1. CAPERUCITA ROJA
Había una vez una niña muy linda que siempre vestía con una caperuza roja, por lo que le
decían la caperucita roja. Un día sus padres la enviaron a casa de su abuela en el bosque,
la caperucita tenía que llevarle unas tortas de jamón que había cocinado su madre para su
abuelita.
La caperucita roja siguió camino a casa de su abuelita con las tortas de jamón, pero; lo que
no sabía es que el lobo feroz la estaba vigilando. El lobo feroz no quería comerse a la
caperucita, él era un gran fanático de las tortas de su mano, y quería aprovechar esa
oportunidad para llevarse algunas tortas para comérselas en su casa. Al ver a la caperucita
en el bosque al lobo se le ocurrió un plan para robarle las tortas de jamón. El lobo le dijo a
caperucita que siguiera el camino más largo a casa de su abuela, porque en el más corto
se habían caído unos árboles.
El lobo feroz le mintió a la caperucita y tomaría el camino más corto para llegar antes a
casa de la abuela. Y así fue como pasó, convenció a la caperucita y ella tardó mucho más
en llegar a casa de su abuela. Lo que le dio tiempo al lobo para hacer lo que tenía
planeado. El lobo entró a casa de la abuelita, y le dijo que se metiera en el closet, su
intención tampoco era comérsela, y le ató la boca para que no pudiera hablar. Le quitó su
pijama y se disfrazó de ella, su plan de robarle las tortas a caperucita estaba cerca de
concretarse.
Pero ¿Cómo se dio cuenta caperucita que el lobo se hacía pasar por su abuelita?
Caperucita en realidad usaba lentes, pero ella no se los ponía porque decía que se miraba
muy fea y ella siempre los dejaba en la casa al salir. Por eso a ella le costaba identificar a
alguien. Cuando ella llegó a casa de la abuela el lobo ya estaba disfrazado y hasta había
conseguido una peluca. Le dijo a caperucita:
- Entra Entra hijita, y dame la comida que me traes. –
La caperucita no podía ver muy bien, pero si podía oír perfectamente, así que al ver que la
voz era la del lobo feroz dijo:
- Esa sin duda no es mi abuelita. – Así que comenzó a preguntarle cosas:
- Abuelita, por qué tienes esas orejas tan grandes?
- Para escucharte mejor.
- ¿Por qué tienes esos ojos tan grandes?
2. -Para verte mejor hijita.
Y luego le preguntó:
- ¿Y por qué tienes esas manos tan grandes?
- Para agarrarte mejor.
Y ahí fue cuando caperucita le hizo la pregunta más importante:
Le dijo: - Abuelita, por qué tienes esos dientes tan grandes?
Ustedes que creen que le dijo niños?
El lobo no le dijo que eran para comerte mejor, esa es la historia que todos se creen;
realmente el lobo le dijo: - Para comer las tortas de jamón de tu mamá! Y ahí fue cuando
la caperucita se dio cuenta que era el lobo feroz disfrazado de su abuelita. Y empezó a
gritar!!!
- El Loboooo! Me come el loboooo! – Un cazador que pasaba cerca oyó los gritos y entró a
la fuerza. Y ¿Saben qué pasó? Comenzó a reírse porque era demasiado gracioso,
imagínense a un lobo grande y peludo dentro del pijama de una abuelita. Pero el cazador
no mató al lobo, ellos eran amigos y solo se rió! Entonces el lobo le pidió que no le contara
a nadie lo que había visto porque todo el pueblo se burlaba de él.
Luego sacaron a la abuelita de donde estaba y el lobo feroz pidió disculpas y aseguró que
buscaría un trabajo, y el lobo se convirtió en el ayudante de la madre de caperucita roja en
la creación de sus tortas.
La moraleja del cuento es que no debemos hacerle caso a los extraños que nos
encontramos en la calle.
FIN