2. Las acuarelas de Ivonne Tejerina exhiben bodegones ‘mínimos’, evocando el poder de la aguada en un entorno sutil y sensual, en el que los objetos de cristal, jarrones, copas y fruteros predominan, mostrando frutas, zumos de fruta y pétalos de flores como nota de color. Predominan los tonos rosáceos, amarillos, blancos, verdes, azules y violáceos, marcados por la impronta de la evidencia, encaminada en la determinación, es decir que son esenciales para trasladar al espectador una idea de sensibilidad estudiada.