1. Incoherencia
Un joven alfarero ávido de las enseñanzas del jardinero le pregunto en cierta ocasión:
-. Jardinero, ¿Hay en el camino que lleva a la vida alguna herida que el alma no pueda
cerrar??
El jardinero levanto las cejas con gesto de resignación.
-. Si hay una.
-. Y cual es?
-. La incoherencia – el joven se extraño, pues esperaba alguna cosa con más
dramatismo.
Moviendo la cabeza, el jardinero dejo salir una sonrisa cansada.
-. La incoherencia es la compañera infatigable del buscador infatigable - le dijo. Es el
comensal no invitado a la fiesta que termina poniéndote en evidencia después de haber
satisfecho su apetito. El alma te dice cual es el camino que debes tomar y tú aceptas en
tu corazón que ese es el camino adecuado. Pero luego, no sabes como, te ves caminando
por el sendero equivocado, sin saber como explicarte a ti mismo lo sucedido. Uno dice
esto o aquello y, poco después, se traiciona a si mismo haciendo todo lo contrario, y
cuanto mas se hace el propósito de no volver a caer, mas veces cae en el error.
Es como una pulga impertinente que cuanto mas te rascas, mas te pica.
El joven estaba intentando asimilar las que parecían ser enormes dificultades de ser
coherente con lo que uno afirma.
-. Entonces, ¿ No hay manera de alcanzar la coherencia entre lo que uno dice y lo que
hace?.
-. Puedes alcanzar un cierto grado de entendimiento, siempre y cuando no entables una
lucha a muerte con ella, siempre y cuando la dejes vivir a tu lado como una sombra que
no puedes despegarte de los pies.
Y cuando llegues a hacer amistad con tu propia incoherencia, entonces ella te hace un
don que no esperabas.
-. ¿Cuál? – pregunto el joven intrigado.
-. La humildad.