guíame en tu amor. Señor, oye mi voz, escucha mi clamor; amparo de mi vida es Él (2). 29. SALMO 26 (II) CANTARÉ Y CELEBRARÉ, AL SEÑOR. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quien temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? Aunque venga contra mí un ejército, mi corazón no temerá; aunque estalle la guerra contra mí, no perderé la confianza. Solamente pido una cosa a Dios, y por ella suspiro: vivir en la casa del Señor toda mi vida. Porque en su templo Él me guardará en la hora del peligro; me pondrá en lo más oculto de su casa, me afirmará sobre una roca. Oye, Señor, mi oración, ¡ten piedad y respóndeme! Señor, mi corazón te habla, mis ojos te buscan. No me rechaces, ni me abandones, Señor, mi Salvador, Aunque mi padre y mi madre me dejaran Tú me recibirás. Sé que gozaré de los bienes del Señor, en la tierra de los vivientes. ¡Confía en Dios, sé fuerte y animoso; espera en el Señor!
  • 7. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu ahora y siempre; al Dios que es, que era y que vendrá, por los siglos de los siglos. 30. EL SEÑOR ES MI LUZ (Sal 26) El Señor es mi luz y mi salvación, el Señor es la defensa de mi vida. Si el Señor es mi luz, ¿A quién temeré? ¿Quién me hará temblar? Una cosa pido al Señor: habitar por siempre en su casa, gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo santo. No me escondas tu rostro, Señor: buscaré todo el día tu rostro. Si mi padre y mi madre me abandonan, el Señor me recogerá. Oh Señor, enséñame el camino, guíame por la senda verdadera. Gozaré de la dulzura del Señor en la tierra de la vida. 31. ESCÓNDEME EN LO OCULTO DE TU TIENDA (Sal 26) ESCÓNDEME EN LO OCULTO DE TU TIENDA, SOBRE TU ROCA LEVÁNTAME. (BIS) Yahvé es mi luz y mi salvación ¿A quién he de temer? Yahvé es el refugio de mi vida ¿Por quién he de temblar? Cuando se acercan contra mí los malvados, a devorar mi carne, son ellos, mis adversarios y enemigos, los que tropiezan y sucumben. Aunque acampe un ejército, contra mí, mi corazón no teme; aunque estalle una guerra contra mí, estoy seguro en ella. Una cosa he pedido a Yahvé, eso sólo estoy buscando: habitar en la casa de Yahvé todos los días de mi vida. Él me dará cobijo en su cabaña el día de desdicha; me esconderé en lo oculto de su tienda, sobre su roca me levantará. Escucha, Yahvé, mi voz que clama ¡Tenme piedad, respóndeme! Sí, Yahvé, tu rostro busco: no me ocultes tu rostro. 32. SALMO 26 (III) El Señor es mi luz, mi vida y mi salvación. ¿A quién iré?, ¿a quién iré? (2) 33. DIOS SE REVELA EN LA TORMENTA (Sal 28) ¡GLORIA AL SEÑOR! Hijos de Dios, aclamad al Señor, ¡GLORIA AL SEÑOR! Aclamad la gloria y el poder del Señor... Aclamad la gloria del Nombre del Señor... Postraos ante el Señor en el atrio sagrado... La voz del Señor sobre las aguas... El Dios de la gloria ha tronado.... El Señor sobre las aguas torrenciales.... La voz del Señor es potente... La voz del Señor es magnífica... La voz del Señor descuaja los cedros... El Señor descuaja los cedros del Líbano... Hace brincar al Líbano como a un novillo... Al Sarión como a una cría de búfalo... La voz del Señor lanza llamas de fuego... La voz del Señor sacude el desierto... El Señor sacude el desierto de Cadés... La voz del Señor retuerce los robles... El Señor descorteza las selvas... En su Templo un grito unánime... El Señor se sienta por encima del aguacero... El Señor se sienta como rey eterno... El Señor da fuerza a su pueblo... El Señor bendice a su pueblo con la paz... 34. TE HE MANIFESTADO MI PECADO (Sal 31)
  • 8. TE HE MANIFESTADO MI PECADO, NO HE TENIDO ESCONDIDOS MIS ERRORES. HE DICHO: “CONFESARÉ AL SEÑOR MI CULPA” Y TÚ HAS PERDONADO LA MALICIA DE MI PECADO. Dichoso el hombre al que le son perdonadas sus culpas y que le fueron cubiertos sus pecados. Dichoso el hombre al que el Señor no imputa ningún mal y en cuyo espíritu no hay engaño. Callaba y se consumían mis huesos, gimiendo todo el día; porque día y noche pesaba tu mano sobre mí, como estío de verano estaba árido mi corazón. Mas te he manifestado mi pecado, no he tenido escondidos mis errores; he dicho: “Confesaré al Señor mi culpa” Y tú has perdonado la malicia de mi pecado. Por eso te suplican tus fieles en el día de la angustia, cuando las aguas caudalosas se desbordan, mas a Él no le alcanzarán. Tú eres mi refugio, Tú me preservas del peligro, me rodeas de cantos de salvación, me dices: “Te haré sabio, te indicaré el camino de la vida”. 35. GUSTAD Y VED (Sal 32) GUSTAD Y VED ¡QUÉ BUENO ES EL SEÑOR! DICHOSO EL QUE SE ACOGE A ÉL. (BIS) La palabra del Señor es sincera y todas sus acciones son leales. Él ama la justicia y el derecho, de su amor está llena la tierra. El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones, cerca está de aquellos que lo invocan y lo buscan de todo corazón. 36. BENDECIRÉ AL SEÑOR EN TODO TIEMPO (Sal 33) BENDECIRÉ AL SEÑOR EN TODO TIEMPO, EN MI BOCA SIEMPRE SU ALABANZA, YO ME GLORÍO EN EL SEÑOR. LO ESCUCHEN LOS HUMILDES Y SE ALEGREN. (BIS) Cantad conmigo al Señor, cantemos juntos a su Nombre, porque este pobre grita, el Señor le escucha y le libra de todas sus angustias. Porque el ángel del Señor acampa en torno a aquellos que le temen y les salva. Gritan ellos y el Señor les escucha, los libra de todas sus angustias. Gustad y ved qué bueno es el Señor. Dichoso el hombre que se refugia en Él. (Bis) Porque muchas son las pruebas que le esperan al justo, mas de todas le libra el Señor. Gritan ellos y el Señor les escucha y los libra de todas sus angustias. 37. BENDECIRÉ AL SEÑOR (Sal 33) Bendeciré al Señor en todo tiempo, y mi boca no cesará de alabarlo, mi alma se enorgullece en el Señor, que lo oigan los humildes y se alegren. PRUEBEN QUE BUENO ES EL SEÑOR HAGAN LA PRUEBA Y VÉANLO, DICHOSO AQUEL QUE BUSCA EN ÉL REFUGIO. (BIS) Engrandezcan conmigo al Señor, ensalcemos todos su Nombre. Busqué al Señor y me dio una respuesta, me libró de todos mis temores. 38. NO SUFRAS POR LOS MALVADOS (Sal 36) NO SUFRAS POR LOS MALVADOS, NO ENVIDIES A LOS QUE OBRAN MAL, SE SECARÁN COMO LA HIERBA, COMO EL CÉSPED SE AGOSTARÁN. Confía en el Señor y haz el bien, habita tu tierra y sé leal. Sea el Señor tu delicia y Él te dará lo que pide tu corazón.
  • 9. Encomienda tu camino al Señor y espera en Él, confía en Él, que actuará. Hará brillar tu justicia, hará brillar tu lealtad. Cohíbe tu ira, reprime el coraje, no te exasperes, no sea que obres mal; los que obran mal son excluidos, los que esperan en el Señor en la tierra entrarán. Aguarda un momento: desapareció el malvado, fíjate en su sitio: ya no está; en cambio, los mansos poseen la tierra, gozan de paz, de paz disfrutarán. 39. HE ESPERADO EN EL SEÑOR (Sal 39) HE ESPERADO, HE ESPERADO EN EL SEÑOR, Y ÉL HACIA MÍ SE HA INCLINADO. HA ESCUCHADO MI GRITO, ME HA SACADO DE LA FOSA DE LA MUERTE. Me ha sacado del fango de la ciénaga, ha puesto mis pies sobre la roca, ha establecido mis pasos en un camino, en un camino de salvación. Ha puesto en mi boca un cantar nuevo, una alabanza, una alabanza a nuestro Dios. Muchos vendrán y lo verán y tantos en Él confiarán. Dios mío, ¡Cuántas maravillas, cuántos prodigios en nuestro favor! Si los quiero anunciar y proclamar, son tantos que me superan en número. No quisiste sacrificios ni oblación, por eso me has abierto el oído. No has querido víctima por la culpa, por eso he dicho: “He aquí que vengo para hacer tu voluntad”. De mí está escrito en tu libro que yo haga Señor tu voluntad. Dios mío, eso sólo quiero: tu palabra, tu palabra en mis entrañas. Rindamos gloria a nuestro Padre. Y a su Hijo Jesucristo el Señor. Y a su Espíritu que habita en nuestras almas, como era en el principio, ahora y siempre. 40. COMO EL CIERVO (Sal 41) Como el ciervo busca por las aguas, así clama mi alma por Ti, Señor. Día y noche, yo tengo sed de Ti y sólo a Ti buscaré. LLÉNAME, LLÉNAME SEÑOR. DAME MÁS, MÁS DE TU AMOR. YO TENGO SED SÓLO DE TI, LLÉNAME SEÑOR (BIS) 41. ASÍ COMO LA CIERVA (Sal 41) Así como la cierva brama por las aguas, por Ti clama mi alma, Espíritu de Dios. ¡OH LLÉNAME, ESPÍRITU!,(2) ¡OH LLÉNAME ESPÍRITU DE DIOS! (BIS) 42. SED DE DIOS (Sal 41) MI ALMA TIENE SED DE DIOS ¿CUÁNDO LLEGARÉ A VER SU ROSTRO? Como el ciervo sediento va en busca del agua, así te busca mi alma, a Ti mi Dios. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente; ¿Cuándo llegaré a contemplar el rostro de Dios? No tengo otro pan que mis lágrimas de día y de noche, porque todos me preguntan sin cesar: “¿Dónde está tu Dios?”. Recuerdo con nostalgia cuando iba a la casa de Dios, entre cantos de fiesta y alabanza del pueblo feliz. ¿Por qué estás triste, alma mía, por qué te inquietas? Espera en Dios y volverás a alabar a Dios, tu Salvador. ¡Quiera el Señor concederme, de día, su gracia; y de noche cantaré mi alabanza al Dios de mi vida!
  • 10. Yo diré a Dios: “Mi Roca, ¿Por qué me has olvidado? ¿Por qué tendré que estar triste y oprimido por mi enemigo?” Mi alma está llena de amargura porque se burlan de mí, porque siempre me están preguntando: “¿Dónde está tu Dios?” ¿Por qué estás triste, alma mía, por qué te inquietas? Espera en Dios y volverás a alabar a Dios, tu Salvador. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu ahora y siempre; al Dios que es, que era y que vendrá por los siglos de los siglos. 43. SEÑOR, ENVÍA TU VERDAD (Sal 42) SEÑOR, ENVÍA TU VERDAD Y LUZ, ELLAS ME GUÍEN A TU SANTA MONTAÑA. (BIS) Envíame tu luz y tu verdad, ellas me guiarán, hasta la morada en donde habitas, oh Dios de majestad. ¿Por qué estás abatida, alma mía, e inquieta sin razón? Confía en el Señor y dale gracias a Dios, tu Salvador. Iré hasta el altar de mi Señor, al Dios de mi amistad; mi juventud se alegra y regocija en Dios, mi Redentor. Rindamos gloria a Dios que es nuestro Padre y a su Hijo el Señor y al Espíritu que habita en nuestras almas. Por los siglos de los siglos, amén. 44. EL DIOS DE MI REFUGIO (Sal 42) Tú, el Dios de mi refugio, ¿por qué me has rechazado?, ¿por qué he de andar sombrío, por la opresión del enemigo?. Envía tu luz y verdad, ellas me guíen y me conduzcan a tu monte santo, donde tus moradas. Y LLEGARÉ AL ALTAR DE DIOS, AL DIOS DE MI ALEGRÍA, EXULTARÉ, TE ALABARÉ CON MI MÚSICA, OH DIOS, DIOS MÍO. (BIS) Espera en Dios, oh hijo, ¿por qué tu alma agitas?; Él es la salvación de tu rostro y tu Dios, alábale. Envía tu luz y verdad, ellas me guíen y me conduzcan a tu monte santo, donde tus moradas. 45. COMO LA CIERVA (Sal 41-42) Como la cierva anhela las corrientes de agua, así mi alma te anhela a Ti, Dios mío, mi alma tiene sed de Ti, del Dios vivo, ¿cuándo podré ver el rostro de Dios? Las lágrimas son mi pan noche y día, mientras mis enemigos me dicen todo el día: «¿Dónde está tu Dios? ¿Dónde está tu Dios? ¿Dónde está tu Dios?» Y cuando yo recuerdo el alma se me llena de tristeza, cómo marchaba en medio de un pueblo en fiesta. ¿Por qué te abates, alma mía, por qué tú gimes dentro de mí? ESPERA EN DIOS, ESPERA EN DIOS, QUE VOLVERÁS A ALABARLO. Porque Él, Él es tu salvación, Él es tu Dios, Él es tu Dios. ESPERA EN DIOS, ESPERA EN DIOS, ESPERA EN DIOS, ESPERA EN DIOS, QUE VOLVERÁS A ALABARLO. ¿Cuántas veces le he dicho a mi Roca: ¿Por qué me has abandonado? ¿Por qué camino triste, oprimido por mis enemigos? Se me rompen los huesos de escuchar todo el día: ¿Dónde está tu Dios? ¿Dónde está ese Dios? Señor, envíame tu luz y tu verdad, que ellas me guíen hasta tu monte santo. Entonces podré cantar un canto de alegría con mi guitarra. ¿Por qué te abates … 46. SALMO 44
  • 11. ME BROTA DEL CORAZÓN UN POEMA BELLO, RECITO MIS VERSOS A UN REY. ME BROTA DEL CORAZÓN UN POEMA BELLO, UN POEMA BELLO. Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la gracia, el Señor te bendice eternamente. Has amado la justicia y odiado la impiedad, por eso el Señor es tu Dios, te ha ungido con aceite de júbilo. El Rey se llenó de tu belleza, póstrate ante Él, que es tu Señor, que es tu Señor. Quiero hacer memorable tu nombre de generación en generación. 47. ERES HERMOSO (Sal 44) ERES HERMOSO, EL MÁS HERMOSO DE LOS HIJOS DE ADÁN, DE LOS HIJOS DE ADÁN. LA GRACIA ESTÁ EN TUS LABIOS, ERES BENDITO, EL BENDITO PARA SIEMPRE. Ciñe la espada a tu flanco, oh valiente, y marcha lleno de gloria y de esplendor, cabalga por la verdad, la mansedumbre, la justicia ¡Tensa tu arco que hace temible tu derecha! Agudas son tus flechas, te han sido entregados los pueblos. (2) Desde los palacios de marfil las cítaras cantan para Ti. Hijas de reyes son tus favoritas; a tu derecha está la reina en oro de Ofir. (2) Escucha, hija, y mira; inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa de tu padre, y el rey se prendará de tu belleza (2). Él es tu Señor, ¡entrégate a él! (2). Y en lugar de padres, tendrás hijos que serán príncipes sobre la tierra. 48. EL SEÑOR DE LOS EJÉRCITOS (Sal 45) EL SEÑOR DE LOS EJÉRCITOS ESTÁ CON NOSOTROS, NUESTRO ALCÁZAR ES EL DIOS DE JACOB. Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, poderoso defensor en el peligro. Por eso no tememos aunque tiemble la tierra y los montes se desplomen en el mar. Aunque el mar se alborote con las olas y sacuda a los montes con su furia, el Señor siempre está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. 49. PUEBLOS TODOS (Sal 46) PUEBLOS TODOS, BATID LAS PALMAS Y ALABAD A DIOS CON VOZ DE JÚBILO. (BIS) Cantad a Dios, cantad. Cantad a nuestro Rey, porque Él es el Dios de toda la tierra. Cantad a Dios cantad, cantad a nuestro Rey, batiendo vuestras manos, danzando en vuestros pies. 50. MISERICORDIA MÍA (Sal 50) MISERICORDIA MÍA, MISERICORDIA. (BIS) Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado. Contra Ti, contra Ti sólo pequé, cometí la maldad que aborreces. En la sentencia tendrás razón, en el juicio resultarás inocente. Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre. Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la nieve. Hazme oír el gozo y la alegría; que se alegren los huesos quebrantados. Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa. ¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme. No me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu Santo Espíritu.
  • 12. Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso. Enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a Ti. Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios Salvador mío; y cantará mi lengua tu justicia. Señor, me abrirás los labios y mi boca proclamará tu alabanza. Los sacrificios no te satisfacen; si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado: un corazón quebrantado y humillado, Tú no lo desprecias. Señor, por tu bondad, favorece a Sión, reconstruye las murallas de Jerusalén: Entonces aceptarás los sacrificios rituales, ofrendas y holocaustos; sobre tu altar se inmolarán novillos. Gloria al Padre y al Hijo y gloria al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 51. PERDÓN SEÑOR (Sal 50) PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN. (BIS) Misericordia, mi Dios, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa. Lava del todo mi delito y limpia todo mi pecado. Reconozco mi culpa, Señor, tengo siempre presente mi pecado. Contra Ti, contra Ti solo pequé, cometí la maldad que Tú aborreces. Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados. Enseñaré a los malvados tus caminos, volverán a Ti los pecadores. Líbrame de la sangre, mi Dios, y cantará mi lengua tu justicia. Abrirás mis labios, Señor, y mi boca cantará tus alabanzas. Gloria a Dios, Padre Omnipotente, y a su Hijo Jesucristo, el Señor. Y al Espíritu que habita en nuestras almas, por los siglos de los siglos. Amén. 52. PERDÓNAME, SEÑOR PEQUÉ CONTRA TI (Sal 50) ¡PIEDAD, SEÑOR, PECAMOS CONTRA TI! Piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión borra mi culpa; purifícame a fondo del pecado, de mi maldad, límpiame, Señor. Yo reconozco mi culpa, Señor. Tengo siempre presente mi pecado: contra Ti, contra Ti solo pequé, haciendo lo que es malo a tus ojos. Por eso eres justo en tu sentencia, tu juicio es irreprochable; Tú sabes que yo nací culpable, pecador mi madre me engendró. Tú amas el corazón sincero y me enseñas la verdad en mi interior; ¡Purifícame Señor!; quedaré limpio, quedaré más blanco que la nieve. Dame, Señor, tu gozo y tu alegría, que se alegre mi cuerpo quebrantado; aparta tu vista de mis culpas y borra todos mis pecados. Señor, crea en mí un corazón puro y renueva la fuerza de mi alma; no me alejes, Señor, de tu presencia, ni retires de mí tu Santo Espíritu. Concédeme la alegría del perdón, que tu aliento generoso me sostenga; mostraré a los pecadores tus caminos y hacia Ti volverán los extraviados. Líbrame de mis culpas, Dios, mi Salvador, y cantaré con gozo tu justicia; ¡Señor, abre mis labios y mi boca anunciará tus alabanzas! Los sacrificios no te satisfacen y si ofrezco un holocausto, no lo aceptas; mi sacrificio es un espíritu contrito; Tú no rechazas al corazón arrepentido. Gloria a Dios, Padre Omnipotente, a su Hijo Jesucristo, el Señor. Y al Espíritu que habita en nosotros, por
  • 13. los siglos de los siglos. Amén. 53. CREA EN MÍ (Sal 50) Crea en mí un corazón limpio oh Dios y un espíritu recto, crea en mí. (Bis) NO ME ECHES DE TU PRESENCIA, SEÑOR, NI QUITES TU ESPÍRITU DE MÍ. RESTAURA EL GOZO DE MI SALVACIÓN Y UN ESPÍRITU RECTO, CREA EN MÍ. 54. MISERICORDIA SEÑOR (Sal 50) MISERICORDIA SEÑOR QUE HE PECADO TENME PIEDAD OH SEÑOR, CREA EN MI UN PURO CORAZÓN RENUÉVAME SEÑOR CON TU ESPÍRITU. Misericordia Dios mío por tu amor, por tu compasión borra mi culpa, lávame a fondo de mi delito, de mis faltas purifícame; pues mi delito, yo lo reconozco sin cesar mi culpa esta ante mí; contra Ti, contra Ti sólo pequé lo malo a tus ojos cometí. Crea en mí un puro corazón, renuévame con firme espíritu, no me rechaces lejos de tu rostro, no me quites tu Espíritu, vuélveme el gozo de tu salvación con generoso espíritu afiánzame, abre mis labios y proclamare tu alabanza oh mi Salvador. 55. POR TU AMOR (Sal 50) Por tu amor, oh Dios, ten compasión de mí; por tu gran ternura, borra mis culpas, límpiame de mi maldad; sáname de mi pecado, reconozco que he sido rebelde. Mi pecado no se aparta de mi mente, contra Ti he pecado y sólo contra Ti; haciendo lo malo, lo que Tú condenas. Por eso tu sentencia es justa, irreprochables tus juicios. PERDÓN, SEÑOR. PERDÓNAME, SEÑOR. CONTRA TI YO PEQUÉ. PERDÓNAME, SEÑOR. Mi pecado yo bien lo conozco y mi falta no se aparta de mi mente. Contra Ti, Señor, contra Ti, Señor, yo pequé. En pecado me concibió mi madre y Tú ves, qué malo soy de nacimiento. Si Tú quieres rectitud de corazón, enséñame en secreto lo que es sabio. Que mi alma quede limpia de malicia, purifícame Tú de mi pecado. De la muerte, líbrame Señor, y mi boca tu justicia aclamará. 56. QUIERO CANTAR (Sal 56) QUIERO CANTAR, A TI QUIERO CANTAR. DESPIERTA, DESPIERTA, GLORIA MÍA. DESPIERTA ARPA Y CÍTARA. Misericordia, Dios mío, misericordia que mi alma se refugia en Ti. Me refugio a la sombra de tus alas hasta que pase el peligro. Invoco a Dios, al Dios Altísimo, a Dios que ha hecho tanto por mí. Desde el cielo me envía la salvación. Confunde a los que ansían matarme. Misericordia, Dios mío, misericordia que estoy echado entre leones; leones devoradores de hombres, sus dientes son lanzas y flechas. Misericordia, Dios mío, misericordia que han tendido una red a mis pasos. Me han cavando delante una fosa pero han caído en ella. Mi corazón está firme, Dios mío. Para Ti, oh Dios, quiero cantar. A la aurora yo quiero despertar. Despertad arpa y cítara. Te daré gracias ante los pueblos, Señor. Cantaré para Ti ante las naciones. Porque tu amor ha sido grande
  • 14. conmigo, tu bondad más alta que los cielos. Gloria a Dios Padre omnipotente a su Hijo Jesucristo el Señor, y al Espíritu que habita en nosotros, por los siglos de lo siglos, amén. 57. SALMO 62 Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote, aleluya. 58. DESEO DE DIOS (Sal 62) MI BOCA TE CANTARÁ JUBILOSA: TÚ ERES UN FESTÍN PARA MÍ. Oh Señor Tú eres Dios, yo te busco, mi alma tiene sed de Ti. Lo mismo que la tierra sin agua, mi ser entero tiende a Ti. Señor, yo quiero ir a tu Templo, por ver tu Gloria, tu Poder. Tu amor vale más que la vida, mis labios cantarán sin fin. Mis manos se alzarán a tu Nombre, mi vida cantará tu Amor. De noche viene a mí tu recuerdo y va mi pensamiento a Ti. Mi alma está aferrada a tu Diestra, mi alcázar eres Tú, Señor. Debajo de tus alas anido y tengo mi refugio en Ti. Honor y Gloria a Dios, por los siglos, al Padre, al Hijo, al Santo Amor. 59. TEMPRANO YO TE BUSCARÉ (Sal 62) Temprano yo te buscaré, de madrugada yo me acercaré a Ti. Mi alma te anhela y tiene sed, para ver tu gloria y tu poder. (Bis) MI SOCORRO HAS SIDO TÚ Y A LA SOMBRA DE TUS ALAS YO ME GOZARÉ. MI ALMA ESTÁ PEGADA A TI, PORQUE TU DIESTRA ME HA SOSTENIDO. (2) 60. ELÍ ATAH (Sal 62) Elohim Elí Atah (4). Dios, mi Dios eres Tú (4). Desde la aurora te buscaré; mi alma tiene sed de Ti, mi carne te anhela (Bis). En tierra seca donde no hay aguas (3), mi alma tiene sed de Ti (2). 61. DIOS, TÚ ERES MI DIOS (Sal 62) DIOS, DIOS MÍO ERES TÚ, DE MADRUGADA TE BUSCARÉ (BIS). Mi alma tiene sed de Ti y mi carne te anhela, tierra seca y árida donde aguas no hay (bis). Cómo te contemplaba yo con tu gloria y con tu fuerza y tu gracia vale más que la vida, oh Señor (bis). Toda mi vida alabaré con las manos levantadas y mi alma saciarás con tus bienes, Señor (bis). De noche viene a mí, Señor, tu cariño y tu recuerdo y a la sombra de tus alas yo canto feliz (bis). Rindamos gloria a nuestro Dios, a su Hijo Jesucristo, y al Santo Espíritu, por los siglos, amén (bis). 62. DESDE LA AURORA TE BUSCO (Sal 62) Dios mío, desde la aurora te busco, mi alma tiene sed de Ti. Señor, por Ti yo suspiro como tierra reseca. Yo quiero contemplarte, ver tu gloria y tu poder. PORQUE TU AMOR VALE MÁS QUE LA VIDA, MIS LABIOS CANTARÁN TU ALABANZA. TE BENDECIRÉ; CADA DÍA ELEVARÉ MIS MANOS, INVOCÁNDOTE. Me acuerdo de Ti en las noches; velando, medito en Ti, porque siempre has sido mi refugio y soy feliz
  • 15. porque mi alma está unida a Ti. 63. DIOS MÍO, DESDE LA AURORA TE BUSCO (Sal 62) SEÑOR, MI DIOS, TE BUSCO DESDE LA AURORA; MI ALMA TIENE SED DE TI. Dios mío, desde la aurora te busco; mi alma tiene sed de Ti; Señor por Ti yo suspiro, como la tierra reseca y sedienta; yo quiero contemplarte en tu santuario y ver tu gloria y tu poder. Porque tu amor vale más que la vida, mis labios cantarán tu alabanza; te bendeciré a lo largo de mis días y elevaré mis manos invocándote, con tu amor quedaré saciado y mis labios te cantarán jubilosos. Me acuerdo de Ti en mi lecho y, velando, medito en Ti, porque siempre has sido mi refugio y soy feliz a la sombra de tus alas; mi alma está unida a Ti y tu brazo me sostiene. Gloria a Dios, Padre omnipotente, a su Hijo, Jesucristo, el Señor; y al Espíritu que habita en nosotros. Por los siglos de los siglos. 64. A TI, SEÑOR, SE DEBE LA ALABANZA (Sal 64) A Ti, Señor, se debe la alabanza en Sión. A Ti se te cumple el voto en Jerusalén. A TI QUE ESCUCHAS LA ORACIÓN, VIENE TODO MORTAL, VIENE TODO MORTAL (2). Pesan sobre nosotros nuestros pecados, mas Tú perdonas nuestras culpas; dichoso el que Tú eliges; el que Tú llamas, vivirá en tus atrios. Nos saciaremos de los bienes de tu casa, de la santidad de tu templo. Con los prodigios de tu amor, Tú nos hablas, con los portentos de tu justicia, nos respondes. 65. ¡OH DIOS! TÚ MERECES (Sal 64) ¡OH DIOS! TÚ MERECES UN HIMNO EN SIÓN. (BIS). Tú que afianzas los montes con tu fuerza, ceñido de poder; Tú que reprimes el estruendo del mar, el estruendo de las olas y el tumulto de los pueblos. Tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida; la acequia de Dios va llena de agua, preparas los trigales. Rezuman los pastos del páramo y las colinas se orlan de alegría, las praderas se cubren de rebaños, y los valles se visten de mieses que aclaman y cantan. 66. DIOS ES NUESTRO SALVADOR (Sal 65) ¡TODO EL MUNDO CANTE LA GLORIA DE DIOS, ALELUYA, ALELUYA! Aclame a Dios toda la tierra y cante en honor de su Nombre. Entonemos un himno a su gloria; digamos: ¡Qué admirables son sus obras! Señor, por tu inmenso poder te respetan tus mismos enemigos; toda la tierra te adora y canta la gloria de tu Nombre. Vengan a ver las obras del Señor, las maravillas que hizo por los hombres; cambió el mar en tierra firme y a pie cruzaron el río. ¡Que los pueblos bendigan a nuestro Dios! y pregonen su alabanza porque Él nos devolvió la vida y afirmó nuestros pasos. Es verdad, Señor, que nos probaste, como se prueba el metal en el fuego; pusiste una carga en nuestros hombros, pero al fin nos diste un respiro.
  • 16. Entraré con ofrendas en tu casa, para cumplir mis promesas; los votos que mis labios prometieron en la hora del peligro. Fieles de Dios, vengan a escuchar, les contaré lo que hizo por mí: el Señor oyó mi oración, no apartó de mí su bondad. Gloria a Dios, Padre omnipotente, a su Hijo Jesucristo, el Señor, y al Espíritu que habita en nosotros. Por los siglos de los siglos. Amén. 67. ACLAMAD A NUESTRO DIOS (Sal 65) Aclamad a nuestro Dios la tierra toda, salmodiad la gloria de su nombre, dadle gloria de alabanza. Decid a Dios: Cuan grandes son tus obras, tus enemigos te adularán. Venid y ved las maravillas de nuestro Dios, admirad y aclamad sus gestas en nuestro favor, por nuestro amor, Él convirtió en tierra el mar, de allí nuestra alegría en que domina para siempre su poder. Pues tú nos has probado, Oh Señor, por el fuego y el agua, probados como plata. Pero nos has dado un respiro, te cumpliré mis votos Señor. A Él gritó mi boca. Él atento a la voz de mi oración. Aclamad… 68. A DIOS DEN GRACIAS LOS PUEBLOS (Sal 66) A DIOS DEN GRACIAS LOS PUEBLOS, ALABEN LOS PUEBLOS A DIOS (BIS). Que Dios tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro entre nosotros; conozca la tierra tus caminos, las naciones tu salvación. Que canten de alegría las naciones porque riges el mundo con justicia, con rectitud riges los pueblos y gobiernas las naciones de la tierra. La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor nuestro Dios. Que Dios nos bendiga y que le teman los confines todos de la tierra. Gloria al Padre, y al Hijo y la gloria al Espíritu Santo como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos Amén. 69. EL SEÑOR ANUNCIA UNA NOTICIA (Sal 67) EL SEÑOR ANUNCIA UNA NOTICIA, LOS MENSAJEROS SON UN EJÉRCITO INMENSO. LOS REYES ENEMIGOS HUYEN, HUYEN. LA BELLA DE LA CASA REPARTE EL BOTÍN. Y mientras vosotros dormís entre las tapias del aprisco, se cubren de plata las alas de la paloma; sus plumas de destellos de oro. Por ella cae la nieve sobre el Monte, sobre el Monte Umbrío. Cantad a Dios, cantad, salmodiad todos al Señor, que cabalga los cielos, los antiguos cielos. Ved que viene sobre las nubes, Él lanza su voz, su voz potente. 70. TU REINO ES VIDA (Sal 71) TU REINO ES VIDA, TU REINO ES VERDAD; TU REINO ES JUSTICIA, TU REINO ES PAZ; TU REINO ES GRACIA, TU REINO ES AMOR. VENGA A NOSOTROS TU REINO SEÑOR (2). Dios mío, da tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud; para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. Que los montes traigan la paz, que los collados traigan la justicia; que Él defienda a los humildes del pueblo que socorra a los hijos del pobre; que Él defienda a los humildes del pueblo y quebrante al explotador. Que dure tanto como el sol, como la luna de edad en edad; que baje como lluvia sobre el césped, como
  • 17. rocío que empapa la tierra. Que en sus días florezca la justicia, y la paz hasta que falte la luna. Librará al pobre que suplica, al afligido que no tiene protector; se apiadará del humilde e indigente, y salvará la vida de los pobres; salvará de la violencia sus vidas, pues su sangre es preciosa ante sus ojos. Que su Nombre sea eterno, que su fama dure como el sol; que sea bendición para los pueblos; que las naciones lo proclamen dichoso. Bendito eternamente su Nombre, que su gloria llene la tierra. Rindamos gloria a Dios Padre, y a su Hijo Jesucristo el Señor y al Espíritu que habita en nuestras almas, como era en el principio, ahora y siempre. Demos gloria a la Santa Trinidad, por los siglos de los siglos. Amén. 71. HACIA LA CASA DE DIOS (Sal 83) ¡QUÉ AMABLE ES TU CASA, SEÑOR DEL UNIVERSO! Mi alma desea ardientemente visitar la casa del Señor; mi corazón salta de alegría suspirando por Ti, Dios de vida. Los pájaros encuentran un nido donde poner sus pichones; yo lo encontré en tus altares, Señor, mi Rey y mi Dios. Porque Dios es defensa y escudo y nos da su gracia y su gloria; el Señor no rehúsa sus dones a aquellos que obran rectamente. Dichosos los que habitan en tu casa alabándote siempre, dichosos los que esperan en Ti, Señor del universo. Gloria a Dios, Padre omnipotente, a su Hijo, Jesucristo, el Señor, y al Espíritu que habita en nosotros, por los siglos de los siglos, Amén. 72. FELICIDAD DE VIVIR EN TU CASA (Sal 83) FELICIDAD DE VIVIR EN TU CASA Y DE ALABARTE POR TODA LA VIDA (BIS). ¡Qué bueno es estar en tu casa! ALELUYA. ¡Padre mío y Dios mío!... Cuánto anhela mi alma... y qué ardiente desea... habitar en tu templo... todo me alegro en Ti, Señor. Su nido hallan todas las aves… donde ponen polluelos… también las golondrinas… yo encontré en tus altares… el lugar de mi dicha… yo te he encontrado a Ti, mi Dios. Dichoso el hombre que en Ti pone… toda su fortaleza… y que con pasión quiere… caminar por tus sendas… Yendo por los desiertos… lluvia y fresco siempre hallará. 73. SALMO 73 A quién tengo yo en los cielos sino a Ti. Y fuera de Ti nada deseo en la tierra. Mi carne desfallece mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios por siempre (2). 74. ¡QUÉ AMABLES SON TUS MORADAS! (Sal 83) ¡Qué amables son tus moradas, Señor!, Señor de los ejércitos. Mi alma ansía y anhela los atrios del Señor. Hasta el pájaro encuentra una casa; la golondrina, su nido: junto a tus altares, Señor de los ejércitos, ¡Rey mío y Dios mío! (2) DICHOSOS LOS QUE VIVEN EN TU CASA, SIEMPRE CANTAN TUS AMORES (2), DICHOSO EL QUE ENCUENTRA EN TI LA FUERZA, Y EN SU CORAZÓN DECIDE EL SANTO VIAJE. Pasando por el valle del llanto, Él lo cambia en bendición, crece en el camino su vigor, hasta llegar a Sión (2). MEJOR ES UN DÍA EN TUS ATRIOS, QUE MIL FUERA DE ELLOS (2), PORQUE ESTAR EN EL UMBRAL DE TU CASA, ES SIEMPRE MEJOR QUE HABITAR EN LOS PALACIOS.
  • 18. 75. SEÑOR, ESCUCHA MI ORACIÓN (Sal 85) SEÑOR, ESCUCHA MI ORACIÓN. TÚ QUE ERES FIEL, ATIENDE A MI SÚPLICA, TÚ QUE ERES JUSTO, SEÑOR, ESCÚCHAME. Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor, que a Ti te estoy llamando todo el día; alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia Ti. En el día del peligro te llamo, porque Tú, Señor, me ayudas y consuelas, Dios clemente y misericordioso, mírame y ten compasión de mí. 76. SIÓN MADRE DE TODOS LOS PUEBLOS (Sal 86) Su fundación está sobre los montes santos, el Señor ama las puertas de Sión más que todas las moradas de Jacob. De ti se dicen cosas estupendas, Ciudad de Dios: Recuerdo a Raab y Babilonia, Palestina, Tiro y Etiopía, cuando alguno nace en ellas se dice: «Fulano nació allí», mas de Sión se dice: «Madre». PORQUE TODOS HAN NACIDO EN ELLA (2) EL SEÑOR, ÉL MISMO LA FUNDÓ (2) ¡MADRE! ¡MADRE! CIUDAD DE DIOS (2). El Señor escribe en el libro de los pueblos: «éste ha nacido en ella», y danzando cantarán: «Están en ti todas mis fuentes». Y DANZANDO, DANZANDO CANTARÁN (2) TODAS MIS FUENTES ESTÁN EN TI (2) ¡MADRE! ¡MADRE! CIUDAD DE DIOS (2). 77. CANTARÉ ETERNAMENTE (Sal 88) CANTARÉ, ETERNAMENTE, LAS MISERI-CORDIAS DEL SEÑOR; ANUNCIARE TU FIDELIDAD POR TODAS LAS EDADES. Tuyo es el cielo, tuya es la tierra; Tú cimentaste el orbe y cuanto contiene; Tú has creado el norte y el sur, el Tabor y el Hermón aclaman tu Nombre. Dichoso el pueblo que sabe aclamarte, caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro; tu Nombre es su gozo cada día, tu justicia es su orgullo. Porque Tú eres su honor y su fuerza y con tu favor realzas nuestro poder. Porque el Señor es nuestro escudo, y el Santo de Israel, nuestro Rey. 78. BAJO LAS ALAS DE SADDAY (Sal 91) Tú que moras en el secreto del Señor, tú. Tú que pasas la noche a la sombra de Sadday, dile: ¡Mi refugio y fortaleza, mi Dios en quien confío! Él te libra de la red del cazador, de la peste funesta, con sus plumas te cubre Sadday bajo sus alas tiene su refugio. ¡Escudo y armadura es tu verdad... No temeré el terror de la noche! Aunque a tu lado caigan mil y otros diez mil a tu diestra, a ti no ha de alcanzarte, sus ángeles te llevarán en sus manos. ¡Mi refugio es Yahvé, el Señor es mi defensa! NO TROPEZARÁS PORQUE EL QUE SE ABRAZA A MÍ, LO LIBRARÉ; LO EXALTARÉ PORQUE CONOCE MI NOMBRE, TE LIBRARÉ; NO TE ALCANZARÁ LA DESGRACIA, ME LLAMARÁ Y LE RESPONDERÉ, RESPONDERÉ. TE GLORIFICARÉ Y VERÁS MI SALVACIÓN, MI SALVACIÓN. 79. VIENE EL SEÑOR (Sal 92) VIENE EL SEÑOR VESTIDO DE MAJESTAD, VESTIDO Y CEÑIDO DE PODER. (BIS)
  • 19. Así está firme el orbe y no vacila; la Santidad es el adorno de tu casa; tu trono está firme desde siempre; desde siempre, Tú eres Señor. A Aquél, a Aquél que nos amó, que nos libró de todos los pecados; a Aquél, a Aquél que nos amó, que nos ha hecho sacerdotes de su Reino. A ÉL, LA GLORIA Y EL PODER, POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS. (BIS) VIENE EL SEÑOR... Él viene en las nubes y todos le verán, también aquellos que le traspasaron; todos los reyes y pueblos de la tierra se lamentarán, se lamentarán. A ÉL, LA GLORIA... VIENE EL SEÑOR... 80. VENID, ACLAMEMOS (Sal 94) VENID, ACLAMEMOS ALEGREMENTE AL SEÑOR, CANTEMOS CON JÚBILO AL ALMA DE SALVACIÓN. Aclamémosle con cánticos porque el Señor es Dios grande, porque en su mano está toda la tierra y las alturas de los montes son suyas. VENID, ADOREMOS Y POSTRÉMONOS, ARRODILLÉMONOS DELANTE DEL SEÑOR. Porque Él es nuestro Dios, nosotros ovejas de sus manos. Si oyeses hoy su voz, no endurezcáis el corazón. Él juró en su furor que no entrarán en su reposo. 81. SI ESCUCHÁIS SU VOZ (Sal 94) SI HOY ESCUCHÁIS SU VOZ, NO ENDUREZCÁIS EL CORAZÓN. (BIS) Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la roca que nos salva; vayamos a Él dándole gracias, aclamándolo con cantos y salmos. Porque el Señor es un Dios grande, más grande que todos los dioses; suyo es el mar, suya es la tierra; son suyas las cimas de los montes. Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, Creador nuestro. Porque Él es nuestro Dios y nosotros su pueblo; somos su rebaño, las ovejas que Él conduce. ¡Ojalá! ¡Ojalá escuchéis hoy su voz y no endurezcáis el corazón! Como en Meribá, como el día de Masá en el desierto, donde vuestros padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras, me obligaron a hacer su voluntad. Durante cuarenta años me disgustó aquella generación. Y dije: “Este es un pueblo de corazón extraviado, no quiere conocer mis caminos, por eso no entrarán en mi descanso”. Gloria al Padre, gloria al Hijo y la gloria al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. 82. ADOREMOS AL SEÑOR (Sal 94) ¡ADOREMOS AL SEÑOR, NUESTRO DIOS! Cantemos con júbilo al Señor, aclamemos a la roca que nos salva; lleguemos hasta Él dándole gracias, celebremos con música al Señor. El Señor, nuestro Dios, es grande, es el único Rey del universo; los abismos están en su mano y son suyas las cumbres más altas; suyo es el mar, porque Él lo hizo, y la tierra, porque Él la formó. ¡Entremos y, doblando las rodillas, adoremos al Señor que nos creó!. Sí, Él es nuestro Dios y nosotros su pueblo elegido, las ovejas que guía el Señor. Gloria a Dios, Padre omnipotente, y a su Hijo Jesucristo, el Señor, y al Espíritu que habita en nosotros, por los siglos de los siglos, Amén.
  • 20. 83. SALMO 97 CANTAD AL SEÑOR UN CANTO NUEVO, ALELUYA, PORQUE ÉL OBRÓ MARAVILLAS, ALELUYA. Cantad al Señor un canto nuevo porque Él obró maravillas; la salvación procede de su diestra, de su santo brazo. El Señor manifestó su salvación, ante los ojos de los pueblos reveló su justicia, recordando su amor y su verdad por la casa de Israel. Han visto los confines de la tierra, la salvación de nuestro Dios. ¡Aclamad al Señor, toda la tierra, con cantos de alegría! Cantad al Señor con el arpa y al son de los instrumentos; al son de las tubas y trompetas aclamad al Rey y Señor. Retumbe el mar y su plenitud, el universo y todos sus pueblos; que los ríos aplaudan con sus manos, que se alegren las montañas. En presencia del Señor, porque Él viene, viene a juzgar la tierra; gobernará con rectitud al mundo y a los pueblos con justicia. Gloria al Padre, y a Cristo el Señor, y al Espíritu Santo, al Dios que es, que era y que vendrá por los siglos de los siglos. 84. EL SEÑOR ES NUESTRO REY (Sal 97) ¡ALELUYA, ALELUYA! EL SEÑOR ES NUESTRO REY. (BIS) Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su fidelidad a favor de la casa de Israel. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclamad al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. Tocad la cítara para el Señor, suenen los instrumentos: con clarines y al son de trompetas, aclamad al Rey y Señor. Retumbe el mar y cuanto contiene, la tierra y cuantos la habitan; aplaudan los ríos, aclamen los montes al Señor, que llega para regir la tierra. Gloria al Padre y al Hijo Divino y la gloria al Espíritu Santo que es, que era y que vendrá. Por los siglos eternos. Amén. 85. EL SEÑOR JUEZ VENCEDOR (Sal 97) ALELUYA, ALELUYA EL SEÑOR ES NUESTRO REY. (BIS) Cantad al Señor un cántico nuevo porque ha hecho maravillas, su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. El Señor muestra su grande victoria a todas las naciones, se acordó de su misericordia en favor de Israel. Cantemos al Señor con la guitarra y al son de los instrumentos, con clarines y al son de trompetas, alabad al Rey y Señor. Gloria al Padre y al Hijo Divino, y gloria al Espíritu Santo, que es, que era y que vendrá, por los siglos eternos. Amén. 86. LLEGAD HASTA EL SEÑOR (Sal 99) LLEGAD HASTA EL SEÑOR, CANTANDO HIMNOS DE GOZO. Aclamad al Señor toda la tierra, servid al Señor con alegría, entrad ante su faz cantando.
  • 21. Sabed que el Señor es Dios. Él nos hizo y de Él somos nosotros, su pueblo y las ovejas que apacienta. Entrad por sus puertas dando gracias; por sus atrios entonando himnos; dadle gracias, bendecid su Nombre. Sí, el Señor es bueno, no tiene fin su amor, y su verdad por los siglos de los siglos. Gloria a Dios Padre Omnipotente, y a su Hijo Jesucristo, el Señor, y al Espíritu que habita en nuestras almas. 87. ACLAMAD AL SEÑOR (Sal 99) ACLAMAD AL SEÑOR TODA LA TIERRA, SERVID AL SEÑOR CON ALEGRÍA. (BIS) Acercaos a Él con gritos de júbilo. Porque el Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo. Entrad por sus puertas con himnos de alegría. Bendecid su Nombre, dándole gracias. Porque es bueno el Señor, es eterno su amor con nosotros. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, por los siglos de los siglos. 88. ACLAMA AL SEÑOR, TIERRA ENTERA (Sal 99) ¡ALELUYA! Aclama al Señor, tierra entera... Servid al Señor con alegría... Entrad en su presencia con vítores... Sabed que el Señor es Dios... Que Él nos hizo y somos suyos... su pueblo y ovejas de su rebaño... Entrad por sus puertas con acción de gracias... por sus atrios con himnos... dándole gracias y bendiciendo su nombre... El Señor es bueno... su misericordia es eterna... su fidelidad por todas las edades... 89. EL SEÑOR ES BUENO (Sal 99) EL SEÑOR ES BUENO; SU MISERICORDIA ES ETERNA. EL SEÑOR ES BUENO; SU FIDELIDAD POR TODAS LAS EDADES, SU FIDELIDAD POR TODAS LAS EDADES. Aclamad al Señor tierra entera, servid al Señor con alegría. Entrad en sus atrios con himnos, bendiciendo su Nombre. Sabed que el Señor es Dios, que Él nos hizo y suyos somos, el pueblo que Él escogió y ovejas de su rebaño. 90. ACLAMEN AL SEÑOR (Sal 99) ACLAMEN AL SEÑOR TODA LA TIERRA ENTERA Y SIRVAN AL SEÑOR CANTEN CON ALEGRÍA. Sepan que el es Dios, Él es el que nos creo, somos pueblos de Dios ovejas de su rebaño. Entren por sus puertas todos dando gracias, avancen entre cantos, bendigan y alábenlo. El Señor es bueno, eterno es su amor, el Señor es fiel por los siglos y siglos. 91. PARA TI ES MI MÚSICA, SEÑOR (Sal 100) PARA TI (3) TODA MI MÚSICA, SEÑOR. PARA TI TODA MI MÚSICA. (2) Quiero cantar con la hermosura de la bondad y la justicia. Quiero tener conciencia recta dentro de mí. Quiero fijarme en lo que es digno. Quiero mirar con ojos limpios. PARA TI (3) TODA MI MÚSICA, SEÑOR. PARA TI TODA MI MÚSICA (2). PARA TI (3) TODA MI MÚSICA, SEÑOR. SÓLO PARA TI, SÓLO DE TI, SÓLO POR TI, SEÑOR. Quiero cantar con la humildad, con la belleza y la verdad. Quiero dar vida con mi canto a los demás. Quiero
  • 22. hablar al corazón, consolar con mi voz. 92. BENDICE ALMA MÍA A YAHVÉ (Sal 102) BENDICE, ALMA MÍA, A YAHVEH, DEL FONDO DE MI SER SU NOMBRE. BENDICE ALMA MÍA A YAHVEH: NO OLVIDES SUS AMORES. Él, que tus culpas perdona, que todas tus dolencias cura, saca tu vida de la muerte, te colma de gracia y amor. Él, que te hace justicia, que defiende a los más pobres, a Moisés enseñó sus caminos, a Israel sus hazañas mostró. 93. BENDICE ALMA MÍA AL SEÑOR (Sal 102) BENDICE, ALMA MÍA, AL SEÑOR, Y BENDIGA MI SER SU SANTO NOMBRE. BENDICE, ALMA MÍA, AL SEÑOR Y NO OLVIDES NINGUNO DE SUS BENEFICIOS. Él es quien perdona tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias, el que rescata del hoyo tu vida y quien te corona de misericordia. 94. SALMO 102 Alma mía, bendice al Señor y alaba de corazón su santo Nombre. Sí, alma mía, bendice al Señor y no olvides tantos beneficios de su mano, Él perdona tus pecados y sana tus dolencias, Él te libra de la tumba y te llena de bondad y de gracia. Él te colma de bienes en la vida y, como el águila, renueva tu juventud. El Señor es compasivo y favorable, lento para enojarse; es generoso. Él perdona tus pecados y sana tus dolencias. 95. OH SEÑOR, ENVÍA TU ESPÍRITU (Sal 103) OH SEÑOR, ENVÍA TU ESPÍRITU, QUE RENUEVE LA FAZ DE LA TIERRA. ¡Oh Señor, que mi alma te bendiga! ¡Oh Dios! Tú eres grande, vestido de esplendor y belleza. Sobre el agua construyes tus moradas, oh Dios, en las alturas, y en alas del viento, Tú caminas. Es el viento quien lleva tus mensajes; oh Dios, por los espacios; y tienes un esclavo en el fuego. Asentaste la tierra firmemente, oh Dios en sus cimientos, y no temblará por los siglos. La cubriste del manto del abismo, oh Dios, y allá en las cumbres, tu voz congregó a las aguas. Les fijaste durísimas fronteras, oh Dios, y nunca más podrán extenderse por la tierra. Y las fuentes, Señor, por Ti brotaron, oh Dios, en las montañas, y en medio de los valles se deslizan. Junto a ellas, las aves de los cielos, oh Dios, van a morar y alzan su canto tras las ramas. Con los frutos que vienen de la tierra, oh Dios, nos alimentas; Tú haces germinar el pan nuestro. Para darnos el ritmo de los tiempos, oh Dios, nació la luna y el sol que conoce su ocaso. Les envías el Soplo de tu Boca, oh Dios, y son creados; renuevas la faz de la tierra. Gloria a Dios, que creó estas maravillas, gloria al Señor, cantemos todos al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 96. TÚ ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE (Sal 109) TÚ ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE, MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies». Desde Sión extenderá el Señor, el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos. Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; «yo mismo te engendré como
  • 23. rocío, antes de la aurora». El Señor lo ha jurado y no se arrepiente «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec». El Señor a tu derecha el día de su ira, quebrantará a los reyes. En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza. Gloria a Dios, Padre omnipotente, y a Jesús, el Señor, y al Espíritu Santo, Paráclito. 97. DICE EL SEÑOR A MI SEÑOR (Sal 109) DICE EL SEÑOR A MI SEÑOR: «SIÉNTATE A MI DERECHA HASTA QUE PONGA A TUS ENEMIGOS COMO ESCABEL DE TUS PIES, DEBAJO DE TUS PIES, DEBAJO DE TUS PIES». El cetro de tu poder extiende el Señor desde Sión: ¡Domina en medio de tus enemigos! (2). «Desde el seno de la aurora, como rocío Yo te he engendrado; desde antes de la aurora, como rocío Yo te he engendrado. El Señor ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote para siempre, a semejanza de Melquisedec» (2). Porque el Señor está a tu derecha, destruirá a tus enemigos. Tú juzgarás los pueblos, sentenciarás a las naciones. En el camino bebe del torrente, y levanta la cabeza, levanta la cabeza (2). Demos gloria al Padre y al Hijo y al Santo Espíritu de amor. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 98. SALMO 109 TÚ ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE; MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES. Dice el Señor a mi Señor: “Siéntate a mi derecha, pondré tus enemigos a tus pies”. El Señor te entrega, desde Sión, el cetro del poder, diciéndote: “Impera sobre todos tus enemigos”. “Eres príncipe desde que naciste con resplandor de santidad, te engendré; como rocío, antes del alba”. El Señor lo juró, no cambiará: “Tú eres sacerdote para siempre, del orden del rey Melquisedec”. El Señor estará a tu lado el día del juicio, cuando juzgue a reyes y naciones. 99. DICHOSO QUIEN SE ACUERDA (Sal 111) DICHOSO QUIEN SE ACUERDA DEL HERMANO, PORQUE CUMPLE EL MANDAMIENTO DEL SEÑOR. (BIS). En su casa habrá riqueza y abundancia, cada día de lo suyo podrá dar. El que es justo y es clemente y compasivo, como luz en las tinieblas, brillará. Dichoso el que se apiada y el que presta y dichoso el que administra rectamente; en sus pasos siempre habrá seguridad, su recuerdo durará perpetuamente. El que quiera el corazón tener contento, con los pobres su comida partirá, y podrá con dignidad alzar su frente, porque Dios junto a los pobres siempre está. 100. ALABAD, SIERVOS DE DIOS (Sal 112) Alabad siervos de Dios, aleluya, alabad el nombre de Dios, aleluya, bendecid el nombre de Dios, aleluya. Aleluya. Desde ahora y por siglos sin fin, aleluya, de la aurora al ocaso del sol, aleluya, alabad el nombre de Dios, aleluya. Aleluya. Sobre todos los pueblos se eleva el Señor, aleluya, más alta que el cielo la Gloria de Dios, aleluya, quién
  • 24. como el Señor nuestro Dios, aleluya. Aleluya. En la altura se sienta el Señor, aleluya, y se inclina a la tierra y al cielo, aleluya, y levanta del polvo al humilde, aleluya. Aleluya. Del estiércol al pobre levanta, aleluya, entre príncipes le hace sentar, aleluya, entre todos los reyes del pueblo, aleluya. Aleluya. Y a la estéril la hace habitar, aleluya, como madre gozosa en su casa, aleluya, rodeada de hijos feliz, aleluya. Aleluya. Gloria al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo, aleluya, es Dios que reina sin fin, aleluya, por los siglos eternos amén, aleluya. Aleluya. 101. CUANDO ISRAEL SALIÓ DE EGIPTO (Sal 113) Cuando Israel salió de Egipto, la casa de Jacob de un pueblo bárbaro. JUDÁ FUE SU SANTUARIO, ISRAEL FUE SU DOMINIO. (BIS) Lo vio el mar y huyó, retrocedió el Jordán, los montes saltaron como carneros, las colinas como corderos. ¿QUÉ ES LO QUE TIENES OH MAR PARA HUIR Y TÚ JORDÁN PARA RETROCEDER, VOSOTROS MONTES QUE SALTÁIS COMO CARNEROS, COLINAS COMO CORDEROS? TIEMBLA TIERRA, TIEMBLA, DELANTE DE DIOS QUE PASA, DELANTE DEL DIOS DE JACOB QUE HACE BROTAR DE LA ROCA EL AGUA. Gloria al Padre y al Hijo. Y gloria al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos eternos. Amén. 102. CAMINARÉ EN PRESENCIA DEL SEÑOR (Sal 114) CAMINARÉ EN PRESENCIA DEL SEÑOR. (BIS) Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mí el día que lo invoco. Me envolvían redes de muerte, caí en tristeza y en angustia. Invoqué el Nombre del Señor: “Señor, salva mi vida”. El Señor es benigno y justo, nuestro Dios es compasivo. El Señor guarda a los sencillos; estando yo sin fuerzas me salvó. Alma mía, recobra tu calma, que el Señor fue bueno contigo: arrancó mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída. 103. ALMA MÍA, RECOBRA TU CALMA (Sal 114) ALMA MÍA, RECOBRA TU CALMA, QUE EL SEÑOR FUE BUENO CONTIGO; ALMA MÍA, RECOBRA TU CALMA, QUE EL SEÑOR ESCUCHA TU VOZ. Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mí el día que lo invoco. Me envolvían redes de muerte, me alcanzaron los lazos del abismo, caí en tristezas y angustia. Invoqué el Nombre del Señor: “Señor, salva mi vida”. El Señor es benigno y justo, nuestro Dios es compasivo; el Señor guarda a los sencillos: estando yo sin fuerzas me salvó. Arrancó mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida. 104. SACRIFICIO DE ALABANZA (Sal 115)
  • 25. TE OFRECERÉ UN SACRIFICIO DE ALABANZA INVOCANDO TÚ NOMBRE SEÑOR. (BIS) ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles, Señor yo soy tu siervo, siervo tuyo hijo de tu esclava rompiste mis cadenas. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo en el atrio de la casa del Señor, en medio de ti Jerusalén. 105. TENÍA FE (Sal 115) Tenía fe aún cuando dije: ¡Qué desgraciado soy! Yo decía en mi aflicción, todo hombre es mentiroso. Pero el Señor me ha sacado de la muerte, recordando su misericordia, y ahora vuelve a tu reposo, alma mía. CÓMO PAGARÉ AL SEÑOR TODO EL BIEN QUE ME HA HECHO. Yo te ofrezco un sacrificio de alabanza, invocando tu Nombre, mi Señor, porque te has dirigido hacia mí y me has salvado. Mi oración levanto hacia Ti, con toda tu Iglesia, caminaré en tu presencia por la tierra de los vivos. MUCHO CUESTA A LOS OJOS DEL SEÑOR, LA MUERTE DE SUS HIJOS. TOMARÉ, LEVANTARÉ (2) LA COPA DE LA SALVACIÓN E INVOCARÉ EL NOMBRE DEL SEÑOR. 106. CON QUÉ PAGARÉ AL SEÑOR (Sal 115) ¿CON QUÉ PAGARÉ AL SEÑOR TODO EL BIEN QUE ME HIZO? ¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? Alzaré el Cáliz de salvación e invocaré al Señor. Te ofreceré un sacrificio de alabanza e invocaré tu Nombre; cumpliré mis votos al Señor, en presencia de su pueblo. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu, ahora y siempre; al Dios que es, que era y que vendrá, por los siglos de los siglos. 107. EL CÁLIZ QUE BENDECIMOS (Sal 115) EL CÁLIZ QUE BENDECIMOS ES LA COMUNIÓN DE LA SANGRE DE CRISTO. ¿Cómo pagaré al Señor el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación invocando su Nombre. Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava, rompiste mis cadenas. Cumpliré mis votos al Señor en presencia del pueblo; en el atrio de la casa del Señor, en medio de ti, Jerusalén. 108. SALMO 115 CÓMO TE PAGAREMOS TODO EL BIEN QUE HICISTE. Nuestro Dios es compasivo está lleno de ternura; Él cuida de los pequeños, libró mi vida de la muerte. ¿Qué le daré a mi Señor por todo el bien que me hizo? Voy a cumplir mis promesas en la presencia de su pueblo. Alzaré el Cáliz que da vida y alabaré su Nombre. Voy a cumplir mis promesas en la presencia de su pueblo. 109. ¡ALELUYA! AMÉN (Sal 116) ¡ALELUYA! AMÉN. Alabad al Señor, todas las naciones celebradle todos los pueblos. Porque su amor hacia nosotros es fuerte, porque el Señor es fiel para siempre. Gloria al Padre y al Hijo. Gloria al Espíritu por los siglos y siglos. Amén.
  • 26. 110. ALABAD A NUESTRO DIOS (Sal 116) Alabad a nuestro Dios, naciones todas, pueblos todos, ¡alabadle!. Porque ha engrandecido entre nosotros su misericordia. Y la verdad de nuestro Dios, es para siempre, aleluya amén. (3) 111. CANTAD AL SEÑOR (Sal 116) CANTAD AL SEÑOR, PUEBLOS TODOS DE LA TIERRA, NACIONES, DADLE GLORIA. (BIS) Porque grande es su amor hacia nosotros, es eterna su misericordia, naciones, dadle gloria. Porque firme es su amor hacia nosotros, su fidelidad dura por siempre, naciones, dadle gloria. 112. ADONAI LI LO IRÁ (Sal 117) Dad gracias a Dios porque Él es bueno, por que para siempre es su misericordia (2). Diga ahora la casa de Israel, QUE PARA SIEMPRE ES SU MISERICORDIA. Diga la casa de Aarón... Digan ahora los que temen a Dios... El Señor está conmigo, no temeré lo que el hombre me pueda hacer (3). 113. ESTE ES EL DÍA EN QUE ACTUÓ EL SEÑOR (Sal 117) No he de morir, QUE VIVIRÉ (BIS). Para cantar, LAS HAZAÑAS DEL SEÑOR. Me castigó, ME CASTIGÓ (BIS). Pero no ME DEJÓ EN LA MUERTE. Dad gracias al Señor porque es bueno, POR QUE ES ETERNA SU MISERICORDIA. Que lo diga la casa de Israel, ES ETERNA... Que lo diga la casa de Aarón... Que lo digan los fieles del Señor... Mejor es confiar en el Señor QUE FIARSE DE LOS HOMBRES. Mejor es apoyarse en el Señor, QUE CONFIAR EN LOS INTELIGENTES. Me rodeaban, ME RODEABAN (BIS). En el nombre del Señor LOS RECHACÉ. Me empujaban, ME EMPUJABAN (BIS). Pero el Señor ME AYUDÓ. Escuchad, hay cantos de victoria EN LAS TIENDAS DE LOS JUSTOS. La diestra del Señor es poderosa, ES EXCELSA LA DIESTRA DEL SEÑOR. No he de morir... Me castigó... Abridme las puertas del triunfo, Y ENTRARÉ PARA DAR GRACIAS AL SEÑOR. Esta es la puerta del Señor, LOS VENCEDORES ENTRARÁN POR ELLA. La piedra que desecharon los arquitectos ES AHORA LA PIEDRA ANGULAR. Es el Señor quien lo ha hecho, HA SIDO UN MILAGRO PATENTE. Este es el día en que actuó el Señor, SEA NUESTRA ALEGRÍA Y NUESTRO GOZO. Gloria al Padre y al Hijo, Y AL SANTO ESPÍRITU DE AMOR. Como era en el principio, ahora y siempre, POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS. AMÉN. 114. ESTE ES EL DÍA (Sal 117) ESTE ES EL DÍA EN QUE ACTUÓ EL SEÑOR: SEA NUESTRA ALEGRÍA Y NUESTRO GOZO. DAD GRACIAS AL SEÑOR PORQUE ES BUENO, PORQUE ES ETERNA SU MISERICORDIA ¡ALELUYA! Que lo diga la casa de Israel: “Es eterna su misericordia”. Que lo diga la casa de Aarón: “Es eterna su misericordia”. Que lo digan los fieles del Señor: “Es eterna su misericordia”.
  • 27. Escuchad, hay cantos de victoria en las tiendas de los justos: “La diestra del Señor es poderosa; es excelsa la diestra del Señor”. “La diestra del Señor es poderosa; es excelsa la diestra del Señor”. Abridme las puertas del triunfo, y entraré para dar gracias al Señor. Esta es la puerta del Señor; los vencedores entrarán por ella. Yo no he de morir; yo viviré para contar las hazañas del Señor. La piedra que el cantero desechó es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, esto ha sido un milagro patente. Te doy gracias porque me escuchaste, porque fuiste mi salvación. 115. SEÑOR JESÚS (Sal 118) Señor, Señor Jesús. Llegue hasta tu presencia mi clamor: brota de mis labios tu canción; canta mi lengua tus palabras, alma mía, Jesús. Sea conmigo tu mano para ayudarme, de Ti anhelo la salvación, viva mi alma para alabarte. Mírame, ando errante. VEN, EN BUSCA DE TU SIERVO. VEN, SEÑOR JESÚS. VEN, QUE YO SIN TI ME PIERDO. VEN, SEÑOR JESÚS. 116. TU PALABRA ME DA VIDA (Sal 118) TU PALABRA ME DA VIDA, CONFÍO EN TI, SEÑOR. TU PALABRA ES ETERNA, EN ELLA ESPERARÉ. Dichoso el que con vida intachable, camina en la ley del Señor, dichoso el que guardando sus preceptos, lo busca de todo corazón. Postrada en el polvo está mi alma, devuélvame la vida tu palabra. Mi alma está llena de tristeza, consuélame, Señor, con tus promesas. Escogí el camino verdadero, y he tenido presente tus decretos. Correré por el camino del Señor, cuando me hayas ensanchado el corazón. Este es mi consuelo en la tristeza: sentir que tu Palabra me da vida. Por las noches me acuerdo de tu Nombre, recorriendo tu camino dame vida. Repleta está la tierra de tu gracia; enséñame, Señor, tus decretos. Mi herencia son tus mandatos, alegría de nuestro corazón. 117. SALMO 118 Condúceme por el sendero de tus mandamientos, porque en Ti yo pongo mi esperanza, que mi corazón siga perfectamente tus mandatos para no quedar confundido. Tu Palabra es antorcha de mis pasos y luz en mi camino, tus mandatos son justicia eterna instrúyeme para que viva. (2) 118. LEVANTO MIS OJOS A LOS MONTES (Sal 120) Levanto mis ojos a los montes: ¿De dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. EL AUXILIO ME VIENE DEL SEÑOR, QUE HIZO EL CIELO Y LA TIERRA. (BIS) No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme; no duerme ni reposa el guardián de Israel. El Señor te guarda a su sombra, el Señor está a tu derecha; de día el sol no te hará daño ni la luna de noche. El Señor te guarda de todo mal, el Señor guarda tu alma; Él guarda tus entradas y salidas, ahora y por siempre. Gloria al Padre y gloria al Hijo. Y la gloria al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
  • 28. 119. ALZARÉ MIS OJOS (Sal 120) Alzaré mis ojos a los montes, de dónde me vendrá mi socorro. Mi socorro viene de Yahvé, el Señor, que hizo el cielo y la tierra. No dará tu pie al resbaladero ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda poderoso a su pueblo. ALZARÉ YO MIS OJOS A LOS MONTES, DE DÓNDE VENDRÁ MI SOCORRO. MI SOCORRO VIENE DEL SEÑOR. (BIS) Yahvé es tu guardador, el Señor es tu sombra a tu diestra. El sol no te fatigará durante el día ni la luna en la noche. Yahvé te guardará del mal. El Señor guardará tu alma. Yahvé guardará tu salida y tu entrada, desde ahora, para siempre poderoso. 120. ALZARÉ YO MIS OJOS (Sal 120) Alzaré mis ojos a los montes, de dónde vendrá mi socorro. Mi socorro viene del Señor que hizo el cielo y la tierra. No dará tu pie al resbaladero ni se dormirá el que te guarda. HE AQUÍ NO SE ADORMECERÁ NI DORMIRÁ EL QUE GUARDA A ISRAEL (BIS) El Señor es tu guardador; el Señor es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día ni la luna de noche. El Señor te guardará del mal; el Señor guardará tu alma. EL SEÑOR GUARDARÁ TU SALIDA Y TU ENTRADA DESDE AHORA Y PARA SIEMPRE, ALELUYA. 121. LEVANTO MIS OJOS A LOS MONTES (Sal 120) Levanto mis ojos a los montes, de dónde me vendrá el auxilio. El auxilio me viene de Ti que hiciste el cielo y la tierra. NO PERMITIRÁ QUE RESBALE MI PIE, MI GUARDIÁN NO DUERME (2) NO DUERME NI REPOSA EL GUARDIÁN DE ISRAEL, NO DUERME NI REPOSA MI GUARDIÁN. El Señor está a mi derecha, el Señor me libra de todo mal, de día el sol no me hará daño ni la luna de noche, de día el sol no me hará daño porque Él... 122. ALZARÉ MIS OJOS (Sal 120) Alzaré mis ojos a los montes; de dónde vendrá mi socorro, mi socorro viene del Señor que hizo los Cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí no se adormecerá el que guarda a Israel. El Señor es tu guardador, el Señor es tu sombra a tu diestra. El sol no te fatigará de día ni la luna de noche. EL SEÑOR TE GUARDARÁ DE TODO MAL, EL GUARDARÁ TU ALMA, EL SEÑOR GUARDARÁ TU SALIDA Y TU ENTRADA. DESDE AHORA Y PARA SIEMPRE. (BIS) 123. ¡QUÉ ALEGRÍA CUANDO ME DIJERON! (Sal 121) ¡QUÉ ALEGRÍA CUANDO ME DIJERON:“VAMOS A LA CASA DEL SEÑOR”! YA ESTÁN PISANDO NUESTROS PIES TUS UMBRALES, JERUSALÉN. Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor. Según la costumbre de Israel a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. Desead la paz a Jerusalén: “Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, en tus palacios
  • 29. seguridad”. Por mis hermanos y compañeros voy a decir: “La paz contigo” por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien. Rindamos gloria a nuestro Padre, y a Jesucristo, su hijo amado. Y al Espíritu que habita en nuestras almas, por los siglos de los siglos. Amén. 124. ME ALEGRÉ CUANDO ME DIJERON (Sal 121) ME ALEGRÉ CUANDO ME DIJERON: VAMOS A LA CASA DEL SEÑOR. (2) Me alegré cuando a mí me dijeron: “Vamos a la casa del Señor”. Nuestros pies están detenidos a tus puertas, Jerusalén. Por amor a todos mis hermanos, démonos la paz en el Señor. Nuestro hermano es Jesús, nuestro Dios; a su puerta le buscaré. A dar gracias al Dios de Israel; vamos a la casa del Señor; y por siempre Él sea alabado por ser nuestro Salvador. Rindamos gloria a Dios Padre, y a su Hijo Jesucristo, el Señor. Y al Espíritu que habita en nuestras almas, por los siglos de los siglos. Amén. 125. POR EL AMOR DE MIS AMIGOS (Sal 121) POR EL AMOR DE MIS AMIGOS, POR EL AMOR DE MIS HERMANOS, DÉJAME QUE YO TE DIGA: LA PAZ CONTIGO. ¡Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. JERUSALÉN, JERUSALÉN, DE NUEVO REEDIFICADA. (BIS) Allá suben las tribus, las tribus del Señor según la costumbre de Israel para cantar al Señor. Pedid la paz, pedid la paz para Jerusalén. Que sea la paz, que sea la paz con todos los que te aman. 126. A TI LEVANTO MIS OJOS I (Sal 122) A TI LEVANTO MIS OJOS, A TI QUE HABITAS EN EL CIELO; A TI LEVANTO MIS OJOS, PORQUE ESPERO TU MISERICORDIA. Como están los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores, así están nuestros ojos en el Señor, esperando su misericordia. Como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos en el Señor esperando su misericordia. Misericordia, Señor, misericordia que estamos saciados de burlas; misericordia, Señor, misericordia que estamos saciados de desprecios. Nuestra alma está saciada del sarcasmo de los satisfechos; nuestra alma está saciada del desprecio de los orgullosos. Rindamos gloria a Dios Padre y a su Hijo Jesucristo el Señor, y a su Espíritu que habita en nosotros, por los siglos de los siglos. 127. A TI LEVANTO MIS OJOS II (Sal 122) A TI LEVANTO MIS OJOS, A TI QUE HABITAS EN EL CIELO. (BIS) Como los ojos de los siervos miran a las manos de sus señores; como los ojos de la esclava están fijos en la mano de su señora. Así nuestros ojos miran al Señor, esperando que tenga piedad (2).
  • 30. Piedad de nosotros, Señor. Piedad de nosotros Señor. Que demasiado se han burlado de nosotros; que nuestra alma está saciada de desprecios. De la burla de los satisfechos, del desprecio de los soberbios. Piedad de nosotros Señor. Piedad de nosotros, Señor (2). 128. BESHUB ADONAI (Sal 125) HAZNOS VOLVER, OH HASHED, COMO LAS AGUAS AL NEGUEB, COMO LAS AGUAS AL NEGUEB. (BIS) Los que con lágrimas sembraban, con cantares segarán. (2) Cuando Yahvé hizo volver a los cautivos de Sión, fuimos como los que sueñan. (bis) Gloria al Padre, gloria al Hijo y la gloria al Espíritu, Espíritu de amor; como era en el principio, eternamente por los siglos de los siglos, amén. 129. CUANDO EL SEÑOR (Sal 125) Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión, nos parecía soñar; la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. PORQUE AL IR SE VAN LLORANDO, LLEVANDO LA SEMILLA; MAS AL VOLVER SE VIENEN CANTANDO, TRAYENDO LAS GAVILLAS. ¡Grandes cosas ha hecho, maravillas ha hecho el Señor con nosotros! Por eso estamos alegres. 130. SI EL SEÑOR NO CONSTRUYE LA CASA (Sal 126) SI EL SEÑOR NO CONSTRUYE LA CASA, EN VANO SE CANSAN LOS CONSTRUCTORES. (BIS) Si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas. Si el Señor no guarda la ciudad. En vano madrugáis al levantaros. El descanso retrasáis por conseguir el pan. Dios lo da a sus amigos mientras duermen. Don del Señor son los hijos. Son como flechas en manos de un guerrero los hijos de la juventud. ¡Dichoso el hombre que tiene llena su aljaba! No temerá cuando lleguen a su puerta los enemigos. Demos gloria al Padre y al Hijo, y al Santo Espíritu de amor, como era en el principio, ahora y siempre. 131. CONSTRÚYENOS LA CASA (Sal 126) CONSTRÚYENOS LA CASA, DANOS TU HERENCIA, GUARDA A NUESTRO PUEBLO, QUE REINE LA PAZ. (BIS) Es tan inútil que el hombre construya… Es tan inútil que el guardia vigile… Si el Señor no está en todo presente, no triunfará nuestro plan. Es tan inútil que al sol te levantes… Y que trasnoches hasta amanecer… Porque el Señor alimenta tu cuerpo, mientras descansas te ofrece su pan. Porque la herencia de Dios son los hijos, y su salario es el fruto del vientre. Las buenas obras que hiciste de joven son las saetas, y el arco, el amor. Feliz el hombre que tiene por norma los presupuestos que lleva el amor; no ha de temer a ningún adversario, su alma es fuerte y no morirá. 132. COMO BROTES DE OLIVO (Sal 127) COMO BROTES DE OLIVO EN TORNO A TU MESA, SEÑOR, ASÍ SON LOS HIJOS DE LA IGLESIA.
  • 31. El que teme al Señor será feliz; feliz el que sigue su ruta. Del trabajo de tus manos comerás; a Ti, la alegría, el gozo. Y tu esposa en el medio de tu hogar será como viña fecunda. Como brotes de un olivo reunirás los hijos en torno a tu mesa. El Señor bendecirá al hombre fiel con esta abundancia de bienes. A los hijos de tus hijos los verás: la Gloria al Señor, por los siglos. 133. MUCHO ME HAN PERSEGUIDO (Sal 128) Mucho me han perseguido desde mi juventud, mucho me han perseguido que lo diga Israel, Mucho me han perseguido desde mi juventud, mucho me han perseguido, pero no han podido conmigo. Sobre mi espalda araron aradores, sobre mi espalda alargaron sus surcos. SOBRE MI ESPALDA ARARON LOS ARADORES, SOBRE MI ESPALDA ALARGARON SUS SURCOS. Mas el Señor, que es justo, rompió las coyundas de los malvados. (Bis) RETROCEDAN LOS QUE ODIAN A SIÓN. Que sean como la hierba que crece en el tejado, como la hierba que seca antes de arrancarla. De ella no llena el segador su mano, de ella no llena su regazo el gavillador. RETROCEDAN LOS QUE ODIAN A SIÓN. 134. YO PONGO MI ESPERANZA (Sal 129) YO PONGO MI ESPERANZA EN TI, SEÑOR, Y CONFIÓ EN TU PALABRA. Desde el abismo clamo a Ti, Señor; Señor, oye mi voz; estén tus oídos atentos al clamor de mi plegaria. Si guardas el recuerdo de las culpas, ¿Quién podrá resistir? Pero de Ti procede el perdón, yo temo y espero. Mi alma espera en el Señor, confío en su palabra; mi alma espera al Señor, más que el centinela la aurora. Porque tiene el Señor misericordia y es copiosa su redención; es Él quien redimirá a Israel de todos sus pecados. Gloria a Dios, Padre omnipotente; a Cristo, el Señor; al Espíritu que habita en nuestras almas, por los siglos de los siglos. 135. DE PROFUNDIS (Sal 129) DE LO PROFUNDO A TI GRITO, SEÑOR. SEÑOR, ESCUCHA MI VOZ; ¡ESTÉN TUS OÍDOS ATENTOS A LA VOZ DE MI SÚPLICA! (BIS) Si llevas cuenta de los pecados, Señor, ¿quién se salvará?, ¿quién se salvará? MÁS CERCA DE TI ESTÁ EL PERDÓN. SÓLO EN TI SE ENCUENTRA EL AMOR. (BIS) Yo espero en el Señor, mi alma espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor más que el centinela la aurora, Israel espera en el Señor, más que el centinela espera a la aurora. PORQUE SÓLO EN EL SEÑOR ESTÁ EL AMOR. SÓLO EN ÉL SE ENCUENTRA EL PERDÓN (BIS). El Señor redime a Israel. EL SEÑOR REDIME A ISRAEL DE TODOS SUS PECADOS. 136. DESDE LO HONDO (Sal 129) Desde lo hondo a Ti grito, Señor; Señor escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. MI ALMA ESPERA EN EL SEÑOR, MI ALMA ESPERA EN SU PALABRA; MI ALMA AGUARDA AL SEÑOR, PORQUE EN ÉL ESTA LA SALVACIÓN.
  • 32. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿Quién podrá resistir? Pero de Ti procede el perdón, y así infundes respeto. Mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora. Porque del Señor viene la misericordia y la redención copiosa; y Él redimirá a Israel, de todos sus delitos. 137. SEÑOR, MI CORAZÓN YA NO ES AMBICIOSO (Sal 130) OH SEÑOR, MI CORAZÓN YA NO ES AMBICIOSO, NI SE ELEVA CON SOBERBIA MI MIRADA, NI VOY EN BUSCA DE COSAS GRANDES QUE SON SUPERIORES A MIS FUERZAS. (BIS) Aquietada y acallada está mi alma como un niño pequeño en brazos de su madre; como un niño amamantado está mi espíritu, como un niño dentro de mí. OH SEÑOR, ... Aquietada ... ESPERE ISRAEL EN EL SEÑOR, AHORA Y SIEMPRE. (2) 138. CANTO DE PAZ (Sal 130) GUARDA MI ALMA EN LA PAZ JUNTO A TI, SEÑOR. Tú conoces, Señor, mi corazón. Tú conoces todos mis caminos. El orgullo no reina sobre mí, ni mis ojos son altaneros. He guardado mi alma en la paz, sin buscar honores ni grandezas. En silencio la tengo sobre mí, como un niño en brazos de su madre. Israel, confía en el Señor. Él será tu fuerza para siempre. 139. SALMO 130 Señor Dios, me tienes ante Ti, no son altivos mis ojos. No, yo no aceptaré la grandeza ni la duda que me aleje de tu amor. Viviré en una paz tranquila, como un niño en los brazos de su madre. ESPERARÉ SIEMPRE EN MI DIOS (2). ISRAEL ESPERA EN EL SEÑOR, DESDE AHORA Y POR SIEMPRE (2). 140. MIRAD QUE ESTUPENDO (Sal 132) MIRAD QUE ESTUPENDO GUSTAD QUE ALEGRÍA EL AMOR ENTRE LOS HERMANOS (2). Es ungüento perfumado que desciende, que desciende por la barba de Aarón. Es ungüento perfumado que desciende hasta el borde del manto. Es como rocío del Hermón que desciende sobre el monte Sión. Es rocío del Hermón que desciende sobre el monte Sión. Porque allí el Señor nos ha dado, nos ha dado su bendición. Porque allí el Señor nos ha dado, nos ha dado su amor. Porque allí el Señor nos ha dado, la vida eternamente. Porque allí el Señor nos ha dado la vida para siempre. 141. CÓMO ES MARAVILLOSO (Sal 132) ¡Cómo es maravilloso estar con los hermanos! (2). Maravilloso estar con los hermanos (2). Es como aceite que baja por la barba de Aarón (2). Como aceite por la barba de Aarón (2). Como rocío del Hermón que baja sobre Sión (2). Como rocío que baja sobre Sión (2). Allí Yahvé nos ha dado toda su bendición (2). Nos ha dado toda su bendición (2).
  • 33. Allí Yahvé nos ha dado la Vida para siempre (2). Nos ha dado la Vida para siempre (2). 142. BENDECID AL SEÑOR (Sal 133) Bendecid al Señor (2), todos los siervos del Señor (2). Alzad vuestras manos en el Santuario y bendecid al Señor. Bendecid al Señor (2), todos los siervos del Señor (2). Cantad alabanzas en el Santuario y bendecid al Señor. 143. ALELUYA, BENDECID AL SEÑOR (Sal 133) ALELU, ALELU, ALELUYA. (2) Bendecid al Señor, bendecid al Señor, vosotros, los siervos del Señor. Bendecid al Señor, bendecid al Señor vosotros que estáis en la casa del Señor. Alzad a Él las manos, alzad a Él las manos y bendecid al Señor. Vosotros que estáis en la casa del Señor durante la noche. ALELUYA, ALELUYA ALELUYA (2) ALELU, ALELU, ALELUYA. (2) 144. GRACIAS A YAHVÉ I (Sal 135) GRACIAS A YAHVÉ, ALELUYA (4) Demos gracias al Dios de los dioses PORQUE ES ETERNA SU MISERICORDIA. Demos gracias al Señor de los señores. GRACIAS A YAHVÉ... Él ha abierto en dos partes el Mar Rojo PORQUE.... Hizo pasar por en medio a su pueblo. GRACIAS... Él ha abierto un camino en el desierto PORQUE... E hizo con el pueblo una alianza para siempre. GRACIAS... Él los condujo a la tierra prometida PORQUE... Una tierra que mana leche y miel. GRACIAS... En la angustia no nos abandona PORQUE... Él nos libra de nuestros enemigos. GRACIAS... 145. ALABEMOS AL SEÑOR (Sal 135) ¡PORQUE ES ETERNO SU AMOR! Alabemos al Señor porque es bueno… alabemos al Dios verdadero… alabemos al único Señor… Al Señor que obró maravillas… al que el cielo creó sabiamente… y la tierra afirmó sobre las aguas… Al que hizo las grandes lumbreras… el sol, para alumbrar durante el día… la luna, y las estrellas por la noche… Al Señor que castigó a los egipcios… y de Egipto sacó a Israel… con mano fuerte y brazo poderoso… Al que abrió en dos partes el mar Rojo... e hizo pasar por el medio a Israel… y sumergió al Faraón con sus tropas… Al que guió a su pueblo en el desierto… al que venció príncipes temibles… y dio muerte a reyes poderosos… Al que dio sus tierras en herencia… a los hijos de Israel, su servidor… y se acordó de nuestro pueblo humillado… Al Señor que nos dio la libertad… al que da el alimento a los vivientes… al Señor que reina en el cielo… Gloria a Dios, Padre omnipotente… gloria al Hijo, Cristo, el Señor… gloria al Espíritu Santo…
  • 34. 146. DAD GRACIAS AL SEÑOR (Sal 135) Dad gracias al Señor porque es bueno, dad gracias al Dios de los dioses; dad gracias al Señor de los señores, todos juntos a Dios demos gracias. PORQUE SU AMOR NO TIENE FIN (3). Sólo Él hizo maravillas, Él hizo sabiamente los cielos; afianzó sobre las aguas la tierra; todos juntos a Dios demos gracias. Al que hizo las grandes lumbreras, el sol que gobierna el día; la luna y las estrellas en la noche; todos juntos a Dios demos gracias. Guió por el desierto a su pueblo, hirió a reyes famosos; dio muerte a reyes poderosos; todos juntos a Dios demos gracias. Nos libró de nuestros opresores, Él da pan a todo viviente, dad gracias al Dios de los cielos; todos juntos a Dios demos gracias. Rindamos gloria a Dios Padre, a su Hijo Jesucristo el Señor, y al Espíritu que habita en nosotros, por los siglos de los siglos, amén. 147. DAD GRACIAS AL SEÑOR (Sal 135) Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. DAD GRACIAS AL SEÑOR PORQUE ES BUENO, PORQUE ES ETERNA SU MISERICORDIA. ALELUYA, ALELUYA (2). Sólo Él hizo grandes maravillas, porque ... Él hizo sabiamente los cielos, … El sol que gobierna el día, … La luna que gobierna la noche, … Guió por el desierto a su pueblo, … Les dio su tierra en heredad, … 148. GRACIAS A YAHVÉ II (Sal 135) GRACIAS A YAHVÉ, ALELUYA (4). Demos gracias al Dios de los dioses, porque eterna es su misericordia. Demos gracias al Señor de los señores. GRACIAS... Él ha hecho grandes maravillas, porque... Hizo los cielos con inteligencia. Hizo el sol que gobierna el día, porque… Las estrellas que gobiernan la noche. Él sacó a Israel de Egipto, porque... Con mano fuerte y brazo poderoso. Él abrió en dos partes el Mar Rojo, porque… E hizo con el pueblo una alianza para siempre. Él condujo a su pueblo por el desierto, porque... Y dio muerte a reyes poderosos. Él los condujo a la tierra prometida, porque... Una tierra que mana leche y miel. En la angustia no nos abandona, porque... Y nos libra de nuestros enemigos. Da alimento a todo ser viviente, porque... Demos gracias al Señor de los señores. 149. BABILONIA CRIMINAL (Sal 136) Junto a los canales de Babilonia, acordándonos de Ti, nos sentamos a llorar, de los sauces colgaban las
  • 35. guitarras; acordándonos de Ti, nos sentamos a llorar. “Cantadnos”, nos decían nuestros enemigos. “Cantadnos”, nos decían nuestros opresores. Ellos querían que nosotros les divirtiéramos. ¿Cómo cantar un cántico del Señor en tierra extraña? Si de Ti yo me olvidare, que se me seque la mano derecha. Que se me pegue la lengua al paladar si de ti yo me olvidare, Jerusalén, en la cumbre de mi alegría. Señor, toma cuenta de nuestros enemigos. Señor, toma cuenta de nuestros opresores, cuando ellos se decían: “¡Arrasadla hasta el cimiento!” Capital de Babilonia criminal, ¡Quién pudiera pagarte los males que nos has hecho! ¡Quién pudiera estrellar tus hijos contra la piedra! 150. TE DOY GRACIAS (Sal 137) TE DOY GRACIAS, SEÑOR, DE TODO CORAZÓN; DELANTE DE LOS ÁNGELES TAÑERÉ PARA TI. Me postraré hacia tu santuario, daré gracias a tu Nombre por tu misericordia y tu lealtad, porque tu promesa supera a tu fama. Que te den gracias Señor, los reyes de la tierra, al escuchar el oráculo de tu boca; canten los caminos del Señor, porque la gloria del Señor es grande. Cuando camino entre peligros, me conservas la vida Señor, tu misericordia es eterna; no abandones la obra de tus manos. 151. DELANTE DE LOS ÁNGELES (Sal 137) DELANTE DE LOS ÁNGELES, PARA TI YO CANTARÉ, SEÑOR, DELANTE DE LOS ÁNGELES, PARA TI SALMODIARÉ, DARÉ GRACIAS A TU NOMBRE, PARA TI SALMODIARÉ. Te doy gracias Señor, de todo corazón, porque tus promesas han superado tu fama. Cuando te invoqué, Tú me escuchaste, diste fuerza y vigor a mi alma. Te darán gracias, Señor, los reyes de la tierra al escuchar las palabras de tu boca; y cantarán en el camino del Señor, dirán: “¡Qué grande es tu amor!” Sublime es el Señor, que mira hacia el humilde, conoce al soberbio, le mira desde lejos; mas cuando yo camino en medio de la angustia, extiende su mano y su diestra me salva. El Señor terminará en mí lo comenzado, porque es eterno su amor. No abandona la obra de sus manos. ¡Señor, no nos abandones! 152. TÚ ME SONDEAS (Sal 138) Tú me sondeas y me conoces, Tú me hablas a mí, oh, Señor. A dónde iré yo sin tu Espíritu, dónde huir de tu rostro, Yahvé. ¡QUÉ INCOMPARABLES ENCUENTRO TUS DESIGNIOS!, ¡SEÑOR, QUÉ INMENSO ERES TÚ! Y NADIE SE TE PUEDE COMPARAR SEÑOR, AMÉN, ALELUYA. Si escalo el cielo, ahí estás Tú, en el abismo te encuentro allí. Tras de la aurora te encuentro ya, en el confín de los mares estás. Tú has creado todo mi ser, te doy gracias a Ti, mi Señor. Pues me formaste y me tejiste en el seno materno, oh Yahvé. 153. TÚ ME CONOCES (SAL 138) Tú me conoces cuando estoy cansado, Tú me conoces cuando estoy de pie. Ves claramente cuando estoy andando; cuando descanso, allí también estás. Si por la espalda siento que me abrazas, por todos lados sé que me percibes. ¿A dónde iré lejos de tu Espíritu? o ¿qué haré?, ¿a dónde iré? No sé.
  • 36. ¿PARA DÓNDE IRÉ?, ¿PARA DONDE HUIRÉ? SI SUBO AL CIELO O ESTOY EN EL ABISMO, YO TE ENCUENTRO ALLÁ. ¿PARA DÓNDE IRÉ?, ¿PARA DÓNDE HUIRÉ? SI TÚ ESTÁS EN TODAS PARTES DE ESTA VIDA ¿PARA DÓNDE IR? Si yo quisiera vivir en tinieblas o no existiera luz donde yo esté, para Ti la noche es clara como el día, nada está oculto ante tu mirar. Tú me creaste en el seno materno y definiste todo mi vivir. Te doy gracias por tus maravillas. Qué maravilla, mi Señor, soy yo. Dame tu mano, Oh Señor bendito, bendito sea siempre tu amor. Ponme a prueba y ve mis pensamientos; mírame, Oh Dios de mi corazón. Líbrame, Oh Dios de todo mal camino, quiero vivir, quiero cantar tu amor. Por el camino de la eternidad, tendré yo siempre la felicidad. 154. TÚ ME CONOCES (Sal 138) Señor, Tú me examinas y me conoces; cuando me siento y me levanto. Tú me conoces (2). Lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso. Tú me conoces (2). TÚ ME CONOCES (3). Adónde iré lejos de tu aliento, adónde huiré de tu presencia. Tú me conoces (2). Si digo que me estorba la tiniebla, lo oscuro, para Ti, es claro como el día: Tú me conoces (2). Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno de mi madre. Tú me conoces (2). Cuando en lo oculto me iba formando, tus ojos ya veían mis acciones: Tú me conoces (2). 155. SEÑOR, TÚ ME CONOCES (Sal 138) SEÑOR, TÚ ME CONOCES, SEÑOR, TÚ ME SONDEAS (2). Señor, Tú me conoces, Señor, Dios mío, Tú me sondeas. Jalas mi pensamiento esté en camino o dormido lo sabes, Señor. Aun no hay palabra en mi lengua ya Tú, Señor, la sabes completa. Me envuelves por todos lados y traes puesta sobre mí tu mano, Señor. Sabes de mi descanso, te son familiares todas mis sendas. Tanto saber sobrepasa es tan sublime que no lo alcanzo, Señor. Andar lejos de tu aliento a dónde escapar de tu mirada. Estás si escalo a los cielos y si me siento al abismo te encuentro, Señor. Si vuelo hasta la aurora, si voy a parar al confín de los mares, tu mano allí me conduce, siempre llegará hasta mí tu diestra, Señor. Así me cubran tinieblas, día y noche, sea cual sea mi dolor oscuro. Nada te oculta y la noche alumbras como el día, Señor. Así Tú me has formado, tejiste mi vida en seno materno. Gracias por tus maravillas, prodigio soy, prodigios son tus obras, Señor. 156. SEÑOR, TÚ ME ESCRUTAS (Sal 138) Señor, Tú me escrutas y conoces. Tú sabes cuándo me acuesto y me levanto. Sondeas mis pensamientos desde lejos, te son familiares todas mis sendas. Que no está aún en mi lengua la palabra y ya Tú, Señor, te la sabes toda. Me acosas por detrás, me atacas por delante, y al mismo tiempo, tienes puesta sobre mí tu mano, y esto es ciencia misteriosa para mí, ciencia que no llego a comprender, ciencia tan alta que yo no la entiendo.
  • 37. ¿A DÓNDE IRÉ YO LEJOS DE TU ESPÍRITU? ¿A DÓNDE DE TU ROSTRO ESCAPARÉ, SEÑOR? SI SUBO HASTA EL CIELO, ALLÍ ESTÁS TÚ. SI DESCIENDO HASTA LA MUERTE, ALLÍ TE ENCUENTRO. ME ACOSAS POR DETRÁS, ME ATACAS POR DELANTE, Y AL MISMO TIEMPO, TIENES PUESTA SOBRE MÍ TU MANO. Y ESTO ES CIENCIA MISTERIOSA PARA MÍ, CIENCIA QUE NO LLEGO A COMPRENDER, CIENCIA TAN ALTA QUE YO NO LA ENTIENDO. Señor, Tú me escrutas y conoces, sondeas y pruebas mi corazón para que no siga un camino de doblez, para que no me aparte nunca, nunca, de tu camino. 157. EL ALZAR DE MIS MANOS (Sal 140) EL ALZAR DE MIS MANOS, SEÑOR, SUBA A TI, COMO OFRENDA DE LA TARDE. Y EL CLAMOR DE MI HUMILDE ORACIÓN, SUBA A TI COMO INCIENSO EN TU PRESENCIA. Coloca, Señor, una guardia en mi boca, un centinela a la puerta de mis labios y no dejes, Señor, que se incline a la maldad mi corazón. Mis ojos, Señor, están vueltos a Ti. En Ti me refugio, no me abandones. Guárdame del lazo que me han tendido; líbrame de la trampa del malhechor. 158. TE ESTOY LLAMADO, SEÑOR (Sal 140) TE ESTOY LLAMANDO, TE ESTOY LLAMANDO, SEÑOR, VEN CORRIENDO, ESCUCHA MI VOZ QUE YO A TI GRITO. (BIS) Valga ante Ti mi oración como incienso, el alzar de mis manos como sacrificio de la tarde (bis). Pon Señor, a mi boca un centinela, una guardia a las puertas de mis labios. No sea que se incline mi corazón a la maldad, a cometer acciones criminales. Que el justo me golpee por amor, y me corrija, para que el ungüento del malvado no perfume mi cabeza, porque yo me enviciaría en su maldad (2). A Ti, Señor, miran mis ojos, en Ti me refugio, ¡no desampares mi alma!. Guárdame Tú del lazo que me tienden, de las trampas de tantos enemigos. Caigan ellos cada uno en su red; que yo, unido a Ti, paso indemne (2). 159. A TI, SEÑOR, EN MI CLAMOR IMPLORO (Sal 141) A TI, SEÑOR, EN MI CLAMOR IMPLORO, A TI, SEÑOR, EN MI CLAMOR SUPLICO, A TI DERRAMO MI LAMENTO, A TI MI ANGUSTIA EXPONGO. (BIS) Siento que el espíritu en mi se apaga, mas Tú conoces mi sendero. Mira, Señor que en el camino, mira Señor que me han tendido un lazo; mira, Señor que a la derecha no hay ninguno, ninguno que me conozca. Huye de mí todo consuelo, no hay nadie que se cuide de mi alma. A TI YO CLAMO SEÑOR, A TI YO DIGO: TÚ SÓLO ERES MI REFUGIO, TÚ ERES MI PORCIÓN EN ESTA TIERRA, MI ÚNICA FELICIDAD. (BIS) Escúchame, Señor, que estoy llorando, estoy tan deprimido ¡líbrame de estos enemigos que son más fuertes que yo!. ¡Saca mi alma de esta cárcel y yo daré gracias a tu Nombre!. En torno a mí los santos harán coro, me felicitarán por su favor hacia mí. 160. TE ENSALZARÉ (Sal 144) Te ensalzaré mi Dios, mi Rey, y bendeciré tu Nombre eternamente y para siempre. Cada día te bendeciré y alabaré tu Nombre eternamente y para siempre. PORQUE GRANDE ES EL SEÑOR Y DIGNO DE SUPREMA ALABANZA. (BIS)