Al Qaida enciende la mecha contra los cristianos en irak
1. Al Qaida enciende la mecha contra los
cristianos en Irak
Al menos 58 muertos en la toma de rehenes en una iglesia
católica del centro de Bagdad
Jóv enescristianosen lanorteña ciudad de Arbil recordaban ayera losdossacerdotes asesinados en el
asalto a la iglesia de Bagdad.
«AL QAIDA A LA CAZA DEL CRISTIANO EN IRAK»
Domingo en Bagdad. Misa de doce en la iglesia de «Sayida an-Naya» (Nuestra
Señora del Socorro), en el céntrico barrio de Karrada. Hace quince minutos que ha
comenzado el oficio. Alrededor de dos centenares de fieles siguen la misa. La
mayoría, mujeres y niños. Suenan dos fuertes explosiones y estalla un tiroteo fuera,
cerca del templo, en la Bolsa de Bagdad. El sacerdote, el padre Athir, interrumpe su
sermón. Los fieles se ponen en pie, alerta. De pronto, un comando de siete u ocho
individuos irrumpe a la carrera en la nave de la iglesia dando voces. Van armados
hasta los dientes. Fusiles kalashnikov, pistolas, granadas de mano, cinturones con
explosivos... Son yihadistas.
Revuelo general. El padre Wassim trata de esconder a unas decenas de fieles en una
pieza contigua a la nave central. Después, intenta parlamentar con los asaltantes. Le
2. disparan una ráfaga. El padre Athir, que oficiaba la misa, es ametrallado también.
Los yihadistas lanzan varias ráfagas y una granada sobre un pequeño grupo de
fieles que trataban de huir por la puerta principal. Más disparos. Una docena de
cadáveres yacen por el suelo y sobre los bancos. El tiroteo se apaga. Quedan casi un
centenar de rehenes aterrorizados en poder de los asaltantes. Algunos han logrado
escapar en los primeros instantes.
La policía y el ejército rodean el templo. Amenazan con asaltarlo. Los terroristas
replican que lo harán volar por los aires con sus rehenes dentro. Formulan un par
de exigencias para liberarlos: la excarcelación de yihadistas presos en Irak, y de dos
cristianos coptos convertidos al islam y al parecer encarcelados en Egipto. Pasa el
tiempo. Cinco horas de pánico dentro de la iglesia, y otras tantas de incertidumbre
fuera. Las fuerzas especiales del ejército iraquí, y sus asesores estadounidenses
deciden pasar a la acción, al parecer perdida toda esperanza.
Cinturones con explosivos
Tres decenas de expertos inician el asalto por la puerta principal y por dos ventanas
simultáneamente. Los terroristas estaban preparados, y en Nuestra Señora del
Socorro se desató el infierno. Mientras los comandos disparaban casi a ciegas, los
yihadistas, distribuidos por el interior, lanzaban sus granadas y activaban sus
cinturones con explosivos. El saldo de la operación de rescate, aterrador: 46 fieles
muertos, muchos de ellos mujeres y niños; más de sesenta civiles heridos; siete
agentes y militares abatidos, y diecisiete heridos; cinco terroristas muertos, y dos o
tres, capturados malheridos.
Condena del Papa Su Santidad Benedicto XVI condena la «absurda y
feroz matanza contra personas indemnes acogidas en la casa de
Dios»
«No pudimos esperar más y lanzamos la operación, los terroristas estaban
dispuestos a matar a todos los rehenes», dijo el ministro de Defensa, Abdul-Qadr
al-Obeidi. Calificó el asalto de «éxito» porque se logró «matar a todos los
terroristas, entre los que había ciudadanos no iraquíes».
Ayer, la iglesia después de la batalla mostraba su frontón «Gloria a Dios en el cielo y
paz en la tierra» acribillado de balas. Un bajorrelieve de la Virgen, desgarrado por
las esquirlas. El suelo, los muros. los bancos... salpicados de sangre. Jirones de
carne humana y de ropas. El Estado Islámico de Irak, brazo hermano de Al Qaida
en este país, reivindicó la matanza a través de un comunicado en el que amenazaba:
«Se ha encendido la mecha de la campaña contra los cristianos». Hay cerca de
medio millón en Irak. Hace seis años eran un millón.
El Ejército estadounidense aclaró que sus soldados no intervinieron en el asalto,
sólo asesoraron a los iraquíes. El Papa condenó la «absurda y feroz matanza contra
personas indemnes acogidas en la casa de Dios». Más condenas desde EE.UU., la
UE, Rusia, desde medio mundo. Hasta Hizbolá condenó la matanza