2. 1. La aparición de Peter. La niñera de los Darling estaba contando las historias a los niños, como cada noche... con Peter escuchando tras la ventana... Pero quizás la historia no fuese el único motivo por el cual ese niño que no podía crecer estaba allí. Quizás su preciada sombra perdida fuese la verdadera razón por la cual Peter ansiaba entrar.
3. 2. La sombra. Cuando la criada de los Darlin dejó la habitación enterrada en penumbra Peter aprovechó para entrar. Pero lo único que descubrió tras aquellas ventanas fueron tres ángeles reposando. Así, que él y Campanilla empezaron a revolver toda la habitación, pero, ¿cómo se encuentra una sombra entre las sombras de la penumbrosa noche? La búsqueda no fue en vano, pues el joven chico halló con trabajo la sombra e intentó pegarse la sombra... pero con jabón. El ruido que habían estado haciendo el niño y el hada despertó a Wendy, quien no pudo reprimir una risa al ver el fallido intento de Peter. Y la niña, con gran amabilidad, cosió la sombra a los pies de su dueño.
4. 3. ¡Vámonos, vámonos! Con el ruido que los dos niños y Campanilla habían hecho despertaron a los otros dos niños que hasta ahora seguían sumidos en sus plácidos sueños. Y aquí empieza la aventura... Los dos niños habían oído hablar de Peter Pan... ¿y quién no?, del País de Nunca Jamás, de que podrían volar... “ Sólo hace falta que dejéis volar la imaginación...” pero no fue suficiente, los niños sólo se elevaron un par de metro... y volvieron a caer. “ Entonces... Campanilla os prestará un poco de su polvo mágico para que voléis.” Pero a Campanilla no le hacía mucha gracia, ya que los celos por aquella niña rubia tan guapa se habían despertado desde el primer momento...
5. 3. El vuelo Finalmente Campanilla cedió y dejó que sus polvos mágicos cubriesen a los tres ángeles sin alas. Al poco rato todos ellos se encontraban volando sobre Londres. 4. La isla Pasaron las horas volando por encima del viento, burlando los pájaros y dejándose llevar por el aire... El sueño acudía de nuevo a los ojos de los niños cuando una pequeña estrella dejó de brillar para comenzar a ser un pequeño trozo de tierra verde rodeado de agua... que sin embargo desprendía luz propia. Pero algo atacó a los niños... ¿Qué podía ser? Los cuatro pararon a reposar en una nube, mientras Peter se dedicó a averiguar qué era lo que había atentado contra ellos.
6. 5.La caída de Wendy Peter observó durante un rato, hasta que descubrió que el motivo de todo aquel ajetreo no era otro que los temibles piratas capitaneados por Garfio. Peter pensó durante un buen rato, pues no podía enfrentarse ante aquellos temibles piratas con los niños... y con Wendy. Quizás si Campanilla llevaba a los chicos con los niños perdidos él pudiese enfrentarse con los piratas... Peter le comunicó al hada su decisión y ésta accedió, pero no sin antes renegar insistentemente... al fin y al cabo, podría ser una buena manera de liberarse de Wendy. Los niños siguieron a buen rito a Campanilla, hasta que esta varió la rapidez de su vuelo y los niños pronto quedaron atrás. En este tiempo el hada pudo convencer a los niños perdidos de que Peter había dado las ordenes de acabar con Wendy... y si eran ordenes de Peter Pan debían ser cumplidas. Lanzaron todas sus armas contra ella, hasta que perdió la estabilidad del vuelo y cayó... Peter llegó al poco tiempo y al verla allí, tendida en el suelo no pudo evitar un estallido de cólera.
7. 6. La casita subterránea Wendy fue llevada inmediatamente a la casita subterránea, la guarida de los niños perdidos, niños que se habían perdido y que habían quedado olvidados... Allí la tuvieron, en la cama, hasta que despertó, rodeada de niños con vestimentas extrañas... que seguramente anhelaban que una madre les arropase por las noches. 7. La laguna de las sirenas Wendy y sus hermanos disfrutaron largo tiempo en la casa de aquellos niños tan peculiares que habían aprendido a vivir sin necesidad de un beso que les despertase de sus pesadillas... Y en ese tiempo descubrieron que aquella simple estrella escondía mucho más que unos niños perdidos... había piratas, ¡y de verdad! Habían sirenas, orgullosas y presumidas, que odiaban, igual que Campanilla, a Wendy.
8. 8. Una discusión Los piratas llevaban mucho tiempo tratando de averiguar la entrada a la casita subterránea, pero ninguno de ellos era capaz de decir con certeza dónde estaba la puerta que llevaba hasta la guarida... Pero un día uno de los niños perdidos se retrasó en su vuelta a casa y Garfio, no poco astuto, le siguió. Así que la entrada era esa... el árbol que lucía solitario en el prado... La noche consiguiente la atacarían... ¡Oh! Campanilla había vuelto con Garfio al barco para averiguar lo que tramaban, pero quizás su luz, o tal vez su tintineo la habían delatado... y nadie podía saber lo que tramaba Garfio y sus compinches. Mientras, en la casita subterránea había tenido lugar una discusión entre Wendy y Peter. La niña, como todas las que hubiesen estado en su lugar, quería volver a casa, ansiaba las sopas que la señora le hacía, quería volver a disfrutar de los largos paseos que daba con su madre y oír las historias que contaba su padre al volver del trabajo... pero Peter quería que Wendy se quedase con ellos, contándoles las historias que antaño le habían contado a ella, que siguiese cuidando de los niños y de él como hasta entonces había hecho. Por desgracia la discusión tuvo un desenlace poco favorable, Peter estaba tan enfadado que no quiso escuchar más a Wendy y salió lleno de cólera hacia el amor que provocan las madres, de la casa.
9. 9. El rapto de los niños Peter había salido de la casa hacía ya rato cuando los piratas entraron a por los niños. No fue una tarea que costase mucho a Garfio, pues ¿qué pueden hacer unos simples niños contra un experto pirata? Un pirata que no le tiene miedo a nada... excepto al tic-tac de un reloj que le persigue durante los sueños... un tic-tac que avisa de la llegada de un cocodrilo que se comió su mano por culpa de un niño que no puede crecer. Los niños fueron llevados al barco pirata, y una vez allí los ataron al poste más alto... todos estaban aterrados, pero Wendy seguía con la cabeza altiva, desafiando (no sin cierto temor) al capitán Garfio, a quien la chica le despertaba una gran curiosidad. Y ella, llena de valor y esperanzas, guardaba la ilusión de que Peter vendría a por ellos. Cosa que irritaba al capitán, temeroso de que el cocodrilo degustase su otra mano. Pero, ¿quién avisaría a Peter? Campanilla aprovechó este momento de distracción, en que Garfio prestaba toda su atención a Wendy y los niños perdidos para escapar... y un acto de bondad hizo que fuese a alertar a Peter.
10. 10. Esta vez ¡o Garfio o yo! Campanilla buscó por toda la isla y finalmente, cuando el aire apenas llegaba a sus pulmones y el fracaso a los más fondo de su corazón halló a Peter. El hada, sin aliento y asustada contó lo sucedido a Peter. Éste sin esperar que la razón acudiese a su cabeza y pensase las consecuencias fue en busca de sus amigos y de Wendy. Podría describir la batalla... pero sería demasiado sangrienta... Podría contaros muchas cosas de las que pasaron en el barco, pero no lo encuentro necesario, pues sólo nos interesa el final... Wendy se alegró mucho de ver como Peter daba rienda suelta a su mano espadachina, de como ganaba a aquel hombre malévolo... como los niños perdidos ayudaban a su capitán a acabar con la tripulación.
11. 11.El barco pirata Y como era de esperar, Peter Pan y los niños perdidos ganaron el barco. Esta vez la vuelta a casa sería muy diferente a la ida... Que reconciliación más bonita... ¿no? 12. La vuelta a casa Los tres hermanos disfrutaron de un crucero por el cielo... un crucero en un barco pirata con niños que no podían crecer... pero que tampoco lo querían hacer... Una infancia eterna, llena de aventuras peligrosas y emocionantes... No estaría mal si no tienes una madre que te cuente cuentos y que te bese por las noches, que te cante nanas... en resumen, si no tienes una madre que te quiera... Pero no lloréis por Peter Pan, el niño que no puede crecer, el tiene a las sirenas, que aunque envidiosas y orgullosas le quieren. Tiene a Campanilla... y a los piratas para jugar.
