2.
Creados para ser felices
El hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, con capacidad para conocer y
amar a su Creador.
Ha sido constituido señor de la creación visible para gobernarla y usarla glorificando a
Dios
Dios es perfecto, es feliz y es la felicidad
Dios comparte con nosotros su felicidad, su ser feliz
Él ha puesto en nosotros el deseo inmenso, infinito de felicidad, por los cual todos
buscamos instintivamente ser felices y no estamos satisfechos hasta lograrlo
plenamente.
Tenemos la tendencia y aspiramos a ser felices
Dios comparte con nosotros su felicidad, su ser feliz
Él ha puesto en nosotros el deseo inmenso, infinito de felicidad, por los cual todos
buscamos instintivamente ser felices y no estamos satisfechos hasta lograrlo
plenamente.
Tenemos la tendencia y aspiramos a ser felices
Es algo irremplazable nuestro deseo de ser felices y nos esforzamos por satisfacerlo
La felicidad es nuestra aspiración más profunda.
Cualquier cosa que hagamos, es para lograr ser felices
3.
Somos constructores de felicidad
La felicidad no se puede comprar ni regalar ni vender ni conseguir por medio de palancas
Cada uno somos los artífices y conquistadores de nuestra propia felicidad
El conseguir la felicidad es la condición de nuestra realización personal
Realizarse significa “ser uno mismo”, lograr ser como hemos sido pensados
Tenemos una sed y hambre de felicidad
Si no conseguimos ser felices, seremos tristes, amargados,…
El que haya gente no realizada, no feliz, es la causa de que el mundo vaya tal mal
4.
Felicidad verdadera
Para desear algo y conseguirlo, hay que conocerlo;
Podemos equivocarnos y considerar felicidad lo que no es o contentarnos con apariencias de felicidad
LA FELICIDAD VERDADERA ES LA QUE NOS LLENA POR COMPLETO Y PARA SIEMPRE PORQUE RESPONDE A
TODAS NUESTRAS ASPIRACIONES
Dios se ha preocupado por darnos un maestro de felicidad, el cual nos ha indicado el camino y nos ha
dejado un manual: el Evangelio
Jesucristo vino al mundo para reconciliarnos con nuestro Dios, el dueño de nuestra vida
Adán y Eva quisieron buscar la felicidad sin tomar en cuenta a Dios. Hicieron mal uso de su libertad
Jesucristo nos enseña claramente en qué consiste la verdadera felicidad
Si la queremos, debemos dejarnos guiar por El, aunque con frecuencia va contra nuestros gustos y deseos y
nos exige renuncias y sacrificios
Sin embargo es la única verdad, es el único Maestro, el que no se equivoca: “Yo soy el camino, la verdad y
la vida”
5.
Siguiéndolo, lograremos ser felices
La enseñanza de Jesús se concentra en una afirmación fundamental: la felicidad consiste en el
amor, porque el hombre existe para mar, tiene como vocación sustancial el amor.
No es posible una verdadera felicidad excluyendo de nuestra vida a:
Dios “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”
A los demás, “amarás a tu prójimo como a ti mismo”
La felicidad se alcanza con la plenitud del amor, por consiguiente, seremos plenamente felices
cuando haya alguien capaz de llenarnos de manera absoluta y definitiva
San Agustín: “Inquieto está mi corazón hasta que descanse en Ti, mi Dios”
El único ser infinito capaz de llenarnos, es Dios
6. Felices desde ya
No tenemos por qué estar tristes, nuestra felicidad comienza aquí… el ideal cristiano de la
vida, es alegría y felicidad anticipada
La vida, es el tiempo que Dios nos da para construir nuestra felicidad, sabiendo que nuestra
felicidad es el mismo Dios, tenemos la vida para conocerle.
Nuestra tarea es conocer a nuestro Dios, amarlo y amar a nuestros
hermanos, despojándonos de todo egoísmo; dejando todo lo que no sirve para construir
nuestra felicidad verdadera
¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?
La voluntad de nuestro Padre que está en los cielos es que todos seamos felices
El mundo necesita jóvenes decididos para mejorarlo y que sea más justo y bello