8. La Matlalcueye muestra su perfil humano
durante el amanecer desde la zona
arqueológica Cacaxtla/Xochitécatl
9. Diosa Madre amamantando a su criatura ataviada y descansando sobre un oceloicpalli
(asiento de piel de jaguar). Presenta un tocado de plumas que incluye al centro el glifo de
chalchíhuitl, “jade”, elemento indicador de su identidad como Chalchiuhtlicue “La de la falda
de jade”. Es ella la Señora de las aguas terrestres. Como todas estas diosas, tiene su
quechquémitl, aquí de color rojo. Su orejera es azul, propia de la diosa de las aguas
terrestres. Frente a la diosa una planta florida. Códice Fejérváry-Mayer, página 29.
21. Mapa de la Fundación de Chiautempan, original del tlacuilo Valeriano Axoco, y copia de Isaías
Bello Pérez. Obsérvese el teocalli (templo) de la diosa Toci, en medio de las estructuras
dedicadas a las diosas Sihuateotzin (sic) y Matlalcueye.
23. Capítulo .xxvii. De vna gran fiesta que hazían en Tlaxcalla, de muchas çerimonias y omiçidios.
Después de lo arriba escrito vine a morar a esta casa de Tlaxcalla, y preguntándole por sus fiestas, me dixeron de vna notable en crueldad de
[fol. 24v] omiçidios y çerimonias que aquí diré. Hazíanse en esta çiudad de Tlaxcalla entre otras muchas fiestas vna al prinçipal demonio que aquí
tenían, o como ellos dizen, que aquí “guardauan,”que llamauan Camaxtle. Esta fiesta se hazía en prinçipio del mes de março cada año, pero de
quatro en quatro años era la gran pascua de esta prouinçia y el día del dios o demonio ya dicho Camaxtle y el día se dezía Teuxiuitl que quiere
dezir ‘año de dios’. E allegado el año de la gran fiesta, leuantáuase el más viejo de los tlamacaxque que en estas prouinçias de Tlaxcallan,
Huexuçinco, Chololla, se llamaua achcauhtin; vno se dezía achcautli. Y este predicaua y exhortaua a todos los otros, y les dezía: mios, ya es
llegado el año de nuestro dios y señor. E esforçaos a le seruir y hazer penitençia. Y el que se hallare flaco y sin espíritu, sálgase de aquí en
çinco días, y si se saliere a los diez y dexare la penitençia, éste tal será tenido por no digno de la casa de dios, y de la compañía de sus
seruidores. Y será priuado, y tomarle an quanto en su casa tiene”. ”Allegado al quinto día, leuantáuase el mesmo viejo achcahutli, que en
nuestra lengua quiere dezir ‘hermano mayor,’ y dezía: “¿Están aquí todos?” rrespondía: “Sí,” o “falta vno o dos,” que pocas vezes faltauan.
Luego yban todos a vna gran sierra, que está de aquí quatro leguas de gran salida de cuesta la mitad del camino. Y vn poco antes quedáuanse
todos orando vn poco más auajo de lo alto de la cuesta. Y el prinçipal achcautli subía arriba do estaua vn templo de la diosa Matlalcueye, y
ofreçía allí chalchiiuitl que son piedras de género de esmeraldas, y preçiadas, y plumas verdes grandes que se llaman queçalli, y mucho papel e
ynçienço de la tierra, rrogando con aquella ofrenda al señor Camaxtle y a Matlalcueye, les diese esfuerço para començar el tiempo de su ayuno y
acauarlo con salud y fuerças para hazer penitençia.
Hecho esto, y vuelto ala çiudad, luego venían otros menores seruidores de los templos del demonio que estauan rrepartidos por la tierra y en
otros templos. Y traían muchas cargas de palos tan largos como el braço y tan gruesos como la muñeca, y poníanlos en el prinçipal templo de
Camaxtle; y dauanles muy bien de comer. Y venían muchos carpinteros que avían ayunado y rreçado çinco días, y adereçauan y labravan
aquellos palos; y acauados de labrar fuera de los patios, dáuanles de comer. Y venían los maestros que sacauan las nauajas, tanbién
ayunados, y sacauan muchas nauajas con que se avían de abrir las lenguas, y poníanlas sobre vna manta limpia. Y si alguna de ellas se
quebraua al sacar que salen muy delgadas y harta vezes se quiebran, echauan la culpa a los maestros, y dezíanles, rriñéndoles, que no avían
bien ayunado. Y puestas en la manta limpia, perfurmáuanlas. Y puesto el sol, quatro de aquellos achcahutin cantáuanlas con cantares del
demonio y tañían vnos atauales; luego callauan los atauales, y cantauan otro cantar lugubre y llorauan. Acabado aquel cantar, estauan todos
los achcahutin a[fol. 25r] parejados, y vn maestro bien diestro horadaua las lenguas de todos por medio, hecho vn buen agujero con aquellas
nauajas, y luego aquel prinçipal y más viejo achcahutli sacaua por su lenguas aquel día quatroçientos y çinco palos de aquellos. Los otros
tanbién viejos y de fuerte ánimo sacauan otros cada quatroçientos y çinco; otros no tan antiguos sacauan trezientos de aquellos palos que eran
tan gruesos como el dedo pulgar del pie. Y otros de tanto gordor quanto pueden abraçar los dos dedos de la mano el pulgar y el del señalar;
otros más moços sacauan dozientos. Esto se hazía la noche que començauan el ayuno de la gran fiesta que era çiento y sesenta días antes de
su pascua llamada teuxihuitl.
Acabado esto, luego cantaua aquel viejo que avn apenas no podía ni hablar, pero esforçáuase mucho a cantar al demonio, y luego ayunauan
ochenta días. Y de veinte en veynte días, quatro vezes, sacauan otros tantos palos por las lenguas, hasta cumplir los ochenta días en fin de los
quales tomauan vn rramo pequeño y poníanlo en el patio a do todos lo veían. Y este rramo pequeño ansí puesto era señal que todos avían de
començar el ayuno del año de su demonio Camaxtle; esto era otros ochenta días antes de la fiesta. Entonçes lleuauan todos los palos que
avían sacado por las lenguas ensangrentadas y ofreçíanlos ante el ydolo, e hincauan diez o doze varales de a çinco o seis braças de largo, de
manera que en el medio pudiesen poner aquellos ensangrentados, que eran muchos. Y los ochenta días que quedauan, ayunauan todos, ansí
señores como prinçipales y maçeuales, hombres e mugeres. Y en este ayuno no comían axí o chillí, que es vno de los principales mantenimintos
suyos después de pan, y que más se vsa en toda esta tierra y en las yslas. Y en este tiempo no se bañauan, que es cosa entre esta gente bien
frequentada, y avn se abstenían de se ayuntar con sus mugeres. Pero los que tenían carne, en espeçial los hombres, podían la comer. EI ayuno
de todo el pueblo començaua setenta y dos días antes de la fiesta, y en todo este tiempo no se avía de amatar el fuego, ni avía de faltar en
casa de los señores y principales, ni de día ni de noche. Y si avía descuido y se moría, mataua el señor de la casa donde faltó el fuego vn
esclauo y echaua la sangre de el en vn brasero donde murió la lumbre.
En estotros ochenta días, de veynte en veinte días sacauan por las lenguas otros palillos, avnque no tan grandes como los dichos arriba, sino
de a xeme y de gruesso de vn cañon. Y cantauan todos aquellos achcahutin o sacerdotes del demonio quando esto hazían. Y en estos quatro
días tornavan el viejo achcahutli a la sierra, y ofrecían al demonio mucho papel y copalli y codorniçes. Y no yban con el sino quatro o çinco, de
noche, y todos los otros que eran más de dozientos quedauan en las salas y seruiçio del demonio. Y los que yban a ofrecer, yban de noche,
como ya es dicho, y no descansauan hasta que bolbían a casa. En este tiempo del ayuno salía tanbién aquel prinçipal achcahutli o achcahutin a
los prinçipales lugares de esta prouinçia y su curazgo a pedir su hornazo con vn rramo en la mano. E yba en [fol. 25v] casa de los señores y
24. CAPÍTULO LV.
Que cossa es esta prouinçia y el grandor…
A Tlaloc llamauan y honrrauan en Texcuco y en México y sus comarcas, y a
Matlalcuye en Tlaxcallan y sus comarcas. Esto se entiende que el vno hera
onrrado principal en Tezcuco y la otra en esta sierra y ambos llamauan por toda
la sierra.
Para desarraigar y destruir esta ydolatría en esta tierra, el sieruo de Dios fray
Martín de Valencia subió allá arriba a lo alto, quemó toda la ydolatría, y leuantó
la cruz de nuestro salvador Jesucristo. Hizo vna ermita que llamó San
Bartholomé, el qual glorioso apóstol, demás de auer predicado a yndios, diole
Dios poderío sobre los demonios, para los atar, desterrar y confundir su poder.
En aquella hermita puso quien le guardase, y para euitar que nadie allí se
humillase el demonio, dando a entender a los yndios como sólo Dios da el agua
y a Él se debe pedir, etcétera.
Fray Toribio de Benavente Motolinía,
Memoriales, cap. LV, 5.2 [1996, 352-353].