Paulina formó una banda de niños en el Polígono M después de enterarse que demolerían el cerro local. Ella se convirtió en la líder de la banda, que se oponía a la demolición porque sentían que sin el cerro, su pueblo perdería su identidad. Aunque la banda tuvo desacuerdos internos, Paulina prefirió continuar liderándolos para preservar el espíritu de unión más que volver a su antiguo papel de mandona.