Este documento discute cómo la intervención de empresas internacionales en Colombia ha afectado negativamente a los agricultores y la cultura local. Señala que los productos colombianos naturales no reciben el valor que merecen, mientras que las compañías extranjeras promueven sus productos de manera engañosa para ganar dinero a costa de la salud de los consumidores y el sustento de los campesinos. Finalmente, argumenta que es importante reconocer el valor de la cultura y las personas de Colombia y apoyar a los agricultores locales para reconstruir la
1. Jeniffer Segura Lamprea
Código : 20121187130
Dos tomates y dos destinos
El video nos muestra ampliamente la situación en la cual la intervención de otros
países en el nuestro, ha hecho que cambie totalmente la perspectiva que
tenemos frente a lo propio y lo que podemos explotar de nuestras facultades como
cultura.
Como primaria instancia se trata, la falta de valor que se le da a nuestros
productos propiamente colombianos, los cuales son cultivados natural y
sanamente para nuestros beneficios y que no hacen ningún daño a nadie, pues
como bien lo sabemos son productos que no tienen ninguna manipulación que no
sea de la propia naturaleza, esto conlleva a que los agricultores que se esfuerzan
por darnos lo mejor, no sean bien remunerados y se vean obligados a utilizar otros
métodos para que sus productos se vean mejores; pero que se vean mejores, no
tiene nada que ver con que sean mejores al momento de consumirlos; tal vez se
disminuya el costo de estos, pero ¿ qué mejor que pagar por algo que realmente
agrade al paladar naturalmente?; no existe modo alguno en que un producto
tratado, sea más exquisito que uno natural.
En segundo lugar las falencias de las industrias internacionales son muchas,
¿Qué pretenden?, lo único que desean es incrementar su deseo ambicioso por
ganar mucho dinero, pero a costa de que, de el daño a miles de personas que
consumen sus productos baratos, con químicos altamente concentrados y ni
hablar de los miles o millones de campesinos que pierden sus empleos por las
fabricas y laboratorios que hacen el trabajo más rápido y supuestamente mejor
que ellos. No obstante la mayoría de gente que en nuestro país habita, hace caso
omiso de esto, por el simple hecho de que estos empresas y los medios de
comunicación amarillistas, no hacen cosa más que lavarle el cerebro con
propaganda de supuestos productos “que benefician nuestra salud” que son más
baratos, y por ende, estos deben ser más valorados que lo nuestro; porque como
los demás países tienen las mejores tecnologías, entonces lo natural no es un
progreso en la cultura.
Para terminar la invasión de dichas empresas internacionales, le están quitando
espacio, sí no es que ya lo quitaron, a nuestra gente campesina colombiana,
interviniendo en nuestras tierras, nuestros salud, nuestros medios de
comunicación y en nuestras mentes, para que no hagamos otra cosa que
aferrarnos a lo que ellos nos ofrecen y no a lo que verdaderamente vale la pena.
2. Es importante que reconozcamos el valor que tiene nuestra gente y lo que somos
capases de crear con nuestra cultura, fomentar la exploración de nuestros propios
productos y riquezas para compartir entre nosotros la calidad y confiabilidad de
nuestras cosas, dejando de lado tatas cosas que no pertenecen a nuestra cultura
y que poco a poco se van metiendo en nuestra vida para mal. Solo hace falta creer
en lo que somos y en lo que podemos hacer para recostruir nuestro país rico en
agricultura y apoyar a nuestros campesinos para obtener los derechos que nuestra
cultura merece para avanzar y no retroceder en nuestra lucha por un país mejor.