2. La civilización
del Nilo
• Desarrollo de una
civilización
sofisticada, coherente
y unificada.
• El comercio y las
conquistas impulsan
la economía y el
aumento de
población.
3. Construcción de templos como Abu Simbel à reflejo del poder, riqueza y sistema de
creencias de Egipto.
4. Un poco de contexto histórico
Primer
periodo
dinástico.
Capital:
Menphis.
El rey Narmer
unió el Bajo y
Alto Egipto.
Comenzaron
los primeros
escritos y
jeroglíficos.
Reino
Antiguo.
Capital:
Memphis.
Los faraones
Khufu
(Keops),
Kefrén y
Mykerinos
construyeron
las pirámides
de Giza y la
gran Esfinge.
1er.PeriodoIntermedio:Crisisyguerracivil.
Reino Medio: Capital
Tebas.
Amenhotep II construyó
el templo de Deir el-
Bahri. Sesortris I es el
faraón más poderoso de
este periodo.
2º.Periodointermedio:Crisisyguerracivil.
Reino Nuevo.
Capital: Tebas.
El mejor momento
de Egipto se vivirá
bajo el faraón
Ramsés II.
Hatshepsut y
Tutmosis III
también serán dos
faraones
importantes.
Pasan a construir
sus tumbas en el
Valle de los Reyes.
Periodo Tardío. Capital:
Alejandría.
Egipto es menos
poderoso y en el 332 a.
C. pasa a formar parte
del Imperio de Alejandro
Magno, que fundó
Alejandría. La última
reina-faraón será
Cleopatra VII, que murió
en el 30 a. C. Tras ello,
Egipto formará parte del
Imperio Romano.
3100 a. C. 2650 a. C. 2200 a. C. – 2055 a. C. 1780 a. C. – 1550 a. C. 1100 a. C. 500 a. C. 30 a. C.
5. El faraón
Dios viviente:
• El pueblo pensaba que era la representación
del dios de los cielos, Horus, en la Tierra, e
hijo del dios Ra.
• Mantenía el orden en el cosmos.
• Gracias a él se producía el limo.
Propician grandes construcciones, de forma que
mejoran el desarrollo científico y tecnológico.
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6. La religión
• La religión egipcia se desarrolló a lo largo de unos tres mil años, en los que
apenas recibió influencias externas. Para los egipcios, la concepción del mundo se
basaba en la idea primigenia de un caos que amenazaba con volver a ocurrir,
siendo la voluntad de los dioses la única forma de mantener un equilibrio, y la
razón por la que la religión —de características rituales— buscaba asegurar el favor
divino y la vida después de la muerte. Esto se explica en diferentes cosmogonías,
es decir, historias elaboradas por los sacerdotes para explicar el origen del mundo.
Las tres principales cosmogonías egipcias son las de Heliópolis, la cosmogonía de
Menfis y la de Hermópolis. Busca información sobre ellas en diferentes fuentes y
resúmelas.
• Busca información y representación de Horus, Anubis, Ra, Ptah, Isis y Amón.
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7. La escritura en el Antiguo Egipto
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8. Los jeroglíficos
• Los primeros textos conservados datan
del 2700 a. C.
• La escritura jeroglífica fue descifrada
cuando se descubrió la piedra Rosetta en
1799.
• Estela de granito negro dividida en tres
zonas: una con escritura en jeroglífico,
otra en demótico y una última en griego.
• En 1802 la estela fue trasladada a
Londres. En 1822, Jean-François
Champollion reconoció los nombres
“Ptolomeo” y “Cleopatra”, con lo que
tuvo ya un alfabeto de 12 letras.
Comparando el resto, consiguió descifrar
su significado.
9. Los textos literarios
• Textos didácticos à Los faraones enseñan el arte
de la guerra a sus sucesores.
• Textos satíricos à La sátira de los oficios.
• Textos narrativos de ficción à Las aventuras de
Sinuhé, El relato de un náufrago, El relato del
campesino elocuente.
• Textos de carácter religioso à El libro de los
muertos.
• Poesía lírica à Canto del arpista.
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11. Voy a contarte algo que me ocurrió cuando iba a las minas del Soberano y había bajado a la
mar a bordo de un navío de ciento veinte codos de largo y cuarenta de ancho. Ciento veinte
marinos formaban su tripulación, lo más selecto de Egipto: vigilaban el cielo o la tierra, su
corazón era más intrépido que el de los leones. Podían anunciar, antes de que estalalra, una
tormenta o una tempestad.
Una tormenta se desencadenó de repente antes de que llegásemos a tierra. Seguimos
navegando, pero arreció la tormenta, provocando una ola de ocho codos. Entonces zozobró el
navío y no sobrevivió ninguno de sus tripulantes. En cuanto a mí, fui arrojado en una isla por
una ola del mar. Pasé tres días solo, con mi corazón como única compañía. Luego estiré las
piernas en busca de algo que llevarme a la boca. Encontré higos y uvas, hortalizas magníficas
de todo tipo, frutos de sicomoro y pepinos como si fueran cultivados. Había también peces y
aves. En realidad, se encontraba de todo. Entonces, después de saciar mi habmre, arrojé al
suelo parte de esos víveres, pues eran demasiado abundantes para llevármelos. Después, con
unos maderos encendí fuego y celebré una ofrenda a los dioses.
12. Entonces oí un ruido de trueno: pensé que era otra ola. Los árboles crujieron y tembló
la tierra. Cuando me descubrí el rostro, vi que venía una serpiente: medía treinta codos
y su barba era superior a dos codos; sus miembros estaban recamados de oro, sus cejas
eran de verdadero lapislázuli; avanzaba con prudencia. Abrió la boca hacia donde yo
estaba, de bruces ante ella, diciéndome: «¿Quién te ha traído hasta aquí, quién te ha
traído, pequeño? ¿Quién te ha traído? Si tardas en decírmelo pronto te reduciré a
cenizas».
Y respondí: «Me hablas y no entiendo lo que me dices. Estoy frente a ti y he perdido el
sentido».
Entonces me cogió en su boca y me llevó a su guardia, donde me liberó sin rozarme,
sano y salvo, y sin quitarme nada. Abrió la boca hacia donde yo estaba, postrado ante
ella, y me dijo:
—¿Quién te ha traído hasta aquí, quién te ha traído, pequeño? ¿Quién te ha traído a
esta isla cuyas riberas baña el mar?
13. Tras relatarle mi naufragio, me dijo:
—No temas, no temas, pequeño: no pongas esa expresión atormentada ahora que has
llegado junto a mí. Sin duda Dios ha permitido que continúes viviendo, pues te ha traído
a esta isla donde nada falta y donde abundan todo tipo de cosas buenas. Pasarás aquí
un mes tras otro hasta cumplir cuatro meses. Después, un barco llegará de tu país,
tripulado por marinos que conoces; con ellos regresarás y morirás en tu ciudad. ¡Feliz
aquel que puede contar lo que ha vivido una vez superados los trances dolorosos!
«Te contaré algo que sucedió en esta isla, donde yo estaba con mis congéneres, entre lo
que ha día pequeñuelos: éramos en total setenta y cinco serpientes, mis hijos y mis
demás congéneres. Cayó una estrella incandescente y todos se abrasaron. Cuando esto
sucedió yo no estaba con ellos; se quemaron sin que estuviese a su lado. Estuve a punto
de morir cuando los encontré convertidos en un triste montón de cadáveres. Si eres
fuerte, domina tu corazón: estrecharás en tus brazos a tus hijos y a tu mujer, verás tu
casa, y eso vale más que todo. Regresarás al país donde vivías contusa hermanos…
16. Una hermosa y apacible colocación en la tumba tendrá lugar cuando hayan
transcurrido tus setenta días de embalsamamiento y seas depositado en tu
lecho funerario… Serás conducido por toros inmaculados… Tu camino será
rociado de leche hasta que hayas alcanzado tu tumba. El sacerdote abrirá tu
boca y terminará tu purificación. Horus abrirá tus labios, tus ojos y tus
orejas. Tu cuerpo ahora está más cerca de la perfección en todo aquello que
te pertenece. Serán recitadas para ti las letanías del libro de lo sagrado; se te
ofrecerá un sacrificio fúnebre y se depositarán ante ti las ofrendas
prescritas. Tu corazón estará en ti como lo estuvo cuando vivías en la tierra.
Tú penetrarás en tu cuerpo como el día de tu nacimiento. Avanzarás por la
tierra y por la montaña del Oeste, y las danzarinas fúnebres vendrán hacia ti
jubilosas.
17. Fórmula para entrar en la Sala de la Duat
¡Oh, tú, el que camina a grandes zancadas, que sales de Heliópolis! No cometí iniquidad.
¡Oh tú, el que oprime la llama, que sales de Kheraha! No robé con violencia.
¡Oh, nariz divina, que sales de Hermópolis! No fui codicioso.
¡Oh, devorador de sombras, que sales de la caverna! No robé.
¡Oh, el de rostro terrible, que sales de Re-stau! No maté a ninguna persona.
¡Oh, Ruty, que sales del cielo! No disminuí las medidas (de áridos).
¡Oh, el de los ojos de fuego, que sales de Letópolis! No cometí prevaricación.
¡Oh, incandescente, que sales de Khetkhet! No robé los bienes de ningún dios.
¡Oh, triturador de huesos, que sales de Heracleópolis! No dije mentiras.
¡Oh, despabilador de la llama, que sales de Menfis! No robé comida.
¡Oh, el de la caverna, que sales del Occidente! No estuve de mal humor.
¡Oh, el de los dientes blancos, que sales de El Fayum! No transgredí nada.
¡Oh, el que se nutre de sangre, que sales de la sala de sacrificio! No maté ningún animal
sagrado.
18. ¡Oh, devorador de entrañas, que sales de la Casa de los Treinta! No fui acaparador de
granos.
¡Oh, señor de Justicia, que sales de Maaty! No robé pan.
¡Oh, errante, que sales de Bubastis! No me entrometí en cosas ajenas.
¡Oh, pálido, que sales de Heliópolis! No fui hablador.
¡Oh, doblemente malvado, que sales de Andjty! No disputé nada más que por mis
propios auntos.
¡Oh, Uarnernty, que sales de la sala del juicio! No tuve comercio [carnal] con una mujer
casada.
¡Oh, el que mira lo que trae, que sales del templo de Min! No forniqué.
¡Oh, Jefe de los Grandes [dioses], que sales de Imu! No inspiré temor.
¡Oh, demoledor, que sales de Huy! No transgredí nada.
¡Oh, el confidente de disturbios, que sales del lugar santo! No me dejé arrastrar por las
palabras.
¡Oh, el niño, que sales de Heqa-andj! No fui sordo a las palabras de la verdad.
¡Oh, el que anuncia la decisión, que sales de Unsy! No fui insolente.
¡Oh, Basty, que sales de la Urna! No guiñé el ojo.
19. ¡Oh, el de rostro vuelto, que sales de la tumba! No fui depravado ni pederasta.
¡Oh, el de pierna ígnea, que sales de las regiones crepusculares! No fui falso.
¡Oh, tenebroso, que sales de las Tinieblas! No insulté a nadie.
¡Oh, el que aporta su ofrenda, que sale de Sais! No fui violento.
¡Oh, poseedor de varios rostros, que sales de Nedjefet! No juzgué precipitadamente.
¡Oh, acusador, originario de Utjenet! No transgredí mi condición [hasta el extremo] de
encolerizarme contra dios.
¡Oh, Señor de los dos cuernos, que sales de Assiut! No fui hablador.
¡Oh, Nefertum, que sales de Menfis! Estoy sin pecados, no hice el mal.
¡Oh, Tem-sep, que sales de Busiris! No insulté al rey.
¡Oh, el que actúa según su corazón, que sales de Tjebu! No he pisado el agua.
¡Oh, fluido, que sales de Nun! No hablé con soberbia.
¡Oh, regidor de los hombres, que sales de tu residencia! No blasfemé contra dios.
¡Oh, procurador del bien, que sales de Huy! No me comporté con insolencia.
¡Oh, Neheb-kau, que sales de la ciudad! No hice excepciones en mi favor.
¡Oh, el de cabeza prestigiosa, que sales de la Tumba! No acrecenté mi riqueza, sino con lo que
me pertenecía en justifica.
¡Oh, In-dief, que sales de la Necrópolis! No calumnié a dios en mi ciudad.
20. - A partir de la lectura de los textos, ¿qué concepción crees que tenían los
egipcios de la muerte?
- ¿En qué consistía el proceso de embalsamamiento? ¿Por qué lo realizaba
el pueblo egipcio?
- Según la lectura del segundo texto, ¿qué comportamientos se
consideraban correctos para alcanzar el favor de los dioses?
22. Este es el testamento del excelente soberano de destino maravilloso:
Las generaciones se desvanecen y desaparecen, otras ocupan su lugar en el tiempo de los ancestros.
Los dioses que vivieron antaño reposan en sus pirámides.
Los nobles y los bienaventurados están enterrados en sus tumbas.
Habían construido casas cuyo emplazamiento no existe ya.
¿Qué ha sido también de ellos?
He oído las palabras de Imhotep y de Hardedef que se citan en proverbios y han sobrevivido a todo.
¿Qué ha sucedido con sus posesiones?
Sus muros se han desplomado, sus dignidades han desaparecido como si no hubieran existido nunca.
Ninguno vuelve de allá abajo que nos cuente cuál es su suerte, que nos cuente lo que necesitan, y
tranquilice nuestro corazón hasta que nosotros lleguemos a ese lugar donde ellos ya han llegado.
Que tu corazón, pues se apacigüe. El olvido te es favorable.
Obedece a tu espíritu por tanto tiempo como te sea posible.
Unge tu frente con mirra, vístete con lino fino, perfúmate con las maravillas verdaderas que forman parte
de la ofrenda divina.
Aumenta tu contento para que tu corazón no languidezca.
Sigue tu deseo y tu felicidad, colma tu destino sobre la tierra.
No expongas tu corazón a la inquietud hasta el día en que te alcance la lamentación fúnebre.
Aquel cuyo corazón está hastiado no oye su grito. Y su grito no salva a nadie de la tumba.
Haz, pues, del día una fiesta, y no te sientas harto.
Mira, nadie lleva consigo sus bienes.
Mira, ninguno vuelve de los que se han ido.
23. Bibliografía
• Iáñez, Eduardo, Las literaturas antiguas y
clásicas, 1989
• Casals, Literatura universal, 2015
• Micomicona, Literatura universal, 2015
• Akal, El libro de la Historia, 2019
• Akal, El libro de la Mitología, 2018
• Lecciones de historia, Blog Rosa Liarte