1. ¿Puedes ser amiga de tu ex?, por Paola Karina Fagill
La respuesta a la pregunta que da título a este artículo es contundente: Sí. Pero, la vez y como
suele suceder, va acompañada de un pero. El pero, en este caso, es que es difícil y requiere
tiempo. Sí, puedes ser amiga de tu ex, pero es difícil y requiere tiempo.
El gran peligro en estos temas es que rebrote la llama. Lo de “peligro” es algo relativo. Todo
depende de qué planes tengas y cómo quieres que sean las cosas. Se trata de algo simple en
realidad. ¿Cómo terminaron? Puede que el paso a la amistad sea algo natural. El amor se
convierte en amistad, en compañerismo, cuando terminan la pasión y las “mariposas en el
estómago”. Ahora bien, esa amistad muy especial, ese “diálogo que dura toda la vida” puede ser
la base de una relación de pareja estable y feliz. De hecho, es la base de los matrimonios felices.
Es amor, sólo que otro tipo de amor. Es, si se quiere, su segunda parte, la continuación lógica
del primero. Pero –aquí vamos al punto- no necesariamente tiene por qué llevarse bajo la
fórmula de la convivencia. Puede ser una amistad, pueden ser los mejores amigos y cada cuál
tener sus propias parejas y tener sus propias vidas y sus propios proyectos.
Pero, como ya dije, eso depende de cómo haya sido la love story. Cómo evolucionó, cómo
terminó. Se ha dicho que es difícil no ser un adulto fallido o incompleto si es que fuiste un niño
o un adolescente fallido o incompleto. Del mismo modo, la evolución natural del amor a la
amistad se dará, valga la redundancia, de manera natural en una relación que no haya sido
frustrada, que haya recorrido todas las etapas, que haya arribado a buen puerto. Podemos estar
seguras de qué, en todas esas relaciones de pareja que terminan en odios implacables, hubo algo
que faltó o expectativas que no se cumplieron.
Sin embargo, también en esos casos es posible. Pero toma tiempo. Se trata de hablar con
honestidad, de no considerar al otro (¡ojo, chicas, que a veces nosotras hacemos esto!) como un
tonto o un minusválido mental y de no forzar las cosas. Se ha dicho que la falta de amor es más
fácil de perdonar que la falta de respeto. Aquí está la clave. Respeto mutuo, algo de distancia y
poco apoco quizás se vaya encontrando algo que compartir.