2. El número de suicidios en Japón superó los
30.000 por decimocuarto año consecutivo en
2011, según datos de la Agencia Nacional de
Policía. Las cifras publicadas este mes cuentan
que 30.513 personas fueron las que se quitaron la
vida el año pasado, 1177 menos que en 2010. Con
una tasa de suicidios de 28,3 por cada 100.000
habitantes, Japón ocupa el tercer lugar entre los
países de la OCDE, y séptimo en el mundo, con
mayor índice de suicidio.
3. El suicidio afecta a todo aquel que permanece
en Japón un periodo prolongado. Más de una
vez los viajes en tren se retrasan debido a que
alguien salta a las vías. Los editoriales se
suceden alrededor de este tema que tiene
mucho más trasfondo del que muchos
imaginan.
4. Muchos observadores occidentales se apresuran a señalar
los precedentes históricos del suicidio en Japón. Los
samuráis eran conocidos por el seppuku, ritual en el que se
suicidaban para que no quedara en entredicho su honor.
Los pilotos Kamikaze de la Segunda Guerra Mundial se
estrellaban contra un objetivo sin tener en cuenta sus
propias vidas. Por esto, los occidentales asumen que la
alta tasa de suicidios es una extensión de la historia, pero
los japoneses pueden encontrar ofensiva esta suposición.
Ellos, en general, encuentran que las principales razones
que tiene la gente para suicidarse son el exceso de trabajo,
el desempleo y la intimidación, entre otras.
5. El estrés por exceso de trabajo tiende a ser la razón más citada
para el suicidio. En el año 2008 la fatiga por el trabajo supuso el
47% de los suicidios.
La ética del trabajo japonés tiene sus raíces en el valor del trabajo
duro del budismo Zen. El trabajo duro no es un medio para un fin,
sino el fin en sí mismo. En Japón, la relación empleador-empleado
se asemeja a la relación caudillo-retén de la no muy lejana época
feudal. Los empleados demuestran la lealtad hacia sus empresas a
través del sacrificio personal. Un empleado que murió a causa de
cansancio se debería considerar como un modelo a seguir para los
demás empleados; por tanto, los trabajadores japoneses
permanecen en sus puestos de trabajo hasta la puesta de sol y, a
menudo, son obligados a ir después del trabajo con compañeros y
clientes a tomar algo.
6. La otra cara de la moneda en el suicidio es el
desempleo y curiosamente, es bastante
paradójico. Hay personas que dicen: “en
Japón, la gente se suicida por exceso de
trabajo si tienen y si no lo tienen, también”.
Japón es famoso por sus prácticas de empleo
de por vida. Un trabajo no sólo viene con la
seguridad económica que implica, sino
también con todos los beneficios e incluso
viviendas de protección oficial.
7. La causa más común de suicidio entre los
niños es la intimidación. Si bien ha habido
campañas para abordar el acoso escolar,
sigue siendo como una epidemia.
8. Una de las teorías antropológicas de por qué
el acoso escolar es frecuente en Japón alega
que el acoso tiene sus raíces en el cultivo de
arroz. El cultivo de arroz requiere la puesta en
común de recursos y la cooperación
comunitaria. Un hombre haciendo lo suyo de
forma independiente podría sabotear la
cosecha entera. Por tanto, la sociedad
japonesa utiliza la intimidación para presionar
a todos a cumplir sus obligaciones.
9. Por último, el mal estado de la salud mental
en Japón hace que sea difícil para las
personas que sufren enfermedades mentales
o el estrés relacionado con el trabajo obtener
la ayuda que necesitan.
10. Los japoneses tienen un fuerte estigma contra la
enfermedad mental. Hay un caso de una mujer
americana que fue despedida de su trabajo como
profesora de Inglés para ir a un psiquiatra. La
justificación de despido por necesitar ayuda
psiquiátrica va en la línea de la imagen que puede
ofrecer una empresa si alguien relacionado con ella
tiene una enfermedad mental. Una persona que va a
una clínica mental tiene que ir prácticamente
ocultando su identidad. Esto se da en un países donde
los burdeles especializados en sexo oral (salones de
color rosa) a menudo no tiene puertas y puede que un
peatón lo vea desde la calle.
11. La salud mental no la cubre el seguro y puede
costar alrededor de 200.000 yenes una sesión de
10 minutos con un psiquiatra, en la que el
médico simplemente diagnostica la enfermedad
y prescribe algunos medicamentos. Ni escuchan
al paciente ni le ofrecen asesoramiento. Por eso
los hombres japoneses suelen recurrir a clubes
donde pagan cientos de dólares por una chica
guapa, se sientan y beben mientras ella finge
interés por los problemas que ellos le cuentan,
en una especie de continuación de la tradición
de las geishas. Fuente: