El documento discute la diferencia entre observar y mirar. Para observar, se requiere atención total y concentración para captar detalles sutiles como los pensamientos y secretos de otra persona. Esto involucra invadir su conciencia. Mirar solo requiere enfocar la vista sin concentrarse o comprender profundamente a la otra persona. Observar es un acto mental complejo que implica usar todos los sentidos, mientras que mirar es más pasivo y superficial.

1. María José Mejía Alfonso
El acto de observar(se)
Ocasionalmente decimos que observamos, pero, ¿De veras lo hacemos?, el propio acto en sí
requiere la atención necesaria para fijar la mirada en un determinado punto a tal magnitud
que se traspase tu alma con el tuétano de la otra, dispone de los dos globos que envían la luz
hacía el órgano que coordina todo y que es necesario para que entendamos la imagen que se
proyecta en él, pero significa más, para observar apropias más de los sentidos que los que
requerimos para amar (porque es el primer paso para este), cuando clavamos nuestra pupila
en la pupila del ser digno de nuestro interés, vienen a nuestra mente las palabras que circulan
el entorno y la situación que envuelve el momento , estos pensamientos (a los que llamaremos
palabras) describen el sentimiento propiamente dicho y solo bastan tres segundos para crear
una imagen conveniente o no conveniente para nosotros, este acto propio de la concentración
si es conveniente o agradable termina siendo tan atrayente que dejar de hacerlo termina
siendo el sacrificio mismo, pero si es no conveniente esos segundos no son necesarios para
definir que lo que vemos no es agradable a la vista. No basta con percibir el mínimo detalle
de su faz, también es necesario atrapar sus pensamientos y pensarlo por ellos, es invadir el
lugar más recóndito de la conciencia y llegar a saber su más clandestino secreto, a veces no
somos capaces de notar estos detalles, en esos días solo miramos mas no observamos, porque
este acto (el acumulo de atención y sensaciones incluidas) falla en los días en que apagamos
el interruptor de la memoria incluyendo la vocecita que nos atormenta el pensamiento, los
recuerdos y el corazón. El mirar necesita solo la mitad de lo que usamos para observar, solo
elevamos el rostro, encrispamos las pestañas y dejamos que discurra nuestro ser en la mirada
del otro, puede parecerse el observar y mirar, pero no ha de confundirse, en uno penetramos
en el pensamiento del otro usando toda nuestra concentración en el proceso, en el otro, solo
los liberamos, no es necesaria la concentración ni la motivación para fijarla en el ser de
interés. Es por esto que necesitamos mas de el análisis, la atención, el deseo y el oportuno
sentimiento que embargue la más precisa, exacta e inédita palabra que describa momento
adecuado en el que uno se observa a sí mismo.