2. Los padres son los primeros y muchas veces los
más grandes maestros que una persona llega a
tener a lo largo de toda su vida. Nuestros padres
nos presentan el mundo y nos enseñan cómo
desenvolvernos en él. Por efecto o defecto, la
mayor parte de nuestras acciones como adultos
están teñidas de una u otra forma por la influencia
de nuestros progenitores.
3. Nadie nos enseña a ser padres ni a ser hijos. No
recuerdo ni una sola hora dedicada al tema en los
18 años de educación formal que recibí, imagino
que los encargados de diseñar los programas
educativos deben considerar que hay asuntos más
importantes que aprender a hacer familia.
A golpes y tropezones, quizás aprendas a ser hijo
cuando seas padre y puedas valorizar todo lo que
tus padres hicieron por ti y entonces te des
cuenta de lo difícil y compleja de su tarea.
4. Quizás si has permitido que la vida y el tiempo
dejen una huella en ti, cuando seas abuelo
aprendas a ser padre. Y desde una perspectiva
que sólo la madurez y el rodaje dan, comprendas
que algunas de las prioridades que gobernaron tu
vida no eran en realidad tan importantes.
5. Con toda seguridad si eres padre o si deseas
serlo, te gustaría que tus hijos te vean con buenos
ojos y valoricen el esfuerzo que has hecho para
criarlos, cuidarlos, alimentarlos, mimarlos,
apoyarlos, educarlos y amarlos o, al menos, es
seguro que desearías que ellos te demostraran
amor y respeto. Sus quejas y reclamos te han de
parecer injustas e inmaduras. Es también probable
que tus hijos te miren de manera muy similar a la
forma en que tú miras a tus padres. ¿Cómo no iba
a ser así? Si fuiste, eres y serás su gran maestro y
de ti han aprendido los afectos.
6. No importa lo grande que seas, lo importante, lo
exitoso, lo independiente que te creas, con toda
seguridad frente a papá y mamá te sientes como
un pequeñín necesitado de atención, apoyo,
afecto, valorización y amor.
Tus padres te dieron todo lo que tenían para darte,
de la forma en que podían y sabían hacerlo. Ten
por seguro que si hubieran podido hacer más lo
habrían hecho. Igual como tú has hecho o harás
todo lo que has sabido y podido con tus hijos.
7. Aún no es posible crear vida. Un hombre y una
mujer han de unirse para que la magia de la
creación de un ser humano ocurra. De tus padres
has recibido el más preciado tesoro que un ser
puede recibir: la vida. Todo lo demás que te
puedan haber dado vino por una añadidura, fue un
extra.
8. Pero nada es suficiente para el pequeñín que
habita dentro de nosotros, queremos más y más.
Mamá no hizo esto, papá no hizo aquello, mamá
no me dio eso y papá me negó aquello. No
podemos amar y honrar incondicionalmente a
nuestros padres con lo bueno y lo malo que nos
dieron, de igual forma como somos incapaces de
amarnos y honrarnos incondicionalmente a
nosotros mismos y a nuestras creaciones.
Atesoramos nuestros reclamos, quejas y
demandas insatisfechas con más dedicación que
la que le damos a valorizar todo lo hermoso que
nuestros padres nos dieron. Nos cuesta
destetarnos y crecer emocionalmente, tanto
como nos cuesta ser felices y sentirnos plenos.
9. Y de seguro, si no has puesto a tu padre y a tu
madre en tu corazón, con amor genuino, sin
ceguera ni idealizaciones sino que simplemente
con agradecimiento y comprensión, no
conseguirás ser feliz en la vida, te costará
encontrar una pareja junto a quien experimentar
alegremente la aventura de la vida y un trabajo
que te de satisfacciones y seguridad. Como un
niño dañado deambularás por la vida dando
tumbos, sin encontrar un rumbo y lo que es aún
peor con mucha probabilidad terminarás
repitiendo esos patrones que tanto te molestan
de tus padres y tus hijos algún día te reprocharán
lo que juraste nunca hacer como padre.
10. Somos frutos de un árbol y lo que decimos del
árbol lo decimos del fruto, las palabras amargas
que usamos para referirnos a nuestros padres, se
nos devuelven como un boomerang y antes que
nos demos cuenta actuaremos en consecuencia a
lo que le reclamamos al clan del cual provenimos.
11. Pero ya llegó la hora de crecer y despertar, ya
estamos lo suficientemente grandes para dejar de
exigir y exigir y llegó nuestra hora de dar, dejemos
a papá y mamá con su historia, démosle las
gracias por todo lo que nos dieron aún cuando
sólo sea la vida recibida. Bendigamos nuestra
historia y nuestras raíces, gracias a ella
existimos. Recibamos lo bueno y lo malo, con
humildad y sintamos el apoyo energético que
nuestros ancestros nos dan.
12. El colectivo de la humanidad se cansó de estar
dormidos, necesitamos despertar. Escojamos hoy
ser felices como una forma de honrar a quienes
nos dieron la vida y propongámonos en nombre del
amor ser libres y grandes para poder recrear
nuestra historia sin necesidad de repetir viejos
patrones que ya no se ajustan a nuestras más
altas opciones.
13. Somos parte del todo, bendigamos nuestra
pertenencia y abramos nuestro corazón al
amor Universal, fuente creadora y motor
impulsor del gran cambio que hemos tenido el
honor de presenciar.
Fuente: Internet