1. Es común ver en parques, playas y tantos otros lugares, cómo muchas mujeres andan
con sus hijos sin la compañía del padre. Las estadísticas no mienten; hay una enorme
cantidad de niños que nacen –en nuestro país- con un papá invisible; otros, quedan sin
el amparo paterno ante un divorcio.
En los alrededores de un hospital, cada semana, es normal ver cantidad de muchachas
camino al parto, algún curso o simplemente a control; duele ver en sus rostros todavía
huellas de una niñez perdida. Suelen ir con sus madres, una pariente, y pocas veces con
su compañero o esposo.
Esto es reflejo de la desintegración familiar que vivimos. Cantidad de estudios
internacionales demuestran la total necesidad que tienen los bebés de la compañía del
padre y de la madre; y la enorme influencia positiva que ello tiene sobre su desarrollo
físico y mental, y la seguridad que les brinda.
2. Ser padre va más allá de un proceso procreativo. Es,
sin duda, participar del plan de Dios en cuanto al don
de la vida; el cual siendo de la potestad absoluta del
Padre Eterno, nos permite ser actores.
Lamentablemente hoy en día el rol del padre se ha
desvalorizado mucho, al punto que el Día del Padre es
un día más comparado al Día de la Madre. Tal vez
sean muchos los factores que han originado esta
desvalorización, muchas veces porque el mismo padre
ha descuidado cumplir a cabalidad su responsabilidad
paternal, otras veces, porque la misma sociedad ha
alejado al padre de su hogar.
Hoy más que nunca es necesario revalorizar esta
función de la paternidad responsable y la gran
bendición que representa en la familia. Asimismo, nos
toca reflexionar a nosotros como hijos, cuánto hemos
honrado a nuestro padre, cuánto le hemos escuchado,
cuántas veces hemos sabido perdonarle un error,
cuánto estamos agradecidos por su esfuerzo y
bondad, cuánto tiempo hemos dedicado para
escuchar a solas sus lamentos o sufrimientos.
¿Hemos hecho esto?
3. Celebrar el Día del Padre no es sólo meras palabras
con un discurso florido o con un simple regalo, es algo
más que eso. Es tener muy en cuenta su condición de
que como padre es el fundador de mi generación, de
mi familia, de mi vida, por supuesto, junto con mamá.
Debemos dar gracias a Dios por el privilegio de tener
un padre.
Como sea el siempre a estado ahí, nunca llego oliendo
alcohol, nunca falto a casa.
COMO SEA, EL SIEMPRE ESTA AHÍ.