Una mujer sonrió a un extraño deprimido, haciéndolo sentir mejor. Esto llevó a una cadena de buenas acciones donde personas ayudaron a otros que estaban necesitados. Al final, un hombre acogió a un perro callejero para darle un lugar cálido para dormir.
2. Ella le sonrió a un extraño que se veía deprimido en la calle.
La sonrisa al parecer lo hizo sentirse mucho mejor.
El extraño recordó la amabilidad de un viejo amigo y
le escribió una carta de agradecimiento.
El amigo estaba tan contento de recibir esa carta de
agradecimiento que dejo una gran propina a la mesera
en donde estaba almorzando.
La mesera, sorprendida por la gran propina, apostó ese
dinero en una corazonada.
Al otro día al recoger sus ganancias le dio una parte del
dinero a un hombre de la calle. Este callejero que tenia
2 días sin comer estaba muy agradecido.
Después de que el termino de comer partió de regreso
a su diminuta habitación en un hostal para callejeros.
En el camino vio a un perrito que temblaba de frío, lo
recogió y lo llevo con el a su habitación. El perrito
estaba muy agradecido de tener un lugar cálido para dormir.
3. Un hombre susurró: Dios, habla conmigo.
Y un ruiseñor comenzó a cantar... Pero el hombre no oyó. ¡Entonces
el hombre repitió: Dios, habla conmigo! Y el eco de un trueno, se
oyó...
Mas el hombre fue incapaz de oír. El hombre miró en derredor y
dijo: ¡Dios, déjame verte!
Y una estrella brilló en el cielo... Pero el hombre no la vio.
El hombre comenzó a gritar: ¡Dios, muéstrame un milagro!
Y un niño nació... Mas el hombre no sintió el latir de la vida.
Entonces el hombre comenzó a llorar y a desesperarse: ¡Dios, tócame
y déjame saber que estás aquí conmigo...!
Y una mariposa se posó suavemente en su hombro... El hombre
espantó la mariposa con la mano y, desilusionado, continuó su
camino, triste, sólo y con miedo.
Moraleja.: Dios se muestra ante nosotros en cada obra de la vida
solo hay que verlo, escucharlo, sentirlo, etc.