1. Decir “Te amo”
Concluía un curso de liderazgo de excelencia, siendo su temática central los recursos
que debe de usar el líder para lograr motivar en forma efectiva a los demás.
Uno de los participantes, que por su actitud en cada una de las 10 sesiones de 4
horas, pareciera que había asimilado profundamente cada concepto, se
disculpó, por no poder quedarse a la ceremonia de clausura, aduciendo que
tenía asuntos urgentes que atender.
Días después me lo encontré y me impactó la vivencia que me narró. Te pido disculpas
una vez más, por mi salida intempestiva el día de la clausura del curso. Me di cuenta, en
ese momento, lo olvidados que había tenido a los seres más cercanos a mí, a quienes
verdaderamente amo. Pero como tú decías en la clase, que las personas que hacen la
calidad de todos los días en la empresa, así como aquellos que son parte de nuestra
cotidianidad, como lo es nuestra propia familia, son a quienes menos tomamos en
cuenta. Me dirigí de inmediato a casa. Al llegar, mi esposa estaba en la cocina, me
acerqué y me atreví a decirle; TE AMO, algo que, sí te soy sincero, no recuerdo la
última vez que se lo había dicho. Se volvió sorprendida, y se me acercó como tratando
de descifrar si lo decía porque estaba ebrio o enloquecido.
Y agregué... mujer, siempre te he amado y quisiera renovar hoy lo que siento por tí; has
sido mi compañera durante 25 años y deseo ser un buen compañero el resto de
nuestras vidas. Me abrazó y una calidez, que ya había olvidado, llenó mi cuerpo.
Inmediatamente pregunté por mi hijo adolescente, el más pequeño de la familia, de 17
años, rebelde como yo lo fuí; a quien han expulsado de no se cuantos colegios, siempre
de fiesta, retraído en su trato conmigo, lleno de rencores, en fin, lo que puede
considerarse un joven problema. Lo invité a tomarse un refresco; me senté a escuchar
música en su cuarto; me hice el firme propósito de no sermonearlo y empecé
interesándome por sus cuadros, los posters de artistas que cubrían las paredes. Poco a
poco, empezó él a platicar de sus cosas. Conversamos durante más de cuatro horas. Ya
en la puerta, me acerqué y le dije; TE AMO, hijo mío, y le besé en la frente. Te
confieso que nunca lo había visto llorar como lo hizo. No sé cuanto tiempo más pasó,
finalmente buscó entre sus bolsillos, y me entregó un sobre. Lo abrí y sorprendido
contemplé más de 20 pastillas. Intrigado pregunté: ¿Qué es esto? Papá, ya no las
necesito ... hoy pensaba suicidarme. ¡Gracias por decir que me amas!
Cuan necesitados estamos de amor, no olvidemos que el verdadero líder es el
que busca el bienestar para todos, ejemplo tenemos en nuestro Señor Jesús,
líder por excelencia, jamás se olvidó de nosotros, siempre amoroso, siempre
2. sustentando, El es el buen Pastor que su vida por sus ovejas, estás dispuesto a
dar ese primer paso y asumir el compromiso del amor. Te animo en esta
mañana, a hacerlo, hay mucha gente que necesita del amor que tú y yo
conocimos el día que le entregamos nuestra vida a Jesús, hay gente llorando y
sufriendo en las calles, que se siente como si no hubiera otra salida, con la vida
y el corazón rotos, este es el momento de demostrar ese amor que reina en
nuestras vidas, el amor de Jesús.
Dios te bendiga
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